COPIA DE UN ESTADO CUÁNTICO
La objetividad pero no-mensurabilidad de un estado de spin del electrón ilustra otro hecho importante: ¡es imposible copiar un estado cuántico y dejar intacto el estado original! Supongamos que pudiéramos hacer tal copia de un estado de spin del electrón |α〉. Si pudiéramos hacerlo una vez, podríamos hacerlo otra vez, y otra y otra. El sistema resultante podría tener un enorme momento angular con una dirección muy definida. Tal dirección, a saber, podría ser determinada mediante una medición macroscópica, lo cual violaría la no mensurabilidad fundamental del estado de spin |α〉.
En cambio, es posible copiar un estado cuántico si al mismo tiempo estamos dispuestos a destruir el estado del original. Por ejemplo, podríamos tener un electrón en un estado de spin |α〉 desconocido y un neutrón en otro estado de spin |γ〉. Es totalmente legítimo intercambiarlos, de modo que el estado de spin del neutrón es ahora |α〉 y el del electrón es |γ〉. Lo que no podemos hacer es duplicar |α〉 (a menos que ya supiéramos cuál es |α〉 realmente). (cfr. también Wootters y Zurek, 1982).
Recordemos la «máquina teleportadora» discutida en el capítulo I. Esta depende de que sea posible, en principio, reconstruir una copia completa del cuerpo y el cerebro de una persona en un planeta distante. Resulta intrigante especular que la «consciencia» de una persona pueda depender de un estado cuántico. Si es así, la teoría cuántica nos prohibiría hacer una copia de esta «consciencia» sin destruir el estado del original y, de esta forma, la «paradoja» de la teleportación podría resolverse. La relación entre los efectos cuánticos y la función cerebral se considerará en los dos últimos capítulos.