Peter Grant era como cualquier otro agente novato de la Policía Metropolitana de Londres hasta que recibió cierta información de un testigo ocular en un caso de homicidio. Nada digno de mención si no fuera porque dicho testigo resultó ser un fantasma. Ahora su día a día consiste en negociar treguas entre el dios y la diosa del Támesis e intentar detener a un espíritu maligno que está sembrando el caos en Londres. Amén de aprender a dominar la magia y lidiar entre su fijación erótica por su compañera de trabajo y la atracción que siente por una joven diosa a la que le gusta jugar.
El argumento es intenso y original: magia, venganza y fantasmas. Una buena mezcla de fantasía (los trols viviendo en la ciudad como «sin techo», vampiros que absorben energía, mortales viajes en el tiempo e incluso una escuela de magia) con los recursos de la novela de detectives de toda la vida. Juega muy bien con las localizaciones y los rincones secretos de la ciudad. Y consigue eso tan difícil de conseguir: un mundo fantástico original partiendo de elementos conocidos.