Diecisiete

¿Influyen mis ex en su relación conmigo?

(Definitivamente, sí)

 

 

 

 

 

Hasta ahora, he hablado mucho de Claudia, probablemente porque ha sido la chica que más ha influido en mí en los últimos tiempos. Yo la tenía como un simple rollete, pero eso no quita para admitir que la criatura me tenía loco y que me fascinaban sus ojos grises. Muy bonitos, sin embargo pudo más Laura en conjunto. Si a eso le añadimos su simpatía, su cultura, su cara, su melena y... sus poderosas razones, que me volvieron tarumba en cuanto las vi en foto, definitivamente ganaba Laura.

Pero hubo otras chicas que también salieron conmigo y que, cada una a su manera, me marcaron y que influyeron, en mayor o menor medida, en mi relación con Laurita. Las que yo destacaría...

INGRID, TAMARA, SOLEDAD, VIOLETA

 

Ingrid: Una de mis primeras novias. Fue con seguridad el amor más puro que tuve. Juntos perdimos la virginidad y descubrimos a la vez los besos furtivos, las caricias torpes, los dedos recorriendo piel. Una niña dulce y buena que encontró a otro que la acariciaba con más lascivia que yo. Me dejó plantado en cuanto se espabiló y descubrió que el tamaño sí importa.

 

Tamara: Lo contrario de Ingrid. Toda ella puro sexo, me tenía exhausto. Una hembra que era un cañón y que no destacaba precisamente por su inteligencia y claridad de ideas. Pero qué par de melones tenía, Dios.

 

Soledad: De estas cuatro amigas, la menos agraciada y sin duda la más inteligente. De nuevo se cumplía el axioma y la belleza estaba reñida con la inteligencia. Sole estudiaba el último año de Arquitectura cuando la conocí y se ha convertido en una profesional de renombre en un terreno no dominado, precisamente, por las mujeres. Ha abierto camino y yo me alegro sinceramente de ello. Como amante no era demasiado complicada: se dejaba hacer, hacía y poco más. No era para tirar cohetes, desde luego, pero me fascinaba hablar con ella; era un pozo de sabiduría. Haciendo honor a su nombre, se dedicó por entero a su carrera, y me dejó en la más absoluta soledad.

 

Violeta: Fue mi última novieta (o rollo, amiga, aman-te), antes de estar con Claudia. Nos conocimos en un lugar insólito: un sex shop.

—Hola, ¿qué tal? ¿Buscas algo?

Violeta lucía la mejor de sus sonrisas. Se llevaba una buena comisión por cada dildo, bolas chinas o plug que vendiera. Así que mostraba dientes como si realmente estuviera probando estos cacharros en esos instantes.

—Hola (¡Joooooder con la sexshopera! ¡Anda que no está buena ni!) …Esto, bueno... sí. Vamos a hacerle una fiesta de despedida de soltero a un amigo y me han encargado que compre algunas tonterías para cachondearnos un poco de él.

—Ah, estupendo. Pues mira por ahí y avísame si quieres algo.

La que me lo decía estaba tan buena que me entraron ganas de decirle que sí, que necesitaba urgentemente un boca a boca. Me contuve.

—Bueno, yo nunca había entrado en un sitio de estos y estoy un poco perdido. ¿Puedes echarme una mano?

(Y dos, y tres, y más si tuvieras, niña. Estás buenísima).

—Claro que puedo ayudarte, para eso estoy aquí. ¿Por dónde empezamos? ¿Qué tal quitándote la camiseta? El subconsciente me estaba empezando a traicionar.

—No sé, quizá una muñeca hinchable o algo así, ¿no? Algo de cachondeo… ¿Qué suele pedir la gente para estos casos? La verdad es que no tengo demasiada idea.

En fin, que comenzamos hablando de muñecas hinchables y terminamos intercambiándonos los números de móvil. Violeta era una preciosidad y yo andaba bastante escasito después de mi experiencia con Sole. Además hacía varios meses que lo habíamos dejado, y, a excepción de varios polvos esporádicos con amigas, mi cama estaba bastante vacía.

Al cabo de tres meses de intensísima relación, puro fuego, Violeta me dejó. Otra para la que el tamaño sí importaba. Me dejó por un chico negro, de casi dos metros de alto, neoyorquino, y que entró un día en el sex shop por aburrimiento, para pasar el rato. Violeta echó la cortinilla de la puerta y allí mismo, en la trastienda, se lo montaron. (Ya os dije que la chica era puro fuego). Con el paso de los años sintió una llamada divina y ahora está junto a Ascen en la Congregación Carmelitana del Silencio. Espero que no haya pervertido a las demás hermanas. Amén.

¿Que si influyen en mi relación con Laura? Sí en la medida en que todo lo que aprendí con ellas, tanto en materia de cama como en otros niveles, me ha servido de ayuda para enriquecer nuestra relación. No en el sentido en que cuando estaba con Laura no pensaba en nadie más que en ella. Ni siquiera en Claudia. Es por culpa de una hembra, que me estoy volviendo loco, no puedo vivir sin ella, pero con ella tampoco…

Cosas que pasan cuando te enamoras por internet
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