Oxyrh. Pap. 654 (logia 1-6)
… Tales son los […] discursos que tuvo Jesús, Señor viviente a […] y a Tomás. Y les dijo: «Todo el que oyere estas palabras, no gustará la muerte».
Dice Jesús: «El que busca… no cese hasta que encuentre; y cuando haya encontrado, se quedará consternado; y consternado, reinará; y en reinando, descansará».
Dice Judas: «¿Quiénes son, pues, los que nos arrastran a lo alto del cielo, si es que el reino está en el cielo?» Dice Jesús: «Las aves del cielo, las bestias y todo lo que puede haber bajo la tierra, o sobre ella, y los peces del mar, son los que os arrastran hasta Dios. Y el reino de los cielos dentro de vosotros está. Quien, pues, conozca a Dios, lo encontrará, porque, conociéndole a Él, os conoceréis a vosotros mismos y entenderéis que sois hijos del Padre, el Perfecto, y, a la vez, os daréis cuenta de que sois ciudadanos del cielo. Vosotros sois la ciudad de Dios».
Dice Jesús: «Todo lo que no está ante tu vista y lo que te está oculto, te será revelado; pues no hay cosa oculta que no llegue a ser manifiesta y sepultada que no se desentierre».
Le preguntan sus discípulos y (le) dicen: «¿Cómo ayunaremos y cómo oraremos y cómo haremos limosna y qué observaremos de cosas semejantes?» Díce(les) Jesús: «Mirad, no sea que perdáis la recompensa. No hagáis sino las obras de la verdad. Pues, si hacéis éstas, conoceréis el misterio escondido. Dígoos: Bienaventurado es el que…»
No estéis preocupados desde la mañana hasta la tarde, ni desde la tarde hasta la mañana, ni por vuestra comida, qué vais a comer, ni por vuestro vestido, qué vais a poneros. Mucho más valéis que los lirios, los cuales crecen y no hilan. Teniendo un vestido, ¿por qué […] también vosotros?.
¿Quién sería capaz de añadir (algo) a vuestra estatura? Él (Dios) os dará vuestro vestido. Dícenle sus discípulos: ¿Cuándo te manifestarás a nosotros u cuándo te podremos ver? Díce(les Jesús): Cuando os despojéis (de vuestros vestidos) y no sintáis verguenza.
[Laguna]
Decía: han ocultado las llaves del reino; ellos no entraron ni dejaron pasar a los que entraban.
Pero vosotros sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Aurelio De Santos Otero, BAC