Sobre el juicio que Jesús pronunció entre dos soldados

XXVIII 1. Y sucedió, a los quince días, que Jesús pensó en mostrarse un poco a los hombres. Y, como fuese por un camino, encontró a dos soldados que, durante su marcha, disputaban con gran violencia, y que querían tomar uno de otro sanguinolenta venganza. Y, cuando Jesús los divisé desde lejos, se dirigió hacia ellos y les preguntó: ¿Por qué, soldados, estáis tan llenos de furia, y en plan de mataros el uno al otro? Pero ellos tenían el corazón tan henchido de cólera y de rabia, que no le respondieron. Y, como llegasen a cierto paraje, ante un pozo, se sentaron cerca del agua, y se amenazaban entre sí, con injurias. Y Jesús, que se había sentado también junto a ambos, prestaba oído a la verbal contienda. Y uno de los dos, el que era más joven, reflexioné, y se dijo: Él es mayor, yo menor, y conviene que me someta. ¡Desventurado de mí! Pero ¿por qué ponerle furioso, contrariándole? Me rendiré mal de mi grado, al suyo.

2. Y, como después el soldado mirase a su alrededor, vio a Jesús sentado tranquilamente, y le preguntó: ¿De dónde vienes, niño? ¿Adónde vas? ¿Cuál es tu nombre? Y Jesús respondió: Si te lo digo, no me comprenderías. El soldado interrogó: ¿Viven tu padre y tu madre? Y Jesús respondió: Mi Padre vive, y es inmortal. El soldado replicó: ¿Cómo inmortal? Jesús repuso: Es inmortal desde el principio. Vive, y la muerte no tiene imperio sobre él. El soldado insistió: ¿Quién es el que vive siempre, y sobre quien la muerte no tiene imperio, puesto que afirmas que a tu padre le está asegurada la inmortalidad? Dijo Jesús: No podrías conocerlo, ni aun alcanzar de él la menor idea. Entonces el soldado le preguntó, diciendo: ¿Quién puede verlo? Y, respondiendo él, dijo: Nadie. E interrogó el soldado: ¿Dónde está tu padre? Y él contestó: En el cielo, por encima de tierra. El soldado inquirió: Y tú ¿cómo puedes ir a su lado? Jesús repuso: Yo he estado siempre con él, y hoy todavía con él estoy. El soldado indicó, confuso: No comprendo lo que dices. Y Jesús aprobó: Ello es, en efecto, incomprensible e inexpresable. El soldado añadió: ¿Quién, pues, puede comprenderlo? Jesús dijo: Si me lo pides, te lo explicaré. Y el soldado encareció: Te ruego que así lo hagas.

3. Y Jesús expuso: Estoy sin padre en la tierra, y sin madre en el cielo. El soldado objetó: ¿Cómo has nacido, y cómo te has alimentado? Jesús dijo: Mi primera generación procede del Padre antes de los siglos, y mi segunda generación tuvo lugar sobre este suelo. Mas el soldado prosiguió objetando: ¿Cómo? ¿Se vio nunca que quien nació de su padre, renazca de su madre? Jesús advirtió: No lo entiendes como es debido. Y el soldado replicó: ¿Cuántos padres y cuántas madres tienes? Contrarreplicó Jesús: ¿No te lo dije ya? Yo tengo un Padre único, y, con él, allá arriba, nací sin madre. Yo tengo una madre única, y, con ella, aquí abajo, nací sin padre. El soldado opuso: Primero dices que has nacido de tu padre, sin haber tenido madre, y después dices que has nacido de tu madre, sin haber tenido padre. Jesús concedió: Así es. El soldado exclamó: ¡Prodigiosa manera de nacer y de existir! ¿De quién eres hijo, pues? Jesús afirmó: Soy hijo único del Padre, vástago carnal surgido de mi madre, y heredero de todas las cosas. Y el soldado argumentó todavía: Tu padre, ¿no ha conocido a tu madre? ¿Cómo entonces tu madre te ha concebido en su vientre, y te ha traído al mundo? Dijo Jesús: Por efecto de una simple palabra de mi Padre, sin sospecha de una aproximación a él por parte suya, y sin la idea siquiera de esta aproximación. Rearguyó el soldado: ¿Cómo puedes conciliar las voluntades de tu padre y de tu madre, y complacer los deseos del uno y de la otra? Respondió Jesús: Estoy con mi Padre en el cielo, y permanezco con él por toda la eternidad, y habito con mi madre en la tierra.

4. El soldado exclamó: ¡Sorprendente es lo que dices! Y Jesús repuso: ¿Y por qué me planteas la cuestión sobre la que me interrogas, y que no puedes comprender? Mas el soldado dijo: Si te he interrogado, ha sido con objeto de inducirte a que te pongas a nuestro servicio. Además, he reconocido que eres vástago de una ilustre familia real. Dios te glorifique en todo lugar y en todo tiempo, y te haga obtener la herencia de tu padre.

5. Y Jesús le contestó, diciendo: Bendito seas de Dios. Pero informadme sobre el motivo de vuestra querella. Y el soldado dijo: Yo te explicaré todo el asunto, y tú pronunciarés entre nosotros una justa sentencia. Jesús dijo: Sí. Contadme el caso. Y el soldado expuso: Somos del país de los magos y de una casa real. Hemos seguido a los reyes que llegaron a Bethlehem con numerosas tropas y con ricos presentes en honor del recién nacido rey de los israelitas. Cuando los reyes volvieron a Persia, nosotros fuimos a la ciudad de Jerusalén, y, por amor de Dios, nos convertimos en compañeros y como en hermanos el uno del otro. E hicimos un pacto de alianza, comprometiéndonos por juramento a no separarnos hasta morir, y repartirnos, en amistad perfecta y con equidad mutua, todos los provechos que Dios nos enviase.

6. Y, como nos alistásemos en la guardia del palacio de un gran jefe del reino, mi poderoso príncipe me envió con un mensaje a un país lejano, donde permanecí largo tiempo. Se me recibió allí con benevolencia y con honra, como la etiqueta de las cortes reales prescribe hacer, concediendo a los portadores de mensajes las deferencias que les son debidas. Por la gracia de Dios, volví satisfecho y, de todo lo que gané, nada oculté a mi amigo y estoy pronto a repartirlo con él. Mi camarada partió también con una tropa de caballeros y regresó a su casa, después de haber obtenido un rico botín. Yo le pido que reparta conmigo el haber que ha traído de su expedición y él se niega a ello y, en cambio, me reclama ásperamente la deuda que de mí le corresponde. Y, ahora, ¿qué me ordenas que haga?

7. Y Jesús dijo: Si queréis escucharme, y obrar con rectitud, no os engañáis mutuamente, y no olvidáis vuestros compromisos, antes bien, haced lo que habéis prometido cumplir con toda solemnidad. Repartid vuestras ganancias equitativamente, conforme al uso de la regla humana y a lo que habéis jurado sobre la ley divina. No mintáis en presencia de Dios y no os frustréis el uno al otro injustamente, si queréis vivir en amistad recíproca.

8. Empero el otro compañero, el que tenía más edad, manifestó: Niño, el juzgar en verdadero derecho, no te concierne en modo alguno. Yo estuve en el campo de muerte, corrí mil peligros y a duras penas pude tornar a mi hogar. Él, rodeado de un aparato principesco, visitó los palacios de los reyes y volvió con presentes numerosos. Es, pues, justo que me dé una parte de lo suyo y que yo no le dé nada de lo mío.

9. Mas Jesús replicó: No sabes lo que dices, soldado. Si, a la ida o a la vuelta, hubiera él sufrido de los enemigos todo género de vejaciones, ¿qué parte le hubieras dado tú? Y añadió: Si quieres repartir lo tuyo con él en plan de amistad, descubre claramente tu pensamiento. Y, pronunciadas estas palabras, Jesús se calló.

10. Entonces, el soldado de menos edad se incorporó, se puso de hinojos ante su colega, y le dijo: Perdona, hermano, que te haya contrariado gravemente, y haz ahora lo que gustes. Yo repartiré, pero no viviré más contigo en relación de comunidad. Tú has adquirido importancia, y te has convertido en el asesor de los reyes. Yo soy pobre, me veo sin recursos, y tomará lo que buenamente quieras darme. Entonces Jesús, mirándolo, lo amó, y se llenó de piedad, al ver su mansedumbre. Porque el mayor era violento, por ser hijo de pobre, y el menor era humilde, por ser vástago de casa grande.

11. Y Jesús dijo al último: Según lo que me referiste al principio, fuisteis a Bethlehem, en la comitiva de los magos. ¿Visteis con vuestros propios ojos a aquel rey recién nacido, que había venido al mundo? El soldado más joven repuso: Sí, lo vi, y lo adoré. Jesús preguntó: ¿Y qué pensaste de él? ¿Qué fe tienes en él? El soldado respondió: Es el Verbo encarnado, enviado por Dios. Y, conducidos por una estrella, fuimos a visitarlo, y lo encontramos nacido de lá Virgen y acostado en la caverna. Jesús apuntó: He oído decir que vive todavía. El soldado confesó: No lo sé. Pero he oído decir que lo mataron por orden de Herodes, después de haber sido éste engañado por los magos. Algunos afirman que, por causa suya, Herodes hizo perecer a los niños de Bethlehem. Otros pretenden que su padre y su madre huyeron con él a Egipto. Jesús comentó: Estás en lo cierto, pero repito que he oído decir que vive todavía. Ahora que no falta quien asegure que no era lo que se creía, sino un impostor y un seductor. El soldado rectificó: No propagues sobre él difamaciones que no podrías probar, porque todos los que lo han

visto, aseguran que es el rey de Israel. Mas Jesús opuso: ¿Por qué entonces el pueblo de Israel no ha creído en él?

12. Y los soldados dijeron: Lo ignoramos. Y Jesús interrogó: ¿Cómo os llamáis? Y un soldado contesté: Mi nombre es Khortar. Y el otro: Mi nombre es Gotar. Jesús añadió: ¿A qué dios servís? Los soldados repusieron: Cuando vinimos a este país, estábamos seducidos por los falsos dioses del nuestro, y practicábamos el culto del sol. Y Jesús expuso: Volviendo a vuestro pleito, ¿cómo pensáis resolverlo? Y los soldados replicaron: Haz lo que te sugiera tu buen juicio, pues nos has aparecido hoy como un juez entre ambos. En efecto: desde que nos has visto, cesó nuestra indignación precedente, y la gracia de Dios descendió sobre nosotros. Y, mientras con nosotros has departido, nuestros corazones se han llenado de un vivo júbilo.

13. Y Jesús hizo entre los dos un reparto equitativo, y los soldados se conformaron con su decisión. Y él los bendijo, y ellos prosiguieron su camino en paz.

Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Edmundo González Blanco

Evangelios apócrifos
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml
sec_0128.xhtml
sec_0129.xhtml
sec_0130.xhtml
sec_0131.xhtml
sec_0132.xhtml
sec_0133.xhtml
sec_0134.xhtml
sec_0135.xhtml
sec_0136.xhtml
sec_0137.xhtml
sec_0138.xhtml
sec_0139.xhtml
sec_0140.xhtml
sec_0141.xhtml
sec_0142.xhtml
sec_0143.xhtml
sec_0144.xhtml
sec_0145.xhtml
sec_0146.xhtml
sec_0147.xhtml
sec_0148.xhtml
sec_0149.xhtml
sec_0150.xhtml
sec_0151.xhtml
sec_0152.xhtml
sec_0153.xhtml
sec_0154.xhtml
sec_0155.xhtml
sec_0156.xhtml
sec_0157.xhtml
sec_0158.xhtml
sec_0159.xhtml
sec_0160.xhtml
sec_0161.xhtml
sec_0162.xhtml
sec_0163.xhtml
sec_0164.xhtml
sec_0165.xhtml
sec_0166.xhtml
sec_0167.xhtml
sec_0168.xhtml
sec_0169.xhtml
sec_0170.xhtml
sec_0171.xhtml
sec_0172.xhtml
sec_0173.xhtml
sec_0174.xhtml
sec_0175.xhtml
sec_0176.xhtml
sec_0177.xhtml
sec_0178.xhtml
sec_0179.xhtml
sec_0180.xhtml
sec_0181.xhtml
sec_0182.xhtml
sec_0183.xhtml
sec_0184.xhtml
sec_0185.xhtml
sec_0186.xhtml
sec_0187.xhtml
sec_0188.xhtml
sec_0189.xhtml
sec_0190.xhtml
sec_0191.xhtml
sec_0192.xhtml
sec_0193.xhtml
sec_0194.xhtml
sec_0195.xhtml
sec_0196.xhtml
sec_0197.xhtml
sec_0198.xhtml
sec_0199.xhtml
sec_0200.xhtml
sec_0201.xhtml
sec_0202.xhtml
sec_0203.xhtml
sec_0204.xhtml
sec_0205.xhtml
sec_0206.xhtml
sec_0207.xhtml
sec_0208.xhtml
sec_0209.xhtml
sec_0210.xhtml
sec_0211.xhtml
sec_0212.xhtml
sec_0213.xhtml
sec_0214.xhtml
sec_0215.xhtml
sec_0216.xhtml
sec_0217.xhtml
sec_0218.xhtml
sec_0219.xhtml
sec_0220.xhtml
sec_0221.xhtml
sec_0222.xhtml
sec_0223.xhtml
sec_0224.xhtml
sec_0225.xhtml
sec_0226.xhtml
sec_0227.xhtml
sec_0228.xhtml
sec_0229.xhtml
sec_0230.xhtml
sec_0231.xhtml
sec_0232.xhtml
sec_0233.xhtml
sec_0234.xhtml
sec_0235.xhtml
sec_0236.xhtml
sec_0237.xhtml
sec_0238.xhtml
sec_0239.xhtml
sec_0240.xhtml
sec_0241.xhtml
sec_0242.xhtml
sec_0243.xhtml
sec_0244.xhtml
sec_0245.xhtml
sec_0246.xhtml
sec_0247.xhtml
sec_0248.xhtml
sec_0249.xhtml
sec_0250.xhtml
sec_0251.xhtml
sec_0252.xhtml
sec_0253.xhtml
sec_0254.xhtml
sec_0255.xhtml
sec_0256.xhtml
sec_0257.xhtml
sec_0258.xhtml
sec_0259.xhtml
sec_0260.xhtml
sec_0261.xhtml
sec_0262.xhtml
sec_0263.xhtml
sec_0264.xhtml
sec_0265.xhtml
sec_0266.xhtml
sec_0267.xhtml
sec_0268.xhtml
sec_0269.xhtml
sec_0270.xhtml
sec_0271.xhtml
sec_0272.xhtml
sec_0273.xhtml
sec_0274.xhtml
sec_0275.xhtml
sec_0276.xhtml
sec_0277.xhtml
sec_0278.xhtml
sec_0279.xhtml
sec_0280.xhtml
sec_0281.xhtml
sec_0282.xhtml
sec_0283.xhtml
sec_0284.xhtml
sec_0285.xhtml
sec_0286.xhtml
sec_0287.xhtml
sec_0288.xhtml
sec_0289.xhtml
sec_0290.xhtml
sec_0291.xhtml
sec_0292.xhtml
sec_0293.xhtml
sec_0294.xhtml
sec_0295.xhtml
sec_0296.xhtml
sec_0297.xhtml
sec_0298.xhtml
sec_0299.xhtml
sec_0300.xhtml
sec_0301.xhtml
sec_0302.xhtml
sec_0303.xhtml
sec_0304.xhtml
sec_0305.xhtml
sec_0306.xhtml
sec_0307.xhtml
sec_0308.xhtml
sec_0309.xhtml
sec_0310.xhtml
sec_0311.xhtml
sec_0312.xhtml
sec_0313.xhtml
sec_0314.xhtml
sec_0315.xhtml
sec_0316.xhtml
sec_0317.xhtml
sec_0318.xhtml
sec_0319.xhtml