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TÉCNICAS Y ESTRATEGIAS SENCILLAS PARA ROMPER EL CÍRCULO DEL MIEDO IRRACIONAL
A nadie le gusta sentir miedo, pero para que tu miedo no crezca más que tú, es necesario que:
- Aprendamos a eliminar los miedos tóxicos y a
reemplazarlos por emociones verdaderas
La ley de la concentración dice que «cuanto más pienses en una cosa, más pasará a formar parte de tu realidad». Por eso, en lugar de decir «tengo que dejar de pensar en esta idea», directamente reemplázala por otra positiva. En vez de pensar que no vas a ocultar tus miedos puedes decir: «Voy a expresar mis temores correctamente».
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No podemos modificar las conductas
de los otros, pero sí tener dominio
sobre nuestras conductas y nuestra mente.
- Confiemos en nosotros mismos
Cuenta esta fábula que había un ratón que estaba siempre angustiado porque tenía miedo del gato. Un mago se compadeció de él y lo convirtió en un gato. Pero entonces empezó a sentir miedo del perro. Luego, convertido en perro por el mago, empezó a sentir miedo de la pantera, y el mago lo convirtió en pantera. Con lo cual empezó a temer al cazador. Llegado este punto, el mago se dio por vencido y volvió a convertirlo en un ratón, diciéndole: «Nada de lo que haga por ti va a servirte de ayuda, porque siempre tendrás el corazón de un ratón».
Un psicólogo de la universidad de Stanford llamado Albert Bandura creó el concepto de la autoeficacia y explicó que nace de «evaluar las capacidades de uno mismo y sus circunstancias». Al tener en cuenta tus puntos fuertes y la situación en la que te mueves, tu sentido de autoconfianza crecerá y eso afectará de manera proporcional a tu conducta y tu forma de afrontar los miedos y las inseguridades.
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Si incorporamos estas actitudes y las desarrollamos conscientemente, podremos enfrentarnos a todos y cada uno de nuestros temores, reales o imaginarios.
- Reconozcamos que tenemos miedo. No le tengamos
miedo al miedo
Miedo significa que estás avanzando, porque el miedo es el compañero de los conquistadores. El miedo indica que estás haciendo algo nuevo, que estás saliendo de tu comodidad y estás aceptando un desafío nuevo para tu vida. Cada desafío nos permitirá dar un paso más grande que el que ya hemos dado, nos introducirá en aquellos lugares que nunca hemos pisado, nos hará hablar y hacer lo que nunca hemos hecho. Avanzar no significa no tener miedo, sino ir hacia lo nuevo a pesar de los temores que podamos sentir y saber que con o sin miedo seguiremos adelante. Y para vencer el miedo el primer paso es aprender a reconocerlo, expresarlo en palabras y hablar de todo aquello que nos despierta temor. Solo reconociendo los miedos que tenemos podremos superarlos.
- Aprendamos a mirar al miedo a los ojos
En cierta tribu de indígenas, a los niños se les enseña desde pequeños a hacer frente al miedo y se lo enseñan así. Los sientan y los hacen imaginar. Les hacen cerrar los ojos. Les hacen imaginar una víbora de veinte metros que tiene dos cabezas y se levanta delante de ellos. Les cuentan el relato como si estuvieran en esa situación. Les hacen imaginar que, cada vez que se echan hacia atrás, las cabezas de las víboras crecen. La víbora crece. Cada vez que tú quieres salir corriendo, la víbora te persigue y crece, crece, crece. Pero si la miras a los ojos, la miras fijamente, cuanto más la miras, la víbora se achica, se achica, se encoge mientras que tú sigues mirando. Es un juego, pero les enseñan que cuando te enfrentas a tu miedo, cuando miras a tu miedo a la cara, este empieza a encogerse hasta que se convierte en una hormiga y, entonces, ahí, lo puedes matar. Miremos a nuestros miedos de frente, no los tapemos. Si huyes de ellos, te acompañarán de por vida. Enfréntate a ellos y, cuando lo hagas, te darás cuenta de que ese gigante no era tan grande, ni tan poderoso como te imaginabas.
- Generemos pensamientos de acción
Se trata de concentrarte en las posibles respuestas a la pregunta sobre qué puedes hacer. En primer lugar, haz una lista de tus miedos y, luego, agrégale una acción posible de tu parte. Por ejemplo, «si hago este negocio, ¿qué sería lo peor que podría pasar?». Y ahora registra las respuestas. «Lo peor sería que me quedara sin dinero, lo peor sería que me echaran de casa, etcétera».
De lo que se trata es de hacer un inventario de todo lo peor que te podría pasar y, paralelamente, generar pensamientos de provisión. «Si me quedara sin dinero, ¿qué podría hacer para volver a generarlo?». Antes de encarar un nuevo desafío que te causa temor, piensa en cómo resolverías los posibles miedos que surjan. Esto es lo que llamamos pensamientos de acción, pensamientos de previsión. Es decir, si me sucede lo que estoy pensando que puede pasar, puedo hacer esto. Si me pasa esto otro, puedo poner en marcha este otro posible plan de acción. Entonces, en lugar de dejar que el temor dispare nuestra imaginación, comenzaremos a elaborar pensamientos de solución.
- Afirmemos nuestra estima, creamos en nosotros
mismos
Detrás de todo gran miedo, hay un gran temor. Es el temor al abandono. En todos los miedos que nombramos, en el fondo hay un temor a ser abandonados. Recuerda en qué situaciones de tu infancia tuviste por primera vez este temor y perdona a las personas que te hicieron sentir de ese modo. El amor es el bien más preciado que todos buscamos y el primero que puede dártelo eres tú mismo. Por amor a ti, abandona ese recuerdo triste. Del mismo modo que tenemos miedos, podemos también dejar de tenerlos. Démonos tiempo y tratémonos bien, sin presionarnos, sin pretender ser valientes en un día.
- Y, finalmente, decidamos compartir nuestra vida
El egoísmo alimenta los miedos y las fobias. Algunas personas viven refugiadas en su miedo, pensando solo en sí mismas y en sus propios temores, y así es como los síntomas crecen en quienes no pueden aprender a sacar algo de sí mismos y compartirlo con otros.
Sin apresurarnos, debemos darnos tiempo.
Tenemos tres opciones. Podemos huir y tratar
de evitar la situación que nos genera temor,
simular que en realidad tenemos otro problema,
o afrontarlo y superarlo.
La otra cara del miedo es la motivación. Pero hoy no esperes que te motiven desde fuera, motívate interiormente y, si estás atravesando una situación difícil, ¡anímate! Establece nuevas metas. Un hombre y una mujer que tienen sueños y proyectos no pierden su tiempo pensando en los miedos.
El miedo lo que hace es transmitirnos un mensaje interno: «Estás saliendo de tu zona de seguridad». Hasta ahora lo que has hecho te ha mantenido a salvo, no has arriesgado nada, pero tampoco has logrado nada, porque, para lograr algo en la vida, hay que arriesgarse. La vida es hermosa y emocionante, pero hay que animarse a correr riesgos, aunque te asuste.
Si tienes miedos, la autoridad necesaria para dominarlos y conquistarlos está dentro de ti, eres tú quien posee el control de tu vida.
Corre hacia el rugido, hacia ese miedo,
enfréntate a él y tendrás la batalla ganada.