Sentada frente al mar como siempre que hay algo que me preocupa, busco consuelo y respuestas en el murmullo de las olas sumergida en ese fascinante color azul que me ayuda a pensar y a aclararme. Tengo la hoja de papel en mis manos y la leo una y otra vez sin parar para ver si encuentro sentido a las palabras, estoy totalmente confundida después de leer la carta de mi abuela que Selene me entregó en París, en la cabeza tengo una maraña de recuerdos y un millón de preguntas sin respuesta que no sé si hallaré alguna vez. Aunque en realidad no hay nada más que buscar, la carta lo explica todo claramente. La única pregunta que me queda en el aire es la identidad de mis verdaderos padres, pero si bien hace unos años esto me hubiese importado algo, ahora sinceramente ya me da igual. Hallar mis raíces es algo que nunca me ha preocupado demasiado, siempre he creído que se pertenece al lugar donde se está y se es feliz, y para mí ese lugar es este, mi isla, con mi gente y mis amigos, y cuando mi abuela aún estaba aquí conmigo.
La carta dice así.
Mi querida y amada Stella:
Cuando leas estas líneas yo ya no estaré contigo, solo me encontraré velándote y amándote muy lejos de ti, aguardando el momento de tu llegada, el cual espero que esté muy lejano aún. Tienes que tener una vida plena y muy muy larga, colmada de felicidad. Nunca te he dicho lo que vas a leer a continuación porque no podía, tenías que ser poseedora de la Marca del Espejo para saberlo, así nos fue dicho generación tras generación a través de los largos milenios. Nuestro linaje ha sido guardián de este secreto desde sus comienzos, que se ha transmitido de madres a hijas junto con el Espejo Negro, y se ha preservado pacientemente hasta que fuese el momento. Pues bien, si estás leyendo esto es que ese momento ya ha llegado. Cuando apareciste una noche de luna llena del mes de agosto, mi amada hija, tu madre, te acogió y adoptó como si fueses suya, te adoró desde el primer momento en que te vio y nosotras también (tu tía y yo). Entonces fue cuando descubrimos tu marca especial: dos serpientes entrelazadas en forma de círculo que tienes en la nuca, justo debajo del nacimiento del pelo, y supimos que eras la elegida de la que hablaba el secreto de nuestra familia. Decidimos criarte y no revelarte nada ni a ti ni a nadie hasta que llegase el momento: solo se lo dijimos a Selene, que se comprometió a entregarte esta carta si yo misma no podía decírtelo. Por lo visto así ha sido, y siento con todo mi corazón no estar ahí a tu lado, aunque poco te podría aclarar porque no sé nada más que lo que dice el secreto; tampoco sé cómo se usa el espejo ni lo que significan sus grabados. Nuestra familia siempre ha pensado que podía ser un medio para viajar y contemplar el tiempo, pero son conjeturas, nada más. Seguramente tú lo descubrirás muy pronto, porque siempre has dado signos del gran poder que posees, incluso cuando eras poco más que una criatura.
«Vendrá a nosotras un hada muy poderosa, la primera de una raza antigua que traspasará las edades del mundo. Portará un signo especial en su cuerpo que la señalará como la elegida para gobernar los espejos. En algún momento de su vida se activará esa marca y la recibirá, lo que le concederá un don omnipotente que utilizará para luchar contra el mal».
Te quiero muchísimo y no olvides que estaré a tu lado siempre. Perdóname por no habértelo dicho antes y no poder responder personalmente a las dudas que seguramente tendrás ahora mismo. Solo quiero desearte lo mejor y decirte que sigas siempre a tu corazón, porque es el único que te guiará por el camino verdadero.
Tu abuela, que te adora.
La he leído mil veces desde que me la entregó Selene, he intentado otras mil activar el espejo con mi recién adquirida marca. Lo hago tal como se lo vi hacer a Drom, aunque sin ningún resultado positivo. Lo único que consigo es que la oscura superficie empiece a moverse como si fuese liquida, pero por muy poco tiempo, nada más. La verdad es que desde que tengo la marca (una serpiente en espiral enmarcada en un cuadrado y en cada uno de sus lados, unas pequeñas espirales en direcciones distintas, grabadas con líneas plateadas) la parte interna de la muñeca derecha me arde y me duele más cada día que pasa. Creo que no funciona porque todavía se está formando y por eso causa tan poco efecto sobre el espejo, tengo la esperanza de poder abrirlo cuando esté completa y deje de arderme, o eso quiero creer. Quizá tampoco deba hacerme más preguntas ya que no tengo las respuestas, tal vez solo deba repasar lo que ha ocurrido hasta ahora para encontrarlas o solo decidir cuál va a ser mi futuro más inmediato, aunque eso lo tengo muy claro: sé que voy a ir en busca de la mujer porque hay que encontrarla y pronto, me pidió ayuda desesperadamente y voy a hacer todo lo que esté en mi mano para sacarla de allí.
Todo parece desordenado, pero si se analiza desde el principio no es nada complicado.
Después de haberme recuperado de la trasmutación, fui a conocer al Marcus de este tiempo, que ahora es Chandra Kapoor. El cuartel general de la Orden de los Guardianes sigue en París, aunque no en St. Julien, sino en el distrito 4, muy cerca de los Champs Élysées y del famoso Arc de Triomphe. Tenía que ir hasta allí, presentarme y después ir a Chartres para activar el amuleto porque la alineación planetaria sería dentro de pocos días. Esperaba dos cosas de esta visita: la primera, que las cosas estuviesen con nuestros socios como se quedaron antes de marcharme, ya que apreciaba mucho a Askar y a los suyos, y la segunda y muy importante para mí, que Assur no estuviese allí. No estoy aún preparada para verle y no sé si lo estaré nunca, las cosas deben quedarse como están, por lo menos de momento. Tras mi regreso y restablecimiento había tenido una tormenta emocional, como la había llamado Rober, y eso me había debilitado un poco y había retrasado mi recuperación. Aún estoy muy vulnerable y frágil, aunque intento no pensar demasiado en ello para poder seguir adelante. Prefiero dejar mis emociones como están hasta que haya pasado un tiempo razonable. El problema es que no sé cuánto es ese tiempo… El doctor Da Sousa, siempre racional y gran experto en encontrar una explicación lógica para todas las cosas, dice que estoy bajo las secuelas psicológicas de la transmutación y que es normal que mis emociones y sentimientos estén híperdimensionados (menuda palabrita se ha sacado de la manga Rober), que no debo agobiarme porque todo volverá a la normalidad dentro de poco. Hasta Kassi, una colaboradora de la Orden que ha estado ayudando a Roberto durante mi ausencia y con la que he congeniado muy bien porque es una chica casi de mi edad, muy divertida, agradable y simpática, también me ha sugerido lo mismo. Y creo que tienen razón, dejaré pasar el tiempo para ver el asunto desde otra perspectiva y así poder pasar página y continuar con mi vida de siempre.
Partimos hacia París y dejamos el piso de Tours un jueves por la tarde. Selene, que había estado aquí con nosotros tres días, finalmente se marchó y prometió que nos veríamos pronto. Rober me ha contado que Selene tuvo que intervenir con sus poderes para traerme de vuelta porque casi me pierdo en el limbo que hay entre los espacios interdimensionales, y eso es algo extraordinario, porque no es muy corriente verla utilizarlos. Antes de marcharse me ha dicho que Chandra me aguarda impaciente, yo también tengo muchas ganas de verle. Bueno, en realidad de conocerle, conectamos muy bien en el pasado, y me agradaría mucho volver a contar con él como el buen aliado que fue.
Llegamos a la entrada de un edificio construido en piedra gris que ocupa toda una manzana. Roberto aparca el coche justo enfrente de la entrada principal, una gran puerta con escaleras parecida a las que hay en las universidades o bibliotecas, y entramos al vestíbulo, un lugar que parece sacado del futuro, el edificio por dentro es ultramoderno, de esos de última generación con tecnología punta por todos lados, cosa que no parece desde fuera. Kassi toma el mando rápidamente para ser nuestra guía y saca una tarjeta con banda magnética, y se dirige a los portales de entrada por donde entra el personal, vigilados por dos grandes hombres serios y vestidos con traje negro, que no dejan lugar para las dudas que son de seguridad. Nos dan sendas tarjetas provisionales a Rober y a mí y enseguida estamos andando por este sitio ultra moderno en busca del señor Kapoor. Al principio lo hacemos por unas zonas comunes abiertas al público que Kassi nos explica que son las oficinas, laboratorios y despachos de la fundación, pero cuando llegamos hasta unas grandes puertas metálicas vigiladas por otros dos hombres serios y con traje negro, el lugar cambia. Esta es la parte privada, como la llama Kassi. Aquí ya no hay pasillos panelados ni luces de led ni escáneres ni muebles modernos que no parecen muebles, ni nada de todo eso, todo es más acorde con el edificio de fuera: muros de piedra, muebles y suelos de madera maciza, flores en jarrones repujados, ventanas con cortinas de cretona y cuadros y tapices del siglo xix. A través de los grandes ventanales de los pasillos por los que pasamos se ven un gran patio y un bucólico jardín. Este último, desierto, tiene muebles de forja repujados y una vegetación muy cuidada; el patio es distinto, ya que posee una caseta de control con un hombre armado en la entrada, un aparcamiento con coches todoterreno aparcados y hombres vestidos con ropa de asalto armados hasta los dientes. ¡Esto parece más la sede del servicio secreto que el edificio de una respetable fundación filantrópica! Pasamos a través de un corredor descubierto en la primera planta que da directamente al idílico jardín y subimos varios tramos de escalera más; recorremos varios pasillos con puertas a los lados que dejan ver bonitos despachos decorados con ese estilo clásico, que contrasta con tecnología de última generación en todos ellos, como ordenadores, pantallas de plasma y proyectores digitales, entre otros aparatos. Finalmente, en el tercer piso abrimos otra puerta, esta vez de madera maciza, no de aséptico metal, y llegamos al lugar donde nos está esperando Chandra. El ruido de nuestros pasos hace que salga a nuestro encuentro antes de que lleguemos. Nos saluda muy cordial y efusivo, sobre todo a mí, que se me ha acercado sonriendo, me ha abrazado y me ha dado un beso en la mejilla…
—¡Hola, tenía muchas ganas de volver a verte!
—Yo también…
—Confieso que me moría por averiguar cuál era tu verdadero aspecto, porque me dejaste muy impresionado en el pasado. Encantado, ahora soy Chandra Kapoor, ¿y tú?
—Soy Stella, igualmente es un placer.
—¡Veo que ambos estamos un poquito más morenos que la última vez que nos vimos, aunque si me lo permites, sigues siendo igual de hermosa!
Ríe divertido y yo hago lo mismo. La verdad es que él tampoco está nada mal, es un hombre alto y muy atractivo, sus rasgos son los pertenecientes a la raza hindú, al igual que el color de piel al que se ha referido antes; tiene un color chocolate muy bonito que hace juego con su pelo negro, que es corto y ondulado. La sombra de la barba remarca más sus rasgos haciéndolos muy llamativos; sus ojos, del mismo negro azabache, son muy expresivos. Se podría decir de él que es bastante guapo, sinceramente. La complexión es atlética y ligeramente musculada, viste con vaqueros desgastados y camisa blanca por fuera, totalmente de sport, como si estuviese de vacaciones o fuese alguien ajeno a toda esta parafernalia de institución seria e importante.
—¿Al final salió todo bien, tu regreso hasta Germania y después hasta este tiempo no tuvo contratiempos?
—No, a grandes rasgos todo bien. Hubo una pequeña crisis, pero Askar me ayudó a solucionarla estupendamente, por cierto, ¿cómo están nuestros socios?
—Bien, y desde que se enteraron de tu regreso, más tranquilos. Selene me contó todo y yo tuve que informar a Askar porque estaba muy impaciente, la verdad es que está deseando verte.
Yo también tengo muchas ganas de volver a verlos y conocerlos realmente, como me dijo Askar antes de emprender mi regreso, aunque también estaba un poco expectante y nerviosa por el tema «híperdimensionado», como se refiere Rober a él… Sonrío un poco intimidada sin saber qué contestar por el gran interés que parecen mostrar Askar y los suyos hacia mí. Después, dirigiéndose a Rober, le estrecha la mano amigablemente presentándose sin formalidades, y a continuación saluda con otro beso y abrazo a Kassi. A pesar de ser un hombre con una gran autoridad, continúa siendo muy afable y cercano y le pone a todo una chispa de humor y simpatía que hace que te caiga genial al momento. Nos invita a pasar a la sala de donde le hemos visto salir. Esta es de unos treinta metros y parece más una sala de reuniones que otra cosa, ya que está amueblada con una gran mesa larga de madera marrón oscura con muchas sillas alrededor. De las paredes cuelgan varios mapas de París, salvo en la del fondo, que tiene una pantalla gigante apagada junto a un proyector. Solo adorna un friso formado por nueve tablas, que si no me equivoco es de Gustav Klimt; me sorprendo bastante, porque parece el original. Me aparto un poco para verlo mejor, ¿cómo puede ser que tenga ante mis ojos El árbol de la vida de Klimt, si el verdadero se encuentra en un museo de Viena? Alargo la mano en un impulso para comprobarlo y noto las emociones que dejó plasmadas el autor al crearlo…
La voz de Chandra me saca de la escena que he empezado a ver en mi cabeza.
—¡Sabía que apreciarías el friso, Stella! Poseo también Las serpientes de agua y Dánae.
Me sonríe y yo no sé qué decir. Esto confirma que sí es el original. Todavía sorprendida y siguiendo a Kassi y a Rober, entramos en una estancia contigua, más pequeña, que sí parece un despacho. Me siento en una de las sillas en silencio, pensativa. Efectivamente, este es su despacho particular, donde se ocupa de los asuntos importantes y trabaja verdaderamente; el otro, el que vamos a visitar dentro de un rato, es el oficial, el que usa para las visitas protocolarias y formales cuando va vestido con traje y hace su papel de presidente de fundación. Los muebles son de madera oscura igual que los de fuera. Hay una mesa con un sillón de cuero negro desgastado y varias sillas, una pared llena de papiros y pergaminos antiguos con escrituras y dibujos extraños, una estantería llena de libros de piel y una alfombra persa de colores rojizos que cubre casi todo el suelo y hace juego con las cortinas, que visten un gran ventanal muy luminoso. Este lugar me recuerda un poco a su despacho de St. Julien, es como si se hubiese trasladado allí, quizá aunque sea otra persona y esté en otra época, como la esencia es la misma, siga teniendo los mismos gustos… Sin más preámbulos nos ponemos al día de todos los acontecimientos como si no hubiese pasado el tiempo, como si nos hubiésemos visto ayer mismo. Por lo visto sigue custodiando los amuletos, la Tuyakal y el Eudum, que ya está traducido, y los vampiros y espectros no han sospechado nada hasta el momento. A continuación, comienza a contarnos algunos detalles de la traducción del Eudum, pero como parece impaciente, nos sugiere ir a verlo directamente. Entonces abandonamos estas dependencias desandando gran parte del camino que hemos hecho antes, para volver a salir a la zona moderna. Como son las ocho de la tarde ya no queda nadie del personal en las oficinas y están completamente vacías, salvo por los hombres trajeados que vigilan las puertas de acceso. El despacho oficial es gigantesco y está decorado con muebles muy modernos, las sillas son de formas casi imposibles y parecen más de adorno que para usarlas. Todo es de cristal y metal, muy aséptico y minimalista. Lo único bonito y a tener en cuenta, por lo menos para mí, son dos cuadros y una escultura de Botero que llenan la única pared normal que hay, ya que las tres restantes son de cristal ácido y opaco. Doy por supuesto que son los originales. Uno es un Blanco y Negro de Franz Kline y el otro es… ¡un momento, no puede ser, es el cuadro más caro del mundo según el New York Times! El N.º 5, 1948 de Jackson Pollock, subastado en el año 2006 por 140 millones de dólares… ¡Parece que a Chandra le gusta mucho la pintura moderna y no tiene mal gusto! Lo miro unas cuantas veces más para asegurarme.
—¿El N.º 5 no lo había comprado un empresario mexicano? ¿O es tu alias privado Chandra? —le pregunto mientras nos dirigimos a una especie de panel que se abre para dejar a la vista un ascensor blindado en el que entramos.
Las puertas se cierran cuando teclea una contraseña en otro cuadro con números, y el aséptico y moderno receptáculo empieza a moverse hacia abajo.
—Lo compró en mi nombre… ¿Lees a menudo las noticias del mundo del arte, Stella?
—Sí, de vez en cuando, pero si no lo hago me pone al día una amiga que tiene una galería, aunque esta concretamente fue todo un acontecimiento, lo anunciaron a bombo y platillo varios informativos importantes en televisión.
—¿Te gusta la pintura abstracta?
—¿Sinceramente?
Asiente varias veces interesado.
—Bueno… La aprecio, pero personalmente me gusta más lo concreto, pinturas que representen algo que entienda más gente que solo el propio artista…
Se ríe por mi respuesta y me promete que cuando tengamos tiempo me enseñará su colección de arte moderno para que le dé mi sincera opinión. El ascensor nos conduce al lugar donde se hallan guardados los objetos mágicos. Nos comenta que es una cámara acorazada subterránea hermética, con un sistema muy avanzado de seguridad que solo le reconoce a él, siempre tiene que bajar para que la cámara no se cierre del todo aislando los tesoros y los secretos que contiene. Salimos a un largo pasillo bastante iluminado con una puerta al fondo parecida a las que tienen las naves espaciales de las pelis. Entonces la puerta del ascensor se cierra a nuestras espaldas y nos deja atrapados aquí. Recorremos todo el pasillo y en otro panel electrónico Chandra vuelve a teclear otra contraseña. La puerta que tenemos delante se abre con un fuerte clac. Una gran sala que se ilumina automáticamente aparece ante nosotros y me hace sentir de repente la gran energía que hay concentrada… A un lado se encuentran los documentos, libros, pergaminos, papiros y manuscritos, algunos de ellos protegidos bajo una especie de cristales o mamparas, y al otro están los objetos, talismanes, piedras y demás artefactos, también dispuestos algunos bajo cristales protectores, aunque la gran mayoría están en compartimentos separados. En el centro, dos altas mesas de caoba oscura con flexos potentes y varias sillas completan todo lo que se encuentra en la cámara. Nuestros amuletos se hallan dentro de uno de esos compartimentos transparentes. Al reflejo de la luz parecen más grandes, refulgentes y vibrantes; no quiero tocarlos, pero Kassi y Rober sí lo hacen para examinar los símbolos que muestran y disertar sobre ellos como si estuviesen solos. A estos dos les encanta argumentar con cualquier cosa y ambos han encontrado la horma de su zapato en este aspecto. Chandra, mientras se acerca a uno de los estantes del otro lado, coge una pequeña caja que me entrega, y me dice tristemente que no habrá más remedio que dársela al aliado que hicimos en el pasado porque una promesa es una promesa. La abro y veo la brillante Tuyakal; siento su energía y me aventuro a tocarla despacio. Espontáneamente, la piedra me traslada a un gran subterráneo de piedra donde la imagen de una brillante espada dorada sobre una plataforma resalta en la penumbra del lugar. ¡Vaya! Este es el objeto que quiere don Mago Oscuro, de repente, lo que aparece en escena es un animal muy extraño con cabeza y piel de serpiente, garras, dientes afiladísimos y unas alas enormes. Caigo en la cuenta de que es muy parecido al dibujo que mostraba la caja que la guardaba en la cámara vampira. En aquel momento pensé en la representación de una deidad menor de los incas, pero me equivocaba, ya que es el retrato de una criatura real… Rodea la plataforma donde está la espada, se enrosca, escruta todo a su alrededor con unos ojos de color amarillo intenso, que me hielan la sangre; y mi corazón comienza a palpitar a toda prisa, con todos mis sentidos alerta. La adrenalina corre por mis venas haciéndome sentir peligro. Parece ser que esa criatura ha sentido mi presencia, puesto que en este momento lanza una especie de rugido muy potente que casi me hace soltar la piedra… La dejo de nuevo en la caja calmándome y recuperando un poco la compostura, pensando que no sé si quiero estar en el lugar de mi socio si tengo que enfrentarme a semejante monstruo, y aunque es un consuelo un poco pobre, creo que por lo menos y de momento en esto he acertado.
—Sobre la Stártara y los otros dos amuletos, no hemos sabido nada más que lo que te dijo ese hombre. Es difícil obtener información sobre algo que está en un lugar tan inaccesible como el Laberinto Plateado —dice Chandra guardando la caja sacándome de mi ensoñación—. Para Askar y los suyos ha sido también muy difícil seguirle la pista a Baruc, ya sabes que como puede moverse por los espejos el tiempo que está aquí es muy limitado y les ocurre lo mismo que a nosotros, solo pueden conjeturar, aunque dicen que parece que aún no ha encontrado la Gruta Blanca…
—¿Y cómo saben eso?
—Porque tienen una especie de mapa, un objeto que muestra la situación concreta de todos los espejos y quién se mueve por ellos; además, si lo hubiese hecho ya no estaría todavía por aquí, ¿no crees?
—¡Entonces podemos ver dónde se encuentra la Gruta Blanca! —digo emocionada.
—Por lo visto no es tan sencillo, no hay ninguna marca ni señal que diferencie unos espejos de otros. Yo solo lo he visto en una ocasión y lo único que se diferencia ahí es cuáles son los que no están contaminados con la magia de los espectros, además de las criaturas que se mueven por ellos representados como pequeños puntitos, nada más. ¡Si tan solo tuviésemos una Madyama para poder entrar y explorar un poco!
La emoción de hace unos instantes desaparece. ¡¿Cómo narices vamos a coger esos objetos tan importantes para nosotros?! ¡¿Cómo vamos a llegar hasta el Escarforum?! ¡Hay que hallar una manera de entrar, porque si no estaremos estancados de por vida en este punto! Bueno, por lo menos podemos consolarnos, porque algo es seguro: y es que si el laberinto es tan inaccesible para nosotros, también lo es para nuestros enemigos, y en esto estamos en tablas, aunque odio estar así, no me gustan nada los empates…
—¡¿Y a Iskra la habéis seguido?! Quizá esté intentando algo para entrar —pregunto frustrada experimentando una intensa ira de pronto, ya que es la primera vez desde que estoy de vuelta que la nombro.
—No parece que sea así, pero no te puedo asegurar nada porque aunque la hemos vigilado no estoy seguro al cien por cien. Sin embargo, ahora que lo pienso, ella no puede encontrar la gruta por mucho que quiera, porque está dentro del laberinto y no puede acceder a él.
Asiento en silencio recordando por unos instantes las palabras exactas de don Mago Oscuro: «Se accede por los Espejos de Cuarzo desde una sala circular. Su entrada es un Espejo Ovalado».
—Pero Baruc sí que puede…
—Askar le hubiese visto, ya te lo he dicho antes.
—¡Tienes razón, perdona; es que esa mujer es superior a mis fuerzas y se me nubla la razón cuando pienso en ella!
—No te preocupes, estoy seguro de que nosotros hallaremos antes la manera de entrar en ese lugar, tengo una corazonada respecto a eso, Stella.
—¡Ojalá no te equivoques!
Deja encima de una de las mesas un pequeño montón de folios con letra impresa. Después se dirige a una de las vitrinas del fondo para coger el manuscrito original del Eudum. Los folios son la traducción, el texto está escrito como una alegoría y parece más un cuento para niños que otra cosa. Dice cosas sin sentido y se contradice constantemente. Chandra dispone en la mesa de al lado el original, que está cubierto con una tela oscura. Me acerco y lo destapo. En cuanto lo hago, su energía me impulsa a tocarlo. En mis dedos noto el apergaminado papel y las palabras que se encuentran escritas se trasladan dentro de mi cabeza. Un murmullo de muchas voces susurrantes que salen de ninguna parte se introduce en mi cerebro y me deja sin respiración; quiere controlarme…
¡Esto es magia oscura, una muy fuerte y poderosa!
Veo las imágenes de ese mago que lo escribió, está invocando la sabiduría que obtuvo en la Fuente de la Vida, un lugar sagrado del universo donde tiene origen todo conocimiento. El Eudum es un libro bastante grueso, sus cubiertas parecen las tapas de una caja de metal quemado sin ningún tipo de dibujo o marca. No tiene tampoco dispositivo ni ingenio que lo cierre, las cubiertas se juntan sin más y lo dejan sellado herméticamente… Sin más, aparece ante mí otro ser que lo separa. No puedo verle nítidamente, pero parece un hombre. Sus intenciones y emociones se me presentan más claras que su imagen; son muy negativas, hay mucho odio, venganza y gran sed de poder dentro de él. Odia este libro y al mago que lo ha escrito, quiere descomponerlo para que las partes se extravíen y todos sus secretos desaparezcan y se pierdan para siempre…
Aparto la mano enseguida para librarme de esta magia. Me doy cuenta de que todos se han quedado mirándome como si todo lo que he visto hubiese sucedido aquí mismo. Un aire helado ha invadido la sala, y las voces que oía en mi cabeza ahora están retumbando por las paredes de la cámara, repitiendo esas oscuras palabras que hay en sus hojas.
—¡¿Qué es eso?! —pregunta escamada Kassi mirando hacia todos los lados.
—Es magia negra, voces que hablan en tándalo, la lengua que usan brujas y magos para conjurar… —contesta Roberto muy serio observándome fijamente.
Chandra se me acerca preocupado porque me he quedado completamente inmóvil. Rober le impide que me toque, en mi cabeza todavía están sonando esos susurros y quiero a toda costa que desaparezcan… Esta energía es lo contrario a la magia que yo poseo, y sentirla y tenerla dentro es sentir algo malvado y amenazador. Esas palabras se han enroscado como tentáculos dentro de mí, con voluntad propia. Intento con todas mis fuerzas que salgan luchando, uso mi magia y un brillo azulado me envuelve y me ayuda a sacar esa oscuridad del todo. Tengo que apoyarme en la mesa para recuperarme porque me he mareado un poco. Roberto se acerca y, sin atreverse a tocarme tampoco, pasa sus manos diciendo un conjuro por encima de mi cabeza y hombros.
—Princesa, ¿estás bien?
—Sí, eso creo; no te preocupes, ya ha pasado. Lo siento no debí tocarlo. Pensé que solo sentiría la energía, nunca creí que intentase poseerme.
—¿Poseerte, Stella? —pregunta muy extrañado Chandra.
—Sí, ha sido muy raro: la energía quería dominarme intentando meterse dentro de mí.
—Será mejor que no vuelvas a tocarlo, princesa…
—¡Eso, lo alejaré de ti y lo guardaré!
Chandra lo coge con gran cuidado, lo cubre con la tela negra y lo lleva hasta la vitrina donde estaba.
—Nunca había visto nada parecido, princesa, ¿de veras que estás bien?
—Sí, pero olvidémoslo; estoy bien y ya está.
Flanqueada por Rober y Kassi y ya recuperada del extraño incidente, me acerco a donde se encuentra la copia traducida y empiezo a leer con atención.
*Los cinco Espíritus Oscuros que surgieron de las tinieblas y que antaño, en la Primera Edad, fueron reyes poderosos e invencibles entre los mortales e inmortales volverán a ser portadores de su tenebrosa magia y regresarán, caminarán en la Tercera Edad, la de los hombres. Su renacimiento surgirá en carne y sangre mortal aparentemente y deberán aprovechar bien su tiempo si no quieren volver a ser desterrados para siempre. Los cuatro Espíritus Blancos que manan de la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego, tendrán que hacerles frente y luchar por la salvación del mundo, como ya sucediese.
*La bondad aplacará a la maldad, la luz y la devoción extinguirán para siempre el odio, la venganza y la traición.
*Los elementos que conforman el cosmos infinito son cuatro, y cuando la Luz Suprema creó el universo dotó todas las cosas de ellos: Aire, Fuego, Tierra y Agua, y los mezcló con Éter, la sustancia suprema proveniente del Cielo, el estado primigenio de la energía y lo único que provee el equilibrio.
*Estos elementos crearon a las diferentes razas mágicas y les dieron sus características particulares. El Fuego concedió visión premonitoria a sus hadas; el Agua, sanación; la Tierra otorgó poder creador, y el Aire dio dominio inspirador y poder para la transformación de las lindes de los infinitos mundos.
*Todo lo que existe tiene que hacerlo en equilibrio absoluto poseyendo los dos lados diferentes y opuestos de una misma sustancia, son los lados inversos de la línea… Los cuatro elementos precisan de sus cuatro elementos contrarios: Sombra, Rayo, Magma y Plasma, que pueden converger en uno solo que es el Metal.
*La Luz Suprema cogió a una criatura creada en el mismo averno, originada en el abismo de las tinieblas y el caos, y le dispensó Éter puro para nivelar las fuerzas. De ahí surgió un ser que es el Caos, la Destrucción y la Devastación, a la vez que es tan iluminado y virtuoso, como los espíritus celestiales que integran las mesnadas de la Luz Suprema.
*El ciclo vuelve a iniciarse como lo hizo en la Edad Antigua. La energía del Fetiche Negro se alineará con los cuerpos celestes del firmamento en la primera luna azul del año 6 000 de la Edad de los Hombres, y a partir de ese momento comenzarán a alinearse los bandos de lucha.
*Las cuatro hermanas buscarán a la quinta a través de la Samarthana y unirán sus poderes y fetiches en la Cruz Sagrada. Mucho deberán buscar, porque todo está oculto y nada es lo que parece. Los talismanes lo revelarán a su debido tiempo: el Fetiche Azabache a una diosa guerrera; el Rúbeo, a una draca omnipotente con visión premonitoria; el Purpúreo a una musa creadora de puertas, y el Fetiche Índigo a una poderosa sarens que puede curar y entregar el don de la vida. Una por una hasta llegar a la quinta esencia, la Deidad del Caos, que deberán despertar solo ellas de su largo sueño llegado el preciso momento. Su esencia oscura y su aliento de guerra y muerte lo derribarán todo…
*La lucha debe de ser sangre contra fuerza animal, magia negra contra magia blanca, muerte contra curación y salvación, creación contra aniquilación, mente contra instinto, belleza contra maldad, amor puro contra odio exacerbado. Todo puede confundirse y difuminarse en el fragor de la batalla, pero el equilibrio es la liberación y el camino hacia la luz.
*La Deidad del Caos buscará el mal absoluto, que está escondido y acechante, para poseerlo; entonces realizará su danza de exterminio hasta dar fin con todo él.
*Todo se dará como en la antigüedad… La lucha de la luz y la sombra retornará, pero esta vez será diferente, esta vez tendrá que ajustar su equilibrio, para poder capitular sin destruir el mundo. Si no se ejecuta de esta manera, todo acabará aniquilado y quedará un espacio vacío en el universo que lo descompensará. Todas sus partes tendrán que coincidir e integrarse a la perfección, encajarse y ajustarse. Habrá un final, y este será la permanencia del bien y del mal a partes iguales.
*La oscuridad y la luz quedarán en completo equilibrio.
—No sé, a mí me parece todo muy enrevesado y contradictorio —dice Kassi después de haber leído varias veces la traducción; todos lo hemos tenido que hacer, porque resulta un poco liosa. — Además, ¿qué significa eso de la luna azul? ¿Y eso otro de la Deidad del Caos? ¿No se supone que es una aliada de todas esas mujeres? ¿No las iba a ayudar? ¡¡No entiendo nada, la verdad!! —añade frustrada volviendo a centrarse en el escrito.
—A ver, analicémoslo todo despacio —dice Rober—: «luna azul» se llama a la segunda luna llena que hay en un mismo mes, esto sucede cada dos años y medio, y en muy contadas ocasiones en un solo año se repite más veces, si no me falla la memoria, de tres a siete veces en cada siglo. Lo siguiente es lo de la fecha de la alineación, que se puede explicar también: el referente que se utiliza para medir el tiempo en el mundo mágico son las edades, esta edad es la tercera, la de los hombres; antes fue la Edad Antigua, la segunda, que aunque ciertamente no se sabe su duración exacta, y empleando las medidas de tiempo que manejamos ahora, se cree que duró aproximadamente de unos diez mil a doce mil años, más o menos. El empiece de todo fue la Primera Edad, pero es de la que menos se conoce porque no hay indicios claros, solo explicaciones muy poco precisas y sin pruebas.
—El texto asegura que sí existió, y yo personalmente así lo creo, Roberto; muchos datos coinciden con cosas que sabemos, parece bastante fiable —dice Chandra muy serio.
—Sí, la verdad es que afirma cosas muy precisas, como el nombre de esta edad y lo del año, lo de los amuletos e incluso yo creo que habla de Saliana. ¡Me pregunto cómo lo habrá hecho para saber todo esto!
—…Quizá porque estuvo en la Fuente de la Vida, el lugar donde está todo el conocimiento y la sabiduría del Universo… —respondo repitiéndole a Rober las mismas palabras que me dijo a mí don Mago Oscuro.
Chandra asiente en silencio porque el él también me contó esto hace siete siglos. La Fuente de la Vida es un lugar que existe en alguna parte del universo; es de donde se cree que la mismísima Luz Suprema volcó todo su conocimiento. El mago Emer, un estudioso de la nigromancia que vivió al principio de la Edad Antigua, ahondó tanto en ella que pudo contactar, por así decirlo, con alguien que había estado allí antes guiándole; así adquirió toda esa sabiduría, junto al absoluto don de la visión. Después desapareció sin más, y este escrito también, y tal como había visto hacía un rato yo en mi cabeza, alguien malvado lo encontró, lo separó y lo extravió con el propósito de destruirlo… Y hasta que no se demostrase lo contrario, yo también iba a darle el beneficio de la duda. Mi instinto me decía que todo esto es completamente cierto.
—¿Quién es Saliana, Roberto? Nadie aparece aquí que se llame así —pregunta muy interesada Kassi volviendo a ojear la traducción.
—Saliana es la diosa de la curación y la única que puede otorgar la vida. La adoramos desde siempre, podría decirse que es nuestra diosa. Aquí habla sobre una sarens muy poderosa, ella pertenecía a esa raza especial de hadas que veneraban el elemento Agua, dominándolo y obteniendo todo su poder de él; además, fue la que escribió el Libro de Pócimas, que es el conocimiento más extenso que existe para la sanación del espíritu, el cuerpo y la mente.
—Pensaba que vuestra deidad era Baddariam, el Tigre Plateado.
—Baddariam fue un gran druida con mucho poder que vivió al principio de esta Edad. Además de un gran guerrero, se le atribuyen proezas casi inverosímiles. Muchos ajenos a nosotros piensan como tú; es normal, pero la realidad es que nuestra verdadera deidad es ella, aunque sus conocimientos y existencia hayan quedado solo para unos pocos… Ya sabes, los antiguos saberes se van olvidando hasta que parecen desaparecer.
—Entiendo. ¿Y la Samarthana entonces qué es?
—Me imagino que debe de ser eso —señala Roberto el Amuleto Plateado que parece metálico con forma de rombo y que además tiene esa especie de pestañas en los lados.
Esos salientes que posee deben de servir para encajar algo, seguro, y bien pueden ser los otros cuatro amuletos; además, coinciden en el número de pestañas.
Nos quedamos en silencio después de las explicaciones, aunque rápidamente Chandra continúa con el análisis del encriptado manuscrito.
—Parece todo confuso, pero si vamos por partes no parece tan descabellado ni contradictorio. Cuatro espíritus blancos que representan a los elementos Tierra, Agua, Aire y Fuego, representados por una diosa, una draca, una musa y una sarens, que deberán unir sus respectivos fetiches en la Samarthana, la Cruz Sagrada, que creo que es el Sarkala, para encontrar a la quinta esencia.
Se lo explica a Kassi y Rober tal como me lo explicó a mí en el pasado.
—Estos espíritus serán los que se enfrenten a los Espíritus Oscuros, que aún no sabemos quiénes son, y entonces la Deidad del Caos buscará el mal absoluto, que está también oculto, y lo poseerá para poder vencerlo.
—Ya, pero si vamos a guiarnos por lo que dice el Eudum debemos localizar todos los lugares que nombra aparte de los amuletos —comento mientras pienso cómo vamos a lograrlo.
—Bueno, de momento tenemos dos de los cuatro además de la Samarthana. Los que faltan sabemos dónde encontrarlos, solo hay que hallar la manera de entrar en el Laberinto Plateado, que parece ser hasta la fecha la única forma que existe para acceder a todos esos lugares —puntualiza Rober.
—Vale, hasta aquí todo entendido, genial; pero ¿qué me decís de la penúltima frase? A mí no me da buena espina, la verdad: «Habrá un final, y este será la permanencia del bien y del mal a partes iguales». ¿Creéis que podemos fiarnos? Una vez que activemos el ciclo con el Amuleto Negro, no habrá marcha atrás; tener a alguien con ese poder entre nosotros me escama un poco… —dice Kassi preocupada.
Todos asentimos sin poder contestarle porque no sabemos la respuesta.
—Chandra, ¿qué dice Selene de todo esto? —le pregunto a nuestro anfitrión, que está muy pensativo.
—Dice que todo lo que está escrito sucederá. Me pidió que la esperásemos, porque vendrá después de la activación para concretar el siguiente paso, que ahora solo nos centrásemos en ella y sus consecuencias.
—¿Consecuencias? —pregunta Roberto un poco alarmado.
—Sí, claro; debemos estar alerta porque en cuanto Stella la haga efectiva estaremos en el punto de mira, nuestro misterioso socio con el que nos aliamos en el pasado está a punto de cumplir su parte del trato, y cuando lo haga, por poco que investiguen nuestros enemigos, sabrán que ha sucedido y llegarán hasta nosotros.
Selene y Chandra tienen razón, todo saldrá a la luz y entonces empezará verdaderamente el juego. El anonimato y la discreción con los que hemos contado hasta ahora se esfumarán. Esto también me lo advirtió don Mago Oscuro: los vampiros, espectros y demás criaturas que nos son contrarias, incluyendo a ese desconocido al que se refieren como maestro, nos pondrán en su punto de mira e intentarán por todos los medios destruirnos para hacernos pagar los agravios que les hemos infligido. De ahora en adelante tendremos que cubrir nuestras espaldas y andar con pies de plomo sopesando muy bien cada uno de los siguientes pasos a seguir.
—¡Vaya, y encima tenemos que buscar todas esas piezas! ¡Si ni siquiera sabemos a qué se refiere en la mayoría de los casos!
—Tranquila, Kassi, de momento haremos lo que nos ha dicho Selene y después ya veremos el siguiente escalón que debemos subir —responde Chandra poniendo calma y enfriando un poco los ánimos.
Estamos bastante más tiempo considerando el tema, aunque poco sacamos en claro; dos horas más tarde volvemos a la zona privada del edificio. Chandra nos ofrece quedarnos aquí hasta que llegue la activación, aunque Kassi nos dice que ella vive sola en un piso grandísimo que le proporciona la Orden y que allí estaremos mejor haciéndonos compañía mutuamente. Durante los dos días siguientes estamos conociendo el edificio y poniéndonos al día en todo lo referente a lo sucedido en los casi ochocientos años transcurridos. En la misma cámara donde guarda Chandra los amuletos y el Eudum (en estos dos días hemos bajado bastantes veces), también guarda mi diario, el que escribí durante mi estancia en el pasado, que ahora es ya más parecido a un manuscrito de casi un milenio que otra cosa. Es extraño, pero lo había empezado hacía tan solo un mes y ahora casi no se podía ni tocar por riesgo a que se deshiciese. El tiempo es algo tan efímero, una delgada y frágil línea que en realidad no supone nada en el inmenso universo, aunque para nosotros lo es todo, porque estamos tan supeditados a él que sin él no existimos… ¡Qué frágiles y dependientes somos!
Un día antes de la activación recibo un mensaje muy escueto en un sobre que han dejado en la recepción del edificio. Nadie sabe decirme quién lo ha entregado ni cómo, solo que ha aparecido sin más, aunque yo en cuanto lo toco descubro de quién es, de don Mago Oscuro: que quiere recoger su pago después de cumplir su parte. Me cita esa misma tarde en el Cour Napoleón, donde se encuentra el Museo del Louvre, la gran pirámide de cristal tan conocida y famosa que conforma su entrada principal. Tengo que estar allí a las ocho de la tarde con la mercancía, me recomienda que no intente nada y que sea puntual para que no haya malentendidos y piense que se la quiero jugar. Chandra me mira con resignación cuando me da la piedra sabiendo que no estamos seguros de estar haciendo lo correcto. Roberto y él insisten en acompañarme, aunque desecho su proposición; sé que don Mago Oscuro, a pesar de sus amenazas, no me hará nada si me presento cumpliendo el trato; es más, le interesa que yo siga en el juego porque así desviará la atención hacia mí y él podrá seguir pasando inadvertido como hasta ahora. Finalmente, me meto en la boca del Metropolitain más cercana a la Orden vigilada por Rober en la distancia, ya que no he podido hacer nada para impedirlo. Y poco tiempo después estoy subiendo las escaleras de la estación de Palais-Royal, andando por la explanada del patio de Napoleón, que está atestada de gente; por lo visto hoy el museo no cierra sus puertas hasta las diez de la noche y la entrada es gratuita, por eso mi socio me ha citado aquí tan convenientemente, para perderse fácilmente después de conseguir lo que ha venido a buscar. Y así es, camino hasta la llamativa pirámide de acero y cristal pensando en el extraño contraste que hace con los antiguos y señoriales muros que la rodean, mirando las caras de todas las personas que pasan a mi lado, aunque ninguna me parece que sea la de mi socio. De pronto alguien me toca suavemente el hombro, me vuelvo y me doy de lleno con una alta y oscura figura. Aquí está, plantado frente a mí, a escasos centímetros, vestido con su habitual abrigo largo negro y con las manos enguantadas en cuero, como la primera vez que nos vimos. Sigue teniendo el mismo aspecto distante y frío, alza sin decir nada esos ojos grises y sé que ha visto a Rober. Si esto le molesta no lo demuestra. Enseguida y con gran celeridad se hace cargo de la situación y me anuncia que al día siguiente entregará el cofre falso sin ningún mensaje para que nuestros amigos saquen sus propias conclusiones, mientras me cachea. Enseguida da con el pequeño bulto que ocupa la caja en uno de los bolsillos de mi abrigo. Intento quitarme sus manos de encima, pero él es más rápido; cuando estoy lista para hacerle frente, ya ha cogido la caja, comprobado su contenido y está alejándose, desapareciendo entre la multitud. Me deja muy enfadada, hablando sola a la noche amenazante…
¡Maldito presuntuoso maleducado! ¡¿Pero qué se piensa este arrogante?!
Cuando llega Roberto ya ha pasado todo y no hay ningún rastro de él. Muy molesta, sin poder quitarme la sensación de que acabo de entregar algo de gran valor y de vital importancia para nosotros, regreso a la Orden. Solo pido que esto no nos sentencie…