9.— Irene, maldito sea…

Tres días más tarde escribí un memorando encabezado por el titulo: «Cosas que tengo que decirle a Irene». Pero tenía la sensación de que ella no iba a darme oportunidad alguna de decírselas; así que Lo deslicé por debajo de la puerta de su habitación.

Irene, maldito sea si voy a dejarme tratar así por más tiempo.

Jibia se ha convertido en una encarnación imposible de divinidad asumida por ella misma; no hace más que acuclillarse en su habitación (que solía ser también la mía), e inhalar una mezcla tóxica que le hizo ir a buscar a Copo de Nieve.., a casa del profeta aborigen, ¡por amor de Dios! La hace entrar en trance, y el resto del tiempo se lo pasa divagando, recitando diatribas del antiguo repertorio de El Cuervo, y dando palmas al ritmo de las tonadas. Copo de Nieve no está mucho mejor; pasa todo el día ahí dentro con Jibia, y cuando sale se queda gimiendo por su tío en un rincón.

Furia de Caballo ha desaparecido. Ayer tuve que hacerme cargo yo mismo de las mulas. ¿Estás preocupada por Furia de Caballo? Sólo lo pregunto porque es tuyo, pagaste un elevado precio por él, consta en el libro.

Y, sencillamente, no sé qué actitud adoptar para contigo, Irene, para contigo. Ahora me resulta evidente que te encuentras profundamente involucrada en la política de este espantoso país, y que estabas involucrada en ella antes incluso de que llegáramos. No sé para quién está s trabajando, en favor de qué intereses, a cambio de qué ventajas o pecunia; y ciertamente no sé por qué deberías esperar que yo me involucre del mismo modo.

Irene, si voy a serte de alguna utilidad (y Dios sabe que desearía que así fuese, pues tengo muy duraderos recuerdos de ti; nunca me has gustado en exceso, pero has sido siempre una especie de amiga), ¿por qué no puedes ver que deberías contármelo todo?

Si no puedo continuar con esto, te juro que me marcharé de vuelta a Asia.

Esta Italia no es para nada asunto mío; no quiero traicionar a nadie. Pero me has involucrado, y no es justo que envuelvas la red a mí alrededor una y otra vez, en la oscuridad. Irene: hay una cosa más: ¿CUÁNDO VAMOS A REANUDAR NUESTROS ENSAYOS?

El teatro estará abierto otra vez a finales de esta semana sí no hay más problemas. Ya habías hecho colocar los carteles antes de que empezara todo esto: ¿tienes la seria intención de decepcionar a tu público? Nunca lo habría esperado de ti... Un comportamiento tan poco profesional por tu parte seria tan imposible como la mismísima idea de que, precisamente tú, estuvieras trabajando por el bien de la Urbe... Por favor, lee esto y dame una respuesta.

Vida de un republicano en tiempos de Sila y Cayo Mario
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