7. Martes, 29 de agosto

TERESA

Hoy he vuelto a trabajar en la cocina con Rachel. Es el trabajo que más me gusta hacer. La cocina es alegre. Las chicas bajan y suben, los proveedores van desfilando a lo largo de la mañana, cuentan alguna cosa, bromean con Rachel. Miss Jackson entra varias veces a consultar, a indagar cómo van los platos del día. Rachel me da instrucciones, me envía de un sitio a otro, me pide ayuda.

—Sentiré que te marches, Teresa. Deberías quedarte en la Casa siempre, trabajando con nosotras, ¿no te gustaría?

Si pudiera estar en muchos sitios a la vez, Rachel, o al menos elegir cada mañana al despertarme, elegiría muchos días tu cocina, elegiría charlar con vosotras o escuchar vuestra charla, vuestros pequeños y grandes problemas, vuestro buen humor y vuestra tristeza. Pero no se puede elegir, y tu cocina y todas vosotras quedaréis atrás inevitablemente, y cuando me vaya, también yo, para vosotras, quedaré atrás, aunque nunca os mováis de la cocina y de la Casa.

—Sí, Rachel, claro que me gustaría estar aquí más tiempo.

—Puede que algún día vaya yo a España.

—Ojalá, Rachel.

El verano se acaba. Todavía queda tiempo, muchos días en Londres, pero yo miro las cosas y las personas preparándome para la despedida.

—¿Volverás otro verano? No será tan difícil, ¿verdad, Teresa?

—Puede ser, Rachel.

No hablemos de mi marcha y de mi vuelta. Es pronto para hablar de estas cosas.

—Rachel.

—¿Qué?

—¿Corto el pan para el pudding?

—Sí, Teresa, córtalo.

Cuadrados grandes, luego éstos se dividen en cuadrados pequeños. El pudding se ajusta a una arquitectura y a una geometría que garantizan su sólida estructura.

—¿Cuántos pisos, Rachel?

—Tres, toma las pasas.

Desde muy temprano se necesita la luz eléctrica. Las ventanas del sótano ya no sirven. La luz de la calle es todo el día gris.

—Rachel, ¿cuándo volverá el sol?

—No sé, puede que salga un día de éstos. Todavía no estamos en otoño. Todavía es época de sol.

En invierno, la luz de la calle será inútil. De la calle, por las ventanas de la cocina sólo entrará oscuridad, niebla y frío.

—Teresa, ¿quieres poner la mesa de las chicas? Son ya cerca de las doce.