EPÍLOGO

EL MEJOR DE LOS TIEMPOS ESTÁ POR LLEGAR

No sabían que era imposible. Por eso lo lograron.

HENRY FORD

Dicen que solo cuando la oscuridad es total podemos apreciar la luz al final del túnel. Y en estos momentos, la noche no puede ser más cerrada. La mala noticia es que en los próximos años los cambios positivos, si los hay, serán muy paulatinos. La crisis pasará, como han pasado todas las crisis anteriores. Pero el ritmo de crecimiento será tan lento que muchas personas no podrán contar con eso para salir de su situación actual. La buena noticia es que hay caminos alternativos.

A lo largo de las páginas anteriores hemos visto que, sin recetas mágicas, y con esfuerzo, hay estrategias que podemos utilizar para crearnos una fuente de ingresos. Para generar nuestro propio trabajo. A menudo me preguntan si estas estrategias pueden ser seguidas por cualquier persona. Suelo responder que, evidentemente, algunas lo tendrán más sencillo que otras, pero que todas pueden utilizarlas si se empeñan en aprender. Debemos volver a la cultura del esfuerzo, de crear valor en lugar de esperar ganar dinero con un pelotazo. Debemos saber que de esto no se sale con palabras bonitas, y que es un camino cuesta arriba que ningún libro, ningún economista y ningún político podrá transitar por nosotros. Da igual la edad que tengamos al leer estas líneas. Si estamos sin trabajo, ya pertenecemos a la generación SECTRA. No podemos contar con un empleo, y debemos hacer lo necesario para generarnos nuestro propio trabajo. Y sin embargo, hay esperanza.

La historia nos demuestra que la mayoría de los grandes arquitectos de empresas han comenzado en una situación desesperante. J. K. Rowling escribió la primera parte de Harry Potter en una cafetería, totalmente endeudada. Y con tan solo una idea, porque no era más que eso al fin y al cabo, se transformó en la mujer más rica de Inglaterra. A menudo leo libros norteamericanos sobre las historias de éxito de personajes conocidos, y mi primer instinto es desconfiar. «Suena demasiado bonito para ser cierto», me digo. Y sin embargo, la evidencia está ahí. Es cierto, nadie escribe sobre los cientos de fracasos que suceden en el camino hacia el éxito. Pero fíjese bien en la palabra: son fracasos, y no fracasados. Del otro lado del Atlántico, a una persona que ha fracasado dos o tres veces con anterioridad se la considera más cerca del éxito, y no al contrario. Sencillamente, esa persona ya ha aprendido varias maneras de no hacer las cosas, con lo cual es más probable que al próximo intento triunfe. Volvamos ahora a este lado del charco: ¿apoyaríamos acaso a esa persona? Posiblemente no. Esto demuestra dos culturas muy distintas, ninguna mejor que otra, pero que pueden enriquecerse mutuamente.

Un tejido empresarial poderoso

Eso es lo que necesitamos. Jóvenes que no sueñen con ser funcionarios, sino con crear sus propias empresas y cambiar las cosas a mejor. Empresas que descubran que su mercado es el mundo y que no termina en la frontera. Que vayan a buscar el dinero a donde está, sin esperar a que vuelva a crecer en nuestra economía. Empresarios menos preocupados por reducir los costes y más ocupados en crear valor: la única estrategia sostenible es crecer. Instituciones que apoyen el tejido empresarial y no que lo ahoguen en trámites burocráticos kafkianos. A veces, dan ganas de decirle a los políticos (del bando que sean): «Mire, ya ni siquiera le pido que nos ayude, tan solo que no nos estorbe». ¿Cómo puede ser que hoy por hoy España sea uno de los lugares donde más trámites son necesarios para constituir una empresa? ¿Cómo puede ser que resulte mucho más cómodo trabajar en un empleo por cuenta de terceros que crear nuestra propia compañía?

Mientras esto no cambie, mientras no se den claras ventajas a los que asumen el riesgo y se lanzan a comenzar proyectos, el verdadero espíritu emprendedor que subyace en muchísimas personas estará desaprovechado. Y ese es un lujo que no podemos darnos porque otros países que están alcanzando su lugar como nuevas potencias no lo hacen. Brasil o China, por poner solo dos ejemplos, con sus virtudes y defectos (que también los tienen, desde luego), están ocupando lugares que antes eran coto de países europeos. Crean valor, cada uno con sus herramientas, y van escalando posiciones. En cambio, la Vieja Europa parece anquilosada y dividida en dos bloques: uno que avanza a gran velocidad y otro que está aletargado, dormido en un sueño de sopor del que no consigue despertar.

Debemos centrarnos otra vez en lo importante. Debemos comenzar a crear valor, a saber que solo vendiendo en el exterior aquello que realmente sabemos hacer podremos ser competitivos. Debemos fomentar un entorno que facilite la aparición de micronegocios que puedan dar empleo (sí, también empleo) a su vez a dos o tres personas. Ya habrá tiempo de cobrarles impuestos, ahora es momento de procurar que no se ahoguen antes de nacer. Debemos saber que muchos de ellos fracasarán y que es normal. Pero que no serán fracasados los que lo intentaron. Que tendrán que ponerse de pie y empezar nuevamente. Que habrá que capacitarlos para que lo hagan aún mejor. Debemos recordar que los países que tienen economías más sólidas salen al mundo a buscar a sus clientes. Algunos lo consiguen ofertando un precio menor por sus productos, como China. Pero otros, como Alemania, lo hacen por su calidad y tecnología. Y Alemania está entre los cinco principales exportadores del mundo. Esto no es casualidad. Es el resultado de una estrategia pensada y sostenida en el tiempo, sin importar de qué «color» sea el político de turno. Debemos, en definitiva, repensar nuestro lugar en el mundo, como país y como individuos, y estar decididos y determinados a no dejar que las circunstancias externas nos determinen, sino a reclamar el lugar que nos corresponde.

Es su turno…

Este libro ha sido diseñado con la intención de ser extremadamente práctico. He querido transmitirle historias donde puede haberse visto reflejado, para demostrarle que hay gente que ya está haciendo las cosas que aquí se dicen. Mi esperanza es que haya encontrado ideas que pueda aplicar mañana mismo para crear su propio trabajo. Tan solo le faltarán algunas herramientas que he mencionado en los capítulos para poder materializarlas. Por eso, a continuación encontrará un listado de recursos que están disponibles en estos momentos. Si las combina cuidadosamente, podrá hacer mucho con muy poco.

Ahora, depende de usted. La mejor de las suertes.