NOTAS COMPLEMENTARIAS AL VOLUMEN IV

[c1] Nada podrá compensar esta carencia precisamente en este año. Johnson estuvo mejor de salud que desde muchos años antes, y su ánimo fue posiblemente más feliz que nunca. Saber que en sus Vidas de los poetas hizo y aún estaba haciendo un buen trabajo sin duda le resultó muy reconfortante. En ningún otro momento disfrutó tanto como ahora de la vida en sociedad. «¿Qué vida le parece que llevo? —escribió el 25 de abril—. El jueves almorcé con Hamilton y fui luego a visitar a la señora Ord. El viernes estuve con una nutrida compañía en casa de Reynolds. El sábado, en casa del doctor Bell. El domingo, en casa del doctor Burney… De noche vinieron la señora Ord, el señor Harris y el señor Greville entre otros. El lunes estuve con Reynolds, de noche, y con lady Lucan; hoy, con el señor Langton; mañana, con el Obispo de St. Asaph; el martes estaré con el señor Bowles; el viernes, en la Academia; el domingo, con el señor Ramsay» (Cartas, n.º 662). El 1 de mayo escribe así: «En casa de la señora Ord, conocí a una tal señora Buller, una dama muy viajada, de espíritu encomiable, no carente de conciencia de sus propios méritos. Tuvimos una competición de galanterías que duró una hora con gran diversión de los presentes, tanto que ayer noche, en casa de Ramsay, en un salón repleto, quisieron volver a enfrentarnos. Estaban presentes Smelt y el Obispo de St. Asaph, que acude a todos los salones; estuvieron lord Monboddo, sir Joshua e incontables damas» (ibid., n.º 663). La crónica que hace Langton de la famosa velada en casa de la señora Vesey, cuando «la concurrencia fue apiñándose en torno a él hasta formar de cuatro, si no de cinco en fondo» (ver antes, III, folio 288), es sin duda vistosa, pero «los particulares de la conversación», que él pasa por alto, Boswell podría habérnoslos dado in extenso. <<

[c2] Senilia se publicó en 1742. El verso al que Johnson hace referencia es «Mel, nervos, fulgur, Carteret, unus, habes», pág. 101. —HILL <<

[c3] Giannone, historiador italiano nacido en 1676 y muerto en 1748. Cuando publicó su Istoria civile del Regno di Napoli, un amigo lo felicitó por su éxito con estas palabras: «Mon ami, vous vous êtes mis une couronne sur la tete, mais une couronne d’épines». Sus ataques contra la Iglesia le valieron la persecución. Al final, se retractó, pero murió en la cárcel. <<

[c4] «No hay impertinencia de índole más justamente censurable que la de quien siempre se desvive por poner sus pensamientos a la par de un intelecto más elevado que el suyo, ni la de quien se disculpa por cada una de las palabras que su propia estrechez de miras le inclina a tomar por insólita, ni la de quien mantiene la exuberancia de sus facultades bajo una constricción visible, o es solícito a la hora de anticiparse a toda inquisición por medio de explicaciones innecesarias, y se empeña en disimular su propia capacidad, no sea que los ojos de los débiles resulten aturdidos por su mucha brillantez». Rambler, n.º 173. <<

[c5] «Cuando tú, salvaje, ni siquiera sabías qué querías decir y farfullabas como un monstruo, vestí tus pensamientos con palabras que pudieran entenderse». La tempestad, acto I, escena 2. <<

[c6] Obra de James Townley. <<

[c7] Charles Holland el Viejo (1733-1769). Churchill lo introduce en su Roscíada (V. 333): «Luego llegó Holland con trágico andar, majestuoso. Merodea, acecha, vuela: no debe un héroe caminar pesaroso». —HILL <<

[c8] ¡La maravilla! Una mujer guarda un secreto, de la señora Centlivre. Estrenada en Drury Lane en 1714, la reposición de Garrick es de 1756, cuando se interpretó diecinueve veces, y de nuevo en 1769, en la despedida de la señora Clive. —HILL <<

[c9] En Macbeth. <<

[c11] De la gruta de Pope escribe Johnson (Vida de Pope, pág. 119): «Cabe comentar a menudo acerca de los estudiosos y dados a la especulación que tienen orgullo de no pocas bagatelas, y que sus entretenimientos parecen frívolos y pueriles». —HILL <<

[c12] Epílogo a las sátiras, I, 131. Foster, predicador disidente, empezó a ser popular cuando el lord canciller Hardwicke se detuvo en el porche de su capilla para refugiarse de la lluvia; se acercó a escuchar el sermón y quedó tan encantado que aconsejó a todos los prohombres que acudieran a oírle. El doctor T. Campbell (Diario, pág. 34) dice en 1775 que «cuando la señora Thrale citaba algo de los Sermones de Foster, Johnson se ponía hecho un basilisco, afirmando que Foster fue hombre de escasa valía, y no tuvo ningún pensamiento original». Gibbon (Obras misceláneas, V, pág. 300) dice de Foster: «Magnífico que un teólogo prefiera la razón a la fe, y más tema el vicio que la herejía». <<

[c13] El doctor Percy dijo a Malone que «todos los miembros del club tenían una muy alta opinión del saber del señor Dyer y un gran respeto por su juicio, de modo que se le apelaba a menudo, y su dictamen era definitivo». Malone añade que «era tan modesto y reservado que a menudo pasaba una hora entera en silencio, en compañía de todos, y rara vez hablaba, a menos que se le interpelase». Burke lo describe como un «hombre de profunda y amplia erudición; su sagacidad y su juicio eran en todo iguales a la amplitud de sus conocimientos». Prior, Malone, págs. 424, 419. —HILL <<

[c14] Walpole describe la parcialidad de los miembros del tribunal militar que juzgó al almirante Keppel en enero de 1779. Uno llegó a decir que habría que dejar a un lado las leyes y atender a la justicia. Memorias del reinado de Jorge III, II, pág. 329. <<

[c15] En una nota manuscrita en su ejemplar de las Cartas de la señora Piozzi, dice Baretti que «Johnson era un inglés de pura cepa. Aborrecía a los escoceses, los franceses, los holandeses, los hanoverianos; tenía el mayor de los desprecios por todas las demás naciones de Europa: así eran sus prejuicios más arraigados, que nunca procuró domeñar». Según Reynolds, «los prejuicios que tenía frente a las naciones no se extendían a los individuos… Consideraba a cualquier extranjero un botarate mientras no le convencieran de lo contrario» (Leslie y Taylor, Reynolds, II, pág. 460.). «Ser un extranjero ha sido siempre en Inglaterra, y supongo que en cualquier otro país, razón de desagrado» (Johnson, Shakespeare, II, pág. 479 n.).HILL <<

[c16] «Alguien elogió a Corneille por oposición a Shakespeare. “Corneille es a Shakespeare —repuso el señor Johnson— lo que un seto bien cuidado es a un bosque”» (Piozzi, Anécdotas, pág. 59). <<

[c17] Johnson claramente comenta el Ensayo sobre Shakespeare de la señora Montagu, donde compara al dramaturgo inglés con Corneille y Esquilo. La sombra de Darius aparece en Los persas. <<

[c18] Según la señora Piozzi (nota marginal en la edición de 1816), se trata de lord Corke y Orrery. —HILL <<

[c19] Colman dio por hecho que Johnson había defendido la total ignorancia de Shakespeare en materia de lenguas clásicas. Cita acto seguido un verso para demostrar que «el autor de La fierecilla domada al menos había leído a Ovidio», y sigue diciendo: «¿Y qué dice Johnson en esta ocasión? Nada. ¿Y Farmer? Nada» (Colman, Terencio, 1768, II, pág. 390). —HILL <<

[c20] «Lo más probable es que Shakespeare hubiera aprendido el latín suficiente para comprender su sintaxis, pero nunca para llevar a cabo una lectura cuidadosa y fluida de los autores latinos» (Johnson, Prefacio a Shakespeare, ed. Acantilado, pág. 52). «El estilo de Shakespeare era en sí mismo gramaticalmente incorrecto, confuso y oscuro» (ibid., pág. 65). —HILL <<

[c21] «¿Podría yo regir mis pasiones con completo dominio, y ser más sabio y mejor, a medida que decae mi fuerza, y no contraer gota, ni cálculos, y sólo envejecer?». Los deseos del anciano se la cantó a sir Roger de Coverley «la Bella», después de una colación en la que ésta «se ventiló dos pollos de corral y despachó una botella entera de vino» (Spectator, n.º 410). «¿Qué son nuestros deseos? —escribió el doctor Franklin en 1785—. He cantado miles de veces esa canción de los deseos cuando era joven, y ahora a los ochenta descubro que las tres contrariedades me aquejan, estando achacoso de la gota y de cálculos, y sin ser aún señor de todas mis pasiones» (Escritos, IX, pág. 333). —HILL <<

[c22] Emplea la misma imagen en su Vida de Milton, pág. 122: «Aún podría ser el gigante en tierra de pigmeos, el monarca tuerto de los ciegos». <<

[c24] La tempestad, acto IV, escena I. En el Rambler, n.º 127, Johnson escribe acerca de hombres que «han vencido toda oposición y han dejado a la emulación jadeante y muy atrás». <<

[c25] Dice Samuel Pepys en su Diario (29 de mayo de 1662): «Tomé el barco y fui a Foxhall, donde hacía tiempo que no iba. Fui al Viejo Jardín de Primavera y allí estuve paseando». El lugar fue después conocido como Faux-hall y Vaux-hall. [Véase pág. 1258]. <<

[c26] «… uno que haría de alcahuete con tal de hacerlo bien, y que no es más que la mezcla de tunante, mendigo, cobarde, Celestino, hijo y heredero de una perra». Rey Lear, acto II, escena 2. <<

[c27] «Nec te quaesiveris extra». Persius, Sátiras, I, 7. Podría compararse con el verso de Milton, «en su persona llevaba cuanto era». Paraíso perdido, 353. —HILL <<

[c28] En Boswelliana (pág. 323) se recogen otras dos anécdotas contadas por Langton. «Beauclerk dijo al doctor Johnson que el doctor James le había dicho que sabía más griego que Walmsley. “Señor —repuso—, el doctor James no sabía el griego suficiente para tener constancia de su ignorancia. Walmsley sí”». «Un joven clérigo acostumbraba visitar al doctor Johnson. Este dijo que le molestaba su compañía, pues su ignorancia era irremediable. “Señor —dijo Langton—, su afán en venir a visitarle muestra su deseo de remediarla”. “Señor —dijo el doctor—, su ignorancia es tan grande que temo mostrarle el fondo de la misma”». —HILL <<

[c29] «Pero a medida que el tema crecía bajo mis manos, voluntariamente emprendí una tarea de mayor envergadura que la que me fue encomendada». <<

[c30] «Su exigencia fue de doscientas guineas, cantidad a la cual los libreros espontáneamente añadieron otro centenar. En esta ocasión, el gran moralista observó ante el escritor: “… Señor, siempre he dicho que los libreros eran hombres generosos. En el actual caso, no tengo moti vos de queja. Lo cierto es no que me hayan pagado demasiado poco, sino que yo he escrito demasiado.” (…) Las Vidas pronto tuvieron una nueva edición, por la cual, por muy pocas correcciones, al doctor se le ofrecieron otras cien guineas». Nichols, Anécdotas literarias, VIII, pág. 416. En la Colección de autógrafos, de Morrison, vol. II, aparece el recibo de Johnson por valor de cien libras, «pagadas por los propietarios de las Vidas de los poetas… por la revisión de la última edición de la obra». Es del 19 de febrero de 1783. «Debajo, de puño y letra de Johnson, aparecen estas palabras: “Es sumamente impúdico poner Los poetas de Johnson en la contraportada de libros que Johnson ni recomendó ni revisó. Recomendó sólo a Blackmore y a Watts. No son de Johnson los demás. Esto es indecente”». —HILL <<

[c31] «Purpureus, late qui splendeat, units et alter assuitur pannus». [«A menudo, a proyectos solemnes y de pretensiones se les remienda, para que luzcan más, un par de purpúreos retales»]. Horacio, Arte poética, 15. <<

[c32] Treinta años antes había dicho de Milton que «es el poeta cuyas obras posiblemente sigan leyéndose cuando todos los demás monumentos de la grandeza británica estén olvidados». —HILL <<

[c33] El conde Stanhope, en su Vida de Pitt, II, pág. 65, describe esta sociedad, en 1790, como «un club entonces apenas de relieve, hasta celebrar un festejo anual en conmemoración de los sucesos de 1688… y los principios de 1789 en Francia». —HILL <<

[c34] Es perífrasis del Paraíso perdido, VII, 25-27. <<

[c35] Seguramente Malone. <<

[c36] «La honda, patética moralidad que se desprende de La vanidad de los deseos del hombre —dice sir Walter Scott—, a menudo ha arrancado lágrimas de aquellos cuyos ojos pasean secos sobre páginas de alto contenido sentimental». Al propio Johnson le hizo llorar. Según la señora Piozzi (Anécdotas, pág. 50), «cuando leyó su propia sátira, en la cual se traza la vida de un erudito, se echó a llorar de un modo incontenible. Estaba presente sólo la familia y el señor Scott, quien de un modo jocoso le dio una palmada en la espalda y le dijo: “¿Qué es esto, mi querido señor? ¿Cómo es que usted, y yo, y Hércules, como sabe, estamos sujetos a tan honda melancolía?”. [Scott] era un hombre de gran envergadura, y dio al triunvirato formado por Johnson, Hércules y él un sesgo cómico. El doctor quedó tan deleitado con este extraño quiebro que lo abrazó, y de inmediato mudaron de conversación». —HILL <<

[c37] Entiendo que Boswell no interpreta bien lo que dijo Johnson. En «Vida de Pope», págs. 271-272, señala que «la admiración de Pope por los grandes parece haber ido en aumento con el paso de los años». Dedicó su Ilíada a Congreve, pero «en sus obras posteriores puso buen cuidado de anejar nombres adornados por títulos nobiliarios, si bien no fue muy feliz en sus elecciones, ya que, con la excepción de lord Bathurst, ninguno de sus nobles amigos estuvo a la altura de lo que un hombre bueno habría deseado a la hora de que su trato íntimo se conociera en la posteridad: poco honor puede extraerse de su trato con Cobham, Burlington o Bolingbroke». Johnson no habla de los nobles con los que Pope tuvo trato, sino de aquellos a los que dedicó sus obras. Entre ellos no se encuentra lord Marchmont, de modo que no hay desdoro en su persona. —HILL <<

[c38] Benjamin Victor publicó en 1722 Una epístola a sir Richard Steele y, en 1776, Cartas originales, piezas dramáticas y poemas en tres volúmenes. <<

[c39] [a nota c241, Vol. IV] Véase más adelante, el 2 de diciembre de 1784, [en pág. 1796]. <<

[c40] Parnell, como ya se dijo, bebía en exceso. <<

[c41] «Este es un homenaje que rinde un pintor en honor de un arquitecto que compuso como si pintara, y que fue defraudado y privado de la debida recompensa a su mérito por los ingenios de su tiempo, que no entendieron los principios de la composición poética, y que poco o nada supieron de lo que él entendía perfectamente, los principios generales que rigen la pintura y la arquitectura». Reynolds, Decimotercer discurso. —HILL <<

[c42] Johnson no quiso escribir la «Vida de Lyttelton». Escribió a lord Westcote, hermano de Lyttelton: «Mi deseo es evitar toda ofensa, y abstenerme por completo de riesgos innecesarios. Me tomo la libertad de proponer a Su Señoría que la crónica histórica se escriba bajo su dirección, y que se le encargue a cualquier amigo suyo que esté dispuesto a escribirla. Yo sólo me ocuparé de examinar la poesía». Cartas, n.º 688. —HILL <<

[c43] La señora Thrale no hace referencia a Molly Aston, sino a la señorita Hill Boothby. En sus Anécdotas, pág. 160, dice que «era tal su pureza de espíritu, según Johnson, y su elegancia de modales, que lord Lyttelton y él se disputaron sus favores con una inquina que ocasionó continuos disgustos, y que terminó en una duradera animosidad». Sin duda hay bastante exageración en estas palabras. —HILL <<

[c44] Horacio, Odas, IV, 3, 2. <<

[c45] Adoptó esa biografía ya escrita por pura indolencia. El 1 de agosto de 1780, tras mencionar el fracaso de su solicitud ante lord Westcote, escribe: «Existe un plan ingenioso para ahorrarnos un buen trabajo, o parte al menos de un trabajo ya condenado. ¿De qué sirve la sabiduría si no se aprovecha? El hombre llano y de recursos ha de hacer su propio trabajo, sin duda, aunque me parece que ya dispongo de una biografía del doctor». Cartas, n.º 690. —HILL <<

[c46] «Eheu fugaces!, Postume, Postume, Labuntur anni». [¡Ay, Póstumo, mi Póstumo: los años deslízanse veloces…!]. Horacio, Odas, II, 14, 1. <<

[c47] Pope, Ensayos de crítica, pág. 677. <<

[c48] Boswell alude a la muerte de Narcissa por consunción en el tercero de los Pensamientos nocturnos. Mientras escribía la Vida de Johnson, la señora Boswell padecía tisis. Murió casi dos años antes de que Boswell publicase la obra. <<

[c49] Antes de publicarse la «Vida de Lyttelton», la señora Montagu y Johnson estuvieron bastante mal avenidos. La señorita Burney da cuenta de una conversación de septiembre de 1778. «“Le aseguro —dijo el doctor Johnson— que mañana no contradiré a la señora Montagu. Estoy resuelto a dejar que diga lo que quiera” (…) SEÑORA THRALE: “A buen seguro, señor, la contrarió bastante la última vez que vino”. (…) DOCTOR JOHNSON: “Señora, no quiero decir que no vaya a contrariarla si me provoca como hizo entonces; sólo digo que resistiré una provocación menor”». Madame d’Arblay, Diario, I, págs. 118, 126. <<

[c50] Según el propio autor, El observador era «un volumen de ensayos originales… entre los clásicos al uso de nuestra lengua nativa». En El festín de la razón, satiriza a la señora Montagu y la elogia. Aparece Johnson, quien, molesto ante un individuo impertinente, le pregunta: «¿Acaso he dicho algo bueno, señor, que no haya entendido usted?». El otro contesta que no, y «el filósofo dijo entonces: “¿De veras? En tal caso, de todo corazón pido perdón a la concurrencia por haber malgastado su tiempo de manera tan egregia”». El observador (1785), n.º 23. <<

[c51] Fanny Burney recoge una diatriba lanzada por Johnson durante una cena en Streatham, en junio de 1781, contra el señor Pepys, «uno de los más firmes partidarios de la señora Montagu». «Nunca —escribe— vi al doctor Johnson hablar tan apasionadamente. “Señor Pepys —exclamó encolerizado—, entiendo que le ofende a usted mi ‘Vida de Lyttelton’. ¿Qué es lo que tiene en contra? ¡Adelante, caballero! Aquí me tiene, dispuesto a responder a cuantas acusaciones se le ocurran”. (…) La señora Thrale, con gran aplomo y dignidad, dijo que se alegraría de que terminara la disputa. Callaron todos los presentes, y el doctor Johnson aún volvió a la carga: “Señora, no se hable más del asunto, aunque le aseguro que me defenderé en todos los frentes y en cada átomo”». Madame d’Arblay, Diario, II, pág. 45. A los dos meses, ambos se habían reconciliado. —HILL <<

[c52] Gent. Mag., vol. V, junio de 1785, pág. 412. <<

[c53] «Supuso que el cultivo de la literatura persa podría formar parte ventajosa de la educación liberal de un caballero inglés, y trazó un plan con esa idea en mente. Parece que la Universidad de Oxford, la cual nunca tuvo el estudio de Oriente, desde el renacer de las letras, un cultivo atento, había de ser la institución en que había pensado». Macaulay, «Warren Hastings», en Ensayos de historia, ed. 1923, pág. 533. —HILL <<

[c54] Lord North. Por debilitado que estuviera, duró otros ocho años. —HILL <<

[c55] Johnson escribió «contentar». <<

[c56] El ológrafo, que se conserva en el Museo Británico, está fechado el 29 de enero. <<

[c57] Johnson escribió la dedicatoria. <<

[c58] El 8 de mayo de 1779 (Cartas, n.º 193) escribe Boswell de Gibbon: «Es un hombre feo, afectado y repugnante, que desde mi perspectiva envenena nuestro Club Literario». <<

[c59] Hasta 1770, el resultado de las elecciones controvertidas estaba en manos de un comité que exponía el contencioso ante el pleno de la cámara. Debido a la Ley Grenville, aprobada ese año, el comité pasó a ser más reducido. En La falsa alarma (1770), Johnson describe el método antiguo y dice: «Estas decisiones a menudo han sido aparentemente parciales, y a veces tiránicas y opresoras». —HILL <<

[c60] William Strahan. <<

[c61] En el diario de Boswell se ve que Johnson censuraba el comportamiento de dos obispos en particular. El 28 de marzo escribe Boswell: «Después del café fui a casa de la señora Thrale. Al doctor le ofendió que el Obispo de St. Asaph acudiera a nuestro club. “Un obispo nada tiene que hacer en una casa adonde se va a achisparse”». Y sigue diciendo: «Le parecía mal que el Obispo de Chester se fuese de jarana, o al menos permaneciera mucho rato donde los demás estaban de jarana». Boswell Papers, XIV, pág. 175. <<

[c62] Publicó en 1764 unos Ensayos sobre agricultura. <<

[c63] «Navidad de 1780. No trataré de ver a Vestris hasta que mejore el tiempo, aunque ya es de conocimiento universal que se trata del único ser perfecto que ha descendido de las nubes… Cuando se reúna el Parlamento, el orador debiera darle gracias». Walpole, Cartas, XI, pág. 346. El párrafo, ampliado, apareció en el Morning Post del 21 de marzo de 1781. —HILL <<

[c64] En su Diario, el doctor T. Campbell recoge que «Boswell preguntó a Johnson si nunca se había puesto en manos de un maestro de danza. “Sí, y de una maestra de danza —dice el doctor—, pero le reconozco que nunca he dado más que una o dos clases, pues con mi ceguera apenas iba a progresar”». —HILL <<

[c65] En febrero de 1779 dice de él Fanny Burney: «Es un hombre de la minoría, muy activo e incluso celoso en la oposición… Hombres de principios tan dispares como el doctor Johnson y sir Philip no pueden tener mucha simpatía ni cordialidad en sus debates políticos; sin embargo, la superior capacidad del primero, y la excelente crianza del segundo, les han servido para mantenerse en buenos términos». Y describe una acalorada discusión entre ambos: «El doctor Johnson lo acució con un vigor y una destreza imparables; a la larga, aun sin convencerlo, desconcertó tanto a sir Philip que éste se vio por sí solo obligado a callar, cosa que confesó con elegancia. Entonces, el doctor Johnson recuperó la compostura y pensando, como reconoció después, que la disputa se había tornado seria en exceso, con una agilidad pasmosa, única, supo convertirla en una parodia burlesca de sí misma». Madame d’Arblay, Diario, I, pág. 192. <<

[c66] «Caramba, señora —dijo Johnson una vez a la señora Thrale—, a menudo me provoca usted y me lleva a decir cosas severas con su irracional insistencia. Si no invocara mis halagos no le daría yo mi censura, pero de continuo me inspira indignación ver que se me solicita que hable bien de algo que me parece despreciable». Madame d’Arblay, Diario, I, pág. 131. —HILL <<

[c67] «La señora Thrale —escribe Fanny Burney en 1780— es una criatura estimabilísima, aunque nunca se calla a la hora de decir algo, y menos aún sus sentimientos: ríe, llora, regaña, juguetea, razona, hace chistes y todo lo que sienta la inclinación de hacer sin el menor miramiento, sin prudencia, sin pensar en la culpa; puro y natural como es su carácter, a menudo tiene sus roces con los demás, que con un poco de discreción habría evitado». Madame d’Arblay, Diario, I, pág. 385. <<

[c68] Aunque protegidos por una serie de asteriscos en su día, o bien por un guión largo, todos los caballeros mencionados en este párrafo son hoy fáciles de identificar. Este primero es Charles Selwyn. —HILL <<

[c69] El 5 de abril de 1781 escribe Johnson a la viuda: «Qué calamidad. Ninguna muerte, desde la de mi esposa, me había afectado tanto. La parte que me toca es muy opresora. He perdido a un amigo de bondad ilimitada, a una edad en la que es muy improbable que encuentre a otro como él». <<

[c70] En las cartas de Johnson a la señora Thrale se ve que había estado en todo momento muy al tanto de la situación financiera de su esposo. En 1772 le escribe casi como si tuviera participación en los negocios de éste. <<

[c71] La cerveza se comercializó a lo largo del siglo XIX con el nombre de marca de «Barclay & Perkins». Todavía en 1910 figuraba la efigie de Johnson en la etiqueta de las botellas de la cerveza tostada que hoy en día se comercializa con el nombre de «Courage». <<

[c72] En la cuarta edición del Diccionario, de 1773, Johnson introdujo una segunda definición de patriota: ‘A veces se emplea para designar a un revoltoso partidario del gobierno.’ Cuarenta años antes que Johnson rogase no ver más patriotas, sir Robert Walpole ya dijo: «¡Un patriota, señor! Los patriotas brotan como hongos. Podría dar con una cincuentena de ellos en menos de veinticuatro horas. Basta con negarse a gratificar una demanda insolente o irracional y empiezan a brotar los patriotas». Coxe, Walpole, I, pág. 659. <<

[c73] El obispo Porteus, de Chester. Boswell Papers, XIV, pág. 196. <<

[c74] El obispo Shipley, de St. Asaph. Ibid. <<

[c75] La Robin Hood original era una sociedad de debates que se reunía cerca de Temple Bar. Veinte años antes de este momento Goldsmith perteneció a ella, así como, seguramente, Burke. El presidente era un panadero. «Goldsmith, tras oírle departir con un raciocinio poderoso, lleno de ingenio, exclamó involuntariamente: “Ese hombre, por su propio natural, estaba llamado a ser lord canciller”. A lo cual respondió Derrick: “No, no será para tanto; sólo estaba llamado a ser maestro y señor de los panecillos”». Prior, Goldsmith, I, pág. 420. —HILL <<

[c76] I Corintios, 15, 37. <<

[c77] «Creo que una persona a la que aterra imaginar fantasmas y espectros es mucho más razonable que la que, en contra de la opinión de todos los historiadores, sacros y profanos, antiguos y modernos, y de todas las tradiciones de las naciones todas, considera que la aparición de los espíritus es algo fabuloso e infundado». Spectator, n.º 110. <<

[c78] Trabajos de amor perdidos, acto II, escena I. <<

[c79] «Es corriente suponer que la uniformidad de una vida dedicada al estudio no proporciona material para la narración, cuando la verdad es que gran parte de la vida de un estudioso no se dedica al estudio. Un autor participa de la condición común de todo el género humano; nace y se casa como cualquier otro, tiene sus esperanzas y sus temores, sus expectativas y sus decepciones, sus alegrías y sus penas, sus amigos y sus enemigos, igual que un cortesano o un estadista; tampoco entiendo yo por qué sus asuntos no hubieran de suscitar curiosidad, tanto como las conversaciones susurradas en un salón o los dos bandos en el campo de batalla». Idler, n.º 102. —HILL <<

[c80] El doctor John Campbell. Boswell Papers, XIV, pág. 204. <<

[c81] En mayo escribió Fanny Burney: «El doctor Johnson estaba encantador, tanto de humor como de ánimo. Creo que cada día está más alegre, y más dúctil, y más plácido». En junio, «he encontrado al doctor Johnson de un buen humor admirable, y nuestro viaje fue sumamente placentero. Le di las gracias por el último envío de sus poetas, y de ellos hablamos casi todo el rato». Madame d’Arblay, Diario, II, págs. 23, 44. <<

[c82] En el invierno de 1759-1760, con una escuadrilla de hombres, Thurot realizó varias incursiones en las Hébridas y en la costa nordeste de Irlanda. En un combate naval fue muerto y sus barcos rendidos. Dice Walpole que debido a que cundió la alarma, los banqueros de Irlanda suspendieron pagos (Memorias del reinado de Jorge III, III, pág. 224. <<

[c83] Había un club que se reunía en la Taberna de La Cabeza del Rey, en Pall Mall, que con arrogancia se hacía llamar «El mundo». Lord Stanhope (después lord Chesterfield) era uno de los miembros. Se propuso una vez que los miembros escribieran epigramas en los vasos; cuando se invitó al doctor Young, éste declinó la escritura, pues no tenía un diamante que rayase el cristal. Lord Stanhope de inmediato le prestó el suyo, y así escribió «Contemplad un milagro», etc. <<

[c84] Agosto de 1778. «“Me pregunto —dijo la señora Thrale— cómo aguanta usted mis bobadas”. “No, señora. Usted no dice bobadas. Tiene usted tan buen juicio, y más ingenio, que cualquier mujer que yo conozca”. “Oh —exclamó la señora Thrale sonrojándose—, ahora me toca a mí esconderme bajo la mesa, señorita Burney”. “Con todo —siguió diciendo el doctor con una mirada muy cómica—, yo he conocido a todos los ingenios, desde la señora Montagu hasta Bet Flint”. “¡Bet Flint! —exclamó la señora Thrale—. Dígame, ¿quién es?”. “Ah, pues una buena pieza —respondió—. Por lo común, bastante casquivana y borrachina, y no pocas veces puta y ladrona. La señora Williams —añadió— no apreciaba a Bet Flint, pero eso a Bet Flint le importaba un comino”». Madame d’Arblay, Diario, I, págs. 87, 90. <<

[c85] No es del todo exacta la información de que disponía Johnson sobre el caso. Bet fue juzgada en efecto en septiembre de 1758 y fue absuelta, pero no porque el juez dictara una sentencia favorable, sino porque la portadora de la acusación, Mary Walthow, no pudo demostrar que los artículos robados [un cubrecama, una cuchara de plata, dos servilletas, etc.] fueran de su propiedad. Acerca del juez Willes, Walpole señala que «no era propenso a disimular ninguna de sus pasiones. En el juego era notorio; en cuanto a las golfas, su pasión era desbocada» (Memorias del reinado de Jorge III, I, pág. 89). <<

[c86] Se trata de Burke. <<

[c87] Portugal, que recibía de Brasil más oro del necesario para su uso interno, enviaba cantidades importantes a Inglaterra. Se dice, aunque tal vez sea exageración, que el transporte por mar que semanalmente salía de Lisboa llevó en total más de 50 000 libras en oro a Gran Bretaña (Smith, La riqueza de las naciones, libro IV, cap. 6). Las piezas portuguesas eran corrientes; es natural que se eligieran de cara a esta ficción legal. —HILL <<

[c88] La biblioteca, que fue causa de asombro y envidia en su tiempo, constaba de más de 30 000 volúmenes. La venta se dilató por espacio de cincuenta días, dos de los cuales se asignaron a los libros de Teología. <<

[c89] Ya en 1757 dijo la señora Montagu de Stillingfleet que «nuestro filósofo es un hombre tan dado a los placeres de la vida que ha olvidado a sus amigos de antaño y a sus medias azules, y ahora cada noche frecuenta las óperas y otras reuniones de buen tono». <<

[c90] Así la describe Fanny Burney en 1782: «Tiene entre treinta y cuarenta años, es muy baja, muy gruesa, pero guapa; viste espléndida, fantásticamente; se maquilla de manera no inapropiada, aunque es evidente y palpable su deseo de recabar atenciones y admiración. Tiene una grácil levedad de aire, de talante, de voz y de discurso, todo lo cual señala que está a sus anchas… Es una de esas señoras que más destacan en congregar a las personas más extraordinarias y curiosas de Londres en sus conversaciones, que, como las de la señora Vesey, son mezcla de la aristocracia y la literatura, excluyendo todo lo demás… Sus festejos son los más brillantes de la ciudad». La señorita Burney describe uno de estos festejos, en el que estuvieron presentes Johnson, Burke y Reynolds. «La concurrencia en general vestía con más brillantez que en cualquier otra jarana que yo haya conocido, pues la mayoría iba después a la mansión de la Duquesa de Cumberland». La propia señorita Burney estuvo «rodeada de desconocidos, todos vestidos de manera soberbia, todos con aire salaz… El doctor Johnson estaba ante la chimenea, rodeado de oyentes». Madame d’Arblay, Diario, II, págs. 179, 186, 190. <<

[c91] «Una dama una vez se aventuró a preguntar al muy serio doctor [Johnson] si le gustaban los Sermones de Yorick. “Nada sé de ellos, señora”, respondió. Pero poco después se olvidó de lo dicho y los censuró con severidad. Como la dama dijera que le había parecido entender que no los había leído, el doctor repuso: “No, señora; los he leído, pero fue en una diligencia; nunca me habría tomado la molestia de leerlos si hubiera estado a mis anchas”». Cradock, Memorias, I, pág. 208. —HILL <<

[c92] El 22 de mayo escribe Walpole (Cartas, XI, pág. 455): «Boswell, la quintaesencia del metomentodo, vino a visitarme la pasada semana; se le permitió entrar, cosa que no habría ocurrido de haber estado yo preparado para impedirlo. Tras tocar muchos temas, a los que di respuesta tan seca como un oráculo al que no se sobornara, fue al grano y dijo si había visto yo las Vidas de los poetas, del doctor Johnson. Le dije con desdén que no, y así desmantelé toda su impertinencia». —HILL <<

[c93] Al tener conocimiento de un hombre que estaba agradecido por haberle conocido, «ya que se había convencido, en el transcurso de una larga disputa, de que una opinión que tenía por verdad demostrada era en el fondo un vulgar error», Johnson dijo: «No, ni mucho menos; no se le permita mostrarse agradecido, que estaba él en lo cierto y yo en un error». En el Adventurer, n.º 85, Johnson parece describir su modo de entender y practicar el arte de la conversación: «Si bien las diversas ocasiones de conversar nos invitan a probar todos los argumentos posibles, y todas las artes de expresar nuestros sentimientos, a menudo nos dejamos traicionar por el uso de aquellas que no son en sí mismas defendibles: al calor de la charla, un hombre ansioso de vencer se aprovecha de los errores y de la ignorancia de su contrincante, se apodera de concesiones a las que sabe que no tiene derecho, aduce las pruebas que vayan a imponerse a su adversario, aun cuando sepa que carecen de fuerza». —HILL <<

[c94] El amigo es casi con toda seguridad el propio Boswell. Era uno de «esos hombres tanti». «Dije a Paoli… que en la pasión de mi juventud sentí el “non est tanti”, el “omnia vanitas” de quien ha agotado toda la dulzura de su ser, y se ha cansado de las tediosas repeticiones. Le dije que era prácticamente incapaz de tomar parte en una vida activa». Boswell, Córcega, pág. 327. —HILL <<

[c95] Cartas sobre la nación inglesa… por Batista Angeloni, jesuita que residió muchos años en Londres. Traducidas del original italiano por el autor de «La ley del matrimonio». Novela en dos volúmenes. Londres [sin pie de imprenta], 1755. Shebbeare publicó además seis Cartas al pueblo de Inglaterra entre 1755 y 1757, por la última de las cuales fue condenado a la picota. <<

[c96] «Oyeron la voz del Señor Dios al caminar por el jardín». Génesis, 3, 8. <<

[c97]

Qui recti vivendi rede qui prorogat horam,

Rusticus expedat dum defluat amnis; at ille

Labitur et labetur in omne volubilis aevum.

[«Quien aplaza vivir rectamente espera, como el paleto, a que se agote la corriente del río, pero éste discurre y discurrirá arremolinado sin parar»]. Horacio, Epístolas, I, 2, 41. <<

[c98] Pope, Ensayo sobre el hombre, IV, 390. —HILL <<

[c99] En las semanas anteriores había llevado «una vida asalvajada», como dice en su Diario entre el 30 de abril y el 16 de mayo (Boswell Papers, XIV). —HILL <<

[c100] I Corintios, 9, 27. <<

[c101] «Porque por fe andamos, no por vista». 2 Corintios, 5, 7. El obispo en cuestión es el doctor Barnard. <<

[c102] Juan, I, 29. <<

[c103] «Las momias encontradas —dice Blakesley— siempre han resultado tener el cabello liso, y… en sus cuadros, los egipcios se representan con la piel rojiza, no negra». —HILL <<

[c104] De manera similar, y quizá por idéntica razón, todos los abogados se han convertido en solicitantes. —HILL <<

[c105] «Hay en Edimburgo una sociedad o corporación de recaderos, llamados “cawdies”, que recorren las calles de noche con faroles de papel, y que son de gran utilidad para llevar mensajes». Humphry Clinker, carta del 8 de agosto. —HILL <<

[c106] «La demanda acabará en risas y tú te irás libre de cargos». Horacio, Sátiras, II, I, 86. <<

[c107] Charles Dilly. Boswell Papers, XIV, pág. 245. <<

[c108] El 14 de agosto de 1780 escribió Johnson a la señora Thrale: «Si quiere que le cuente novedades, aquí llega el señor Levett, que a sus ochenta años vuelve a pie de Hampstead, como fue: ocho millas en pleno mes de agosto» (Cartas, n.º 692). —HILL <<

[c109] El anterior mes de diciembre, el Ayuntamiento de Londres, escribe Horace Walpole, «imploró al Rey que despidiera a sus consejeros tanto públicos como privados, empleando unas palabras tan asombrosas como memorables: “Sus ejércitos están capturados; la habitual superioridad de su armada ha sido aniquilada, sus dominios están perdidos”. Y es que ningún otro rey nunca perdió tanto sin haberlo perdido todo». Memorias del reinado de Jorge III, II, pág. 483. El 4 de agosto Johnson escribió así al doctor Taylor: «Es posible que ninguna nación no conquistada del todo haya tenido tan gran declive en tan poco tiempo. Parece que nos hundamos. Supongamos que los irlandeses ya dispusieran de libre comercio y de un Parlamento independiente. ¿Nos aliaríamos nosotros con la casa de Borbón? ¿Qué podríamos hacer para estorbar sus designios o vencerlos?». Cartas, n.º 797. —HILL <<

[c110] En febrero y marzo de 1771, la Cámara de los Comunes ordenó la comparecencia de ocho impresores acusados de haberse aprovechado de sus privilegios al publicar informes de los debates parlamentarios. Uno de los ocho era Miller, del Evening Post. Cuando el mensajero de la cámara fue a detenerle, entregó al hombre a custodia acusándolo de asalto. El mensajero compareció ante el alcalde, señor Crosby, y los concejales Wilkes y Oliver. Se emitió una orden de condena. Se ofreció entonces una fianza y aceptó comparecer en la siguiente sesión. El alcalde y Oliver fueron encarcelados en la Torre de Londres por orden de la cámara. Wilkes tenía que comparecer el 8 de abril, pero la acusación aplazó la comparecencia. Se designó a un comité que indagase las obstrucciones a la ejecución de las órdenes de la cámara. Leído dicho informe, fue recibido con grandes carcajadas. Por citar a Burke (Registro anual, XIV, pág. 70), «tal fue el miserable resultado del pretendido vigor del Primer Ministro». —HILL <<

[c111] Podríamos traducirlo así: «Un reciente resfriado, una tos reciente y una reciente dificultad respiratoria exigen una nueva sangría. Sin su consejo, sin embargo, no me someteré a la operación. No puedo acercarme a verle, ni es preciso que venga usted. Diga sólo sí o no y deje el resto a Holder. Si dice sí, que vaya el mensajero a recoger a Holder antes de verme. 1 de mayo de 1782. Cuando usted se vaya, ¿adónde volveré los ojos?». <<

[c112] «El doctor Johnson dio una muy simpática descripción de los hijos del señor Langton, “los cuales —dijo— podrían ser muy buenos niños si se les dejara en paz, pero el padre nunca se queda tranquilo si no les impone alguna tarea que no está en su mano hacer: han de repetir una fábula, un discurso, el alfabeto hebreo, lo que sea; lo mismo daría que contasen hasta veinte, por lo que ellos entienden de lo que dicen; el padre es quien dice la mitad, pues les cuchichea casi cada palabra”». Madame d’Arblay, Diario, I, pág. 73. <<

[c113] Esta carta no puede ser de este año. En ella, Johnson habla de su salud y dice que «al menos no ha empeorado». Sin embargo, en 1782 tuvo graves achaques. Lo que dice de la amistad prácticamente asegura que la carta está escrita cuando aún tenía la de los Thrale; a él lo perdió en abril de 1781. De estar escrita después de junio de 1779, aunque antes de la muerte de Thrale, la crónica que hace de su salud sería mejor de lo que es. Posiblemente data de 1777 ó 1778. —HILL <<

[c114] «A quien ha sobrevivido a todos sus compañeros de juventud… este mundo que rebosa de gente es un lugar solitario y sombrío». Rambler., n.º 69. <<

[c115] Hannah More, en abril de este año (Memorias, I, pág. 249), escribe así: «El pobre Johnson está muy mal de salud; me temo que esté devastado». No obstante, en una semana cenó fuera cuatro veces. En una de estas ocasiones «le apremié —continúa diciendo— a que bebiera un poco de vino. Respondió: “No puedo beber un poco, hija, de modo que no toco el vino. La abstinencia me resulta tan fácil como difícil me resultaría la templanza”. Estaba de muy buen humor. Alguno de los presentes habló de poesía. “Chitón —dijo él—, es peligroso hablar de poesía ante ella. Es como hablar del arte de la guerra en presencia de Aníbal”». —HILL <<

[c116] El 7 de junio escribió a la señora Thrale: «No tengo intención de emprender viaje, preferiría no hacerlo». Emprendió viaje el 10 y regresó el 19, «con la salud casi del todo recobrada». <<

[c117] «Nunca me retiré a descansar sin percibir la justicia del refrán español que dice: “Compra el lecho del adeudado, que para dormir te traerá buen recado”». Adventurer, n.º 41. <<

[c118] Su padre le había legado la finca y propiedades, así como una renta libre de cargas de 1600 libras al año. De esa renta, sin embargo, no iba a disponer de más de 900 al año. <<

[c119] Macleod, el Laird de Rasay. <<

[c120] Propiedad rural en la Isla de Skye, donde Johnson escribió su Oda en latín a la señora Thrale. <<

[c121] Johnson, sin duda, se fue de Streatham porque la señora Thrale dejó de frecuentar la mansión. «Streatham —escribe Fanny Burney el 12 de agosto de este año—, mi segundo hogar, y la casa en la que desde hace tiempo soy residente con gran placer… ya se ha alquilado a lord Shelbourne por tres años». (Diario, II, pág. 151). Johnson aún no se despidió de la familia Thrale, pues estuvo con ellos en Brighton [Brighthelmstone] y vivió con ellos durante la primavera siguiente en Argyll Street. La razón de ello fue el segundo matrimonio de la señora Thrale, por lo que el comentario de Boswell se sostiene. Fanny Burney, en su diario y en sus cartas, mantiene el secreto que la señora Thrale le había confiado sobre su atracción hacia el señor Piozzi; ahora bien, en las Memorias del doctor Burney, que escribió ya siendo madame d’Arblay mucho tiempo después, no deja lugar a dudas de que el abandono de Streatham fue un paso de cara a su segundo matrimonio. En 1782, durante una visita, vio que su padre «y todos los demás, sin exceptuar al doctor, habían caído en el mismo abismo de desatención total». Insatisfecha con su situación, la señora Thrale se impacientó y desdeñó el consejo de Johnson, «evitando su compañía». Madame d’Arblay describe un día en el que Johnson la acompañó a Londres. «Estaba severo, a pesar del abatimiento. Como a pesar de la miopía tenía el ojo pronto a responder a las percepciones mentales, vio qué mal aspecto tenía la casa, y toda severidad dejó paso a una expresión de emoción intensa. Con la mano temblorosa y el índice extendido, miró la mansión de la cual se alejaban, y cuando la vieron desde el coche al embocar por Streatham Common, exclamó con voz trémula: “¡Esa casa… ya no será mía… nunca!”». <<

[c122] «El señor Metcalf… pasa mucho tiempo con el doctor Johnson, aunque parece haber tomado una inexplicable inquina contra la señora Thrale… Es un hombre astuto, hábil, sensato y muy inteligente». Madame d’Arblay, Diario, II, pág. 174. Junto con Burke y Malone, fue albacea de sir Joshua. Parece que Metcalfe y Boswell no siempre se llevaron bien; Reynolds propuso su ingreso en el club, y Boswell se mostró en contra. <<

[c123] Boswell debería haber dicho, no en vano lo sabía, que Johnson fue huésped de la señora Thrale durante su estancia en Brighton. Fanny Burney formó parte de la expedición; su diario recoge situaciones más bien melancólicas, que reflejan el enfriamiento de las relaciones entre ambos. <<

[c124] El señor Sheridan, «el Viejo». Boswell Papers, XV, pág. 175. <<

[c125] ‘Un cereal que en Inglaterra por lo general se da a los caballos, pero que en Escocia sirve de alimento para las personas.’ Stockdale (Memorias, II, pág. 191) reseña que oyó a una dama escocesa, tras citar esta definición, decir a Johnson: «Le aseguro que en Escocia damos avena a los caballos, tal como hacen ustedes con los suyos en Inglaterra». Él respondió: «Mucho me alegro, señora, de que traten ustedes a sus caballos tan bien como a sí mismos». <<

[c126] Lord North estuvo al frente del gobierno desde 1770 hasta marzo de 1782. Lo sucedió el gobierno de Rockingham, y a éste el de Shelbourne, que a su vez se hallaba en estos momentos pronto a ceder paso al gobierno de coalición, que pronto dejaría paso al gobierno de Pitt. <<

[c127] Geórgicas, IV, 132. <<

[c128] «Qualitied», en cursiva en el original. Acuñación enfática de Johnson. <<

[c129] Lord Shelbourne. En este momento se hallaba interinamente a la espera de que se formase el nuevo gobierno. El 5 de abril lo sustituyó el Duque de Portland. Su «aspereza de trato» era debida a una infancia difícil; en su casa del sur de Irlanda era habitual la brutalidad doméstica. <<

[c130] Malagrida fue un jesuita condenado a muerte en Lisboa, acusado en principio de herejía, aunque en realidad se sospechaba que, en calidad de confesor, había sancionado el intento de asesinato del rey José de Portugal. El nombre proverbialmente expresa un comportamiento dúplice; fue aplicado a lord Shelbourne en un panfleto atribuido a Wilkes (1767). <<

[c131] Beauclerk, en una carta a lord Charlemont del 20 de noviembre de 1773, refiere que Goldsmith introdujo un párrafo en los periódicos, en loor del alcalde, lord Townshend. Shelburne había apoyado a Townshend en oposición a Wilkes en las elecciones a la alcaldía. <<

[c132] «Exhibe oro veraniego, anillo en dedos sudorosos, sin poder soportar el peso de una gema más gruesa». Juvenal, Sátiras, I, 29. <<

[c133] Juvenal, Sátiras, 10, 365. «No tienes ningún poder divino si hay prudencia». <<

[c134] «Pues aunque no son sino bagatelas, algún valor habrás de reconocerles». Theodore Martin, Catulo, pág. 1. <<

[c135] «Un ingente ingenio late bajo su desmañado cuerpo». Horacio, Sátiras, I, 3, 33. <<

[c136] Presente estado de la música en Francia e Italia, 1771, y Presente estado de la música en Alemania, en dos volúmenes, 1773. Johnson más bien debió de hojearlos, pues aunque el doctor Burney describe sus viajes, habla sobre todo de la música. <<

[c137] De Herbert Croft, 1780. La obra consta de la correspondencia ficticia de Hackman y la señorita Ray. En una de las presuntas cartas de Hackman, Croft introdujo cartas auténticas de Chatterton y su hermana. <<

[c138] La última ejecución se llevó a cabo en Tyburn el 7 de noviembre de 1783, cuando se ahorcó a un hombre. La primera ejecución en Newgate tuvo lugar el siguiente 9 de diciembre, cuando se ahorcó a diez. —HILL <<

[c139] Uno de los anónimos autores de la European Magazine, vol. XX, pág. 160, dice que Johnson visitó a lord Shelbourne en su mansión de Bowood. Durante la cena, repitió parte de su carta a lord Chesterfield. Un caballero llegó tarde. Shelburne, diciéndole lo que se había perdido, añadió: «Me atrevo a decir que el doctor tendrá la bondad de repetírnoslo». «Desde luego, señor —dijo el doctor—, que bajo ningún concepto. He contado la anécdota por mi propia diversión, pero no me dejaré arrastrar como contador de historias a la mesa de nadie». —HILL <<

[c140]

Hic manus ob patriam pugnando vulnera passi,

Quique sacerdotes casti, dum vita manebat,

Quique pii vates et Phœbo digna locuti,

Inventas aut qui vitam excoluere per artes.

[«Allí, el coro de quienes sufrieron heridas por la patria, los que fueron toda su vida castos sacerdotes, los vates fieles a los dioses, cuyo canto fue digno de Apolo, y los que ennoblecieron la vida con las artes que idearon, y los que haciendo el bien lograron recuerdo perdurable entre los hombres»]. Eneida, VI, 660. —HILL <<

[c141] En el Diario de un viaje a las Hébridas dice Johnson a Boswell: «Señor, Hume es tory por puro azar, por ser escocés, pero no lo es por principios ni por deber, pues carece de principios. Si acaso, es “hobbista”». <<

[c142] La conjuración de Catilina y la guerra de Yugurta, por Cayo Salustio Crispo, 1772. Nominalmente, por don Gabriel Antonio, tercer hijo de Carlos III. <<

[c143] Johnson termina su crónica del viaje diciendo que «no puedo por menos que ser consciente de que mis pensamientos sobre las costumbres nacionales son los pensamientos de quien muy poco ha visto». <<

[c144] El 30 de abril de 1782, Johnson escribe: «Los gastos del funeral del pobre Garrick están todavía sin pagar, aunque los de las pompas fúnebres están en bancarrota» (Cartas, n.º 779). Garrick fue enterrado el 1 de febrero de 1779, y dejó a su viuda una fortuna considerable. <<

[c145] Lord Mountstuart. —HILL <<

[c146] En el original, communibus sheetibus. Stockdale (Memorias, II, pág. 57) dice que en 1770 el pago que se hacía a los colaboradores de la Critical Review era de dos guineas el pliego, aunque algunos colaboradores de la Monthly Review percibían hasta cuatro. Como estas revistas eran en octavo, cada pliego constaba de dieciséis páginas. <<

[c147] Horacio, Odas, I, 34. <<

[c148] Langton. <<

[c149] Johnson fue siempre defensor de esta difusión del saber: «La demanda de libros no era en tiempos de Milton la que hoy. Leer no era un entretenimiento general. Ni los comerciantes ni los caballeros consideraban deshonra la ignorancia. Las mujeres aún no aspiraban al terreno de la literatura, ni había en cada casa un armario lleno de libros» («Vida de Milton», pág. 135). No obstante, sostenía que «el saber ha menguado en Inglaterra, porque el saber ya no le vale a un hombre tanto como antes». <<

[c150] Describe Malone una visita a Johnson en el invierno de este año. «Lo encontré en su sillón junto a la chimenea, ante la cual tenía unas cuantas manzanas. Estaba leyendo. Le pregunté qué leía. Dijo que la Historia de Birmingham. Las historias locales, comenté, suelen ser tediosas. “Es cierto, señor, pero ésta para mí tiene un mérito especial, ya que allí pasé algunos años en mi juventud, y allí me casé”. Supuse que las manzanas tenían un uso medicinal. “No, señor, creo que están ahí a falta de algo mejor que me ocupe. Tales son algunos de los expedientes de la soledad a la que la enfermedad nos empuja. Llevo toda la semana en casa, y aquí me tiene, asando manzanas y leyendo la Historia de Birmingham”». Prior, Malone, pág. 92. <<

[c151] «La composición, en su mayor parte, es un esfuerzo de lentitud y diligencia, y de firme perseverancia, al cual tiende el intelecto arrastrado por la necesidad o la resolución, y del cual se arranca la atención a cada instante, requerida por entretenimientos de más deleite». Johnson, Adventurer, n.º 138. De Pope dijo Johnson: «Hacer versos fue su primer desvelo, y arreglarlos el último… Fue uno de los muy contados hombres cuyo trabajo le supone un placer». Thomas Carlyle, en 1824, señala que «escribir es un trabajo espantoso, aunque no tanto como la holganza». <<

[c152] En el diario de Boswell se lee: «Limpie de hipocresía el fondo de su espíritu». Puso entre corchetes «el fondo de» y escribió encima: «no estoy seguro». Boswell Papers, XV, pág. 221. Johnson define hipocresía [cant] del siguiente modo: ‘1. Dialecto corrompido que emplean mendigos y vagabundos. 2. Particular manera de hablar, propia de algunas clases de individuos. 3. Chillona pretensión de bondad, en términos formales y afectados. 4. Jerga barbarizante. 5. Subasta’.

Se trata, más bien, de la jerigonza plagada de eufemismos que es propia de quien incurre en hipocresía y no llama a las cosas por su nombre. <<

[c153] Burke, sin duda, es el «condenado whig». Al decir «como lo son todos», Johnson hace referencia al gobierno de coalición encabezado por lord North. <<

[c154] Sin duda, Burke, que era pagador de las Fuerzas Reales. <<

[c155] Macaulay defendía que Johnson había tenido mucho que ver en la composición de Cecilia. Cita un pasaje y dice: «Decimos con plena confianza que esto o es de Sam Johnson o es del Diablo en persona» (Ensayos literarios, 1923, pág. 597). Su error se muestra en el Diario de madame d’Arblay (II, pág. 172). «Ah —exclamó Johnson—, hay quien quiere atribuirme el mérito que tenga el librito de la muy picara. Esta mañana me dijo un caballero que era un libro espléndido, al menos si era de ella. “Es todo de ella —le dije—, pues tengo la certeza de no haber visto una sola letra antes de que se imprimiera”». Más adelante, señala que «dice Gibbon que leyó los cinco volúmenes en un día. “Imposible —exclamó Burke—. A mí me costó tres días, y apenas me he separado de él desde el momento de empezarlo”». <<

[c156] Eclesiastés, II, 3. <<

[c157] «Cuando va a caer el árbol talado, he visto a los leñadores dar un tirón como si tal cosa para que caiga en el punto en que desean que termine. Los teólogos, interpretando con demasiada literalidad este texto, dan a entender que una pequeña intercesión en artículo de muerte basta para regular la felicidad perpetua de una persona. Sospecho que la alusión no da la talla de sus presunciones». Shenstone, Obras, ed. de 1764, II, pág. 297. Boswell tuvo grandes aprietos a la hora de mantener una versión ajustada a los hechos de esta conversación. En dos ocasiones la escribió en su diario, sin quedar conforme siquiera con la segunda. Boswell Papers, XV, pág. 234. —HILL <<

[c158] Hechos, 18, 24. <<

[c159] Primer secretario general de la Real Academia. Dice Reynolds de él que «en verdad cabe decir, en todos los sentidos, que ha sido el padre de la actual generación de artistas» (Northcote, Reynolds, II, pág. 137. <<

[c160] Allen, además de impresor, era su casero y vecino en Bolt Court. <<

[c161] Se trata de la unidad mínima de peso en el sistema anglosajón, equivalente al peso de un grano de trigo. El grano equivale a 64 miligramos. <<

[c162] El punto hasta el cual se había medicado se manifiesta en una carta del 8 de mayo. «El jueves —escribe— tomé dos potentes catárticos y una dosis de calomelanos. Las cosas de poca monta de nada me sirven. De noche estaba mucho mejor. Al día siguiente, otro catártico; al terce ro, opio para la tos. Viví los tres días desencarnado». Cartas, n.º 839. Ese año, se le sangró al menos cuatro veces. <<

[c163] «13 de agosto de 1783: Estoy aquejado por la enfermedad y sin contar con el alivio de la amistad en familia o la sociedad doméstica. No hay estado intermedio entre el clamor y el silencio, entre la conversación y la soledad en que uno se atormenta. Ha muerto Levett y la pobre Williams se apresura a morir» (Cartas, n.º 875). «20 de agosto: Ha sido un día de grandes emociones; la ceremonia de la comunión de los enfermos se ha llevado a cabo en la habitación de la pobre señora Williams» (ibid., n.º 876). 22 de septiembre: «La pobre Williams ha visto, espero, el final de sus aflicciones. Actuó con prudencia, aguantó con fortaleza. Me ha dejado.

Has cumplido tu tarea en este mundo;

marchas a casa, el premio ya recoges.

»[Cimbelino, acto IV, escena 2.]

»De haber tenido ella buen humor y una elocución mejor dispuesta, su curiosidad universal y su vasto saber le habrían convertido en deleite de todos los que la conocieron» (ibid., n.º 883). <<

[c164] «22 de septiembre de 1783. Los expertos en química han descubierto un cuerpo (cuyo nombre he olvidado, pero ya me enteraré) que, disuelto en un ácido, emite un vapor más liviano que el aire de la atmósfera. El vapor se recoge, entre otros medios, amarrando una vejiga comprimida sobre el cuello de la botella en la que se ha llevado a cabo la disolución; el vapor al subir hincha la vejiga y la llena» (Cartas, n.º 883). El «cuerpo» era un montón de limaduras de hierro; el ácido, sulfúrico, y el vapor era hidrógeno. Los «nuevos tipos de aire» eran los gases descubiertos por Priestley. —HILL <<

[c165] La señora Chapone, cuando era soltera —con el nombre de señorita Mulso—, escribió cuatro billetes en el n.º 10 del Rambler. Era una de las damas de gustos literarios que Richardson tuvo a sus pies. Bajo una de las apariencias externas más desagradables que ninguna mujer haya tenido, según testimonio de la época, ocultaba virtudes superiores y un amplísimo saber. Siempre se la llamó «la admirable señora Chapone». —HILL <<

[c166] Como la carta no está escrita de una sentada, en el tiempo transcurrido hubo cambio de gobierno. La coalición, de súbito destituida por el Rey el 19 de diciembre, aún ejercía el poder. Entre los amigos de Boswell se hallaba Burke. <<

[c167] «El propio autor —escribe Gibbon en sus Memorias, pág. 191— es el mejor juez de su desempeño. Nadie ha meditado tan a fondo en el asunto, nadie tiene tan sincero interés por el suceso». —HILL <<

[c168] Fue Johnson quien animó a Shaw, según éste reconoce en Memorias de la vida y los escritos del difunto doctor Johnson (1785), a emprender la compilación de su diccionario. «Señor —le dijo—, si da usted al mundo un vocabulario de esa lengua, mientras la isla de Gran Bretaña siga entera en el océano Atlántico, su nombre será recordado». <<

[c169] «27 de diciembre de 1783. La tediosa soledad de estas largas veladas me ha llevado a pensar en la conveniencia de que hubiera un club por aquí cerca, aunque me ha impedido asistir a él la dificultad respiratoria». Cartas, n.º 921. «31 de diciembre. Es mucha la necesidad que tengo de entretenerme; desanimado, enfermo, insomne y solitario, miro atrás con pesar y miro adelante con espanto». Ibid, n.º 922. —HILL <<

[c170] Ben Johnson escribió las Leges Convivales que «estaban grabadas en mármol sobre la repisa de la chimenea del Apolo, en la Taberna del Viejo Diablo, Temple Bar, que era la sala de su club». Johnson, Obras, ed. 1756, VII, pág. 291. —HILL <<

[c171] Se había ido en verano, aunque tal vez regresó a la casa cuando la señora Williams dejó de habitar bajo su techo, pues sus desavenencias con ella fueron lo que le decidió a marcharse. <<

[c172] Hawkins (Vida, pág. 562) dice que en este mes de noviembre Johnson le dijo: «Es de ver qué hombre soy. He salido con bien de tres enfermedades, la perlesía, la gota y el asma, y ahora disfruto de la conversación de mis amigos sin que me interrumpa la debilidad o el dolor». —HILL <<

[c173] Se trata de la calle del puente de Londres. Después de 1746 no se admitieron más alquileres ni compras, dejando que los edificios cayeran por ruina. En torno a 1757 los restantes fueron demolidos. <<

[c174] La serie es mucho más numerosa de lo que suponía Johnson. Malone enumera una treintena, publicados entre 1681 y 1736, aunque añade que «la lista probablemente está incompleta». Era una miscelánea en la que cabía de todo, desde los milagros y las fábulas de Esopo hasta una biografía de Francis Drake o Adivinanzas ingeniosas. <<

[c175] El 20 de diciembre de 1783 Boswell no logró que el Colegio de Abogados suscribiera su discurso al Rey, en el cual le felicitaba por el rechazo que la Cámara de los Lores expresó sobre la Ley de la India propuesta por Fox. El 26 decidió escribir su panfleto para «suscitar el apoyo al espíritu de la propiedad y la constitución, por oposición a dicha ley»: lo escribió en tan sólo tres días y lo publicó el 1 de enero de 1784. En su Diario deja constancia de su convicción de que dicho panfleto le congraciaría con la administración tory. <<

[c176] El último día del año anterior escribió: «Para todo el que hoy en día amplíe sus pensamientos a la consideración del estado de la nación corren tiempos lúgubres y penosos. Para un hombre enfermo, ¿qué importa el público?». Cartas, n.º 922.

«Al reverendo doctor Taylor en Ashbourne

»Derbyshire,

»24 de enero de 1784

»Querido señor,

»sigo confinado en la casa. Uno de mis entretenimientos consiste en escribir cartas a mis amigos, aun cuando al estar ellos ocupados en los comunes parajes de la vida no tengan conmigo la misma diligencia.

»El doctor Heberden estuvo aquí hace dos o tres días, y me dijo que no era nada lo que me aquejaba, cosa que me alegró saber aun a sabiendas de que no es verdad. Paso las noches intranquilo, respiro con dificultad, mis partes bajas siguen tumefactas.

»La lucha, ya ve usted, sigue en liza entre las dos partes del gobierno: difícil sería llamarlas la que está fuera y la que está dentro, ya que quien se halle fuera o dentro puede cambiar con facilidad hasta cuatro veces al día. El tumulto del gobierno se me antoja excesivo, y los esfuerzos de cada una de las partes son de una violencia que ofende la elemental sensatez, al tiempo que apenas nadie piensa en las cuestiones de interés nacional, en una época en la que tenemos por enemigo al mundo entero, en que el Rey y el Parlamento han perdido incluso el dominio titular de América, y en que el verdadero poder del gobierno está donde sea, salvo en el gobierno mismo. Así se desmoronan los imperios, cuando son tan grandes los beneficios de la administración que la ambición se da por satisfecha sólo si los obtiene, y quien aspira a la grandeza sólo tiene que dárselas de importante en el hablar. Así dispondrá de todo el poder que antes otorgaban el peligro y la conquista; podrá criar a su familia y compensar a sus seguidores.

»El señor Burke me acaba de enviar su discurso sobre los asuntos de la India, un volumen de más de un centenar de páginas densamente impresas. Le echaré un vistazo, aunque mis pensamientos ahora rara vez viajan a tan gran distancia.

»De buena gana querría saber cuándo tiene previsto venir, o si este año no tiene previsto visitarnos. Si continuase mi vida, no sé cómo estaré dispuesto.

»Soy, señor, afectuosamente suyo,

»SAM. JOHNSON»

HILL <<

[c177] Casi con toda probabilidad, el propio Boswell. —CROKER, 1831 <<

[c178] Si fue Boswell el destinatario de este consejo, no es improbable que lo necesitara. La escasez de las conversaciones de Johnson que registra durante esta temporada bien pudiera deberse, como ya sucedió antes, a sus excesos en la bebida. —HILL <<

[c179] Cuarenta y seis años antes escribió Johnson sobre esta dama: «He compuesto un epigrama en griego a Eliza, y creo que debiera celebrársele en tantas lenguas como a Luis el Grande». En 1780, la señorita Burney dijo de ella que era «una mujer de aspecto realmente noble; nunca he visto el envejecimiento tan elegante en el género femenino; todo su rostro parece irradiar bondad, piedad y filantropía». Madame d’Arblay, Diario, I, pág. 372. <<

[c180] «Septiembre de 1778. SEÑORA THRALE: “La señora Montagu es la primera mujer en cuanto a saber de literatura que hay en Inglaterra, y diciendo en Inglaterra espero que pueda decir en el mundo entero”. DOCTOR JOHNSON: “Le creo, señora. Difunde en su conversación más conocimientos que ninguna otra mujer y que cualquier otro hombre”. SEÑORA THRALE: “Le aseguro que no conozco yo a ningún hombre que esté a su altura, si se exceptúa sólo en ese aspecto al señor Burke y a usted”». Madame d’Arblay, Diario, I, pág. 118. Es curioso que la señora Thrale y Boswell coincidan en poner a Burke por ejemplo. Fanny Burney se refiere a él en términos más moderados. Las cinco damas llegaron a ser muy longevas. La señora Montagu murió con ochenta años; la señora Lennox, con ochenta y tres; Fanny Burney (madame d’Arblay), con ochenta y siete; las señoritas More y Carter, con ochenta y ocho. Su anfitriona, la señora Garrick, tenía noventa y siete o noventa y ocho años. —HILL <<

[c181] «Cuchitril» parece una palabra excesiva para aplicársela a Burke, aunque en sus momentos más jocundos a veces se rebajaba a contar historias carentes de la elemental delicadeza. Dice Walpole que Burke buscaba el ingenio hasta rayar la puerilidad. Y si en público era luminoso, abundante, pasmoso, en privado era más bien forzado, falto de naturalidad y de gusto. <<

[c182] En El marido provocado, o el viaje a Londres, acto II, escena I. Obra de Vanbrugh y Colley Cibber. No es el hidalgo Richard quien lo dice, sino su hermana. —HILL <<

[c183] Es reprimenda que aplicó Macaulay en su famosa crítica, al final del párrafo inicial, a la edición de Croker en cinco volúmenes en octavo (1831) de la obra de Boswell. <<

[c184]

No nos diga así hoy, pájaro de mal agüero,

que tú has enfermado y yo envejezco;

no pensemos en próximos achaques

hablando tanto de píldoras y enjuagues.

Swift, versos en el Cumpleaños de Stella, 1726-1727. Obras, ed. de 1824, XI, pág. 537. <<

[c185] Newman nació en Lichfield el 1 de enero de 1704 y fue nombrado obispo en 1761. En su Crónica de su propia vida dice que «no fue mucha su ganancia con este nombramiento, pues se vio obligado a renunciar a una prebenda en Westminster» y a otras sinecuras. Murió en 1781; sus Obras se publicaron en 1782. Defendiéndose de los ataques de Newman, Gibbon dice (Memorias, pág. 211) que «el anciano nunca debiera haberse permitido el cultivo de una acusación falsa y feble contra el historiador». <<

[c186] Hickes y Brett tenía inclinaciones católicas. Hickes parece haber sido uno de los cabecillas del partido jacobita. <<

[c187] [Véase pág. 783], sobre la estimación que daba Johnson a los disidentes, y [pág. 398] sobre su jacobinismo. <<

[c189] I Timoteo, I, 15. <<

[c190] Tres días antes, en el debate sobre el escrutinio de la circunscripción de Westminster, Fox acusó «a una persona de gran nombradía en esta cámara» —creo que Pitt— «de añadir inquina y enemistad personal a toda suerte de violencias desconsideradas» (Historia parlamenta, XXIV, pág. 924). Pitt, en respuesta a la acusación, tachó a Fox de «apóstata político». Burke también incurrió en sonoros insultos al Primer Ministro, Pitt. Éste, durante la primavera, fue llamado al orden por haber acusado a un parlamentario de emplear «un lenguaje falsísimo, malicioso, preñado de calumnias». —HILL <<

[c191] Se trata del segundo lord Lyttelton, conocido como «el perverso lord Lyttelton». Fox lo describió a Rogers diciendo que era un «hombre malísimo, perverso de verdad». Rogers, Charlas de sobremesa, pág. 95. <<

[c192] «Tout se plaint, tout gémit en cherchant le bien-être: Nul ne voudrait mourir; nul ne voudrait renaître» (Voltaire, Le désastre de Lisbonne. Œuvres, 1877, IX, pág. 478). Johnson dijo que, por su parte, «nunca en la vida había pasado una semana que deseara repetir, siquiera en el supuesto de que un ángel viniera a proponérselo» (pág. 587). El doctor Franklin, cuya vida se superpone a la de Johnson por ambos extremos, aseguró que no pondría objeción en repetir la misma vida de principio a fin, exigiendo sólo la ventaja que poseen los autores de corregir en una segunda edición las erratas de la primera. «No obstante, si se me negara este supuesto, aceptaría el ofrecimiento de recomenzar la misma vida vivida» (Escritos, 1887, I, pág. 29). <<

[c193] En sus versos a propósito de la muerte de Levett. <<

[c194] Madame d’Arblay (Memorias del doctor Burney, II, pág. 103) refiere que Johnson fue invitado un día a casa de su padre por petición del señor Greville, «el más espléndido caballero de la ciudad», quien deseaba conocerlo. Este «soberbio» caballero estaba temeroso de ser el primero en tomar la palabra. «Asumiendo su aire más desdeñoso, de superioridad distante, se plantó tan inmóvil como una noble estatua junto a la chimenea, como si no conociera a ninguno de los presentes». Johnson, quien «no hablaba si antes no se le dirigía la palabra», cosa que los Burney aún no sabían de él, «se mostró completamente absorto y sumido en una meditación; de forma muy inesperada, repentinamente se mostró despierto ante cuanto le rodeaba, gracias a uno de sus singulares arranques de visión, que a veces le llevaban a ver instintivamente, aun siendo ciego a las cosas corrientes, aquello que a su juicio fuera merecedor de una reprensión: traspasando con la mirada al señor Greville, quién con cierto grado de egoísmo se había plantado ante la chimenea, pues era fría la noche, exclamó: “Si no fuese a privar a las damas del calor del fuego, mucho me gustaría ser yo quien ocupase la chimenea”. Asomaron las sonrisas en los rostros de los presentes ante tan afilada salida. El señor Greville logró también sonreír, aunque débilmente. Quiso también conservar su sitio…, y aunque durante unos minutos desdeñó moverse, el embarazo del silencio en general le llevó a regresar a su silla, aunque de paso tocó la campanilla, para ordenar que se preparase su coche de inmediato». —HILL <<

[c195] Los dos primeros volúmenes son los del capitán James Cook; el tercero, del capitán James King. Se los acababa de enviar Nichols a Johnson (Cartas, n.º 965). —HILL <<

[c196] «Quae mollissima fandi Témpora». [«Tiempo en que se diga la palabra con la mayor blandura»]. Virgilio, Eneida, IV, 293. <<

[c197] Johnson, Prólogo inaugural en el estreno del Teatro de Drury Lane, 1747. <<

[c198] Que en este listado se recomienden tantos libros de historia mal casa «con el fiero y jactancioso desprecio e ignorancia» con que, al decir de Macaulay, hablaba Johnson de la historia. —HILL <<

[c199] La edición original es de 1659. <<

[c200] Boswell aquí cae en un error. En 1766, en tiempo de la cosecha, hubo revueltas debido a la carestía del pan. Por ley promulgada por Carlos II, el maíz se pudo empezar a exportar siempre que quedara por debajo de un precio determinado. En septiembre, antes de alcanzarse este precio, la Corona proclamó la prohibición de exportar cereales. Cuando el Parlamento se reunió en noviembre, se aprobó una indemnización para todos los afectados por el embargo. <<

[c201] A Boswell le molestó lo escrito por la señora Piozzi al tomar nota de esta parodia. Ella dijo que había pedido a Johnson permiso para escribirla directamente, «triquiñuela —continúa ella— que he visto en ocasiones corrientes, y que consiste en sentarse al otro extremo de la sala para tomar nota de lo que dijeran los presentes, ya lo dijera el doctor Johnson, ya se lo dijeran a él, siendo esto algo que yo jamás he practicado, ni he visto con buenos ojos en nadie. Hay algo de pésima educación, hay algo incluso traicionero en este comportamiento, tanto que si fuera común toda confianza pronto desaparecería del trato en sociedad» (Anécdotas, pág. 44). <<

[c202] El 14 de marzo de 1770, en un debate sobre lo licenciosa que era la prensa, Townshend puso en el mismo bando a Johnson y a Shebbeare. Burke, que fue quien lo siguió en el uso de la palabra, nada dijo de Johnson. Fitzherbert, refiriéndose a Johnson y llamándolo «mi amigo», lo defendió y lo puso por «patrón de la moralidad». El 16 de febrero de 1774, cuando Fox llamó la atención sobre «un vil libelo» firmado por «un británico del sur», Townshend dijo que «el doctor Shebbeare y el doctor Johnson han recibido sendas pensiones, pero a ese desdichado británico del sur habría que denunciarlo». Fue Fox, y no Burke, quien en esta ocasión defendió a Johnson. Como Goldsmith estaba escribiendo la Represalia en el momento en que se hizo este segundo ataque, es muy probable que constituyera la razón de ese cambio en el segundo verso. <<

[c203] «Sis pecore et multa dives tellure licebit, Tibique Pactolus fluat». [«Seas en tierra o rebaños rico, o el Pactolo por ti sus ondas dore…»] Horacio, Épodos, XV, 19. <<

[c204] Whitefoord, con el seudónimo de Papirius Cursor, describe sus lecturas cruzadas en un artículo titulado «Nuevo y humorístico método de leer los periódicos», de 1768. Se trata de formaciones «a partir de la lectura de dos columnas del periódico como si fueran una sola, de modo que surgen las más extrañas conexiones», como, por ejemplo, «se llevó la espada del estado ante sir John Fielding, y de ahí se la encerró en Newgate», o «En el día de hoy Su Majestad visitará a 15 notables prostitutas de la calle». En una edición posterior aparece esta otra: «Los españoles han hundido una de nuestras fragatas en el Mediterráneo. En el día de hoy se publicó La falsa alarma». Goldsmith llegó a decir, en un momento de acaloramiento, que le habría producido más placer escribir las lecturas cruzadas que todas las obras que había publicado. <<

[c205] Están recogidas en el volumen XI de la edición que hizo Hawkins de las Obras de Johnson en 1787. Hill se sirve a menudo de ellas, y reseña que «conviene recordar que Steevens no es digno de confianza». <<

[c206] El signor Torré, vendedor de grabados londinense, hizo sus piruetas de pirotécnico entre 1772 y 1774. Este año hubo una revuelta popular por la mala calidad de los fuegos y el excesivo precio de la entrada. Al decir de Steevens, Johnson dijo que Gray era el mismísimo Torré de la poesía. «Desplegaba sus chisporroteos de manera tan especiosa que su polvillo de acero muchos lo toman por una rociada de oro». <<

[c207] Ella se rebaja para la conquista se estrenó el 15 de marzo de 1773. El Rey de Cerdeña había muerto el 20 de febrero. <<

[c208] En la décima edición del Rambler (1784), la entrada se mantiene, pero hay otras no menos lamentables: «Shakespeare, señor William; su eminente suceso en la tragicomedia»; «Spencer, señor Edmund; censura de algunas imitaciones de su dicción». <<

[c209] Knox arremete contra los biógrafos de Johnson por rebajar su carácter mediante la publicación de sus conversaciones privadas. «La biografía —se queja— desciende cada más y más se aleja de su dignidad». <<

[c210] La Colombiade, ou la Foi portée au Nouveau Monde, publicado en 1756. Walpole, en abril de 1750 (Cartas, II, pág. 445), escribe lo siguiente: «Ha venido de Francia una tal madame Bocage, que ha traducido a Milton: milord Chesterfield prefiere la copia al original, lo cual no es insólito en quien es patrono de malos autores y peores actores». Se trata de la misma dama que indicó a su lacayo que soplase por el pitorro de la tetera: [véase pág. 860]. <<

[c211] Johnson vio una vez al señor Stanhope en la librería de Dodsley, y quedó tan sorprendido por su falta de garbo que hubo de preguntar a Dodsley quién era (Obras, ed. de 1787, XI, pág. 209). —HILL <<

[c212] Chesterfield fue secretario de Estado de noviembre de 1746 a febrero de 1748. Sus cartas a su hijo abarcan un periodo que va de 1738 a 1768. <<

[c213] Lo cierto es que las Memorias del capitán Carleton son un libro genuino. Aunque contienen sobre todo hechos reales, en realidad se trata de una obra de ficción a la que Carleton sólo aportó el título y el esquema de la trama. Lo que se cuenta no son recuerdos genuinos de nadie que haya vivido esas experiencias. Hoy no cabe la menor duda de que el libro es obra de Daniel Defoe. <<

[c214] La Colección Houghton la vendió en 1779 el tercer Conde de Orford a la Emperatriz de Rusia, que pagó 40 555 libras. <<

[c215] Este museo, sito en Alkerington, cerca de Manchester, se trasladó a Londres en 1774. La colección hoy forma parte de los fondos del British Museum. <<

[c216] Muy probable referencia al joven señor Burke. Tal como se encontraba el texto en la segunda edición, se podría haber pensado que era Edmund Burke, tanto más cuando que Johnson a menudo reseñó su escasez de ingenio. —HILL <<

[c217] Acto I, escena 2. <<

[c218] «El dicho del filósofo antiguo que observa que quien menos necesita es como los dioses, que de nada precisan, era una de las sentencias preferidas del doctor Johnson, quien por su parte requería menos atenciones, estando enfermo o sano, que ningún otro ser humano que yo haya conocido. La conversación era cuanto precisaba para ser feliz». Piozzi, Anécdotas, pág. 275. —HILL <<

[c219] Pope, Ensayos morales, III, 39. <<

[c220] Hannah More. Tuvo, con sus hermanas, un internado en Bristol. <<

[c221] Cap. XVII. <<

[c222] Paraíso perdido, IV, 639. <<

[c223] «Nada más hacerse Pitt con la posesión de un poder ilimitado, un escritor anciano de la máxima eminencia, que apenas había ganado nada por medio de sus escritos, y que se hundía ya en la tumba lastrado por las enfermedades y las penas, quiso disponer de quinientas o seiscientas libras que le permitieran, durante un invierno o dos, los que aún le quedasen por vivir, respirar más a sus anchas en el suave clima de Italia. Ni un penique obtuvo. Antes de la Navidad, el autor del Diccionario de la lengua inglesa y de las Vidas de los poetas exhaló su último suspiro en medio de las brumas del río, en medio del humo del carbón de Fleet Street». Macaulay, Pitt, Escritos misceláneos, 1860, II, pág. 338. Poco antes, con monstruosa exageración, Macaulay dice que Gibbon, «obligado por la pobreza a abandonar su país, completó su obra inmortal a orillas del lago Leman». La pobreza de Gibbon habría sido «suntuoso esplendor» para Johnson. —HILL <<

[c224] El 11 de junio, Boswell y Johnson estuvieron juntos. La fecha probablemente deba ser 11 de julio. <<

[c225] La esposa de Johnson falleció en 1752. Ese mismo error se repite en su epitafio. <<

[c226] Juvenal, Sátiras, X, 8: «En las guerras, así como en la paz, cosas dolorosas requerimos». <<

[c227] Horacio, Epístolas, II, 2, 212. «¿Qué te alivia que te saquen una de tantas espinas?». <<

[c228] Hasta qué punto encandilaban los globos aerostáticos la atención del público este año se muestra en entradas como la siguiente, del Diario de Windham: «y de febrero de 1784. No me levanté hasta las nueve. Hasta las once anduve perdido en ensoñaciones a propósito de los globos». Walpole escribió el 30 de septiembre (Cartas, XIII, pág. 191): «No puedo llenar la página, como hacen los periódicos, hablando de los globos. Aunque tengan incidencia en la invención de la navegación, me siguen pareciendo tan pueriles como las cometas». —HILL <<

[c229] «La escasa sangre que le queda en el cuerpo arrecido no se le calienta si no es con la fiebre». Juvenal, Sátiras, X, 217. <<

[c230] El 15 de septiembre Lunardi logró la primera ascensión en globo en territorio de Inglaterra. Gent. Mag., 1784, vol. LIV, pág. 711. Johnson escribió así al señor Ryland el 18 de septiembre: «Hoy me han llegado en tres cartas distintas tres relatos del hombre volador a bordo del gran globo». Y añade: «Vivo en espantosa soledad». Cartas, n.º 1014. <<

[c231] El globo de Montgolfière del señor Keegan quedó completamente destruido en Portland Place el 29 de septiembre. <<

[c232] Crónica de las representaciones musicales en conmemoración de Händel. —HILL <<

[c233] Es decir, desconoce cuáles de sus conocidos, dueños del privilegio de enviar cartas sin franqueo (por ejemplo, los parlamentarios), se hallaban en la ciudad. <<

[c234] Cruikshank, cirujano, lo había atendido el año anterior.—HILL <<

[c235] Northcote (Vida de Reynolds, II, pág. 187) dice que Johnson «casi con toda seguridad» se refiere al hecho de que sir Joshua fuese nombrado pintor real de cámara. «Sé —sigue diciendo— que sir Joshua contaba con que esa designación se le ofreciera a la muerte de Ramsay, y expresó su desaprobación en lo tocante a la solicitud que debía mediar; sin embargo, se le informó de que era un punto de etiqueta ineludible, con el cual cumplió debidamente». Sus «furiosos propósitos» parecerían hacer referencia a su intención de renunciar a la presidencia de la Academia, tan pronto supo que ese puesto no se le iba a otorgar, y con el conocimiento de que en la Academia no todos eran partidarios suyos. Reynolds estaba además molesto porque los emolumentos que comportaba el cargo eran tan reducidos que «iba a ser de dignidad comparable al exterminador de ratas de Su Majestad». Reynolds, Cartas, pág. 112. —HILL <<

[c236] Quiere decirse que era costumbre entonces que se celebrase un almuerzo en una de las grandes casas de campo al cual los vecinos, nobles y clero podían acudir sin invitación previa. <<

[c237] Seis semanas después, el 1 de noviembre, estaba deseoso de tener noticias de los globos aun cuando sólo fuera con tal de recibir una carta. «Usted —escribió al señor Sastres—, siempre tendrá algo que contar; usted se trata con los distintos órdenes de la humanidad, y sabrá confeccionar una carta con sus hazañas, sean las de un filósofo, sean las de un carterista. Usted ha visto globos que alzan el vuelo con éxito y otros que no, así como un millar de cosas extraordinarias y corrientes». Cartas, n.º 1031. —HILL <<

[c238] Se alude al puesto de Reynolds como principal pintor del Rey.[a nota 94, Vol. II] En carta al obispo de St. Asaph del 25 de septiembre de 1784, Reynolds dice así: «La felicitación de Su Señoría por el hecho de que haya sucedido yo al señor Ramsay la agradezco por su amabilidad, aunque es un cargo mísero, pues se ha reducido de doscientas a treinta y ocho libras anuales, y creo que el cargo de cazador de ratas del Rey es preferible. Se me ha de pagar por mis cuadros sólo la cuarta parte de lo que me pagan otros, de manera que es improbable que los retratos de Sus Majestades estén ahora mejor hechos que antes, a menos que me arruine con tal de pintarlos». Reynolds, Cartas, ed. de Hilles, pág. 113. —HILL <<

[c239] «Lich: ‘caparazón o esqueleto, de donde… Lichfield, el campo de los muertos, ciudad del condado de Stafford, así llamada por los mártires cristianos. Salve magna parens’», reza la entrada del Diccionario. La cita latina está tomada de las Geórgicas de Virgilio, II, 173. —HILL <<

[c240] Es el editor de la Biographia Britannica. <<

[c241] Véase lo que dijo a Malone en [págs. 1446-1447] y [nota 39 de este volumen IV]. <<

[c242] Romanos, 7, 23. <<

[c243] Salmo 11, 13. <<

[c244] Salmo 82, 7. <<

[c245] Macbeth, acto V, escena 3. <<

[c246] Sátiras, X, 356. Lo parafrasea Johnson en La vanidad de los deseos del hombre, en los versos que dicen: «Expresa tu deseo fervoroso de un recto entendimiento, | las pasiones obedientes, la voluntad resignada». <<

[c247] En su Diario de un viaje a las Hébridas, Boswell dice que Johnson, al emprender viaje al norte, dejó en un cajón de su casa «un volumen con las páginas llenas de un curioso diario de su vida, del cual —continúa— he reproducido algunos fragmentos». El otro volumen casi con toda seguridad se lo llevó Johnson, pues Boswell apunta que había visto ambos, parece que una sola vez. Comenta que «estos fragmentos» le fueron transferidos por el legatario residual (Francis Barber). Un fragmento más extenso, publicado tras la muerte de Barber, no pudo haberlo visto, ya que nunca lo cita. <<

[c248] Así apela Tibulo a Cinthia [Delia] en el libro I de sus Elegías. Johnson dio la traducción de ambos versos en el Adventurer, n.º 58: «Ante mis ojos que se cierran, querida Cinthia, preséntate, | débilmente sujeta por mi tenue, temblorosa mano». <<

[c249] Jacques-Auguste de Thou (1553-1617), autor de Historia sui Temporis, en 138 libros. <<

[c250] Iglesia protestante que desciende directamente de los Hermanos de Bohemia. Se trata de una forma sencilla de religión, cuyos adeptos se distribuyen por Dinamarca, Holanda, Alemania, Suiza, Gran Bretaña y Estados Unidos. <<

[c251] British Synonymy, I, pág. 359. La señora Piozzi, para colmo, afirma que se trata de versos «improvisados», olvidando que Johnson le explicó cómo y por qué los había escrito. El muchacho en cuestión es sir John Lade. Era sobrino y tutelado del señor Thrale, quien parece haber pensado que la señorita Burney podría ser su esposa. Lade es también quien, al preguntar a Johnson si le aconsejaba casarse, encontró esta respuesta: «Yo, señor, no aconsejaría casarse a nadie que no sepa propagar el entendimiento». En efecto, su manera de despilfarrar llegó a ser legendaria. Sinonimia británica se publicó en 1794, después de la segunda edición de Boswell. Tanto la introducción al poema como el mismo son adiciones de la tercera. <<

[c252] Long-expected one-and-twenty, | Ling’ring year; at length is flown; | Bride and pleasure, pomp and plenty, | Great*** ****, are now your own. || Loosen’d from the Minor’s tether, | Free to mortgage or to sell, | Wild as wind, and light as feather, | Bid the sons of thrift farewell. || Call the Betseys, Kates, and Jennies, | All the names that banish care; | Lavish of your grandsire’s guineas, | Shew the spirit of an heir. || All that prey on vice or folly | Joy to see their quarry fly; | There the gamester, light and jolly, | There the lender, grave and sly. || Wealth, my lad, was made to wander, | Let it wander as it will; | Call the jockey, call the pander, | Bid them come and take their fill. || When the bonny blade carouses, | Pockets full, and spirits high… | What are acres? what are houses? | Only dirt, or wet or dry. || Should the guardian friend or mother | Tell the woes of wilful waste; | Scorn their counsel, scorn their pother… | You can hang or drown at last. <<

[c253] La siguiente carta, escrita con caligrafía agitada y desde la antesala de la muerte por el afable Bennet Langton, obviamente interrumpida por la vehemencia de su sentimiento, no parece mal final a la historia de tan dilatada amistad. No consta el destinatario, pero la familia del señor Langton cree que se trata del señor Boswell. «Mi querido señor, tras muchas esperanzas y temores en conflicto, por lo que atañe al recio repunte de la enfermedad que ha asediado a nuestro honrado amigo, el doctor Johnson, desde que llegara de Lichfield, desde hace unos cuatro días todo hacía pensar que el fin estaba cerca y era terrible, y esta tarde, a las ocho en punto, cuando llegué a su casa por ver cómo iba saliendo adelante, se me puso al corriente en la misma puerta de que unos tres cuartos de hora antes había exhalado su último aliento. Le escribo ahora desde la sala en la que sus restos venerables constituyen todo un espectáculo, la interesante solemnidad del cual, por difícil que fuera de expresar en términos cualesquiera, y más a usted, mi querido señor, cuyas propias sensaciones se la habrán de pintar con tanta viveza, sería de todos los hombres el más superfluo de tratar de…». —CROKER, 1835-1848

La interrupción de la nota tal vez se debiera a un descubrimiento hecho por Langton. Hawkins dice que «a las once, la noche en que se produjo la muerte de Johnson, el señor Langton acudió a verme y, en un estado agónico, me dio a entender que nuestro amigo se había provocado heridas en diversas partes del cuerpo» (Vida, pág. 590). Al moribundo, «en el último día de su existencia a este lado de la tumba, el deseo de vivir —por utilizar las palabras de Murphy (Vida, pág. 135)— le volvió con toda la vehemencia de antaño». Con la esperanza de librarse de las acumulaciones de agua producidas por la hidropesía, se produjo esas heridas. Perdió mucha sangre, lo cual sin duda aceleró el fin. Langton debió de sospechar que Johnson acortó su vida intencionalmente. —HILL <<

[c254] Véanse [págs. 797], y [1326]. <<

[c255] «Si nuestra esperanza en Cristo sólo es para esta vida, somos los más miserables de todos los hombres». I Corintios, 15, 19. <<