Epilogo
«El misterio del arcón de Bagdad», publicado por primera vez en Strand Magazine en enero de 1932, es la versión original de «The Mistery of the Spanish Chest», una novela corta incluida en la recopilación El pudin de Navidad (1960). La novela está narrada en tercera persona y Hastings no aparece.
Hércules Poirot hizo su debut en El misterioso caso de Styles (1920), escrito por Agatha Christie en respuesta a un desafío de su hermana, que por entonces trabajaba en una farmacia de Torquay. Cuando Poirot murió cincuenta y cinco años después en Telón (1975), publicado poco antes de la muerte de Agatha Christie, un misterio seguía sin resolverse: su edad. Si bien el texto original de Telón fue escrito unos treinta años antes, acontecimientos posteriores nos llevan a suponer que la acción de la novela publicada se desarrolla a principios de los años setenta, poco después de lo que sería su «penúltimo» caso, Los elefantes pueden recordar (1972). En Telón, Poirot parece tener entre setenta y cinco y ochenta años, de donde se desprende que en El misterioso caso de Styles contaba poco más de treinta. Esta novela transcurre en 1917, y en ella Poirot aparece descrito como un «hombrecillo excéntrico con aires de dandi y una notable cojera… como detective, su talento es extraordinario, y ha alcanzado grandes éxitos resolviendo algunos de los casos más desconcertantes del momento». Por otra parte, en el primer relato donde Poirot aparece, «The Adventure at the Victory Ball», recogido en Primeros casos de Poirot (1974), se lo presenta como «exjefe de la policía belga». Dada su «notable cojera», es posible que Poirot se retirase por razones de salud, si bien el problema no constituyó un gran obstáculo en sus futuros casos. Sin embargo en El misterioso caso de Styles, el inspector James Japp, personaje incluido en otras muchas novelas posteriores, recuerda que él y Poirot colaboraron en 1904 —«el caso de la falsificación de Abercrombie»—, época en que Poirot debía de ser un adolescente si en Telón tenía más de ochenta años.
En septiembre de 1975 el escritor y crítico H. R. F. Keating apuntó una posible solución en un artículo aparecido con motivo de la publicación de Telón; según él, Poirot contaba 117 años de edad en el momento de su muerte, e insinuaba asimismo que quizás hubiese otros oscuros secretos en la vida del detective.
Quizá deba concederse la última palabra al respecto a la propia autora, quien en una entrevista realizada en 1948, comentaba prematuramente: «Ha vivido ya muchos años. Debería haberme deshecho de él. Pero nunca me han dado esa oportunidad. Mis lectores no me lo han permitido». Esto se dijo unos cuantos años después de escribirse Telón, pero casi treinta años antes de publicarse.