Cita 8

Entró bailando en el cementerio que estaba al aire libre, pero allí los muertos no bailaban, tenían cosas mejores que hacer. La chiquilla quiso sentarse en la tumba de un pobre, donde crecía amarga salvia silvestre, pero para ella no había paz ni reposo y, cuando se dirigió bailando hacia la puerta abierta de la iglesia, vio a un ángel con una larga túnica blanca y con unas alas que le llegaban desde los hombros hasta el suelo; su rostro era serio y severo y en la mano llevaba una espada ancha y resplandeciente.

 

Las zapatillas rojas

Hans Christian Andersen