Capítulo 28
“Padre Jonah, soy Susan Bellers.”
“Hola, Sra. Bellers,” digo y aprieto mis dientes. Apenas nos estamos subiendo al bus, y me hago a un lado con toda la intención de hacer de esta una llamada corta.
“Solo tengo unos minutos. ¿En qué puedo ayudarla?”
“La Detective de Crímenes Sexuales Renae Gambke está aquí conmigo, y necesito saber qué aprobación se ha dado para que ella dicte una clase de Educación en Abuso Sexual aquí en la parroquia.”
¿En verdad acaba de decirme eso?
“Sra. Bellers, yo ya hablé con el Padre Bernard sobre todo esto. ¿Es esa la razón por la cual hace ésta llamada internacional tan costosa o hay algo en específico que necesite de mí para ayudarle a la Detective Gambke?”
“Éste seminario desautorizado es la razón de mi llamada, Padre Jonah. Tenemos procedimientos muy específicos a seguir en nuestra parroquia antes de aceptar un evento como éste. Aparentemente usted quiere esta clase, pero no me ha dicho nada sobre ella. Y ahora, estoy segura de que yo tendré que hacer todo el trabajo mientras usted viaja alrededor del mundo. No tiene ni idea de cuánto tengo que hacer aquí todos los días para tan siquiera estar al día con las cosas. ¡La fotocopiadora está dañada, tengo reuniones a toda hora, y no puedo conseguir a nadie que me ayude!”
Escucho pacientemente su diatriba repetitiva. Es el mismo discurso que he escuchado antes en múltiples ocasiones. Es hora de ponerle fin a esta llamada.
“Sra. Bellers, ¿Exactamente qué es lo que la Detective Gambke necesita de usted?”
“Pues bien, me dice que necesita realizar un recorrido por las instalaciones. Debe revisar el lugar antes de hacer la presentación.”
“Perfecto. ¿No puede simplemente abrirle la puerta y mostrarle el pasillo?”
Ignora mi pregunta y continúa de la manera infame de siempre.
“Y estoy segura de que necesitará hacer copias de sus materiales para darle a las personas. Eso tomará mi tiempo y el dinero de la iglesia.”
“Dígale que vaya a un estudio de copiado. Yo pagaré la factura.”
“¿Usted?” Su risotada es abrupta y mordaz.
“Sí, yo. ¿Qué más, Sra. Bellers?”
El conductor del bus mira hacia mí y yo camino hasta la puerta abierta. Todo el grupo ya ha tomado asiento y todo el equipaje ha sido cargado. Yo soy la demora. O mejor, la Sra. Bellers es la demora.
“También andaba preguntando sobre los refrigerios. ¿Cuánto va a costar todo esto?”
¡Se acabó esta conversación!
“Sra. Bellers, escúcheme atentamente. Como ya lo dije, todo ha sido aprobado por el Padre Bernard, y ya hablamos sobre los detalles, ¿entendido? Por favor ábrale el pasillo a la Detective Gambke y permítale ver las instalaciones. No tiene que hacer nada más, ¿está bien? Pero antes de que cuelgue, necesito hablar con ella.”
Clic.
“tiene que estar bromeando,” digo en voz alta y oprimo el botón de marcado automático.
“Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, le habla Susan Bellers,” me da la bienvenida una voz espléndida completamente forzada.
“Sra. Bellers, por favor ponga a la Detective Gambke al teléfono.”
“Oh, qué pena, Padre. Parece que se cayó la llamada. Aquí está.”
“Ajá,” le contesto con necesidad de hacerle saber que sé conozco su juego.
“Es para usted,” la escucho decir, e imagino al teléfono siendo empujado hacia la Detective Gambke acompañado de una actitud brusca.
“Habla la Detective Gambke.”
“Hola, Detective. Qué pena con usted. En verdad le agradecemos su ayuda con todo esto.”
“No se preocupe, Padre. No es problema.”
Estoy seguro de que quiere decir algo más sobre nuestra ilustre empleada, pero se muerde la lengua.
“¿Podría salir un momento?” le pregunto. “Quiero llamarla muy brevemente a su celular.”
“Claro.” Responde.
Le doy un momento para que salga y le digo al conductor que solo necesitaré algunos minutos más. No tiene prisa y sonríe de manera comprensiva.
“¡Solo quería decir que la noticia de Gina es excelente! ¿Cómo están ella y Michele?”
“Sí, es excelente. De lo que me he enterado es que Michele parece estar en una montaña rusa emocional. Está obviamente muy emocionada de que Gina haya salido del coma, pero está furiosa y con toda la razón. Quiere la cabeza de alguien, pero ahora, eh… no me está hablando ya que uno de los sospechosos es…”
“El Alguacil me contó. ¿Alguna novedad?”
“Hace una pausa; probablemente se pregunte de cuánto estoy enterado respecto a la investigación en curso.”
“¿Le contó sobre el caso? ¿Sobre el sospechoso?”
“Sí. Bueno, sobre la supuesta noche en el cine con Matt y Gina, sobre los tipos vestidos de negro en un lugar desconocido, sobre el aparente uso de una droga para violaciones, y sobre el video del hospital de un hombre entrando y saliendo aprisa de la habitación de Gina cuando un empleado del hospital ingresó.”
Me detengo, sintiéndome un poco apenado, y luego continúo.
“Si se trata de Matt, es decir, si él lo hizo, en verdad lo siento mucho.”
No menciono la posible conexión con su hermano y mi mamá. No deseo que mi ira la infecte a ella – ya tiene suficiente con que lidiar.
“Todavía hay mucho que probar, Padre. Pero, bueno, gracias.”
Su tono se torna serio.
“Puedo decirle que ahora nuestra oficina sabe que una vez se distribuyeron las fotos, vino un hombre de un vecindario no muy lejano al pueblo. Dice que vive al lado de una casa en mal estado que fue abandonada cuando la economía cayó hasta el piso. Dice que ve muchachos entrando y saliendo tarde en la noche de vez en cuando. Se da cuenta de las linternas iluminando las paredes porque la electricidad fue cortada por la compañía de servicios públicos. Además, dice que ha llamado para que hagan algo al respecto, pero que no han hecho nada, así que los muchachos reconocen algo bueno cuando lo tienen y por eso vuelven una y otra vez.
“La noche en que Gina entró en coma, vio algo en la casa que nunca antes había visto. Normalmente la gente solamente bebe y la pasa de fiesta, pero dice que ésta vez vio a tres hombres y una mujer por una de las ventanas de arriba que estaba cubierta por unas cortinas blancas transparentes. Dos de los tipos estaban vestidos completamente de negro y arrastraron a la mujer hasta una cama. La violaron continuamente y el otro tipo lo grabó todo pero no hizo parte de la violación como tal, al menos con base en lo que recuerda el testigo. El testigo dice que según le parece, el tercer hombre lo dirigía todo ya que de manera periódica les pasaba diferentes objetos para que los colocaran en la vagina o en el ano de la mujer, o también cosas para pellizcar sus pezones. Dice que aunque había una cortina, la habitación estaba tan iluminada que podía ver los cuerpos pero ningún rasgo facial específico de la muchacha o del tercer abusador.
“Ya nuestra oficina visitó el lugar y tomó muestras de ADN pero todavía no hay ninguna coincidencia en nuestro sistema. Sin embargo, debo decir que en primer lugar no tenemos ADN en nuestra base de datos para Matt, así que no podemos hacer ninguna conexión si es que de hecho fue él. Además, el testigo no puede identificar de manera positiva a Matt como parte de los tres hombres, ni a Gina como la mujer. Lo único seguro es que el interior de la casa está bastante destruido así que probablemente ha sido una ‘casa de rumbas’ durante algún tiempo.
“Hay una posibilidad bastante grande de que dicho grupo no incluya ni a Matt ni a Gina en absoluto. A lo que me refiero es a que el momento en el que sucedió pudo haber sido pura coincidencia, especialmente si ya han estado esa casa en diferentes ocasiones y nunca nada de esa naturaleza nos ha sido reportado por parte de otra supuesta ‘victima.’”
Antes de que continúe, le arrojo una pregunta.
“Si me es posible preguntar, ¿por qué se tardó tanto el testigo en aparecer? Sé que me dijo que la fotografía salió recientemente, pero en el momento que lo vio, ¿simplemente pensó que era una actividad normal de adolescentes y no sintió la necesidad de reportarle nada a la policía?”
“Le va a encantar lo que le voy a decir,” gruñe. “En verdad no tenía una razón que le hayamos podido sacar. Cuando le preguntamos, se puso nervioso e intentó evadir la pregunta. Todo lo que dijo fue que recientemente cuando vio la foto de Matt que mostraron en las noticias y escuchó la historia que la complementaba, pensó que al menos debía decir algo. La sorpresa no la llevamos cuando hablamos con su esposa para ver si ella había visto o escuchado algo, y cuando se enteró por que estábamos allá, se disgustó bastante. Entró en un estado de ira absoluto. Afirmó que la razón más probable de que no le haya contado a la policía nada de lo que estaba sucediendo en la casa de al lado fue que seguramente disfrutó viendo el espectáculo y esperaba que volvieran y lo hicieran nuevamente. Para empeorar las cosas, imagino que una semana después de que lo filmó le confió a ella lo que vio, y le pidió que lo vieran juntos, como un espectáculo de porno real en vivo. Ella enloqueció y él nunca volvió a decir nada al respecto, hasta ahora.”
“¿Qué video?” pregunto.
“Su propio video. Parece que él los grabó con su propio iPhone. Sin embargo, el lado positivo del voyerismo del Sr. Bastardo-Enfermo-Pervertido es que ahora tenemos copias del video en nuestro laboratorio. Tengo entendido que la mujer estuvo boca abajo la mayoría del tiempo, y aun cuando estuvo acostada en su espalda parece que el ángulo no era el mejor, pero se sorprendería con la tecnología que tenemos para ayudarnos.
“Solo tenemos que encontrar a Matt. Desafortunadamente, como le dije antes, se fue del pueblo hace poco, y ahora que efectivamente intentamos encontrarlo, ha desaparecido por completo. Nadie lo ha visto. Aún es el principal sospechoso y tenemos ya sea que limpiar su nombre o acusarlo, al igual que a los otros dos. El alguacil tiene mis manos atadas. No soy estúpida – mi conexión con Matt – si es culpable – lo pone nervioso. Y puedo ver a lo que se refiere. Debe asegurarse de tener objetividad e independencia porque la prensa está encima de él.”
Quizás no sepa que Matt se escondía dónde Michele. Quizás el alguacil decidió no contarle ese pequeño detalle. Y ahora tiene más sentido. Él intenta ser muy cuidadoso con lo que le dice a éste tercer miembro de la familia Gambke.
Cuando continúa, suena frustrada.
“Lo que debe entender el alguacil es que si Matt hizo parte de esto, yo quiero más que nada traerlo a la justicia. En verdad lo pienso así. No me importa si es mi hermano; si es culpable, ha hecho algo muy malo, y lo peor es que casi le cuesta la vida a Gina. Ya se lo he dicho al alguacil, pero no estoy segura de que me preste atención. En todo caso, necesito tomarme algunos días libres para aclarar mis pensamientos y salir del pueblo para ocuparme de algunos asuntos, pero volveré para la presentación, lo prometo. Y… en verdad le agradezco por escucharme. Primero Cameron, y ahora, tal vez…”
“Posiblemente su hermano,” digo, terminando su oración.
“Quizá usted y yo podamos hablar bastante algún día, si le parece,” me dice.
“Por supuesto. En cualquier momento. Simplemente dígame dónde y cuándo.”