—¿Crees que me voy a conformar con esto? —preguntaría, incrédulo.

Hansel estuvo aquí. Gretel estuvo aquí.

Hubo un lobo alguna vez.

Érase que se era. O habría sido.

—No, no lo creo —le diría, con calma, diciéndole de nueva cuenta la verdad—. Pero a veces —querría continuar, pero no me lo permitiría el golpe. No me lo permitiría la oscuridad.