Capítulo 49

 

“¿Ya encontraron a Matt?” pregunto.

“No.”

La Detective Renae se reúne conmigo en la entrada al Hombre Ardiente 2013, un evento anual llevado a cabo en el desierto de Black Rock al norte de Nevada del cual leí todos los detalles en el periódico local de Reno ésta mañana, luego de dormir un poco en un hotel económico. Intenté conducir sin para desde Albuquerque, pero no pude seguir adelante una vez alcancé las luces de la “Ciudad Pequeña más Grande del Mundo.”

Ella y, eh… supongo que mi hermano, Daniel, llevan aquí algunos días. Volaron directamente a Reno tan pronto se realizó la lectura del testamento en Nuevo México. Me complace haber tenido tiempo para conducir a través de Arizona, pasar por las Vegas, y llegar hasta la parte alta del Estado de Nevada. Me ha permitido tiempo para intentar procesar este cambio total de marea en mi vida. El alguacil y yo acordamos hacernos la prueba de ADN tan pronto regresemos a casa para estar completamente seguros. También acordamos que debido a que nuestro padre biológico fue el que destruyó su mundo completamente, esperaríamos hasta que los resultados de las pruebas verificaran nuestra fraternidad para contarle a la Detective Renae nuestras propias noticias impactantes.

Las revelaciones en torno a Thomas Victor, y sobre la manera como ha hecho parte de nuestras vidas, han causado que los tres tengamos una caída emocional vertiginosa. Estamos justificadamente tensos, así que nuestro deseo colectivo de encontrar a Matt Gambke en la ciudad de Black Rock puede llegar a convertirse en una distracción bienvenida. Conjuntamente decidimos que pase lo que pase, debemos llegar hasta el final de nuestro viaje.

Al ver la mirada desconcertada en mis ojos, la detective Renae me dice: “Padre, permítame decírselo con anticipación. Está a punto de ser sorprendido, impresionado, y en muchos aspectos, profundamente ofendido por lo que va a ver, ¿está bien?”

Asiento con mi cabeza y cubro mis ojos mientras un ventarrón breve pero decidido levanta el polvo directamente hacia nuestro rostro. Quizás los elementos infinitos de la naturaleza tampoco nos quieran aquí.

“Le presento al Vigilante Dirk Donovan, nuestro guía turístico,” dice.

“Me llaman el Vigilante Fulminante Dirk. Son bastante graciosos por aquí, ¿no?”

Aprieto la mano estirada del amistoso caballero de treinta y tantos, y veo está adornado con un traje caqui uniforme. Les hace un gesto con la mano a los porteros mientras atravieso la entrada con mi auto. Intento permanecer lo suficientemente lejos de su Jeep 4x4 para evitar ser consumido completamente por el polvo que levantan sus llantas traseras, pero mis esfuerzos demuestran ser inútiles.

Vienen a mi mente escenas de una de mis películas favoritas, “El Guerrero del Camino.” Hago una nota mental por si acaso me preguntan sobre mi primera impresión del Hombre Ardiente; les sugeriré que la vean porque me sería difícil describirlo de cualquier otra forma que le hiciera justicia, aunque con un giro importante – esto es Mad Max en esteroides.

Luego de apenas algunos cientos de metros, el Vigilante Fulminante Dirk se detiene y señala hacia donde le gustaría que estacionara mi vehículo, y luego me hace un gesto para que me suba al asiento trasero de su Jeep. Me pregunto si la Detective le habrá contado que soy un sacerdote católico. Llevo ropa casual: botas de montaña oscuras que conseguí en una tienda de descuentos de camino aquí, mis pantalones negros de siempre, una camisa blanca manga larga de algodón, y un sombrero para el desierto color beige. No estaba seguro de qué ponerme, pero en instantes me doy cuenta de que cualquier cosa hubiera sido aceptable.

“Hola. Soy Rosa. Rosa Marie Antoinette Herrera. Pero mis amigos me dicen Rosie.” Mi compañera de viaje es una joven de más o menos unos 20 años y lleva el mismo traje que tiene el Vigilante Dirk, con excepción de los múltiples rayitos rosados que contrastan claramente el resto de su cabello castaño.

“Hola, señorita Herrera. Soy Jonah.”

Nos damos la mano.

Mirándonos por el espejo retrovisor, el Sr. Dirk comenta que la Srta. Herrera está realizando sus ‘prácticas’ en el evento de este año.

“¿Vive por aquí?” le pregunto a la Srta. Herrera mientras miro por las ventanas empolvadas a la amplia nada que nos rodea.

Su sonrisa llega rápido y con alegría.

“¡Que gracioso!” me dice, y me da una palmada en la pierna. “Solo un puñado de gente vive por aquí, Jonah. No, yo vengo de Wendover, Nevada. No del Wendover en Utah – Wendover, Nevada. Mi familia aún vive allí. Después de la secundaria viajé por todo el estado, y pasé un buen tiempo en pueblos antiguos como Tonopah y Goldfield, e incluso Virginia City. Me gustan las antiguas poblaciones mineras embrujadas, las minas abandonadas, y todo eso. Toda esa época me causa intriga. Pero, no puedo conseguir un trabajo. ¿Sabe de alguno?”

Es directa y segura, pero no irrespetuosa. Además, no parece ser arrogante. Ya me cae bien. De alguna manera me recuerda de lo que pudo ser una Detective Renae más joven, quien en el momento se encuentra sentada en el asiento delantero observando al circo improvisado que se ha formado a nuestro alrededor.

“Pues, eh, yo no soy de por aquí.” Inclino mi cabeza hacia la Detective y agrego: “Somos de Carolina del Norte. Yo soy de Gardensville específicamente.”

“Nunca he estado allá. Suena bonito. ¿Tienen algún trabajo bueno allá?” continúa.

“Bueno, creo que depende de su conjunto de habilidades,” le respondo.

“Aprendo rápido y soy muy inteligente. Si alguna vez voy por allá, ¿me puede ayudar con algún contacto?” Parece ilusionada.

“Eh, sí, claro. Haré lo que pueda.” No tengo idea de cómo esta jovencita podría tener los medios para atravesar los Estados Unidos, pero si llega hasta allá, seré fiel a mi palabra y al menos intentaré ayudarla.

La Srta. Rosa Marie Antoinette Herrera sonríe, y el silencio llena el vehículo momentáneamente.

“Bastante sorprendente, ¿no?” Dice el Sr. Dirk, y se ríe mientras dirige su mano al espectáculo que se ve afuera del Jeep. “Ésta ciudad se levantó desde el suelo en cuestión de semanas; es un verdadero fénix que renace del polvo y las cenizas del evento del año pasado.”

“Ni siquiera sé qué decir, Vigilante Donovan,” comento.

“¿Primera vez?” me pregunta.

“Sí.” Mis ojos luchan contra el polvo que se ha acomodado en lugares no deseados. Es casi imposible captarlo o comprenderlo todo. Lo que te puedas imaginar, lo veo en frente, al lado y detrás de nosotros; arte, campamentos temáticos, cuerpos completa – o parcialmente – decorados caminando o conduciendo una variedad de vehículos, desde bicicletas, carritos de golf, y motocicletas adornadas con lentejuelas, hasta artilugios que funcionan con energía solar.

“¿Desde hace cuánto tiempo trabaja aquí?” pregunto.

“Éste es mi quinto año. ¿Quiere escuchar la historia en tres minutos?” me dice.

“Claro,” respondo con la esperanza de que suba su ventana. Sin embargo, el calor es intenso y no estoy seguro de qué lograría con eso. Hay polvo por todas partes, y el aire acondicionado sencillamente lo aspiraría y probablemente empeoraría las cosas.

Conduce despacio sobre el camino improvisado y comienza su historia.

“Está bien. Esto comenzó en la playa en San Francisco en 1986. Solo era un grupo pequeño. Los sacaron de ahí y terminaron aquí. Toda esta área estaba cubierta de agua hace unos 60.000 años. Antes de que el grupo la encontrara, era utilizada principalmente para realizar intentos por establecer récords de velocidad en tierra con autos cohete. En 1991, solamente asistieron alrededor de 250 personas. Este año hay más de 68.000 participantes, incluyendo al mínimo personal y los voluntarios, como yo. Se vendió completamente tres años seguidos, y sigue creciendo, muchísimo. El año pasado, más o menos el 40 por ciento del grupo fueron visitantes por primera vez, como usted. La mayoría de las personas piensan que son solo un montón de locos, pero he conocido personas de todos los ámbitos y, en su mayoría, todos son muy agradables. Doctores, dueños de negocios, madres, padres, niños, de todas las razas, e imagino que de todas las religiones, aunque no sería posible saberlo cuando ingresan a las fronteras de esta ciudad porque todo lo que le acabo de describir simplemente se evapora, o se mezcla, o se convierte en un híbrido de, eh, todo.”

“Gracias por la información,” le digo. “solamente voy a estar este día, pero se lo agradezco.”

“No hay ningún problema, no tiene que participar, y a todos les gusta mirar.” Sonríe con superioridad, y la Detective Renae parece sentirse avergonzada de inmediato. A este momento, es muy probable que no le haya dicho mi profesión.

“¡Vaya!” grita y clava su pie en los frenos cuando el impacto intenso y el sonido de un lanzallamas que sale de una Chevy Suburban modificada nos roban la atención a todos.

“Hay que tener mucho cuidado con lo que sucede ahí afuera,” se ríe, y saluda con su mano a los juerguistas que pasan por nuestro lado.

“¿Mucha gente sale herida?” pregunta la Detective Renae.

“¿Oh, por cosas como esa? No. Bueno, no mucha. Solo se están divirtiendo. Todos saben perfectamente cómo hacer que las cosas sean seguras para ellos y para los demás. Aquí hay reglas como el respeto por los demás, pero de vez en cuando, alguien hace algo estúpido. Como anoche. Un tipo decidió correr en su scooter sobre el suelo desértico sin luces. Se divirtió tanto que decidió hacerlo nuevamente de regreso. Golpeó una casa rodante y el impacto lo mató instantáneamente, pero nadie más salió herido. Cosas como esa sí suceden, pero en su mayoría, es muy seguro. Durante la noche apenas puede ver su propia mano en frente suyo si se aleja mucho. Las personas que hacen algún tipo de combinación de licor o drogas que no debieron haber hecho, se pierden – o quizá simplemente desean encontrar silencio absoluto – y cuando los reportan como perdidos, hacemos que nuestros voluntarios los busquen. No sucede mucho, pero, con tantas personas, algo siempre sucede, así que debemos estar preparados para eso.

“Aunque se ve de locos, hay una infraestructura increíble. Los organizadores trabajan durante todo el año. Hay como 25 gerentes de proyecto, todos con experiencia profesional en áreas selectas, apoyados hasta por 3000 voluntarios, quienes construyen esta ciudad antes de que todos lleguen. Cada año se convierte en la quinta ciudad más grande del Estado de Nevada. Todo está distribuido en una cuadrícula increíblemente precisa, incluso hasta los nombres de las calles. A toda hora se ven entregas de FedEx, y hasta he visto entregas de comida China desde Reno. ¡Sorprendente!” Su charla amena aviva mi estado de ánimo, y me recuerda al personaje excéntrico en Mad Max que voló ese aparato parecido a un helicóptero hasta que lo chocó. A pesar de que cada vez me ofende más el circo irreal frente a mí, en verdad me alegra que esté con nosotros. Necesito una razón para sonreír.

“¿Sabe cuántos grupos de voluntarios diferentes existen para hacer que esto funcione?” le pregunto al recordar cómo el Alguacil Luder me dijo que Matt podría estar en uno de ellos.

“No exactamente,” dice mientras niega con la cabeza. “La última vez que contamos habían alrededor de 30. Hay grupos que se encargan de las instalaciones artísticas, los que cuidan la tierra, los que iluminan las lámparas, los que dan la bienvenida, el personal de perímetro y éxodo que vigila que nadie ingrese sin autorización y que también se enfoca en el control del tráfico cuando esta cosa termina. Esos porteros que pasamos también tienen un gran trabajo. Deben asegurarse de que todos tienen un boleto y que no intentan colarse. La gente puede ser, y es, bastante ingeniosa para meterse sin boleto, por cualquiera que sea la razón. Tal vez son tacaños; tal vez no puedan pagarlo. También hay bastante personal de Servicios Médicos de Urgencia, y hasta un grupo especial de personas que lidian con problemas de Salud Mental – especialmente si alguien ha sido abusado sexualmente – así que, como en una ciudad verdadera, si alguien necesita algo, en su mayoría, está aquí.”

“¿Hay muchos ataques sexuales durante el evento?” pregunta la Detective Renae como resultado del comentario que ha suscitado su interés. El Vigilante Fulminante se encoge de hombros y responde.

“No conozco las cifras, pero… mire este ambiente. Hay personas brincando por ahí parcial o completamente desnudos, y el sentido común y la experiencia me dicen que hay abuso de sustancias, a pesar de que saben que están metidos en grandes problemas si los atrapamos. Solamente el consumo de alcohol hace que éste ambiente inestable sea aún más arriesgado. Y ahora coloque todo eso en una olla llena de personas que solo quieren pasar un buen rato y que lo dejan todo al aire libre, que se vuelven locos y desenfrenados, y, pues, como ya lo dije, algo va a suceder. Pero, si es así, ¿en qué mierda pensaban al venir aquí y correr por ahí sin ropa, y ponerse en esta situación en primer lugar?”

Se ríe nuevamente, pero ninguno de los dos encuentra gracia en su último comentario. Puede ver que la Detective frunce su ceño, y mi mirada de preocupación por el espejo retrovisor.

“Oigan, como ya lo dije, en realidad no sé qué tanto suceda. Pero tampoco quiero darle la impresión equivocada. Sí, aquí tienen sexo, como en cualquier otra ciudad. Y supongo que hay lugar a algunos ataques sexuales, pero he visto a personas haciendo el amor por aquí y por allá, y de seguro no parece forzado. Pero eso no es lo único. Mire a su alrededor. ¿Saben? Las personas vienen aquí por un millón de razones diferentes. Quizá solo estén aquí para encontrarse a sí mismos, o simplemente para olvidarse del mundo que dejan atrás. He escuchado a personas decir que sienten que sus vidas son tan controladas por todo y todos ‘allá afuera’ que solamente quieren venir aquí cada año y hacer lo que les plazca, cuando les plazca, sin juicios. Nadie los va a mirar como si no fuesen aceptados o aceptables, a dominarlos, o a decirles lo malos que son por hacer lo que sea que estén haciendo.”

Prosigue; Su sonrisa es inmensa y su alegría evidente.

“¿Saben lo sorprendente que es ver a estas personas de todas partes del mundo simplemente ayudándose unas a otras, ofreciéndose su tiempo mutuamente, y dando sus cosas cuando otros las necesitan? ¿Ofreciendo su ayuda para levantar o desarmar sus estructuras artísticas, o lo que sea? Hay mucho esfuerzo dedicado todo el año por parte de estos participantes para construir y transportar todas las cosas para sus campos temáticos – cerca de 1000, y alrededor de 350 esculturas este año – así que de verdad necesitan ayuda con eso. Y las personas lo hacen sin preguntas. Claro, algunos son voluntarios que han dicho específicamente que ayudarán con este trabajo, pero muchos son simplemente participantes que ven que alguien necesita ayuda y lo hacen. Mi punto es que si estas personas se encontraran en la calle en la vida diaria, no se darían el tiempo que se dan aquí, pero en este lugar tienen un propósito y es bastante simple – ayudar, ser amado, y amar a los demás. ¿Qué tal?”

Lo que acaba de describir el Sr. Dirk toca mi punto sensible. Esta búsqueda de la felicidad, el anhelo por la paz, el sentido de propósito que he sentido junto con todos los demás peregrinos en los lugares de las apariciones Marianas es lo que parece estar describiendo. Y puedo verlo también en los rostros de las personas que nos rodean mientras continuamos nuestro camino por la calle principal. En verdad se ven felices, conformes, en paz. Se divierten, bastante. Son generosos, y aunque su autoexpresión pueda parecer un poco excéntrica, ¿quién soy yo para juzgarlos? Sin duda, veo a muchos burlándose de la religión, y la naturaleza erótica del lugar hace que todas mis alarmas se disparen, pero también he visto a otros que no parecen hacer parte de ese espectáculo. Para ellos, y quizá para todos, sea probablemente muy catártico, muy transformador. Mi preocupación es que si no están ya en el fuego, están peligrosamente cerca de él.

“¿Y quieren saber lo grande que se ha vuelto todo esto, digo, afuera de ésta área en Nevada?” pregunta.

“Sí,” le respondo.

“Se ha globalizado durante los últimos años. España, Sudáfrica, Colombia, Corea del Sur, Israel – ni siquiera puedo nombrarlos a todos - son como 30 países diferentes que quieren tener su propio Hombre Ardiente. Así que quién sabe, puede que haya algún viaje internacional en mi futuro para colaborar con mi experiencia. ¡Hmm, eso sería fantástico!”

“¿Puedo ir con usted?” dice de repente la Srta. Herrera, uniéndose nuevamente a la conversación.

“Pues por ahora veamos cómo le va este año, ¿está bien?” sonríe.

Detiene el vehículo y comenta.

“Este es el epicentro, por así decirlo. El tema de este año es Cargo Cult, y tiene algo que ver con la manera como nuestra tierra es un poco inconsciente frente a la forma como conseguimos las cosas que conseguimos, y siempre parecemos preguntarnos de dónde saldrá el resto de cosas que podamos utilizar en un futuro. Tal vez del espacio exterior, ¿quién sabe? Extraterrestres.”

Muevo mi cabeza de un lado para el otro ahora que comprendo mejor todos los diseños y atuendos de aspecto extraño a mi alrededor.

“¿Y esa estructura del hombre sobre la nave espacial que está dando vueltas como la Aguja Espacial de Seattle?” Pregunta la Detective Renae.

“Imagino que ‘el hombre’ significa algo diferente para cada uno. Puede ser un antiguo jefe, o uno actual, una relación anterior, o una actual, viejos recuerdos, o actuales - ¿quién sabe?”

Salimos del vehículo y estamos de pie uno al lado del otro cuando se estaciona un autobús turístico de personas mayores y sus ocupantes se abren paso lentamente hacia la estructura. EL Vigilante Fulminante se ríe entre dientes.

“Debemos asegurarnos de mantener felices a los lugareños. Para ser honesto, en verdad agradecemos la manera como nos apoyan cada año.”

Nos hace un gesto para que nos dirijamos hacia la enorme estructura y nos anima a que sigamos la corriente sin fin de participantes vestidos de manera exótica, parcialmente, o completamente desnudos, todos mezclados con las personas mayores quienes toman fotografías digitales y se divierten por montones con ello.

La Detective Renae y yo miramos fijamente en dirección a las masas que se dirigen a la nave espacial, y mis ojos perciben a dos personajes sonrientes vestidos con hábitos de monja modificados en color negro, blanco y rojo, con las palabras ‘Satanás es de lo mejor’ escrito en la espalda, con el rostro pintado de verde para encajar en el tema alienígena, y con lentes de contacto rojos para terminar el conjunto. El Vigilante Fulminante continúa, asegurándose de cubrir los puntos más significativos de nuestro “tour.”

“Tienen que ver el interior de éste pabellón. Está el ‘Templo del Navegador.’ Se supone que es un altar con seis ruedas de oración diferentes, todas en línea con el tema de pedirle a quien sea que le proporciona a nuestra tierra todos los bienes, para que nos ayude nuevamente. No van a querer perdérselo porque ya mañana no podrán verlo.”

“¿Por qué?” pregunto.

“Porque ésta noche lo quemamos.” Dice en dirección a mí.

“¿Lo queman?” intento procesar lo que escucho.

“Obvio. Por algo se llama ‘Hombre Ardiente.’” Se ríe, y la Srta. Herrera me da una palmada en el hombro alegremente.

Me siento avergonzado ya que no lo comprendí todo sino hasta ahora. La cabeza me da vueltas y necesito un poco de agua y un Kleenex; me pregunto qué tan malo será esto para mis senos nasales y mis pulmones.

“Sí, hoy todo esto estará envuelto en llamas. Y si es como en años anteriores, será bastante salvaje y totalmente loco. Tiene que quedarse para verlo. Es una fogata gigante acompañada de pirotecnia, bailarines con llamas en coreografía, y personal del Servicio Médico de Urgencias por todas partes para proteger a los participantes si se sale de control. El año pasado fue un desastre. Yo y otros muchachos intentábamos trabajar en el control del público, ¿verdad? Control del público, que gracioso.  Tan pronto le prenden fuego al ‘hombre,’ como 50.000 personas salen a correr hacia él, como bichos hacia uno de esos matamoscas eléctricos. Y solo somos unos pocos diciendo ‘No. Aléjense.’ ¡Carajo! No pude mantener los brazos estirados por mucho tiempo. No podían escucharme a través de mi traje ignífugo, o si me escuchaban, no les importaba. Solo nos quedó apartamos del peligro y, al final, nadie salió lastimado así que no pasó a mayores.”

Se ríe con fuerza mientras se dirige de vuelta al Jeep. Mira sobre su hombro y agrega, “Si estoy aquí cuando terminen, los llevo de vuelta a la entrada. Si quieren, pueden conseguir un poco de café o agua en la cafetería de allá.”

La Srta. Herrera estira su mano y nos despedimos. Le deseo suerte en el futuro.

“Algún día lo voy a buscar,” dice sonriendo.

“Si esa es la voluntad de Dios.” Le regreso la sonrisa mientras sale a correr detrás del Vigilante Fulminante.

Sigo a la Detective Renae con la cabeza abajo para proteger mis ojos del ventarrón repentino y me doy cuenta de que mis pantalones negros están totalmente cubiertos de polvo. No me sorprende para nada que no hayamos encontrado a Matt Gambke en este mar de humanidad disfrazada y decorada. Aún si está aquí, podría ser cualquiera de ellos, vestido con mucho maquillaje y trajes de otro mundo, con rasgos que no nos permitirán tan siquiera acercarnos a su propia identificación.

Quiero irme tan pronto como pueda. Extraño la paz del desierto de Nevada al sur de aquí, y recuerdo los pueblos antiguos de Goldfield y Tonopah por los que pasé hace menos de 24 horas en mi automóvil acondicionado; los mismos de los que la Srta. Herrera parece estar muy orgullosa.

***

“Hemos escuchado que estuvo aquí y que es posible que todavía esté aquí,” dice el alguacil. “Lo identificamos en el centro de comando de Vigilancia.”

Hasta que nos hagamos la prueba de ADN, he decidido que no voy a llamarlo ‘mi hermano.’ Eso, de por sí, tomará bastante esfuerzo para acostumbrarme, incluso si la prueba de ADN resulta positiva.

“Probablemente era un voluntario que de alguna forma logró conseguir un boleto y se mezcló con el resto del público. Se convirtió en el dilema proverbial de la ‘aguja en el pajar,’” continúa y fija su mirada en mí antes de agregar: “Me encontré con nuestro viejo amigo Chaffgrind.”

“¿Y qué hace aquí?” pregunto.

El alguacil pone los ojos en blanco y prosigue.

“Parece que su hijo, Alex, el ‘famoso’ productor pornográfico, va a armar una tienda y su papá está aquí para ayudarlo. Quería saber si yo estaba pidiendo los permisos, como si yo trabajara para el Hombre Ardiente o algo por el estilo. Se veía bastante nervioso, pero se relajó cuando le dije que simplemente buscaba a alguien. Le mostré la fotografía de nuestro sospechoso y recordó que fue uno de sus estudiantes. Dijo que dejó la clase justo antes de que estuviéramos en la presentación aquella noche, justo antes de las vacaciones. También dijo que lo había visto hoy con una camisa de voluntario del equipo médico. Parece que Matt se vendió como alguien que tiene experiencia médica de su periodo en el hogar de reposo.”

Me siento enfurecido; la repulsión en nuestros ojos se iguala en intensidad.

“Después de eso no lo volvió a ver. Sin embargo, Matt le dijo que quizá regresaría esta noche para asegurarse de que todo esté saliendo bien, y para ayudar con el rodaje, si se necesitaba. También estamos trabajando con la persona que dirige el equipo médico aquí. Llevaran a cabo una búsqueda, pero ahora están muy ocupados dado que esto del Hombre Ardiente está en su pico. En resumen, no es su prioridad.”

Asiento con mi cabeza y doy un vistazo dentro de la amplia tienda abovedada; veo al equipo de filmación preparándose, con un altar en el medio y “actores” vestidos con trajes de algo así como un Moctezuma extraterrestre. Los tres nos quedaremos a esperar ya que es de noche afuera y comienzan a rodar en 30 minutos de acuerdo a Chaffgrind. El alguacil dijo que estaba de muy amigo con él y que le había dicho que él y cualquiera que quisiera acompañarlo podían permanecer adentro mientras filmaban.

Estamos a las afueras de la ciudad de Black Rock y apenas puedo divisar la cerca de plástico temporal naranja que ha sido colocada alrededor del perímetro. Afuera de la cerca, veo el vehículo oficial del “Hombre Ardiente” que pasa lentamente monitoreando el área por desviados que hayan decidido colarse al evento en lugar de seguir las reglas. Nos sentamos un rato en silencio, dándonos un tiempo para entenderlo todo.

Nuestro pequeño grupo se encuentra ahora afuera de la tienda sentado en sillas abiertas. “¿Pueden creer la porquería que se encuentra por aquí?” nos pregunta el alguacil. La mayoría de los habitantes de la ciudad parecen abrirse paso hacia el Templo del Navegador, en preparación para la quema máxima, el gran final. Hace una hora comenzaron a sonar tambores tribales en los parlantes y su crescendo se ha venido aumentando poco a poco instando a la muchedumbre a acercarse para el espectáculo definitivo.

“Aquí he visto todo tipo de cosas, y aún no sé si alguna vez podré explicarlo. Gran parte es algo muy creativo y divertido en muchos aspectos, pero, sí, hay muchas cosas que me preocupan,” respondo.

“¿Explicarlo? Yo digo que traigamos a nuestro ejército y que vuelen todo esto a la mierda.” Se pone de pie y mira hacia el templo mientras utiliza en vano su sombrero de alguacil para intentar sacudir el polvo de sus jeans.

“Tenía la esperanza de que finalmente pensara en ayudarlos, en mostrarles otro camino,” le digo.

“Ya lo intente algunas veces hoy. No funcionó. No están interesados,” ofrece.

“Lo entiendo. ¿Pero en realidad utilizaría la violencia para forzarlos a que piensen como usted si pudiera hacerlo?” Me doy cuenta de que puede pasar un buen tiempo hasta que tengamos el mismo punto de vista frente a muchos temas, sin importar si validemos, en realidad, que somos hermanos.

“Sí, quiero librar a la tierra de ellos. Si lo hiciéramos, el 11 de septiembre, el atentado en la maratón de Boston, el teatro de Colorado, la escuela de Connecticut, Columbine… demonios, nada de eso hubiera sucedido. Nunca.”

Baja su cabeza y abre un hoyo en el suelo con la punta de su bota. Yo me niego a permitirle continuar con este patrón de pensamiento irregular.

“Ni usted ni yo tenemos una idea clara de lo que estas personas creen, ni tampoco conocemos todas las razones por las que están aquí. Pero sin importar en lo que crean, ambos ya hemos coincidido en que nuestro mundo debe cambiar, ¿lo recuerda? No obstante, nunca podemos olvidar que Jesús nos enseñó que debemos amar a los demás como a nosotros mismos. El cambio significativo y duradero no sucede con la violencia. Aunque la violencia, e incluso la guerra, en algunas ocasiones es necesaria, nunca debe ser la primera opción. Nuestra primera opción siempre debe ser hablar con las personas, trabajar con ellas, amarlas, vivir nuestras vidas como un ejemplo vivo – y no intentar forzarlas a que piensen como nosotros.”

Nuestro intento de conversación comienza a calentarse nuevamente. La Detective Renae, incómoda con el intercambio, se pone de pie y se aleja algunos pasos.

“Alguacil, venga, en unos minutos comenzamos,” dice el Dr. Chaffgrind. Su sonrisa pintada desaparece cuando me ve con el alguacil.

“Profesor,” le hago un gesto con la cabeza mientras sigo al alguacil. Ingresamos a la tienda y nos encontramos en medio de dos oficiales de seguridad musculosos. Yo ignoro a Chaffgrind y él decide hacer lo mismo conmigo.

La trama que puedo descifrar vagamente es que un jefe tribal Moctezuma-alienígena intenta encontrar una hembra humana como sacrificio máximo para el dios extraterrestre – aparentemente para… ¿qué? ¿Apaciguar a los dioses? ¿Hacer más prosperas a estas personas/criaturas? La actuación me recuerda una obra que tuvimos que hacer en la escuela con algunos compañeros. Ganamos el primer premio – en tercer grado. Me pregunto por qué alguien compraría esta porquería en primer lugar. Oh, claro, es porno.

La escena ante mis ojos pasa rápidamente de los guardias alienígenas que escogen a las víctimas potenciales, a las víctimas ‘complaciendo’ individualmente al jefe cada una en su propia manera erótica, y si él no está satisfecho, las hace a un lado para que los ‘guardias alienígenas’ pueden hacer con ellas lo que quieran. En menos de 10 minutos, comienza una orgía masiva. Carne sobre carne – así de simple – y ésta industria hace un dineral. Muevo mi cabeza de lado a lado.

“¿Sabe si Matt tiene alguna marca distintiva en el cuerpo?” le pregunta el alguacil a la Detective Renae mientras mira a cada uno de los actores con atención. Si de alguna manera logró meterse al reparto, localizarlo sin alguna marca distintiva no será fácil debido a que ya todos están completamente desnudos, con excepción de sus máscaras grotescas.

“No que yo sepa,” niega con la cabeza.

No necesito ver más de esta depravación. Tal vez logre ver a Matt en algún lugar afuera de la tienda si es que no hace parte de esto; tal vez simplemente me siente a mirar a las estrellas diciéndole a Dios lo apenado que estoy por todo lo que ha salido mal con Sus hijos y pida Su perdón – por ellos; por todos nosotros.

Doy vuelta hacia la salida y un grito extraño brota de repente del jefe que hace que me detenga – imagino que es su versión de cómo suena un Moctezuma-alienígena. Se ha abierto paso hasta el ‘altar,’ y por lo que puedo ver, hasta la humana que mejor lo ha complacido. Ella es la preferida, el ‘sacrificio’ elegido. La orgía se detiene, las actrices se mueven fuera de cámara, y los guardias alienígenas hacen una fila uno detrás del otro – puedo contar al menos una docena. Parece ser que el sacrificio máximo será complacer al jefe y lo que quede será tomado por su unidad militar.

La mujer elegida seleccionada, decretada con antelación por el director de la película, por supuesto, y distinguida por un tocado que no se compara con el de sus compañeras, se gira de repente, mira intencionalmente directo a nosotros y clava sus ojos en el alguacil. Sus pies están pegados al suelo desértico dentro de la tienda, y su mirada fija en ella. Ha visto esos ojos anteriormente. Se da vuelta lentamente, se aparta de la multitud y sube al altar, lo que nos da el tiempo suficiente para ver claramente las letras “EBYT” tatuadas en su espalda baja. Estoy seguro de que eso lo quitarán digitalmente del video final antes de que salga al mercado, eso si es que el alguacil no la alcanza primero.

En segundos, comienza un tipo de música tribal del espacio exterior increíblemente fuerte y horrible que ahoga el grito angustiado del alguacil. Se lanza contra el altar tumbando a Chaffgrind al piso e intentando pasar por entre el corpulento Guardia #1 y el aún más fortachón Guardia #2. Someten al alguacil con rapidez y lo sacan de la tienda. Yo los sigo y doy una mirada hacia una Michele radiante mientras se acuesta en el altar donde el jefe Moctezuma-alienígena la toma, y los guardias se encuentran a la espera de su turno.

 

 

Sexo sagrado, lagrimas del cielo
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