Notas del capítulo 26

[1] Discurso de Jesús Hernández en Valencia, el 28 de mayo de 1937, tal como aparece en El Partido Comunista antes, durante y después de la crisis de Gobierno de Largo Caballero, p. 11. <<

[2] Véase, por ejemplo, Mundo Obrero, 1 de marzo de 1937. <<

[3] El Día Gráfico, 28 de febrero de 1937. <<

[4] En cuanto a estos y otros detalles sobre el incidente de Martínez Cabrera, no acreditados en ninguna fuente precisa, debo mi agradecimiento al personal de la agencia de noticias, Febus, que estuvo en contacto diario con personas que mantenían relaciones estrechas con miembros del Gobierno y del Consejo Superior de Guerra. Después de la caída de Largo Caballero, Jesús Hernández, ministro comunista de Educación, declaró públicamente que la presión de su partido había obligado a Caballero a desprenderse de Cabrera. Véase su discurso de 28 de mayo de 1937, reproducido en la obra de HERNÁNDEZ, El Partido Comunista antes, durante y después de la crisis del Gobierno de Largo Caballero, p. 24. <<

[5] 2 de marzo de 1937. <<

[6] Una información breve sobre Rojo aparece en la página 256 de esta obra. <<

[7] Gaceta de la República, 16 de marzo de 1937. <<

[8] Sobre una declaración del Ministerio de la Guerra rindiendo tributo a Martínez Cabrera, véase El Mercantil Valenciano, 16 de marzo de 1937. Fue reemplazado por el coronel Álvarez Coque, republicano, que ocupó el puesto hasta que Rojo fue nombrado de nuevo después de la caída del Gobierno de Largo Caballero. <<

[9] «La experiencia nos ha demostrado —afirmaba Mundo Obrero, 18 de marzo de 1937— que no basta la subordinación al ministro de la Guerra por parte del más alto organismo militar. Es infinitamente más justa la representación directa del Gobierno en todas las deliberaciones del Estado Mayor. De esta manera, los militares que lo forman tienen en todo momento la ayuda y el consejo del propio Gobierno, que les orienta y los estimula a realizar un trabajo provechoso. Por otra parte, la ardua tarea del titular de la cartera de Guerra exige esta ayuda directa de dos ministros. Nuestra sincera felicitación al Gobierno por el magnifico acuerdo». <<

[10] Articulo publicado en Timón, Buenos Aires, junio de 1940. Debe notarse que durante la enfermedad de Baraibar, Largo Caballero se había abstenido de perturbarle con noticias de los acontecimientos políticos. Ibíd. <<

[11] Ibíd. En otro articulo afirma que él creía que «sin la unidad en la acción, como tránsito para la unificación orgánica, jamás estaría el proletariado en condiciones de oponerse victoriosamente a la burguesía, para cumplir su misión histórica» y que el «dinamismo comunista me era muy simpático frente a la excesiva pachorra de muchos socialistas». Vía. Libre, 5 de agosto de 1937. <<

[12] En otro artículo dice; «Como la dirección de la intendencia estaba en sus manos, tan terrible arma de corrupción y proselitismo era empleada desaforadamente por ellos. Sin ningún escrúpulo… Desde la pequeña granujada del vale extraordinario al amigo, a la gran canallada de dar o no comida o vestuario a una unidad entera, según el color político de ella o de su jefe». Vía. Libre, 5 de agosto de 1939. «… me enteré que en algunos frentes —recuerda Largo Caballero— se tenía una preferencia irritante con los que eran comunistas, para darles calzado, ropa, tabaco y alimentos; los demás eran cenicientas de las brigadas: Eso, cuando no se les fusilaba por la espalda. Del mismo modo supe que en algunos hospitales —al Igual que hacían los curas y las monjas con los laicos— a los no comunistas no les atendían, medicinaban ni alimentaban debidamente; las atenciones eran para los comunistas afiliados o para los futuros neófitos». Mis recuerdos, p. 209. «Es triste reconocer que para tener alpargatas un soldado tenga que ser comunista… —declaraba el caballerista Carlos Rubiera (discurso publicado en Fragua Social, 7 de julio de 1937)—. En los hospitales se repite lo del tiempo de las monjas. Entonces para conseguir cocido o gallina, o lo que fuese, había que exhibir y venerar el escapulario o la cruz; hoy para lo mismo, la hoz y el martillo». Sobre una condena por parte de los socialistas moderados de la posición privilegiada que gozaban los comunistas en el frente, véase El Socialista, 25 de febrero de 1937. <<

[13] «La Impresión fue para mí tan brusca —escribe— que, francamente, creí que había notoria exageración en todo lo apuntado. Por otra parte, la réplica, habilidosísima, mantenida en diversas intervenciones por socialistas que, como el mismo Vayo, luego vimos estaban ya de largo al servicio del Partido Comunista, aparecía de tal modo impregnada de fervor revolucionario y marxista, de tal manera encariñada con el gran ideal de la unificación, tan fervorosamente obstinada en la necesidad de superar cuanto de real pudiera haber en aquellas acusaciones, mediante una política de gran vuelo en la que socialistas y comunistas, cada día más hermanados, se preocuparan estrictamente de ganar la guerra, que yo, sin tener ya la candidez en que me vi envuelto como consecuencia de mi apartamiento de la vida activa, creí, sin embargo, que el mal no podia ser tan grave —tan infame me parecía que lo fuese—, y me sentí muy inclinado a continuar laborando por esa política de gran vuelo y de unificación con quienes era imposible que realizaran tamañas tropelías obedeciendo a un plan estrictamente articulado». Artículo publicado en Timón, Buenos Aires, Junio de 1940. <<

[14] Ibíd. «El Partido Comunista da a los militares sujetos a su disciplina la orden de utilizar la disciplina de guerra para conseguir adeptos, y así nos encontramos con millares de casos en los que se advierte que un jefe militar utiliza las atribuciones de su mando y el fuero de guerra, no para luchar contra los fascistas, sino para aniquilar organizaciones revolucionarias y mermar la fuerza de otras entidades antifascistas». <<

[15] Por esta información el autor queda agradecido a un miembro de la oficina de José María Aguirre, secretario político-militar de Largo Caballero. <<

[16] Artículo publicado en Timón, Buenos aires, junio de 1940. <<

[17] Ibíd. <<

[18] Publicado en Frente Rojo, 29 de marzo de 1937. <<

[19] Véase la carta enviada por Claridad, en aquel tiempo todavía órgano de Largo Caballero, a Francisco Antón, secretario del Partido Comunista en Madrid, e inspector comisario del Frente del Centro, quejándose de que la sección del Comisariado de Guerra de Madrid, que él controlaba, estaba saboteando la distribución de ese periódico en el frente. Publicada en Claridad, 1 de marzo de 1937. Véase también Frente Libertario, 20 de febrero de 1937, lamentándose de que los periódicos de la CNT-FAI no llegaran regularmente al frente debido a sabotajes. <<

[20] A principios de marzo, Pascual Tomás, seguidor de Largo Caballero y vicesecretario de la UGT, declaraba que los comisarios políticos que trataban de hacer prosélitos «usando muchas veces de procedimientos que pugnan con todo sentido de dignidad», no debían permanecer en sus puestos ni un solo instante. Citado en La Correspondencia de Valencia, 3 de marzo de 1937. Véanse también las entrevistas con Tomás, publicadas en El Pueblo, 14 de febrero de 1937, Claridad, 16 de febrero de 1937, y su articulo, Ibíd., de 6 de abril de 1937. Hasta Antonio Mije, comunista, jefe del Subcomisariado de Organización, admitía en abril de 1937 que había habido algunas «extralimitaciones políticas por parte de los comisarios. Véase Frente Rojo, 15 de abril de 1937. <<

[21] Véase la página 245 de esta obra. <<

[22] Gaceta de la República, 28 de noviembre de 1936. <<

[23] Por esta información, estoy agradecido a Gabriel García Maroto jefe del Subcomisariado de Propaganda. <<

[24] LARGO CABALLERO, Mis Recuerdos, p. 212; véase también La UGT y la guerra, pp. 10 y 11. Álvarez del Vayo mismo dice lo siguiente sobre la cuestión del Comisariado: «Cuando se formó en España, los comunistas españoles… tomaron más interés por su desarrollo y expansión que los otros partidos. Estos últimos, para quienes no tenía significado especial y que lo consideraron al principio como algo más bien exótico e innecesario, se contentaron con presentar listas de candidatos hechas sin un cuidado especial. Los comunistas; por el contrario, enviaron sus miembros más activos desde el mismo día de su comienzo. Esta desigualdad creció durante el periodo crítico de la defensa de Madrid. La situación en aquel frente durante los meses de noviembre y diciembre de 1938 hizo necesario aumentar el número de comisarios. Se hicieron centenares de nombramientos que sólo sirvieron para aumentar la desproporción existente». Freedom’s Battle, p. 127. <<

[25] Cierto día del año 37 —testifica Indalecio Prieto, ministro socialista moderado, que estuvo en comunicación constante e íntima con Azaña durante la guerra— el jefe del Gobierno, Largo Caballero, telefonea desde Valencia a Barcelona al Presidente de la República, Azaña, rogándole una entrevista urgente, que se celebra, partiendo el camino, en Benicarló. Largo Caballero se apresura a decir: «He pedido esta conferencia porque debo decir al señor Presidente, y no podía decírselo por teléfono, que uno de los ministros me traiciona», Azaña se sorprende. Largo Caballero continua: «Es un ministro de mi propio partido, un socialista, el ministro de Estado». Y el Presidente del Consejo entera al de la República de manejos desleales de Julio Álvarez del Vayo, en combinación con el comunismo, descubiertos por el embajador en París, Luis Araquistáin. Azaña autoriza a Largo Caballero para prescindir de Álvarez del Vayo, pero el jefe del Gobierno no utiliza la autorización presidencial, como semanas antes desaprovechó coyuntura que le deparé para deshacerse de aquella marioneta de los comunistas cuando en pleno consejo, dije a Álvarez del Vayo que su conducta era más propia de un funcionario soviético que de un ministro español. Álvarez del Vayo, enojado por mis palabras, dimitió [para el relato hecho por este último del incidente, véase su libro Freedom’s Battle, pp. 219 y 220] y largo Caballero, lejos de admitirle la renuncia, le mantuvo en su puesto. Tampoco le depuso tras la gravísima denuncia al jefe del Estado. Hay hombres con fama de enérgicos susceptibles de debilidades absurdas». Correo de Asturias, 10 de Julio de 1943. <<

[26] Una idea de hasta qué punto la preocupación de Largo Caballero por la posición de España en la Sociedad de Naciones influyó su conducta, queda reflejada en la nota 47 del capitulo 25 de esta obra. <<

[27] Gaceta de la República, 17 de abril de 1937. <<

[28] 16 de abril de 1937. <<

[29] 17 de abril de 1937. <<

[30] Frente Rojo, 17 de abril de 1937. Sobre las críticas de la orden en Mundo Obrero, órgano comunista de Madrid, véanse, por ejemplo, los números de 24 y 29 de abril de 1937. <<

[31] 20 de abril de 1937. <<

[32] 20 de abril de 1937, (Frente Rojo era un diario de la tarde). <<

[33] 22 de abril de 1937. Sobre los cargos de Adelante de que Francisco Antón, Inspector-comisario del frente del centro y secretario del Partido Comunista de Madrid, había sustituido a Comisarios socialistas por comunistas, véanse los números de 23 a 25 de abril de 1937. Sobre la respuesta de Frente Rojo, véanse los números de 23 y 24 de abril de 1937. <<

[34] El 25 de diciembre de 1936, Frente Libertario, órgano de las fuerzas armadas de la CNT del frente de Madrid, declaraba que los redactores habían recibido innumerables cartas lamentándose de que en muchas unidades compuestas por miembros de organizaciones diferentes, los suboficiales y los comisarios se estaban dedicando a hacer proselitismo político y utilizaban con este fin medidas coactivas. Véase también CNT, 25 de febrero de 1937. <<

[35] 22 de abril de 1937. Sobre otros artículos aprobando la orden del Ministro de la Guerra, véanse los números 23, 26 y 27 de abril de 1937: también Fragua Social, 27 de abril de 1937. <<

[36] Véase, por ejemplo, el informe de José Díaz al Comité Central del Partido Comunista, 8 de marzo de 1937, tal como aparece en DÍAZ, Tres años de lucha, pp. 288 a 339; discurso de FRANCISCO ANTÓN, Mundo Obrero, 18 de marzo de 1937: manifiesto del Comité Central del Partido Comunista, Frente Rojo, 19 de marzo de 1937; editoriales, ibíd., 23 y 31 de marzo y 8 y 13 de abril, y 18 de mayo de 1937. <<

[37] Gaceta de la República, 17 de febrero de 1937 (Decreto del 16 de febrero). <<

[38] El 27 de enero de 1937, en un mitin celebrado para conmemorar la disolución formal del Quinto Regimiento, José Díaz declaró que los puestos de jefes militares que no sentían la guerra civil «deben ser ocupados por estos nuevos valores que ha revelado el 5.º Regimiento». Discurso publicado en Díaz, Tres años de lucha, pp. 253 a 257; Aunque después de la publicación del decreto el 17 de febrero los comunistas se referían con frecuencia a la cuestión de los ascensos y criticaban implícitamente la política de Largo Caballero (véase, por ejemplo, el informe de José Díaz al Comité Central del Partido Comunista, en 8 de marzo de 1937, ibíd., pp. 288 a 339; la resolución del Comité Central, Mundo Obrero, 7 de abril de 1937; también Frente Rojo, 21 de abril de 1937) no apareció una crítica abierta del decreto hasta enero de 1938 (ibíd., 5 de enero de 1938), cuando se anuló la disposición restringiendo el ascenso de lideres milicianos. Gaceta de la República, 5 de enero de 1938. <<

[39] A mediados de marzo, el Consejo Superior de Guerra designó a Jesús Hernández, ministro comunista de Instrucción Pública, y a Julio Just, ministro de Obras Públicas, y miembro de Izquierda Republicana, para representar al Gobierno en Madrid, con objeto de establecer relaciones más estrechas con la Junta de Defensa y estudiar las necesidades del frente central, pero cuando las designaciones fueron presentadas para su ratificación por el Gobierno, Largo Caballero, temeroso de la influencia adicional que pudieran ganar los comunistas con la presencia de uno de sus ministros en Madrid, se opuso a una propuesta de que la misión de los dos ministros fuese con carácter permanente. A causa del desacuerdo, el Gabinete no definió nunca las obligaciones precisas de los dos ministros, ni estableció el tiempo de su permanencia en la capital, y cuando volvieron temporalmente a Valencia, Adelante, portavoz de Largo Caballero, declaró que su misión había terminado (Castilla Libre, 31 de marzo de 1937). Se estaba discutiendo todavía sobre esta cuestión, cuando el Consejo Superior de Guerra designó a Vicente Uribe, su representante comunista, para iniciar una investigación sobre la situación en el norte, donde se había iniciado una ofensiva en gran escala el día 1 de abril por las fuerzas del general Franco y sus aliados alemanes e italianos, designación que fue vista por el ministro de la Guerra con no menos hostilidad que la de Jesús Hernández, especialmente dado que Uribe fue acompañado por el general soviético Goriev. Sobre la respuesta de Frente Rojo a un ataque contra Uribe por Adelante, véase el número de 21 de abril de1937. Sobre los demás detalles relativos a Hernández y Uribe, no contenidos en los periódicos citados, el autor debe su reconocimiento al personal de la agencia de noticias Febus. <<

[40] 22 de abril de 1937. <<

[41] 22 de abril de 1937. <<

[42] 23 de abril de 1937. <<