¡Por la poderosa diosa Dankina, no puedo quitármela de la cabeza, es como si me hubiese hechizado! ¡DIOSES, si no fuera tan hermosa sería diferente! Aunque luego está ese carácter y esa manera de ser, tan segura de sí misma, tan fuerte y a la vez tan femenina, que me gusta tanto. No sabía que una hembra podía reunir todas esas cualidades, la mayoría de las mujeres se comportan de diferente manera, pero la verdad es que ella no es como la mayoría; no, ella es completamente distinta, un soplo de aire fresco, un huracán de energía que te atrapa…, aunque a mí me parece más un felino valiente, arriesgado, astuto, seguro y a la vez orgulloso, hasta físicamente tiene rasgos de estos misteriosos animales. Se mueve silenciosa, elegante y grácil; aparte, tiene esos ojos verdes que me enloquecen y que son tan parecidos a los que poseen las panteras de las selvas húmedas del Indostán. ¡Me pregunto qué se sentirá ser mirado por esas profundidades verde esmeralda con intimidad, después de haberla saciado completamente en el placer! Cuando se escapó pensé que no volvería a verla y esta misma mañana ha aparecido entrando como una reina en ese despacho, plantándonos cara a todos y desenvolviéndose a la perfección. La verdad es que he sentido admiración por su carácter combativo, incluso estoy empezando a creer lo del uso de la magia que ella me ha negado tan rotundamente, parece que tiene ciertas habilidades físicas que no necesitan de ningún tipo de conjuro o hechizo, al igual que una destreza para el dibujo impresionante, los dos retratos que ha hecho eran idénticos a sus dueños, por unos instantes se podía llegar a pensar que los había conocido personalmente, que nos había mentido con esa historia del espionaje, pero en realidad no lo creo. Después de habitar tantos milenios en este mundo, una de las cosas que he aprendido a la perfección es a escuchar al instinto, y este me dice que hay verdad en sus palabras, que es una persona cabal y honesta… ¡Una hechicera buena, después de todo! Nos hemos dado una tregua porque no hemos comenzado bien, nuestras personalidades han chocado, es una hembra a la que no se puede dominar y yo me he empeñado en ello, un fallo enorme que me afecta sobremanera y que me hace comportarme de una forma muy extraña. Pienso que en el fondo la ansío para mí y me llevan los demonios ver a su alrededor tanto hombre dispuesto con el mismo propósito. Entiendo que esto es excesivo, pero tengo que admitir que desde que la vi por vez primera no puedo controlar mis reacciones ni mis emociones, ¡si hasta el chiquillo de los establos anda prendado de ella! A saber cuántos más serán, una legión, seguro, incluyendo a mi buen amigo Uriel, que me ha dicho que si no intentaba seducirla estaría loco y que si me rechazaba lo intentaría él a ver si tenía más fortuna, porque una hembra así no se podía dejar escapar… Y tiene razón, si hasta a Askar le he sorprendido durante la reunión haciendo varios gestos de aprobación hacia ella, algo inusual y muy raro en nuestro reflexivo y prudente Askar, que no se deja impresionar fácilmente ni se toma nada a la ligera. Es una mujer muy interesante y especial que te cautiva completamente, te subyuga más bien; una extraña y valiosa joya que me he empeñado en poseer a sabiendas de que será una ardua tarea y que tal vez sucumba en el intento…

                    

La noche cae oscura y templada sobre París. El tiempo ha mejorado e invita a salir y caminar, que es lo que me dispongo a hacer. Daré un largo paseo hasta el campamento rom para comprobar si Akos ha llegado ya y para hacer una compra al atractivo Tibo, pues quiero conseguir dos cuchillos pequeños para Michelle y Juliette y poder empezar nuestras lecciones de defensa personal lo antes posible. Me pasaré más tarde por su pensión a llevárselos junto con un poco de comida que el servicial Pierre me ha preparado. El paseo me está sentado muy bien, mi cuerpo está agradeciendo enormemente el ejercicio, he decidido no traerme a Alder por esto mismo, porque así no tendré que dejarlo sin vigilancia cuando entre en el arrabal, en la ciudad no puedo soltarlo como hago en el bosque. Tomo un camino que discurre por las afueras de la ciudad rodeándola, si bien esta senda es un poco más larga también es menos concurrida, no quiero encontrarme con nadie, quiero dar un paseo tranquilo y sin sobresaltos, disfrutando de la preciosa noche y pensando solo en mis cosas. No llevo ni media hora andando cuando una voz profunda me saca de golpe de mi sosegado estado…

—¿Otra vez camino de más aventuras, Wanda? Voy a empezar a pensar que las buscas aposta, ¿adónde vas ahora?

La reconozco al instante, es Assur, al que últimamente me encuentro muy a menudo en mis excursiones nocturnas; una ligera excitación se empieza a agitar en mi vientre.

—Y yo voy a empezar a pensar que tú también lo haces aposta…

—¿El qué?

—Seguirme.

—Sí, en eso tienes razón.

—¿Por qué, cual es la finalidad? ¿Ya no te interesan los movimientos de Baruc?

Se apea del caballo y se pone frente a mí para mirarme, esboza una ligera sonrisa que me dedica, y de pronto me parece superguapo.

—A Baruc esta noche lo vigila Uriel, yo he preferido hacer algo más interesante…

Deja en el aire la respuesta tratando de intrigarme y la verdad es que lo ha conseguido, ¿qué se propone, a qué se refiere con lo de preferir algo más interesante? Lo dejo estar porque no es el momento, y entonces se me ocurre una idea. Como creo que no voy a poder persuadirle para que se marche y lo cierto es que tampoco quiero, le pediré que me acompañe hasta el campamento y el arrabal.

—Me complace saber que te parezco más interesante que una criatura inmortal que está tramando una oscura conspiración contra el mundo —sonrío despacio captando toda su atención—, además, sé que tampoco vas a escuchar mis motivos de por qué no es necesario que me sigas, así que como ya estás aquí, puedes acompañarme a los asuntos que tengo que atender esta noche. ¡No me mires así, puedes estar tranquilo que no es nada extraño ni arriesgado! Si bien al principio me ha parecido muy buena idea lo de estirar las piernas, ahora me estoy arrepintiendo; estoy un poco cansada todavía de mi aventura nocturna de ayer, aunque creas lo contrario, todo lo que hice lo hice de verdad, sin magia ni conjuros.

—Me parece bien, Wanda —responde complacido y sonriendo por mis bromas.

Se acerca para ayudarme a subir al caballo intentando cogerme por la cintura, pero le digo que prefiero ir detrás.

—No voy a morderte—responde bruscamente—, así no podré sujetarte si Bungi galopa fuerte.

—Me agarraré yo a ti si no te importa, por favor, te prometo que no me caeré…

Accede al final, aunque un poco molesto. Menos mal, porque no sé qué hubiese pasado con las agitadas sacudidas de estómago que he sentido cuando se ha acercado, si hubiese tenido que ir todo el camino rodeada por su abrazo y la sensación tan agradable de calor que regala, tan cerca como para notar sus músculos o su aroma encantador, creo que me habría dado una taquicardia o algo peor… Parece que la proximidad con este hombre me afecta demasiado. Guardando en las alforjas de Bungi el morral con la comida para las chicas nos ponemos en marcha. Parece que ha sido una buena idea ir detrás, aunque cuando me agarro a él notándole tan cerca las corrientes eléctricas comienzan a recorrerme, y esto hace que me convierta en un manojo de nervios… ¡Mis hormonas se han puesto en pie de guerra! Para disimular, me alargo en la explicación de donde se encuentra el campamento situado al norte a las afueras de la ciudad, aunque cuando toma la dirección todos estos esfuerzos se esfuman y un silencio embarazoso nos rodea. Percibo entonces que no solo soy yo la que se agita con su presencia; es recíproco, siente placer y satisfacción a la vez que turbación y desconcierto por tenerme tan cerca. Sonrío en silencio calmándome un poco, intentando disfrutar del paseo. ¡Por lo menos no soy la única que siente esto, creo que tenemos que admitir que ambos nos gustamos y que nos es un poco difícil ocultarlo! Queriendo provocarle para desquitarme y no ser solo yo la que se comporte como una adolescente, le pregunto el porqué de su estado.

—Assur, noto que estás contento, ¿hay algún motivo especial o simplemente disfrutas de la noche tan deliciosa que hace?

—Disfruto de la noche. Pero ¿cómo notas eso? ¿Ya estas otra vez con tu magia?

—No es magia, es solo un don que poseo desde que nací, percibo la energía de todo lo que toco, ya sean personas, animales u objetos. ¡Así que quedas avisado, más te vale no pensar nada que me ofenda, o si no atente a las consecuencias!

Aprecio cómo sonríe divertido, aunque un poco azorado por mis revelaciones. En ese mismo instante noto cómo los pensamientos tan encantadores que estaba teniendo hacia mí se esfuman.

—Gracias por avisar, es bueno saberlo para ocultarme; de vez en cuando eres una hechicera buena… Por cierto, esto me lleva a hacerte de nuevo la pregunta del principio, que se te ha olvidado responderme: ¿cuál es la aventura de esta noche?, ¿por qué nos dirigimos a ese campamento?

—No se me ha olvidado, Assur, es que no la he hecho aposta, pero te propongo algo: te lo diré si tú me dices cuáles son esos pensamientos que tan empeñado estás en ocultarme.

Se queda un poco aturdido por la respuesta tan directa y yo no puedo contenerme más y río descarada, estoy disfrutando mucho con esto. Para de repente volviéndose para mirarme; su expresión, entre divertida y desafiante, muestra que él también está disfrutando.

—Tú primero, traviesa hechicera…

—Está bien, lo haré porque sé que te mueres de ganas por saberlo… He quedado con un socio importante que nos ayudará con los ataques vampiros. Sinceramente, creo que no es suficiente con los templarios para hacer frente a Safan, esto estaría bien si fuesen simples ladrones humanos, pero siendo vampiros la cosa cambia.

Mi amigo sabe muy bien cómo tratarlos, es de total confianza porque nos conocemos de otras misiones, aunque él no lo sabe aún porque las hemos realizado en el futuro y nunca me ha visto con este aspecto.

—¿Cuál es el aspecto que tienes en el futuro, Wanda?

—Bastante diferente al que tengo ahora —respondo un poco sorprendida por la pregunta—. Pero si quieres saber si parezco una hechicera de esas de las leyendas y relatos de terror, la respuesta es no; esas son las brujas, y no hay que confundirnos, no tengo ni verruga, ni nariz aguileña, ni poseo bola de cristal ni caldero y tampoco me desplazo en escoba. Además, me dan alergia los gatos y no suelo comer niños en mis rituales mágicos, me gustan más los hombres grandes, fuertes y curiosos, ya que son más sabrosos. ¡Todas las noches para cenar me como a uno o dos, según este de ánimo!

Se ríe haciendo que se me caiga la baba al darme cuenta de lo apuesto que es. Inmediatamente me recompongo cambiando de tercio disimulando.

—Ahora te toca a ti, no te hagas el despistado…

—Precisamente es lo que no puedo, despistarme. Eres tan hermosa que no dejas de recordarme lo que me gustas.

—¡Tú tampoco estás nada mal!

Lo digo sin pensar, reprendiéndome al instante por mi impulsividad, aunque de poco me sirve, porque me pierdo en esos ojos negros que me están mirando tan intensamente. El corazón empieza a latirme desbocado, nos hemos quedado paralizados mirándonos sin saber qué decir, sintiendo esas sensaciones dentro de él que ahora ya no trata de ocultarme. Pasado un largo rato así, o eso es lo que me parece a mí, vuelve a reanudar la marcha y continúa lo que queda de camino en silencio. Un poco después sentimos la música y el barullo del campamento y empezamos a ver los primeros carromatos de colores. Entonces detiene a Bungi y me dice que me espera por aquí cerca; no quiere entrar. Asiento, me bajo de un salto y le digo que intentaré no tardar mucho. Él también lo hace y se pone a mi lado con un veloz movimiento. Instintivamente alargo el brazo para tocarle, mi mano se posa en su fuerte y cálido pecho, deleitándome con las maravillosas sensaciones que me recorren veloces por todo el cuerpo. No sé por qué lo he hecho, solo sé que me gusta y que a él también. De pronto comprendo que esto es lo único que me interesa, pero vuelvo a controlarme para alejarme rápido, diciendo algo que suena a coqueteo descarado puro y duro…

—Me gusta gustarte, tú también lo haces mucho.

¡¿Qué diantres ha sido eso?! ¡Sí, estoy flirteando desvergonzadamente! ¡Esto es el colmo de los colmos, solo me falta darme la vuelta y dedicarle una sonrisa para engatusarle! ¡No serás capaz, Stella! ¡Me lo prohíbo! ¡Si me atrevo será lo más tonto que haya hecho nunca!

Pero ya me he dado la vuelta, y encima le he guiñado un ojo…

¡No me reconozco en absoluto! ¿Qué es lo que me está pasando? ¿Por qué me comporto de esta manera?

Entro en el campamento totalmente agitada y ruborizada, enseguida advierten mi presencia y tengo que recomponerme para que nadie note nada. Saludo con la cabeza a Punka, que desde lejos me ha hecho una reverencia cortés, y a Yolara, que está hablando animadamente con un hombre moreno muy apuesto cerca de donde paso, aunque no es tan apuesto como el que se ha quedado entre la sombras de los arboles mirándome y cuya energía puedo percibir, a pesar de la distancia, como si estuviese a mi lado… La persona a la que se debe mi visita está de espaldas a una hoguera pequeña un poco apartada, conversando con otro hombre que está frente a él y que es el que me ve acercarme. Es Lucan otro lobo con el que he colaborado alguna vez. Hace un gesto complacido y Akos se vuelve rápidamente. Cuando estoy lo suficientemente cerca para hablarles, ambos me sonríen encantadores, aunque el impulso instintivo de marcar el territorio les hace mirar con creciente acritud al lugar donde se ha quedado Assur esperándome, haciéndome sentir cómo aumenta la animosidad entre estas criaturas por momentos; parece que vayan a enfrentarse aquí mismo… ¡Dios santo, hombres, siempre queriendo demostrar quién es el macho alfa de la manada! Me adelanto para poner fin a este espectáculo y me presento.

—Hola, Akos; hola, Lucan —alargo la mano para dársela a cada uno—, soy amiga de Selene y vosotros me conocéis del futuro —miro hacia donde está Assur—; no os preocupéis, es un aliado que me está ayudando.

Consigo por fin captar completamente sus atenciones. Akos me mira entonces con más interés y sonría apartando la vista definitivamente de Assur. Él es uno de los hombres de confianza de Nerkal, el líder de los hombres lobo; al igual que Lucan son buenos soldados, yo conozco mucho más a Akos, que sé que no desperdicia ninguna oportunidad para dar su merecido a los chupópteros, como particularmente llama él a los vampiros. En el futuro hemos sido compañeros en muchas ocasiones, y la verdad es que hacemos muy buena pareja luchando. Me los presentó Selene hace tiempo, porque es muy buena amiga de esta raza poderosa y noble, la única capaz de mantener a raya a los vampiros, porque es lo único a lo que temen.

Se acerca y me coge la mano para besármela, parece que está iniciando su juego de galanteo cuando conoce a alguien del sexo femenino; es muy simpático y siempre está bromeando con todas las mujeres de su alrededor, tiene mucho ingenio y es muy divertido. Por mi parte. le aprecio mucho y le considero el mejor compañero de acción que he tenido; nos entendemos muy bien en el combate y la lucha, pero es en lo único. Para mí es más un buen amigo y socio que otra cosa, y además es recíproco, aunque ahora mismo no lo parezca.

—¡Si yo te conociese a ti, cherie, ten por seguro que no me habría olvidado de tu linda persona!

Esto último lo remarca con una juguetona mirada en sus bonitos ojos azul oscuro.

—Siento tener que contradecirte, pero me conoces muy bien, aunque con otro aspecto; si bien nos agradamos mucho mutuamente, de lo que más nos gusta disfrutar es de una buena cacería de chupópteros, en eso somos muy buenos y nos entendemos a la perfección.

Reconoce rápidamente esa palabra como suya y un poco sorprendido vuelve a sonreírme, pero diferente.

—Sé que estaréis un poco desconcertados con esta situación, pero Selene os ha convocado para que me ayudéis. Tenéis que ser mis manos para matar a todos los vampiros que os encontréis…

He captado toda su atención, me dirijo a sentarme a una piedra cercana para empezar a contarles todos los detalles. Saco un cuchillo de una de mis botas para hacer unos cuantos dibujos en la tierra y explicarles el plan defensivo que llevarán a cabo en los alrededores del castillo de Vincennes.

______________________________________________

 

Cuando se ha alejado dejando en el aire esa última frase y esa sonrisa tan turbadora, ha conseguido que las extrañas sensaciones que llevo sintiendo desde que la encontré se intensifiquen. Ahora mismo soy un hombre sin voluntad, cada vez que me roza, me sonríe o simplemente me habla pierdo la razón, por eso he preferido quedarme en las proximidades del campamento, para enfriar un poco los ánimos, aunque mi presencia aquí está advertida por todos. Veo que se ha acercado hasta una pareja de hombres que en realidad son hombres lobo, lo he sabido inmediatamente. Ahora comprendo lo que ha querido decir con lo de que su amigo sabía cómo tratar a los vampiros, estas dos razas son rivales y desde siempre quieren destruirse mutuamente. Repentinamente, un impulso primitivo y visceral me empuja a ir hasta donde está y marcarla, me contengo con todas mis fuerzas y lo único que puedo hacer es aguzar el oído y escuchar lo que hablan; ellos también han intentado hacer lo mismo, pero ella no se lo ha permitido, los ha tranquilizado haciendo que se olviden inmediatamente de mí, porque se han fijado en ella. Sigo la conversación, incluyendo las insinuaciones, y procuro dominarme, parece que Wanda conoce muy bien a este hombre alto, rubio y atractivo que me hace arder en puras llamas pensando que quizá hasta íntimamente… Él al principio no la ha reconocido, aunque se ha dado cuenta de que le decía la verdad al contarle ciertos detalles, y le ha convencido de la amistad o lo que demonios tengan en el futuro.

¡Maldigo a todos los lobos por tener la suerte de conocer la verdadera apariencia de mi pequeña provocadora y por todos los acercamientos que hayan tenido! ¡No puedo soportarlo, me retuerce las entrañas imaginarme solo que la toca y ella le corresponde!

Procuro tranquilizarme para no ir hasta allí y sacarla a rastras. No sé qué me pasa, estoy perdiendo la razón por una mujer a la que conozco hace solo un día y que ni siquiera me mira con el reconocimiento con el que le mira a él. Pasa un rato hasta que termina y entonces los dos lobos comienzan a prepararse para marcharse, Wanda comenta que los envidia y que de buena gana se iría con ellos a cazar chupópteros, se despiden y el hombre rubio la coge de la cintura para besarle de nuevo la mano. Me clavo las uñas hasta sangrar y no dejo de hacerlo hasta que veo cómo se pierden en la otra dirección… Después Wanda se dirige hasta un carromato pintado de un verde muy vivo. Lo que veo y oigo a continuación me pone tan frenético que las heridas de mi mano, que ya han cicatrizado, vuelven a sangrar. Un hombre rom moreno, bastante apuesto, ataviado solo con unas calzas muy ajustadas, le sonríe lascivamente, muy orgulloso, cuando la descubre en la puerta. Alarga su mano y suelta un mechón de espléndido cabello rojo para poder olerlo a continuación mientras la invita a pasar.

—Sabía que vendrías a buscarme; aunque has tardado, me has hecho anhelarte esquiva shuvani, y por eso tendré que castigarte hasta que me pidas clemencia.

El muy cerdo se relame con gesto provocador.

—¡Te haré gritar tanto cuando te haga mía, que no querrás estar con otro macho nunca más!

Ella le sonríe, y sus ojos recorren a ese cerdo despacio, mientras sigue apoyada en la puerta.

—Me agradas mucho, Tibo, pero hoy solo necesito de ti una pequeña cosa por la cual te pagaré muy bien.

El rom, indiferente como si no la hubiese escuchado, coge su mano y se la acerca al cuerpo para que le acaricie. Wanda no se resiste y deja que lo haga.

—¡Si pienso en la forma de pago estoy seguro de que así será, mujer!

—¿Puedo pasar?

Se aparta a un lado y, sin haberla soltado, la mete dentro de la caravana y cierra la puerta tras de sí. Respiro despacio intentando contenerme, pensando cuáles serán las consecuencias de ir hasta allí y matar con mis propias manos a ese pretencioso rom.

¡¡Dioses, no puedo creer que me haya hecho acompañarla hasta aquí para citarse con este desgraciado!! Y si así es, ¿qué pasa? Ella es libre y yo no puedo reclamarle nada, aunque la siento como si yo fuese su único dueño… ¿Qué me está pasando?! ¿Estoy perdiendo la cabeza, o solo es que me ha hechizado? Pero yo no soy el único, todos los hombres que se le acercan parecen sufrir lo mismo, es como una enfermedad, una epidemia de la que solamente ella tiene la cura, y ese miserable la está saboreando en estos mismos instantes… Camino de un lado a otro tragándome una furia asesina. De pronto la puerta se abre y salen los dos de nuevo. Por el poco tiempo transcurrido y las ropas que ambos todavía llevan puestas, parece que no ha pasado nada…, aunque se pueden hacer muchas cosas con la ropa encima, si bien con ella eso sería un grave error, porque desnuda debe disfrutase más plenamente de su belleza. Veo que Wanda lleva en la mano dos pequeños cuchillos plateados que tantea durante unos momentos antes de lanzarlos a un cercano tronco de árbol; ambos quedan clavados casi en el mismo lugar. Parece satisfecha y el rom sorprendido; se acerca, los desclava y vuelve junto a ese desgraciado.

—Estos dos me complacen mucho, son ligeros y equilibrados, deseo quedármelos.

—Son tuyos, hermosa shuvani.

—Gracias, Tibo, y como te dije que te pagaría bien, aquí tienes…

Se abre la capa indicándole que se acerque.

¡Creo que puedo llegar hasta donde están de un salto y descuartizar a este maldito!

Se me nubla la razón cuando veo que la abraza intentando besarla, aunque ella es mucho más rápida marcándole el cuello con uno de los pequeños cuchillos, antes de que la toque con sus labios, poniéndole a la vez algo en la mano…

—¿Quieres ser el primero en probar lo buena que es tu mercancía o prefieres esperar a que te necesite otra vez? ¡Quizá la próxima tengas más suerte y quiera pagarte del modo en que estás deseando, sería una lástima señalar ese bonito cuerpo por impacientarte!

El rom, sonriendo con puro deleite, se aparta y mira lo que le ha puesto en su morena mano durante el ardid. Ríe a carcajadas cuando ve las relucientes monedas de oro y entonces se la queda mirando con gran aprobación.

—Ciertamente tienes palabra, mujer, y esto hace que me gustes todavía más… ¡En la cama me gustan las gatas salvajes como tú, me place que saquen las uñas, porque al final ronronean dulces y complacidas entre mis brazos!

El rom se lleva una mano de Wanda a los labios y comienza a besársela despacio, ella sonríe y le deja hacer durante un rato antes de marcharse.

—Puedes estar seguro de una cosa, y es que yo no ronroneo, cielo.

Se aleja sujetándose los cuchillos en el cinto del vestido mientras se arregla el cabello, y deja al rom allí, plantado mirando cómo se le escapa, delatándose con un ansioso gesto que indica que se muere por tenerla. Disfruto viéndolo. No es todo lo que yo le habría hecho, pero por lo menos es algo. Me alivia que se aleje de él y que venga hasta donde yo estoy, porque tengo muchas ganas de marcharme. Casi he perdido el dominio sobre mí mismo. Intento quitarle importancia pensando que quizá el asunto de Baruc me tenga demasiado alterado y me haga excederme; sí, seguramente sea eso y lo estoy achacando a otras cosas que no tienen nada que ver. Ya casi me he convencido de ello cuando aparece a mi lado y anuncia que ha terminado y que podemos marcharnos. Está preciosa con esta luz. No, más que eso, es una ninfa del bosque tentadora y deliciosa surgida de las leyendas fantásticas que contaban los druidas antaño. Todo se esfuma cuando capto el olor de esos desgraciados que han estado a su lado tocándola y pretendiéndola para sí. Además, noto cómo un oscuro velo cubre mi ánimo y tengo la sospecha y la certeza de que no podré desprenderme de él en muchos días…

Edum. Tierra Negra
titlepage.xhtml
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_001.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_002.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_003.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_004.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_005.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_006.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_007.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_008.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_009.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_010.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_011.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_012.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_013.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_014.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_015.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_016.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_017.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_018.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_019.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_020.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_021.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_022.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_023.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_024.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_025.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_026.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_027.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_028.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_029.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_030.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_031.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_032.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_033.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_034.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_035.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_036.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_037.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_038.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_039.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_040.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_041.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_042.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_043.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_044.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_045.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_046.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_047.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_048.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_049.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_050.html
CR!4Y1ZKCYG6N3X9EBM7ESPTY74HVRP_split_051.html