DETERMINISMO Y DETERMINISMO FUERTE
Hasta aquí poco he dicho sobre la cuestión del «libre albedrío», que normalmente se considera el tema fundamental del aspecto activo del problema mente-cuerpo. En lugar de ello me he concentrado en mi proposición de que existe un aspecto no algorítmico en el papel de la acción consciente. Normalmente, el tema del libre albedrío se estudia en relación con el determinismo en física. Recordemos que en la mayoría de nuestras teorías SUPREMAS existe un determinismo estricto, en el sentido de que si se conoce el estado del sistema en un instante cualquiera,[10.7] entonces está completamente fijado para todos los instantes posteriores (o también anteriores) por las ecuaciones de la teoría. Por consiguiente, parece que no hay lugar para el libre albedrío puesto que el comportamiento futuro de un sistema parece estar totalmente determinado por las leyes físicas. Incluso la parte U de la mecánica cuántica tiene este carácter completamente determinista. Sin embargo, la parte R del «salto cuántico» no es determinista e introduce un elemento completamente aleatorio en la evolución temporal. Con anterioridad, diversas personas aventuraron ya la responsabilidad de que pudiera haber un papel para el libre albedrío, y que la acción de la consciencia tuviera quizá algún efecto directo sobre el modo en que podría saltar un sistema cuántico individual. Pero si R es realmente aleatorio, entonces no sirve de gran ayuda si deseamos hacer algo positivo con nuestras voluntades.
Mi propio punto de vista, aunque no esté muy bien formulado a este respecto, sería el de que algún nuevo procedimiento (GQC; cfr. capítulo VIII) toma el mando a partir de la línea divisoria cuántico-clásico e interpola entre U y R (que ahora se consideran como aproximaciones), y que este nuevo procedimiento contendría un elemento esencialmente no algorítmico. Esto implicaría que el futuro no sería computable a partir del presente, incluso aunque pudiera estar determinado por él. He tratado de ser claro al distinguir el tema de la computabilidad del tema del determinismo en mi exposición del capítulo V. Me parece bastante probable que la GQC sea una teoría determinista pero no computable.[10.8] (Recordemos el «modelo de juguete» no computable que se describió en el capítulo V).
Hay quienes aceptan la idea de que ni siquiera con el determinismo clásico (o U cuántico) existe determinismo efectivo, ya que las condiciones iniciales nunca podrían conocerse suficientemente bien para que se pudiera verdaderamente computar el futuro. A veces, cambios muy pequeños en las condiciones iniciales pueden conducir a diferencias muy grandes en el resultado final. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en el fenómeno conocido como «caos» en un sistema determinista (clásico), y un ejemplo de ello es la incertidumbre en la predicción del tiempo meteorológico. Sin embargo, es muy difícil creer que este tipo de incertidumbre clásica pudiera ser la que nos permita tener (¿la ilusión de?) libre albedrío. El comportamiento futuro seguirá estando determinado, desde la misma gran explosión, incluso aunque seamos incapaces de calcularlo.
La misma objeción podría hacerse contra mi hipótesis de que la falta de computabilidad podría ser intrínseca a las leyes dinámicas —que ahora se suponen de carácter no algorítmico— antes que a nuestra falta de información acerca de las condiciones iniciales. En esta perspectiva, incluso aunque fuera no computable, el futuro seguiría estando completamente fijado por el pasado, de manera total desde el big bang. De hecho, no voy a ser tan dogmático como para insistir en que la GQC debería ser determinista pero no computable. Mi conjetura sería que la teoría buscada tendría una descripción más sutil que esa. Sólo planteo que debería contener elementos de un tipo especialmente no algorítmico.
Para cerrar esta sección me gustaría comentar una idea aún más extrema que se podría mantener sobre el tema del determinismo. Ésta es la que he denominado determinismo fuerte (Penrose, 1987b). Según el determinismo fuerte no se trata sólo de que el futuro esté determinado por el pasado: la historia entera del Universo está fijada, según algún esquema matemáticamente preciso, para cualquier instante. Semejante punto de vista podría resultar atractivo si nos inclinamos a identificar de alguna forma el mundo platónico con el mundo físico, puesto que el mundo platónico está fijado de una vez por todas, ¡sin «posibilidades alternativas» para el Universo! Me pregunto a veces si Einstein habrá tenido este esquema en la mente cuando escribió:
«Lo que realmente me interesa es si Dios podía haber hecho el mundo de una forma diferente; es decir, si la necesidad de simplicidad lógica deja alguna libertad» (carta a Ernst Strauss; véase Kuznetsov, 1977, p. 285).
Como una variante del determinismo fuerte podríamos considerar la idea de los muchos universos en mecánica cuántica (cfr. capítulo VI, p, 355). Según ésta, no sería una simple historia del Universo la que estaría fijada por un esquema matemáticamente preciso, sino que sería la totalidad de miríadas de miríadas de historias del Universo «posibles» las que estarían determinadas. Pese a la naturaleza desagradable (al menos para mí) de semejante esquema, y la multitud de problemas e insuficiencias que nos presenta, no podemos descartarlo como posibilidad.
Me parece que si tenemos determinismo fuerte, pero sin muchos universos, entonces el esquema matemático que gobierna la estructura del Universo tendría que ser probablemente no algorítmico.[10.9] De otro modo podríamos calcular en principio lo que íbamos a hacer a continuación y entonces podríamos «decidir» hacer algo muy diferente, lo que constituiría una contradicción flagrante entre el «libre albedrío» y el determinismo fuerte de la teoría. Podemos evitar esta contradicción introduciendo no computabilidad en la teoría, ¡aunque tengo que confesar que me siento algo molesto con este tipo de solución, y espero algo mucho más sutil para las verdaderas reglas (no algorítmicas) que gobiernan la forma en que funciona el mundo!