Capítulo 16

 

Cancelo la cuenta de nuestro almuerzo, y la Detective Renae recién regresa del baño. Aún sentados mientras esperamos el cambio, intento sacar el mayor provecho del tiempo que nos queda.

“¿Y qué hay de las violaciones en grupo? ¿Gina no experimentó algo así?”

Espera un momento, y me doy cuenta de que está contemplando cuánto puede decir.

“A esos pedazos de mierda son a los que más odio. Pero, como ya sabe, no puedo decirle nada específico sobre el caso. Sé que el periódico dijo que ella sufrió una violación en grupo, pero déjeme decirle que en casos típicos de violaciones en grupo, hay un líder identificable, y muchos participantes voluntarios. Estos son la porquería más baja de la comunidad de violadores, en mi opinión. Ni siquiera pueden hacerlo solos. Tienen que hacerlo con sus amigos; tienen esa mentalidad de ‘manada de lobos’. La mayoría de ellos disfrutan completamente lo que han hecho, y nunca aceptarán la culpa. Cuando son interrogados y se les muestra evidencia clara, lo que mayormente dicen es que sus amigos los obligaron a hacerlo. Se preocupan tanto por ser parte del grupo, por lo que los otros piensan sobre ellos, que nunca se van a enfrentar a los demás y decirles que lo que están haciendo está mal. Siempre habrá un macho dominante, el líder, y nadie en el grupo tiene los cojones para enfrentarse a él. Pero aunque éste líder dominante dirija dicho grupo en particular, en el mundo exterior donde todos los demás viven en la realidad, él o ella son un don nadie, y lo saben en lo profundo. Por eso es que digo que son pedazos de mierda insignificantes. Me complace bastante atrapar a estos idiotas y, si puedo decirlo, mi índice de éxito continúa más y más en aumento.

“Y a menos que tenga el resto de la tarde para escuchar todo esto, ni siquiera nos alcanzará el tiempo para hablar de los centros deportivos, y de la desgracia absoluta que son para la humanidad.”

“¿Centros deportivos?”

No quiero saber la respuesta, pero ya he untado mi mano.

La mesera ya regresó con la diferencia, pero la Detective Renae parece decidida a continuar.

“Sí. Donde los padres rentan a sus hijos – algunos de tan solo seis meses de edad – para que otras personas tengan sexo con ellos. Así es como pueden hacer dinero. También hemos visto tipos que abusaron de cientos de niños antes de haber sido atrapados porque se enfocaron en niños de comunidades en riesgo. Dichos niños son mentirosos reconocidos provenientes de pasados difíciles. Los pervertidos los escogieron porque, pues bien, ¿quién va a creer sus historias? ¿Y tiene idea de cuántos padres están del lado de los abusadores por encima del de sus hijos? Demasiados.”

  Comienzo a sentirme asqueado nuevamente.

“¿O qué tal ésta? Mi favorita. La trata de personas para su explotación sexual. Tengo mis razones, pero ésta en verdad me da asco, absolutamente. A fin de cuentas, lo que realmente quiero es ayudar a éstas mujeres a escapar de ello.”

Hace clic y pasa a otra pestaña de Internet sin una sonrisa evidente en su rostro, y dispara las estadísticas en ráfaga hacia mí.

“Un millón de mujeres alrededor del mundo han sido forzadas a prostituirse. Además, quien sabe cuántos muchachos y niños son forzados a hacerlo, pero sabemos que está en los cientos de miles. Si intentan escapar, sus familias y amigos son amenazados de muerte. Se les dan inyecciones anticonceptivas, y se les obliga a abortar si quedan embarazadas. Tanto hombres como mujeres son captores. ¿Y aquí en los Estados Unidos? Hasta 17.000 en este momento. Hasta 300.000 adolescentes son forzados a prostituirse cada año aquí. Existe un circuito a nivel nacional donde sus ‘chulos’ las llevan en su carro de lado a lado, drogadas.

“¿Me dijo que había mirado algunos sitios web? Hay muchos en los que los chulos exhiben sus mujeres y los clientes las califican para otros clientes. Muchas personas creen que ellas lo hacen por placer, por decisión propia. No tienen ni la más remota idea de lo malo que es. Mi pregunta es, para que esto continúe, debe haber demanda. Clientes. Hombres en su mayoría. ¿Quiénes son? Se lo diré. Son esposos, padres, hermanos, y otros hombres ‘decentes’ de todos los ámbitos imaginables. Me pregunto si sus esposas saben que ETS pueden estar llevándoles a casa.”

Sin pensarlo bebo lo que queda de mi café tibio.

“¿La segunda peor aversión en mi lista? Todas las mujeres, y ahora más hombres, que son abusados sexualmente mientras sirven en el ejército. Mi mejor amiga en la universidad pasó por esto. Fue violada por su superior, y eventualmente fue echada con un licenciamiento ‘distinto al honorable’ – el cual está un escalón por debajo del licenciamiento honorable – así que quedó sin beneficios. El desgraciado falseó cargos contra ella para cubrir su propio trasero, y dado su nivel de autoridad, le creyeron más a él. Ella fue humillada; él conservó su trabajo. Ella se suicidó. Estoy seguro que él no cree que en realidad haya hecho algo malo para comenzar. Simplemente así son los chicos, ¿Verdad, Padre? Si le gustan las películas, le recomiendo mucho alquilar ‘La Guerra Invisible’. Le abrirá los ojos con una perspectiva de la plaga que eclipsa a todos los veteranos que han servido a nuestro país de manera honorable al pasar de los años. Siempre les digo a todas las personas que conozco, que tengan hijos o hijas considerando ingresar al ejército, que sin duda la vean.”

Me implora sentir todo el peso de lo bajo que es todo esto.

“Padre,” dice, inclinándose hacia mí, y un tono de ira se marca en su voz ronca, “El año pasado un estudio del Pentágono encontró que hay un promedio de 70 abusos sexuales al día en el ejército. 70 al día. Y es probablemente lo máximo que puedan identificar.”

Levanto mi mano mientras todo el peso cae cómo una catarata sobre mí. No quiero escuchar algo más y luego intentar volver a un asunto del cual sigo teniendo duda.

“¿Se siente mal por alguno de ellos? Me refiero a los depredadores sexuales. No es que esté de su lado, creo que simplemente intento entender qué demonios sucede.”

En sus ojos se refleja la furia nuevamente y responde con frialdad, mientras sus palabras salen a un ritmo exageradamente pausado.

“Entiendo completamente que algunos, pero definitivamente no todos, los depredadores sexuales tienen baja autoestima por un millar de razones. Muchos vienen de pasados de abuso o de otra forma altamente disfuncionales. Eso lo entiendo. ¿Pero sabe qué? Si tuviéramos que analizar la vida de cada una de las personas que han vivido a través de los tiempos, podríamos decir con certeza que todos han tenido un pasado negativo de una u otra forma. Algunos peores que otros, lo sé. Pero cuando en verdad se observa la historia de sus vidas, es necesario preguntarse por qué hay tantos de sus hermanos o hermanas y otros familiares que son personas buenas, decentes y respetuosas de las leyes. Lo digo en serio. ¿Cómo es que familias enteras experimentan crianzas difíciles y solamente uno o dos hacen cosas para terminar en prisión?

Estrangula las llaves de su auto, y me pregunto si es se va a hacer un agujero.

“Cada minuto de cada día escogemos cómo vivimos, ¿verdad?”

No estoy seguro si me pregunta o me dice, pero asiento completamente con mi cabeza.

“Mire, Padre, yo tuve un pasado patético y de pesadilla, y no me ve andando por ahí violando ni matando. ¿Y sabe cuántos niños vienen de familias disfuncionales y abusivas en todo el mundo actualmente? Un montonal. Pero le garantizo que no todos resultarán siendo depredadores sexuales. Desafortunadamente, desde un punto de vista estadístico, muchos lo serán, a menos que las cosas cambien radical, repentina, y rápidamente.

“¿Sabe en realidad por quién me siento mal? Los abusados, aquí y ahora, porque sin importar lo que las personas digan, ellos no merecen esa mierda. De nadie. Nunca. Sin importar el pasado patético del depredador o su situación actual. De ninguna manera.”

La interrumpo brevemente. “Bueno, la entiendo. De verdad. No intento molestarla, más, se lo prometo. Pero desde su perspectiva profesional, ¿pueden cambiar?”

Asiente con su cabeza. “Por supuesto. Como en todo lo demás, siempre hay esperanza y recursos si alguien quiere cambiar. Piénselo de ésta manera. Una vez, de adolescente, luego de que me mudé con mi tía, había un Jetta que quería comprar. Me encantaba ese carro. Y mi tía había estado trabajando bastante conmigo para inculcarme un poco de disciplina, para que hiciera los quehaceres y cosas así. Ya sabe, para ayudar en la casa. Y yo me negaba y daba excusas, y jugaba con ella todo el tiempo para poder librarme de ello. Pero quería ese carro. Me dijo que no me daría dinero para él a menos que trabajara para ganármelo. Así que trabajé hasta el cansancio. Y todo porque quería algo. Era importante para . Al final, conseguí el carro.

“¿Pero la mayoría de estos depredadores sexuales? Ellos disfrutan lo que hacen. Les encanta. Viven por ello. No quieren cambiar, y hasta que lo hagan, más le vale a la sociedad tener cuidado. A los que he visto cambiar, que son pocos y no sucede muy seguido, encontraron una razón para cambiar – como no querer que sus hijos se enteren de lo perturbados que se han tornado debido a sus propias decisiones. Eso, junto con la terapia que recibieron, ha ayudado a algunos.

“Todos los demás juegan un juego para hacer que todos a su alrededor piensen que están bien, que están ‘curados.’ La realidad es que quieren continuar viviendo sus vidas exactamente como lo han venido haciendo. ¡Maldición! Probablemente el 60% de seguro reinciden si tienen la oportunidad de hacerlo nuevamente. ¿Y el 40% restante? No me gustaría salir con ellos para averiguarlo. Otros simplemente se autodestruirán porque simplemente no les importa. El único cambio que harán es el lugar donde llevan a cabo sus actos – encontrarán zonas más seguras para operar – pero no cambiaran ni sus preferencias ni sus actividades. Y digo yo que entre más rápido colapsen mejor. Pero recuerde, solo estoy hablando solamente de los que han sido capturados. Ni siquiera puedo poner un número en los miles, o quizá millones de violadores que nunca han sido atrapados, y nunca lo serán, a menos de que cambiemos la forma como miramos a ésta pandemia.”

Asiento con mi cabeza, comprendiendo mucho mejor la magnitud de todo esto. “En verdad la entiendo. ¿Y entonces que le diría a todas las mujeres sobre cómo protegerse, y cómo proteger a sus familias y sus hijos?”

“¿Honestamente? Que no sean tan confiadas. De verdad. Lo digo en serio. Que no sean estúpidas y se acuesten con cualquier tipo en la primera noche o, aún mejor, en un buen tiempo. Que esperen hasta que verdaderamente lo conozcan. Que no se den por vencidas si el tipo dice que se va a suicidar si no lo hacen. Que no se rindan ante sus intentos de hacerlas sentir culpables. Que no se encuentren en cualquier lugar. Mire, hay muchas cosas que pueden hacer, pero antes de que lo olvide, ¿sabe cuál es el tipo de mujer u hombre que tiene mayor posibilidad de ser atacado por estos depredadores?”

“No.”

“Cristianos u otros religiosos. ¿Por qué? Porque son muy confiados y compasivos. Sin importar lo que haya hecho un depredador en el pasado, estas personas lo perdonarán y olvidarán lo sucedido. Y ese es exactamente el tipo de víctima bondadosa que buscan esos bastardos.”

Ese comentario me indigna. Lo he visto antes en algunas de las mujeres que vienen a mí luego de ser violadas. ¿Y dormir con el tipo en la primera cita? ¿Qué fue lo que pasó con el concepto de la abstinencia hasta el matrimonio? “Detective, Estoy con usted. Dios nos dio la inteligencia para que la utilicemos. Sí, siempre debemos perdonar, pero no tenemos que ser víctimas pasivas del dolor y el abuso, nunca. No tenemos que ser el esclavo de nadie. Y debemos hacer todo lo que podamos para ayudar a aquellos que han sido abusados. En verdad tiene una misión especial en ésta vida. Muchas gracias por lo que hace.”

Se detiene y baja su mirada. No puedo imaginar la última vez que alguien le agradeció o le hizo un cumplido sinceramente. Se distrae cerrando su computadora y colocándola en su maletín. Se torna seria una vez más y prosigue.

“¿Desea saber, Padre, cuántas víctimas se quedan calladas con el abuso sexual, sin decirle absolutamente a nadie, para que nunca salga en los diarios o en las noticias? La mayoría; así de tantas. Luego alguna víctima comete suicidio, y el mundo comienza a notarlo, ¿y la gente se sorprende? ¿En serio? ¡Por favor! Éstas víctimas han estado viviendo esta pesadilla cada día, sintiendo que la seguridad del mundo que una vez conocieron les es arrancada de sus vidas.

“Las personas se están cansando de esta mierda, o, si no es así, deberían estarlo. Pero mi mayor preocupación es que no tienen idea de la seriedad de este asunto. Justicia… eso es lo que quiero – no más suicidios, no más dolor – y voy a darlo todo de mí para ayudar a proteger a cada una de las víctimas.” Puedo ver que lo dice con la mayor seriedad del mundo.

“Me avergüenza admitirlo” comento, “pero en realidad no conocía la seriedad de todo esto hasta la semana pasada, especialmente luego de pasar este tiempo con usted. Todos estos gusanos compartiendo esa porquería en la Internet, siendo programados por ella y luego arrastrando a muchos otros por ese camino enfermizo. Y estoy de acuerdo con usted cuando dice que demasiadas personas se relajan y se preguntan, ‘Dios, ¿cómo lo aprenden?’ Comparto su asombro frente a lo absurdo de todo esto.”

Al igual que la suya hace unos momentos, mi voz también sube. Algunas cabezas giran hacia nosotros pero no me importa. Nuestro enfado justificado ha formado un vínculo mutuo entre nosotros. Nuestro Señor lo sintió cada vez que los Fariseos y los Saduceos decían una cosa y hacían otra. Hipócritas; todos. Y cuando vio cómo las personas habían convertido al templo en una tienda, olvidando lo que en realidad era, Él actuó. Es hora de que yo entre en la batalla. “¿Me puede hacer un favor? ¿Puede darle una charla a mi grupo de jóvenes sobre la prevención de las violaciones cuando regrese de un viaje al exterior que estoy a punto de hacer?”

“Después de todo lo que le dije, Padre, debería saber que ni siquiera tiene que pedírmelo. Quiero hacerlo y, más importante aún, necesito comunicar esta información a todos. Y si fuera usted, invitaría a cualquiera que quiera venir. Esto afecta a todo el mundo. A las víctimas, a sus familias y amigos, y a la comunidad entera.”

“Excelente idea. Gracias por la información, y téngalo por seguro que siempre la llevaré a usted y a su trabajo en mis oraciones.”

Una sonrisa cortes apenas visible cruza sus labios. Si alguna vez creyó en el poder de la oración, después de todo lo que ha visto y experimentado en la vida, tiene todo el derecho a dudar su valor.

Miro mi reloj y ella hace lo mismo. Ambos sabemos que debemos volver al trabajo. Nos ponemos de pie y caminados uno al lado del otro hacia la puerta.

“Muchas gracias por la comida, y por la información. Tengo que volver al Vidant Beaufort a ver a Gina. Aún no la conozco personalmente. Y mientras estoy allá, pasaré a ver cómo está el alguacil otra vez.”

Confundida, me pregunta, “¿Por qué? Gina Jerpun está en el Martin General Hospital en Williamston. Ha estado allá desde que la transfirieron, unos días después de que la atacaron.”

¿En el Martin General Hospital en Williamston? Continúa antes de que pueda preguntarle algo más.

“Si me lo permite, recuerde que Michele ha pasado por bastante. No estoy segura de que quiera hablar con usted, pero puede que aprecie la compañía. Muy amable de su parte pensar en ir allá. Por cierto, me interrogó sobre lo que Cameron Gambke le dijo a usted aquel día en la prisión, ya que lo vio cuando partíamos en mi carro.”

“¿Y usted qué le dijo?”

“Como usted no me contó lo que él dijo, le dije lo mismo.”

Hago un gesto de aprobación con mi cabeza. “Todo el mundo necesita a alguien en diferentes momentos de sus vidas, y tal vez Michele se sienta cómoda sacando algo de su pecho conmigo.”

Nuestra conversación merma mientras la acompaño a su automóvil. Nos despedimos con un apretón de manos y ella abre la puerta del lado del conductor, y yo me volteo y comienzo a caminar hacía mi automóvil. El viento se ha incrementado, y una llovizna ligera anuncia la tormenta típica de la temporada que viene en camino.

“¿Padre?” Grita.

“¿Sí?”

“Quiero darle esto. Usted me preguntó anteriormente sobre ‘mi mundo’, así que aquí hay un ejemplo del tipo de persona a la que persigo en mi trabajo. Estos los entrego cuando hago presentaciones, así que puede quedarse con ésta copia si la quiere. Es un pasaje de la última entrevista del violador y asesino en serie Ted Bundy con el Dr. James Dobson de la organización Focus on the Family, el día antes de ser ejecutado en 1989, en la Prisión Estatal ubicada en la ciudad de Starke, en Florida. Él solicitó que el Dr. Dobson lo visitara para realizar ésta última entrevista porque dijo que tenía un mensaje muy importante por contar, en parte, sobre cómo fue influenciado en gran medida por la violencia pornográfica. Puede leer toda la entrevista en internet si está interesado.

“En algunas partes de la entrevista dice que cree que era simplemente una persona normal, un buen tipo, y que llevaba una vida normal aparte de este lado indescriptiblemente maligno que mantuvo en secreto solo para sí mismo. Dice que su familia y amigos no tenían ni idea; se sorprendieron cuando la verdad salió a la luz ya que había realizado un excelente trabajo viviendo una doble vida. Sin embargo, dicho individuo ejemplar asesinó a 28 mujeres, y se cree que pudieron haber sido hasta 36. Aún no lo saben.”

Le agradezco y me doy vuelta hacia mi automóvil mientras me pregunto nuevamente por qué vi a Michele Jerpun saliendo del ascensor en el Vidant Beaufort. Tal vez visitaba a alguien más.

Aún molesto por todo lo que me dijo la Detective Renae sobre los crímenes sexuales, no me doy cuenta al principio que, en algún lugar en el camino hacia aquí, debí haber pasado sobre algo que me costó una llanta pinchada.

Al darme cuenta de que tendré que aplazar mi visita al hospital para otro día, desdoblo el documento que ella me dio, me recuesto contra el baúl, y comienzo a leer.

 

Fragmentos de la entrevista realizada a Ted Bundy por el Dr. James Dobson de la organización Focus on the Family, en enero 23 de 1989:

No somos monstruos por naturaleza. Somos sus hijos y somos sus esposos. Nos criamos en familias normales.

“La pornografía puede alcanzar y atrapar a un joven en cualquier hogar hoy en día – a mí me atrapó fuera de mi hogar hace 20 ó 30 años. Y a pesar de los cuidados de mis padres, y eso que ellos eran muy diligentes en el cuidado de sus hijos, y a pesar de que teníamos un hogar tan bueno y cristiano, no hay protección contra esas clases de influencias que inundan a una sociedad que las tolera…”

“He estado en prisión desde ya hace bastante tiempo, y he conocido a muchos hombres que fueron motivados a actuar de la misma manera violenta en que yo lo hice, y sin excepción, todos ellos estuvieron enfrascados en la pornografía, sin dudas y sin excepciones, y fueron profundamente influenciados y consumidos por ese vicio. Es más, existe una investigación realizada por el FBI en donde se dice que la afición común de los asesinos en serie, es la pornografía.”

“Creo que la sociedad debe protegerse de sí misma porque, en este momento, como hemos estado hablando, existen fuerzas sueltas por todo el país, particularmente las fuerzas de este tipo de pornografía cruda en donde, por un lado, personas de buenas intenciones condenan el comportamiento de un Ted Bundy mientras por otro, pasan en frente de un montón de revistas llenas del tipo de cosas que empujan a los jóvenes por el camino que tomó Ted Bundy. Esa es la ironía.”

Enero 23, 1989. Hace casi 25 años. Sacudo mi cabeza cuando me llega de golpe la idea de que Ted Bundy estaba solamente inmerso en pornografía impresa en ese tiempo ya que probablemente era todo lo que se podía adquirir fácilmente, y, asumiendo que éste era un individuo algo diferente para comenzar, ese fue el impacto que tuvo en él antes de la explosión de imágenes y videos en la Internet.

Recuerdo la llegada de las computadoras de escritorio de alta velocidad en mis días de empresario y cómo tanto ha cambiado desde entonces. Hoy todos llevan tecnología de manera rutinaria, como los teléfonos inteligentes, los iPhone, iPad, y portátiles, a donde quiera que van. Ahora, personas de todas las edades pueden acceder a imágenes de manera instantánea – demonios, si es que hasta pueden descargar un volumen virtualmente ilimitado de material sexualmente explícito en el tiempo que me toma abrir mi baúl y sacar la llanta de repuesto.

“¡¿Cuántos más Ted Bundys hay rondando por ahí?! ¡¿Cuántos violadores hay rondando por ahí?!” digo en voz alta y pateo el suelo en frustración por la llanta que debo reparar y por toda la porquería que sucede a mi alrededor. Me siento encolerizado por toda la obscenidad que la detective me acaba de describir. Mi corazón está con todas las víctimas, y la amenaza eterna a las almas de los abusadores me provoca un gran terror.

Estoy emocionalmente agotado. No puedo esperar el rejuvenecimiento que trae una peregrinación. El aguacero comienza haciendo de seguro que el proceso de cambiar la llanta se convierta en toda una prueba.

 

Sexo sagrado, lagrimas del cielo
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