Quizá el edificio Chrysler es más bonito y el One World Trade Center y el 432 Park Ave más altos, pero el que domina el perfil de Nueva York sigue siendo el Empire State. La estrella más rutilante de NY ha aparecido en más de 100 películas, de King Kong a Independence Day. Subir a su mirador es una experiencia tan indispensable como comer un sándwich de pastrami en Katz’s Delicatessen.
Indispensable
Miradores
El Empire State tiene dos miradores. El de la 86ª planta, al aire libre, tiene telescopios que funcionan con monedas para escudriñar la metrópoli. El de la acristalada planta 102ª permite ver desde mayor altura; se dominan los cinco distritos de NY (y los cinco estados vecinos, si el tiempo lo permite). Desde los dos miradores, las vistas son especialmente espectaculares a la puesta de sol, cuando la ciudad resplandece con su manto nocturno.
Espectáculos de luz
Desde 1976, las últimas 30 plantas del edificio se iluminan por la noche con una paleta de colores que representan cada estación y festividad. Sus famosas combinaciones incluyen el naranja, blanco y verde el Día de San Patricio; azul y blanco en Hanukkah; blanco, rojo y verde en Navidad; y el arco iris en el fin de semana del Orgullo Gay en junio. Para más detalles sobre los colores, consúltese la web.
Estadísticas asombrosas
Con 10 millones de ladrillos, 60 000 toneladas de acero, 6400 ventanas y 30 500 m2 de mármol, sus 102 plantas se elevan sobre una altura de 448,6 m en el solar que ocupaba el Waldorf-Astoria; se tardaron solo 410 días, 7 millones de horas de trabajo, y costó 41 millones de US$ (unos 650 millones actuales). Quizá parezca mucho, pero ni siquiera consumió todo el presupuesto de 50 millones (en plena Gran Depresión).