Vejez de José
X. Y el viejo llegó a la extrema ancianidad. Mas su cuerpo no se debilitó, su vista no se alteró, sus dientes no se pudrieron, su razón no se conturbó lo más mínimo. Era como un joven vigoroso, y sus miembros estaban libres de enfermedad. Y el total de su edad fue de ciento once años.
XI. Justo y Simón, los hijos de José, se casaron, y fueron a habitar sus moradas. Igualmente se casaron las dos hijas y fueron a habitar sus moradas. Quedaron, en la mansión de José, Judas, el pequeño Jacobo, y mi madre María. Yo quedé con ellos, como uno de sus hijos, y cumplí lo que forma la vida, menos el pecado. Llamaba a María «mi madre» y a José «mi padre». Los obedecía sin falta en cuanto me ordenaban, como han hecho todos los nacidos. Nunca los descontenté. Nunca les repliqué, ni los contradije, sino que los amaba como a las niñas de mis ojos,