«LA GLORIA QUE FUE GRECIA…»

«El genio de una nación surge apenas una vez en la historia. Constituye su gloria y su inmortalidad en los anales de los hombres. El genio es aristocrático, discriminador, radiante y selectivo, y abjura de todo lo que es mediocre, plebeyo y mundano. Es majestuoso, espiritual. Es la llama que emana del núcleo del Universo, que es lo que genera la vida. Es el rayo que prende el fuego en el espíritu limitado de los hombres y los eleva sobre el arado y el campo, la casa y el henar, en una revelación repentina de grandeza. Es, sobre todo, masculino, ya que la aristocracia del alma es puramente masculina y nunca femenina, pues esta se dedica únicamente a los asuntos insignificantes y a las trivialidades carentes de sentido. El genio trasciende de la humildad de la vida diaria y eleva incluso al menos importante de los hombres hasta el Olimpo siquiera por unas horas. Nunca es democrático, porque la democracia es algo destructivo, urdido en las mentes inferiores de los hombres envidiosos.

»Si la nación que logre sobrevivir en su gloria cultiva únicamente el principio masculino, su nombre quedará escrito en oro y brillará a través de los siglos».

ZENÓN DE ELEA