Se ha quedado conmigo toda la noche diciéndome lo importante que soy para él, y me he despertado con sus atenciones por todo el cuerpo, junto a un maravilloso desayuno que ha preparado, medio desnudo, en la cocina del apartamento. Enseguida nos hemos vuelto a perder en besos y caricias en el pequeño sofá del salón, hasta que mi móvil, como viene siendo habitual, nos ha interrumpido y hemos tenido que dejar lo de venerarnos para otro momento. Ha sido Akos, para anunciarme que me estaba esperando en el despacho de Chandra para tratar el asunto del plan, que dicho sea de paso se me había borrado momentáneamente de la memoria. Hoy, si logramos llegar a un acuerdo y pulir esas pequeñas cosas que faltan, será la gran noche, por fin un poco de acción. Después de lo que ha ocurrido esta noche, un poco de control me vendrá genial. Aunque a mi favor he de decir que entre toda esta locura, he tenido una auténtica revelación, comprendiendo por fin, que él es mi destino y yo el suyo, que permaneceré a su lado porque a estas alturas no puedo apartarme ni sé hacerlo, y aunque me muero de miedo, no soy capaz de luchar contra mí misma, contra los sentimientos tan profundos que tengo hacía él. Es extraño, pero hace unos pocos días Askar me dijo algo parecido, y ahora tengo que darle toda la razón, no se puede ser lo que uno no es, no se puede ir contra uno mismo… Sin ningunas ganas me voy hasta la ducha, abstraída en estos pensamientos, sin darme cuenta que ha venido siguiéndome, y está detrás de mi reclamándome ferozmente. Atrapándome entre su duro cuerpo y la fría pared de azulejos, me acaricia y me besa, dándome placer con sus manos hasta que alcanzo uno de esos intensos orgasmos que jamás creí volver a sentir. No deja que le corresponda, ni siquiera permite que me dé la vuelta para abrazarle y perderme en esos preciosos ojos negros mientras lo hace, dice que estará perdido si lo hago porque me poseerá, y no me dejará marchar de su lado en varios días. Siento la determinación y la lucha que mantiene en su interior por esto, sorprendiéndome, porque sé lo intenso que es. Me acompaña hasta el despacho de Chandra, y antes de dejarme entrar me besa como si fuese a acabarse el mundo, teniendo que hacer después, verdaderos esfuerzos para concentrarme.
Akos, Chandra y yo estamos gran parte del día reunidos. Primero informamos a Chandra del plan que queremos llevar a cabo y a continuación lo pulimos con él, que nos sugiere unas cuantas buenas ideas, aunque para Akos pulir el plan es solo vigilar mis movimientos. Chandra llama a Julen para que le enseñe a Akos un montón de aparatos GPS que satisfagan su preocupación respecto a la vigilancia, y al final se tranquiliza un poco. Elegimos juntos unos micros de última generación con mucha autonomía y capacidad. Después hace presentarse a algunos de sus hombres de confianza para incluirlos en el plan, dándoles instrucciones muy precisas por si tienen que rescatarme del club o la mansión. Cuando todo parece atado, me hace repetirle unas cuantas veces los pasos que seguiré, para cerciorarse de que me han quedado claros. Por último, llama a Lucan para avisarle de que tenga dispuesto el piso franco de Montmartre. Parece que después de todos estos preparativos ya se ha quedado conforme, o por lo menos controlando un poco más, según dice él. Cuando salimos del despacho es por la tarde, y tengo que ir a prepararme. Solo falta mi atuendo, la indumentaria que llevaré para crear mi personaje de esta noche; sin embargo, como durante la reunión han informado a Chandra de que han visto a varios esbirros sospechosos merodeando alrededor del edificio, decidimos que sea Akos el que vaya a comprarlo. Sospechamos que son lacayos de los vampiros, desesperados por encontrarme. Cuando Akos regresa para darme dos bolsas plateadas y decirme que dentro de unas horas pasará a buscarme, el doctor Da Sousa está haciéndome el tercer grado en la enfermería, porque he aprovechado para ir a saludar y ver cómo se encuentran hoy Kassi y Uriel, además de ver a Assur claro. Todo iba bastante bien, hasta que mi socio ha aparecido con las bolsas de ropa recién comprada, y Assur sin ningún motivo se ha marchado, echándole antes de irse, una mirada de las suyas matadora. Aparte y para acabar de arreglar las cosas, Roberto como era de esperar, ha intentado sonsacarme para que le diese más detalles sobre la misión, pero me he escabullido, porque no quería acabar discutiendo. Creo que cuanto menos sepa, mejor, como el resto. Mientras me arreglo, pienso que si toda esta noche sale como espero, pronto daré su merecido a Iskra. Ahora, delante del espejo, mientras me preparo para adoptar mi papel de femme fatale, pienso detenidamente qué haré si me encuentro con ella, y llego a la conclusión de que improvisaré como siempre, porque esto es lo que mejor se me da cuando llega el momento crítico. No quiero darle demasiadas vueltas, me centro en el vestuario que me ha conseguido Akos, que es de lo más extravagante y raro, aunque resultará efectivo. Por unos instantes me imagino al grandullón de Akos entrando en la tienda donde lo ha comprado y eligiendo el modelito, atendido por las esculturales y guapas dependientas, haciéndose escuchar por encima de la ruidosa música… Tengo que decir que lo único que me gusta es el color, nada más; es un mono negro con cremallera, de una tela elástica y brillante que simula ser látex y que parece salido de una peli porno. Además, es muy ajustado y va acompañado de una especie de redecilla negra que hace las veces de bodi interior, también negro. Una cazadora corta del mismo material y unas botas altas, donde guardaré mis cuchillos, completan el estrafalario traje. Me echo maquillaje para parar un tren y recojo mi pelo en una trenza muy engominada. Cuando estoy terminando y solo me falta pintarme los labios, siento un ligero mareo que me hace oír muy lejanamente la música que tengo puesta en el ordenador. Lo que noto es parecido a cuando dos sonidos se acoplan, como si me envolviese una electricidad estática gigantesca. A continuación, todo se para a mi alrededor y mi cabeza queda en absoluto silencio, algo muy raro ha sucedido y no sé qué es. Oigo la voz de Lía llamándome muy cerca, como si estuviese aquí, ocupando mi cerebro. Súbitamente tengo la certeza de que así es.
Esta misma tarde, de regreso a mi apartamento, he visitado el vínculo para hablar con ella, porque desde ayer no lo hacía. Hemos estado haciéndolo de los adelantos que está consiguiendo y de lo rápido que está dominando los poderes que tiene, de cómo Istem, desde que ella le ordenó que cesara en sus abusos, solo ha aparecido para alimentarla con una suavidad que no recuerda haberle visto nunca, y de cómo está empezando a ensayar otras habilidades más prácticas. Me ha vuelto a asombrar que en este poco tiempo haya progresado tanto, y todo esto sin tocar directamente su amuleto. Si conseguimos sacarla de ese lugar, será una poderosa aliada que hará temblar a todos nuestros enemigos. Pero nada que indicase esto que me está pasando ahora mismo… Se me nubla la vista y tengo que cerrar los ojos y agarrarme para no perder el equilibrio…
—¡Stella, ¿estás ahí?!
—Sí, Lía, ¿qué estás haciéndome? —digo en voz alta masajeándome las sienes por la presión tan grande que siento en la cabeza.
—¡No lo sé, mis poderes mentales se han potenciado o algo así, creo que al tener un vínculo contigo me acabo de meter en tu mente!
Una especie de mareo vuelve a hacer que me quede muy quieta… ¡Perfecto, justo esta noche que necesito estar al cien por cien!
—¡Lo siento, Stella, no sé por qué ha sucedido esto!
—Puf, esto es un contratiempo… Oye, ¿no puedes desconectarte o algo así?
—Intentaré salir, espera.
Noto cómo intenta hacerlo, aunque lo único que consigue es que sienta una fuerte presión mayor que la anterior y que tenga que volver a agarrarme para no caerme. Cuando logro estabilizarme un poco sé que aún sigue dentro. Miro el reloj y veo que se me está haciendo tarde…
¡Mierda!
—Déjalo, no tengo tiempo. Tendremos que acoplarnos lo mejor posible.
—¡Lo siento, perdóname, Stella; yo no quería hacer esto!
—Tranquila, no es tan grave. ¿O sí? Bueno, tendremos que apañarnos, Lía. Lo que pasa es que me siento un poco rara. Aparte del mareo y la pérdida de estabilidad, es como si me observases, como si hubieses tomado control de parte de mi cerebro. ¡Un momento! Si estás dentro de mi cabeza, verás todo lo que yo veo y sentirás todo lo que yo siento, ¿verdad?
—Sí, ahora mismo estoy viendo lo que tú ves y también percibo algunos de tus pensamientos. ¿A qué te refieres con lo de apañarnos?
—A que llevas ciento cincuenta años sin salir al mundo exterior y las cosas han cambiado mucho en ese tiempo. Esta noche precisamente puede causarte un gran impacto, pero no tenemos tiempo, vendrás conmigo y tomarás este curso acelerado de vuelta al futuro en esta noche. ¡Asunto resuelto!
—¿Un curso acelerado de vuelta al futuro, Stella?
—Sí, claro; quiero decir que te pondrás al día en un periquete.
—De acuerdo, aunque no sé qué hacer…
—Nada, lo único que te pido es que mantengas la calma y confíes en mí. Debes saber que estás a salvo ahí dentro y que lo tengo todo bajo control, esta noche estás en mi terreno y soy toda una experta.
—¡Perdóname, Stella, después de todo lo que has hecho por mí voy yo y estropeo las cosas de esta manera, lo siento muchísimo!
—Tranquila, ya te lo he dicho. A lo mejor esto en el fondo nos viene bien.
—¿Estás enfadada conmigo?
—Pues claro que no, solo un poco expectante, eso es todo. Oye, quiero pedirte algo antes de salir, Lía: si tienes miedo, te pones nerviosa o no estás bien, házmelo saber rápidamente.
—Entendido. ¿Adónde vamos, Stella? Llevas un atuendo muy extraño, pareces otra persona, aunque en realidad no sé muy bien qué vestimentas lleváis ahora.
—A cazar vampiros. Y sí, el atuendo que llevo es especial, suelo vestir con más discreción y gusto.
Termino de pintarme los labios, colocar los cuchillos conjurados, que llevaré esta vez dentro de las botas, porque tendré que prescindir de los guantes, y el micro con el que me comunicaré con Akos. Por último, me pongo la cazadora.
—Te has quedado muy callada. ¿Estás asustada, Lía?
—Tengo que reconocer que un poco. Ya sabes, es mi primera vez y no sé qué esperar de todo esto.
—No te preocupes por nada. Los vampiros que verás esta noche son malvados, pero no más que ese con el que tratas tú. Créeme si te digo que estás curada de espanto, querida.
Mientras salgo, cambio mi conversación a un nivel mental para que nadie piense que he perdido el juicio. Entonces me doy de bruces con Rober cuando estoy a punto de entrar en la enfermería.
—¡Vaya, princesa, estás guapísima! —Silba exageradamente—. Ahora mismo iba hacia tu apartamento, Kassi me ha pedido que te pases a verla porque quiere desearte suerte antes de que te marches.
—Vale, por cierto, ¿está Assur dentro?
—Sí, acabo de dar de alta a Uriel y está ayudándole para irse.
Me sujeta antes de entrar y siento de golpe toda su preocupación. Sin ningún miramiento, como siempre, me dice que tenga cuidado, recordándome las cosas que no debo hacer.
—Lo tengo todo bajo control, Rober, ya lo sabes
Asiente resignado y compungido, como siempre que me voy de misión sin él.
—¡Te quiero, princesa!
Nos abrazamos un instante y a continuación entro en la enfermería. Parece que Lía se ha acoplado tan bien que ya forma parte de mí, ya no siento nada extraño y todo ha vuelto a la normalidad. Las conversaciones paran de repente cuando llego junto a la cama de Kassi.
—¡Estás espectacular, Stella! ¡Tendrás que dejarme ese modelito algún día!
—Gracias… —respondo un poco azorada.
—Stella, si mi opinión sirve de algo, creo que volverías loco al mismísimo diablo.
El que ha dicho esto es Uriel desde el otro lado de la sala, junto a Assur, que se ha quedado mirándome como si fuese completamente desnuda. Nuestras miradas se cruzan unos segundos y veo que está muy complacido, aunque a la vez parece también molesto.
—Desde luego, el que te vea así esta noche va a estar perdido —añade Uriel sonriéndome divertido.
—Eso espero, que todos lo que se fijen en mí acaben perdidos, pero en el peor de los sentidos. Ya veo que te vas, me alegro mucho. ¿Y tú, Kassi, para cuándo? —pregunto girándome sin querer volver a mirar a Uriel ni a Assur.
—Me ha dicho Rober que pasado mañana, para asegurarnos del todo.
—Bueno, entonces debes aprovechar y recuperar horas de sueño. No sabes lo que daría por cambiarme por ti, llevo sin dormir bien por lo menos dos siglos…
¡Aunque en realidad son casi ocho!
Siento que ya no puedo más y le pregunto a Assur si puede salir un momento para hablar, me despido de los chicos y salgo fuera. En el pasillo, me doy cuenta que sigue sin dejar de mirarme, así que para moverme y ocultar la turbación que me provoca, decido meterme en el despacho de al lado. Por lo menos aquí dentro nadie me verá no dar pie con bola. Cierro la puerta justo después de que pase, y me quedo junto a ella para no estar tan cerca de él.
—¡Soy uno de los que se han perdido mirándote, estás preciosa! No sé si dejarte marchar o secuestrarte y llevarte a mi casa.
Sonrío despacio, muy halagada, bastante agitada aún.
—Lo siento, pero esta vez tendrás que dejarme marchar, solo quería decirte que esta noche no nos veremos, así que tenemos una cena pendiente. Bueno, mejor dicho, me debes una cena.
—¿Y cuándo regresarás?
—No lo sé, cuando haya cumplido mi objetivo. Pronto, seguramente.
Se acerca un poco más y me acaricia la cara, lo que me produce escalofríos y hace que cierre los ojos para perderme en estas magníficas sensaciones. A continuación agarrándome de la cintura, me atrae hacia él.
—Estás maravillosa, aunque odio que ese desgraciado haya sido el que te haya comprado esta ropa tan provocativa, eso solo me corresponde a mí.
—Akos no me la ha regalado, solo ha sido el que ha ido en mi lugar a comprarla; él no tiene esas intenciones conmigo, y yo tampoco le dejaría. Solo somos compañeros, nada más.
Un poco más calmado, consiente sonreírme con una turbadora sonrisa, rozándome los labios. Continúa acariciándome con su boca, haciéndome perder la voluntad de irme; si sigo aquí así, hay peligro que le ruegue que me rapte como ha sugerido antes.
—¡¡Dioses Iyari!! Me encantaría besarte, que nos saboreáramos hasta perder la razón, pero no voy a hacerlo porque estaría perdido…
¡Qué pena! Y yo creo que voy a abalanzarme sobre él sin que me importe nada más. De pronto me da la vuelta poniéndome de espaldas, frotándose contra mi trasero, mordiéndome el cuello. Un estremecimiento maravilloso me hace decir su nombre, no sé si como un ruego para que pare, o como una orden, para que continúe torturándome así…
—Me vuelve loco oírte decir mi nombre de esa manera.
—¡¿Qué manera…?!
¡No sé ni lo que estoy diciendo! Vuelve a morderme y mi voluntad flaquea seriamente, casi ya no me importa nada de lo que me pase después.
—Esa manera tan caliente y deliciosa, esa forma tan hambrienta, tan salvaje… Dime, ¿me deseas?
Asiento con la respiración muy entrecortada.
—¿Cuánto?
Roza sensualmente mis pechos y caderas con sus expertas manos, y yo juro que solo voy a disfrutar de esto un poco más.
—¡Si te lo digo no me dejarás marchar…!
—Para eso ya es tarde, ya te lo dije, nunca te dejaré irte de mi lado, me perteneces.
Suspirando y cambiando totalmente de tercio, me abraza fuertemente y permanece así un buen rato hasta que se aplaca. Yo también intento hacer lo mismo para poder marcharme. Junto a mi oído susurra unas palabras, que me hacen apretarme contra él.
—Ten cuidado por favor, no quiero perderte ahora que te he encontrado. .
—Y no lo vas a hacer, Assur; tenemos pendiente una cena y la continuación de una interesante conversación sobre pertenencia, que no voy a perderme por nada del mundo.
Cuando me giro cojo sus manos, y le doy un beso en la mejilla, dejándole una marca roja de carmín, entonces sin más demora, le suelto y voy hacia la puerta para marcharme. Le miro una última vez para llevarme su imagen conmigo. Salgo sintiendo su mirada por todo el cuerpo, incluso cuando empiezo a bajar las escaleras.
—¡Stella, es mucho más guapo en persona!
¡Por el amor de Dios, se me había olvidado totalmente que Lía estaba presente!
—¡¡Lo siento muchísimo, se me fue el santo al cielo!!
—No pasa nada, es lo que suele ocurrir cuando dos personas se sienten atraídas la una por la otra, o por lo menos eso creo, ¿no?
—Sí, bueno, claro…
Creo que hasta me he enrojecido. Carraspeo, e intento cambiar de tema.
—¿Eso crees? ¿Qué significa eso? ¿Nunca te has sentido atraída por una persona?
—Así de esa manera no. No solía coincidir con muchos hombres cuando era humana, era un poco solitaria y eso hacía que los demás pensasen que era extraña, sobre todo ellos.
—¡Pues ellos se lo perdían, cielo! Puedo asegurarte que eres preciosa y seguro que la mayoría del género masculino piensa lo mismo que yo. Indudablemente estarían muy interesados en conocerte.
Ahora es ella la que se siente un poco incómoda.
—Stella, aparte de la atracción, se os nota muy enamorados, hacéis muy buena pareja —añade, y yo por mi parte me quedo callada sin saber qué decir, con todas las alarmas activadas por el dichoso miedo que ha aparecido de nuevo.
Vaya dos bobas, parece que este tema nos hace ponernos nerviosas. Cuando salgo al patio veo a Akos y Lucan hablando, los saludo un poco apartada esperando a que terminen, pero mi atuendo de dominatrix porno les llama la atención y dejan de hacerlo para comentar lo bien que estoy. Lucan, sin más, se despide porque le está esperando Chandra, y nos deja solos.
—¡Si esa chupóptera no cae rendida a tus pies, entonces habrá que matarla por mal gusto! Estás genial, y veo que he elegido bien la talla, porque el traje te está como un guante. Doy gracias por no haber llegado a subir estando vestida así…
Empieza a andar hacia la moto y yo le sigo.
—¿Por qué dices eso?
—¡Porque no quiero morir aún, soy demasiado joven, Stella!
Se ríe divertido. Me sorprende, ya que desde ayer por la noche con todo esto del plan está bastante serio. Me entrega el casco y notando mi confusión comienza a explicarse.
—Es por tu amigo. Cada vez que me mira lo hace como si fuese a matarme; de hecho, he creído que iba a hacerlo esta tarde cuando te he dado las bolsas. Seguro que al verte así y ver que nos marchamos juntos lo hubiese hecho de verdad…
—¿Quién es este hombre, Stella? Percibo mucho poder en él, aunque ahora recuerdo que le he visto antes.
—Es Akos, uno de los lugartenientes de Nerkal. Es un lobo, los máximos enemigos de los vampiros, y tienes razón, te los mostré cuando te traspasé los poderes de tu amuleto.
Akos, ajeno a mi conversación mental, sigue hablándome.
—¿Me permites una pregunta personal, Stella?
—Sí, pero si es muy personal a lo mejor no te la contesto —respondo medio en broma yo también.
—¿Te gusta ese hombre? No es que a mí me importe, pero me he fijado en que a veces es demasiado acaparador contigo. Te lo digo porque creo que aparte de compañeros nos apreciamos, y si me dices que eso te molesta, puedo darle un aviso para que no se tome tantas libertades.
¡¡¿Qué está pasando aquí?!! ¡¡¿Por qué este interés repentino respecto a Assur y yo?!!
—Stella, el ofrecimiento es sincero, parece que le interesa porque se preocupa por ti.
—¡Ya, querida, pero no quiero que nadie se preocupe por mí!
Este comentario lo digo en voz alta, y Akos me mira extrañado.
—¿Con quién hablas?
—Con Lía y contigo a la vez. Sí, Akos, me gusta y mucho. No debes preocuparte por esas libertades que se toma. Y sí, Lía, sé que su ofrecimiento es sincero…
Respiro hondo para calmarme, no sé por qué me he puesto así. ¡Quizá porque todo lo relacionado con él me desborda!
—¡Perdonadme los dos, pero es que hablar de esto me pone muy nerviosa, la relación que tengo con Assur me hace comportarme así! Akos, agradezco tu interés y te pido que no se lo tengas en cuenta, por favor.
—Está bien, tranquila, no pasa nada; solo pretendía aclararme, pero si tú dices que todo está bien, por mí perfecto.
Le sonrío para agradecer su paciencia y comprensión.
—Por cierto, no os he presentado aún: Lía, este es Akos, y Akos, esta es Lía.
Cojo de repente la gran mano de Akos y se la estrecho.
—¡No, Stella, por favor, me da mucha vergüenza!
—¡Tonterías! ¡Si es muy agradable y simpático!
Akos, flipando por oírme hablar sola, vuelve a alucinar mucho más cuando nota a Lía. Se queda muy callado mirándome fijamente.
—¡¿Qué rayos es eso?! ¡¿Se puede saber qué me has hecho, Stella?!
Siento de repente cómo me he metido en su cabeza y he visto dentro de ella, pero no como yo suelo hacerlo, sino más profundamente. He visto en un instante, como si de una fotografía se tratase, cómo es, qué hace, qué piensa; todo, en una palabra.
—¡Yo nada, Akos, es Lía con sus poderes! ¡Yo me he limitado a transmitir solamente!
—Lo siento muchísimo… Esto es lo que debe de pasar cuando toco a la gente. Todavía no puedo controlarlo muy bien, Stella; pídele perdón, por favor, dile que no era mi intención, aunque me ha gustado lo que he visto, es un hombre bueno y honorable.
—Akos, Lía dice que lo siente, pero que le ha gustado lo que ha visto.
Mi socio me mira muy extrañado y sorprendido.
—¿En serio la tienes en la cabeza, Stella? ¿Estás bien? Si quieres lo dejamos, bastante arriesgada es la misión ya como para encima añadirle más barreras.
—¿Por qué barreras? Posiblemente me venga muy bien su ayuda, tiene más poder mental que yo, ya lo has visto, ¡le estoy dando un cursillo acelerado, no te preocupes por nada!
—¿Seguro?
—Segurísimo, Akos. Y bien, después de estas presentaciones creo que deberíamos marcharnos a capturar vampiros, ¿os parece, chicos?
Me pongo el casco mientras él se monta aún sorprendido, tratando de asimilar lo que acaba de suceder. Me subo a la moto sin darle más tiempo a la conversación.
—¡Lía, agárrate bien, porque este va a ser tu primer viaje en moto y una experiencia inolvidable, es como ir a caballo, pero más rápido! ¡Akos, no la defraudes y haz que no lo olvide nunca!
—¡¡Stella, no se me daba muy bien lo de montar a caballo, estoy un poco asustada!!
—Solo relájate y disfruta del paseo, que no va a pasarte nada. París de noche es precioso. Además, Akos conduce muy bien.
El ruido del motor resuena por todo el patio. La puerta de salida se abre y el gran esqueleto de hierro comienza a moverse.
—¡Desde luego, Akos, qué suerte tienes! Llevas montadas a las chicas más guapas de toda la ciudad.
Akos me mira a través de su casco y me sonríe animado. Parece que se ha olvidado de las pegas y preocupaciones y por fin nos dirigimos a comenzar la misión. Noto que Lía está muy asombrada, y parece que este primer contacto le está gustando mucho.
Salgo al pasillo después de que ella se haya marchado, aunque sea, quiero verla por una de las ventanas. No me entusiasma nada hacerlo, me muero a cada segundo que se aleja, pero no quiero perderla de vista cuando está cerca.
Desde la noche anterior estoy en un estado de completa felicidad porque por fin me ha confesado que está enamorada de mí. Aunque no ha sido nada fácil hacerle ver la realidad respecto a nosotros. Nada fácil, aunque eso ya lo sabía, con ella nada es fácil ni corriente. La verdad es que es distinta, no puedo atenerme a nada, a cada segundo estoy descubriéndola, parece que voy conociendo su carácter, cuando al segundo siguiente vuelve a sorprenderme. Es muy especial para mí, desde que la vi por primera vez no he hecho otra cosa más que amarla.
Uriel aparece a mi lado sin que apenas me dé cuenta, últimamente estoy demasiado distraído….
—¿Qué, compañero, observando a esa turbadora mujer? Me parece que debe de tener un montón de espías, así que ponte a la cola, amigo.
—Seguramente, aunque solo yo la tengo para mi solo…, si eso puede llegar a ser posible con una criatura excepcional como ella.
—¿Y eso se lo has dicho o solo está en tu cabeza? Ya sabes que me encantaría que me dijeses que estáis juntos; aunque creo que es un juego peligroso, no me gustaría volver a verte pasar por lo que has pasado este tiempo atrás. ¡Lo siento, Assur, por mi sinceridad sin que me la hayas pedido, pero es que me preocupo por ti, ya lo sabes!
El bueno de Uriel siempre pendiente, es el mejor amigo que uno desearía tener.
—Así es, amigo; esta misma noche le hablé de mis sentimientos y ella a mí de los suyos. Vamos a intentarlo, porque ninguno de los dos quiere apartarse.
Suelta de pronto una carcajada alegre.
—¡Enhorabuena! ¡Lo sabía! Estáis hechos para estar juntos, aunque si me lo permites no te va a ser nada fácil lidiar con ella, ¡parece de armas tomar!
Me da a continuación unas cuantas palmadas de ánimo en la espalda. Tiene razón, intuyo que mi hechicera me dará unos cuantos quebraderos de cabeza, pero así y todo deseo intentarlo, y formar parte de su vida.
—En estos últimos días he descubierto que debemos estar juntos, nada importa más, el resto de cosas es secundario…
Esto mismo durante esta noche ha sido un descubrimiento. Intentando demostrarle que ella es la única que sabe corresponderme, yo mismo he averiguado que también es esencial para mí. Es como si el vínculo que se ha ido forjando desde que nos conocimos, no hubiese dejado de crecer. ¡Tengo la certeza que nunca volveremos a estar lejos el uno del otro, aunque estemos cada uno en un sitio diferente del mundo, incluso cuando ella haya dejado de estar aquí y su alma esté buscando otro cuerpo para regresar!
—Aunque estoy yendo poco a poco.
—¿Y eso por qué?
—Porque está un poco contrariada por todas estas emociones tan intensas que siente, y quiero darle tiempo.
—Eso te honra, Assur. Yo no sé si podría hacer eso. Si yo estuviese en tu lugar, querría apartarla y tenerla solo para mí. No sé cómo puedes hacerlo, creo que la amas de verdad; por eso yo sigo solo, porque soy demasiado cobarde para implicarme tanto.
—Te equivocas, es porque todavía no has encontrado a la persona adecuada. Te aseguro que yo estaba igual que tú y pensaba que todas estas cosas del amor no iban conmigo hasta que la encontré, todo cambió en ese preciso instante. Es verdad que hay muchas veces que me gustaría comportarme así, y no te creas que lo hago así sin más, tengo que hacer verdaderos esfuerzos para no sacar mi instinto, aunque cuando regresa, me mira con esos fascinantes ojos y me sonríe se me olvida todo.
¡¡Ojalá estuviese sintiendo esto ahora!! Porque en este mismo instante estoy muriéndome al saber que esta noche no estaremos juntos. Encima presiento que la misión que va a llevar a cabo es muy peligrosa, aunque no sé los detalles, las caras con las que han salido de la larga reunión Chandra y Akos, confirman mis sospechas y temores. Estoy totalmente seguro de que a lo que se va a enfrentar es bastante arriesgado; sin embargo, ella más bien diría que es algo creativo, parece que nada le es imposible, que vive en otro universo donde el peligro no existe. No sé qué voy a hacer hasta que regrese, no puedo concentrarme en nada. Tal vez si saliese a pasear me despejaría un poco, pero lo descarto de inmediato, porque lo más seguro es que fuese automáticamente a buscarla, arrancándola de la moto de ese indeseable, para llevármela lejos. ¡¡Paciencia!! Tengo que acostumbrarme a esta parte de su vida tan importante para ella, respetarla y aceptar tal como es; mi ingeniosa y valiente guerrera.