5 LA LLAMA ETERNA
Tengo un bebé en los brazos y me sonríe, Manolo me quita el niño y de mala manera lo deja en un sillón, y me coge del cuello. Me cuesta respirar. Despierto empapada en sudor. Suena el teléfono y el abuelo llama con los nudillos en mi puerta.
–Preguntan por ti.
–En seguida voy –de un respingo me levanto.
Contesto al teléfono.
–¿Eres tú? ¡Soy Mara!
–¡Qué alegría! Me dijo tu madre que estabas aquí, ¿cómo estás?
–Ahora muy contenta de escucharte, ¡pero eres una golfa! ¿Te vas sin despedirte de tu amiga del alma y no haces ni una llamada para decir que estás viva? ¡Cuando te vea te voy a dar una! En serio, Adriana, creía que te había pasado algo muy grave ¿cómo no te despediste ni nada?
–Siento haberte preocupado. Ya te explicaré
–Bueno, no importa, pero tenemos que vernos. ¿Te viene bien esta tarde?