Capítulo 22
Truco 9: La estancia en el extranjero
Tanto usted como yo sabemos que salir al extranjero para aprender inglés no es un «truco», como lo denomino en el título de este capítulo. Es algo que muchos españoles, tanto los niños como los adultos, hacen todos los años. Sin embargo, al hacerlo, la mayoría de éstos cometen un error grave que usted podrá descubrir si vuelve a leer con cuidado la primera frase de este capítulo. Vuelva a leer las 25 palabras que componen la primera frase con que se inicia este capítulo y dígame cuál de ellas debe ser cambiada por otra si queremos no despistar al lector y llevarle a una conclusión equivocada.
El verbo «aprender» lleva a equívocos. En sólo dos horas, yo puedo hacer que usted «aprenda» inglés. Si encuentro una pizarra la suficientemente grande, podré desplegar delante de usted, con luz y sonido si quiere, todo lo relevante para que uno domine la estructura del idioma inglés. Al cabo de las dos horas, podré presumir de haberle «enseñado» inglés y, si usted ha entendido bien mi despliegue y explicación, podré alegar que usted lo ha «aprendido». Ahora págueme. Sin embargo, si cambiamos el verbo por «dominar», o por el que más me gusta de todos, «hacerse con», entonces usted podría llevarme a los tribunales para que le devuelva su dinero, más una indemnización por el tiempo malgastado y la ilusión perdida.
«Hacerse con» un idioma significa asimilarlo, incorporarlo y activarlo de tal forma que usted pueda cambiar del español al otro idioma, en medio de una reunión importante, sin perder ritmo ni eficacia en el control del marco comunicativo. «Hacerse con» un idioma significa:
- Entenderlo a la primera en cualquier foro, incluyendo los matices que anidan en una de cada tres frases pronunciadas por un nativo.
- Hablarlo con la misma seguridad con que habla su propio idioma.
- Leer y entender cualquier escrito, sin peligro de malentendidos.
- Escribir al mismo nivel en el que se expresa por escrito en su propio idioma.
Pasar una estancia en el extranjero sólo puede llegar a ser 100% eficaz para el punto 1, siempre que la estancia sea larga. El que sea eficaz para el punto 2 depende más de usted que del entorno extranjero elegido para su estancia. En cuanto a los puntos 3 y 4, es casi indiferente el que usted esté en España o en el centro de Gales, lejos de cualquier hispanohablante.
Por lo tanto, lo primero que conviene recordar es que usted no debe ir al extranjero para «aprender» inglés, sino para «hacerse con» aspectos importantes del mismo difíciles de conseguir en España.
LA MALA INVERSIÓN DE MIGUEL
Segundo, y muy importante, tampoco debe ir al extranjero para «estudiar» inglés. Cada verano, los aeropuertos internacionales de España están llenos de jóvenes y adultos facturando sus equipajes para ir a algún país de habla inglesa con objeto de estudiar el idioma. Se equivocan. No deben salir nunca al extranjero para «estudiar» inglés. Veamos un caso real de hace un par de años, el caso de Miguel:
Miguel fue tres meses a Bristol a estudiar inglés. Tuvo clase de grupo seis horas al día con dos profesores nativos. Sus compañeros eran dos lituanos, un italiano y un turco. Se hizo muy amigo del turco y pasaban al menos dos horas al día juntos, hablando en inglés, por supuesto. Cuando regresó a España, noté que había mejorado, pero esperaba más. Un día nos sentamos él y yo a hacer números sobre sus tres meses en Bristol:
1. Total horas oyendo a sus profesores hablar de gramática, etc. | … 250 |
2. Total horas hablando en clase con sus profesores | … 100 |
3. Total horas oyendo y hablando con el turco | … 170 |
4. Total horas haciendo deberes para la academia | … 120 |
5. Total horas oyendo y hablando con gente de Bristol | … 20 |
6. Total horas oyendo inglés de fondo en la calle, bares, etc. | … 80 |
7. Total horas oyendo y hablando con la familia con la que vivía | … 100 |
8. Total horas oyendo inglés por televisión | … 50 |
— Total horas de contacto con el inglés durante los tres meses | … 890 |
— Total horas de contacto dinámico con gente real (puntos 5 y 7) | … 120 |
Las seis horas diarias, en grupo reducido, durante 87 días lectivos le costaron 8300 € (16 €/hora); el alojamiento, el desayuno y la cena con la familia 1800 €; dos vuelos y dos trenes 190 €, y sus gastos corrientes sumaron 2300 €. En total, los tres meses le costaron 12 590 €. En mi opinión, su curso en Bristol salió por 105 €/hora: carísimo (el coste total dividido por los puntos 5 y 7). Los puntos 1, 2, 4 y 8 se pueden hacer igual de bien en España y por menos dinero. Y si me apura, también los puntos 3 y 6, si le echa un poco de imaginación o valor al asunto.
Repito: no vaya al extranjero a estudiar inglés. Vaya al extranjero para «sumergirse» de verdad en el inglés.
Mucha gente en España piensa que para hacerse definitivamente con el inglés, hay que ir al extranjero. Esto es verdad si se dan estas tres condiciones:
- El alumno ya posee o insiste en adquirir in situ una fuerte base gramatical activa.
- El alumno pasa al menos dos años viviendo en un país de habla inglesa.
- El alumno realiza, ya en el extranjero, actividades académicas o laborales que le exijan desenvolverse diariamente con nativos.
Respecto a la primera condición, si el alumno pasa uno o dos años en un país de habla inglesa sin poseer de antemano o sin adquirir in situ una firme base gramatical, volverá a España chapurreando el idioma con cierta soltura pero sin calidad. Tampoco sabrá expresarse decentemente por escrito.
En cuanto a la segunda condición, he constatado una y otra vez que un solo año en el extranjero no dota a la persona de un alto nivel salvo en lo auditivo, lo cual es importante, pero no suficiente. Muchos vuelven de su año con un nivel intermedio alto, lo que es poca cosa dada la inversión en tiempo y dinero. Recuerdo muy bien mi primer año en España. Si hubiera llegado a este país con un nivel muy modesto de español, estoy seguro de que no habría terminado el año con un buen dominio. En mi empresa, hay muchos profesores de inglés o empleados de Reino Unido, Irlanda, EE. UU., etc., que tardan tres años, o a veces más, en adquirir un nivel decente en español. Por lo tanto, pasar tiempo fuera no es sinónimo de dominio del idioma del lugar, a no ser que la persona se dedique muy en serio a conseguirlo.
Por último, con respecto a la tercera condición, si el alumno español no se codea a diario con la gente local, si su actividad académica o laboral no le obliga a entrar en contacto dinámico con esta gente o si, por su forma de ser, huye del aspecto social, su mejora con el inglés se reducirá a su tiempo delante del televisor y a los ocasionales momentos obligatorios de comunicación. Conozco casos en los cuales un alumno español no habló ni oyó más de una hora neta de inglés cada día.
Por lo tanto, aunque es siempre positivo, el ir fuera no es necesariamente la panacea para eliminar el mal del inglés. Ya sea aquí o en un país de habla inglesa, la solución definitiva pasa inexorablemente por muchísimas horas de atención y dedicación al idioma… muchísimas.
LA BUENA INVERSIÓN DE CLAUDIA
En un solo mes en Wichita, estado de Kansas, Claudia mejoró su inglés tres veces más que Miguel en sus tres meses en Bristol. Mientras éste vivía con una familia en Inglaterra, Claudia reservó, a través de Internet, una cómoda habitación en un aparto-hotel cerca del centro financiero de la ciudad, y alquiló un coche para todo el mes a un precio sorprendentemente módico.
Después, también por Internet, reservó plaza, para el mes de julio, en los siguientes cursos de verano en un par de instituciones locales de estudios superiores:
Corte y confección — nivel intermedio | … 12 horas |
Manejo de Access — nivel intermedio | … 24 horas |
Repaso general de la historia de los Estados Unidos | … 24 horas |
Finanzas para ejecutivos no financieros | … 24 horas |
Apreciación de la música | … 24 horas |
Cocina americana | … 15 horas |
Storytelling (el arte de contar historias) | … 12 horas |
Claudia tenía 30 años, era soltera y dependía directamente del director de marketing de una multinacional alemana de productos de droguería y perfumería. Le encantaba el mundo de la empresa y, sobre todo, el arte y la ciencia del marketing. Poseía un nivel medio de inglés y sabía perfectamente que sus posibilidades de futuro estarían mucho más limitadas si no resolvía definitivamente el tema del inglés. Fue su idea, y de nadie más, diseñar una experiencia lingüística tan atípica.
Se trataba de unos cursos de verano ofrecidos por dos universidades pequeñas de la ciudad (existen nueve centros acreditados de estudios superiores en Wichita, una ciudad de 350 000 habitantes). Los cursos no llevaban créditos universitarios y estaban diseñados para personas de prácticamente todas las edades. Se trata de algo que muchas universidades norteamericanas ofrecen, en ciertas épocas del año, a las comunidades en las que están situadas.
Claudia dedicaba un promedio de casi siete horas al día a los cursos y se codeaba a diario con más de 200 personas, todos ciudadanos de Wichita y de una edad media, según ella, de 45 años. No había ningún hispanohablante entre todos estos compañeros de curso.
Al final de su experiencia, Claudia tenía más de 20 buenos amigos nuevos y había comido o cenado en casa de algún residente local todos los días a partir del segundo día de su estancia. Ella misma, cuando me contó la experiencia, calculó que estuvo hablando u oyendo inglés una media de 12 horas al día, siempre con personas normales y no con profesores que le recordaran el uso de los pronombres relativos dentro de las cláusulas subordinadas.
Cuando volvió a España, le costó un día o dos habituarse a hablar en español todo el tiempo. Durante los 30 días en Kansas, sólo había hablado en español durante 100 minutos en total (diez llamadas telefónicas a España de diez minutos cada llamada). Como Claudia, si usted quiere ir al extranjero para mejorar su inglés, no se le ocurra apuntarse a clases de inglés. Apúntese a clases en inglés. De esta forma se codeará con la gente local y se expondrá a actividades y estímulos que no encontrará nunca en un aula donde, con otros extranjeros como usted, volverá a mirar la conjugación de los verbos irregulares.
Mucha gente regresa decepcionada de sus estancias en el extranjero. Es muy difícil sumergirse de verdad en la cultura y en la vida social de otro país si usted no encuentra, como Claudia, una forma creativa y poco habitual de hacerlo. Estar en una academia de idiomas en el centro de Londres, compartiendo con un turco y un lituano el estudio estático de los verbos irregulares, es un uso muy poco productivo del dinero y tiempo gastados en la aventura.
No vaya fuera para «estudiar» inglés. Vaya fuera para experimentarlo en su propia carne todas las horas del día. Busque fórmulas novedosas para «pasar apuros», ya que sin dolor no hay aprendizaje, y no se hace con el idioma.
Y finalmente, no vaya fuera ni mande un hijo fuera si su nivel actual de inglés es débil en lo gramatical o por debajo de un nivel intermedio. Para beneficiarse plenamente de una experiencia lingüística y social entre angloparlantes, es imprescindible que el estudiante tenga bien formado el esqueleto, porque si tiene mal las vértebras gramaticales, si pretende construir, en Inglaterra o en Estados Unidos, un rascacielos con su inglés sin haber creado los cimientos, la estancia sólo le servirá como un buen estímulo auditivo, pero volverá a España con tantos vicios incrustados que ningún profesor, ni yo, podremos ponerle remedio… probablemente nunca.