Annamaría Muchnik
Les voy a leer la carta dirigida a Francisco Porrúa, su editor en Sudamericana, firmada en México, octubre 30 de 1965. Dice lo siguiente:
Muy estimado don Francisco:
El texto definitivo de La hojarasca, que es el de la última edición, se lo haré llegar por vía aérea a más tardar en 15 días. Dispongo de un solo ejemplar, muy apreciado por su propietario, quien me ha hecho el favor de prestármelo para sacar las copias. Le enviaré a usted dos copias a máquina firmadas por mí, y le ruego ceñirse a ese texto para la impresión. La primera edición, que en caso de tenerla será la que le mandará Carmen Balcells, está llena de errores y cambios que enmendé posteriormente.
Le ruego ayudarme en mi viejo deseo de centralizar todos mis libros en una sola editorial. Los funerales de la Mamá Grande -un libro de cuentos en el cual, para mi gusto, están por lo menos dos de las mejores cosas que he escrito hasta ahora- fue editado por la Universidad Veracruzana y distribuido por Avándaro. De acuerdo con el contrato, ellos son los propietarios de los derechos mientras no se agote la edición, y tienen prioridad para la segunda, pero ignoro por qué motivos el libro ha sido distribuido en una forma poco dinámica. No creo que sea imposible adquirir los derechos directamente de ellos, si usted me hace el favor de tratarles el asunto.
ERA tiene El coronel y La mala hora. Un mes antes de que usted me escribiera la primera carta había firmado con ellos para la tercera edición del primero y la segunda del segundo. Se editarán el año entrante. Ignoro por completo cómo es o cómo se podría tratar este asunto, pero si usted le ve alguna probabilidad le ruego hacerles alguna oferta en el sentido de que renuncien a las ediciones planeadas y le cedan los derechos a Sudamericana. Es la única tentativa que se me ocurre y créame que me sentiría extraordinariamente complacido de que diera resultado.
Estoy, en efecto, trabajando en mi quinto libro: CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Es una novela muy larga y muy compleja en la cual tengo fincadas mis mejores ilusiones. Según mis cálculos, los originales tendrán unas 700 cuartillas, de las cuales tengo listas 400. A pesar de las dificultades con que trabajo en este libro que he planeado durante unos 15 años, estoy haciendo esfuerzos para terminarlo a más tardar en marzo. Lo tengo comprometido verbalmente desde hace unos seis meses, pero le prometo seriamente que trataré de deshacer el compromiso para contraerlo con usted. La señora Balcells debe estar ahora en Frankfurt. Tan pronto como regrese a Barcelona y pueda ponerme en comunicación con ella, haré esta gestión, y le aseguro que me dará una gran alegría poder cedérselo a Sudamericana. Una vez terminado CIEN AÑOS DE SOLEDAD, empezaré a trabajar en EL OTOÑO DEL PATRIARCA, que será una novela de unas 200 cuartillas -apenas más larga que El coronel- y que, por supuesto, estoy en condiciones de comprometer con usted, desde ahora, si a usted le interesa. Tengo tan avanzadas las notas de esta novela, que no creo necesitar más de cuatro meses para escribirla, cuando haya terminado la otra.
Le agradezco su interés de que vaya en marzo al simposio de Buenos Aires. Después de cinco años de esterilidad absoluta he logrado escribir de nuevo con una fluidez que no quiero desaprovechar, y tengo la impresión de que un viaje pueda distraerme demasiado de mi trabajo, pero le aseguro que correré el riesgo si me invitan a participar de este simposio. Será una magnífica oportunidad para conocerlo y saludarlo. Le reitero mi gratitud. Cordialmente suyo,
