CONCLUSIÓN

LA noticia se hizo pública el 7 de enero del siguiente año, el día del aniversario del asesinato de doña Inés en la Quinta das Lágrimas de Coímbra, en el mismo lugar donde fue ejecutada y en la misma ciudad que declaró definitiva la ilegitimidad de su estipe y que rechazó, por la elocuencia de Juan de las Reglas, el hecho mismo de su matrimonio.

Jorge presentaba sus conclusiones ante un auditorio entregado, con Marina, Gregorio y Abril ocupando un asiento al lado del orador. Exponía con brillante oratoria cómo llegó al convencimiento de que la llave para abrir las puertas del reino de Portugal residía en el documento robado por don Diego, cuya custodia había confiado al Santo Padre de Aviñón unos pocos años antes del advenimiento del Gran Cisma.

—Sólo con la posesión de este pergamino — dijo exhibiendo un facsímil del documento—, que unos querrían ver destruido y otros hacer público, pudo conseguir ser nombrado señor de Béjar en Castilla, que se le permitiera escapar a Francia, que no se le incomodara a su regreso, que llegara a ostentar títulos nobiliarios castellanos, que en Portugal se le otorgase el perdón desde el lecho de muerte del propio rey y que se le devolvieran sus bienes y posesiones. Incluso obtuvo ventajas personales en el tratado de Santarém. Circuló libremente entre Castilla y Portugal y apoyó la causa del Maestre de Avís en contra de los hijos de Inés, de la hija del rey Fernando y de su esposo, el rey de Castilla, que tanto le defendió. Sólo una razón muy poderosa podía protegerle tanto. Eso me hizo sospechar que Diego López Pacheco poseía algo que todos los demás deseaban. Sólo podía tratarse del Acta Matrimonial de mis antepasados, don Pedro y doña Inés.

La sala prorrumpió en un estruendoso aplauso que duró varios minutos. Parecía que todos los ascendientes de Jorge, empezando por su propia madre, instaban a los presentes a reconocer el tesón, la entrega y la fe que los cuatro, pero especialmente el investigador portugués, habían puesto para esclarecer este enigma histórico.

Mientras resonaban los aplausos en la Quinta das Lágrimas, en el Monasterio de Alcobaça, a cien kilómetros al sur de Coímbra, la luz del atardecer coloreaba sus blancas paredes transfiriendo a la fachada una atmosfera irreal.

Un visitante ocasional que accediera a la entrada principal y se adentrase por la nave central hasta el crucero de la iglesia, se encontraría a la izquierda de la Capilla Mayor con el túmulo de Inés de Castro custodiado por seis ángeles de mármol. La soberbia creación del gótico portugués muestra una estatua coronada de la reina muerta con el rostro ligeramente ladeado hacia su derecha, como esperando algo que fuera a ocurrir de un momento a otro. La guía impresa del recinto recuerda al visitante que el parecido es tan real que todos los que la conocieron en vida no pudieron ocultar las lágrimas al contemplar su réplica de mármol.

Al lado opuesto vería la tumba de su esposo, el rey Pedro I de Portugal, cuya divisa, “Hasta el fin del mundo y más allá”, dice en voz alta el camino que el monarca estaba dispuesto a recorrer por ella.

También observaría cómo los pertinaces rayos solares, irisando los ventanales de la nave, teñirían con un halo dorado la marmórea corona.

El guarda de seguridad que hacía la ronda a esta hora permaneció extasiado contemplando una vez más el majestuoso espectáculo previo a la puesta de sol que se desarrollaba ante sus ojos. De repente se quedó inmóvil. Pudo ser un juego de luces y sombras, pero, por un largo instante, observó que el rostro de mármol de la mujer amada más allá de la muerte sonreía con una paz infinita.

* * *

Un año después, en la Abadía de Santa María de Alcobaça, se celebraba un sencillo bautizo.

Los orgullosos padrinos, Gregorio y Abril, llevaron hasta la pila bautismal a la primogénita de Marina y Jorge, una preciosa niña a la que el padre abad impuso el nombre de Inés. Inés de Castro Vázquez.

La estirpe

Ángel Arribas

Editor: Createspace; Edición: 1 (5 de noviembre de 2014)

Madrid, noviembre de 2014

Portada: Angélica Ciceronia

Copyright: Ángel Arribas, Angélica Ciceronia.

ISBN:978-1503309432

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