Hormigas

Son las hormigas dueñas de sí mismas

para llevar la vida que les plazca…

Demasiado pequeñas y orgullosas

son, en su menudencia, como para causarnos

molestia ni interés a la altura en que el ojo

humano a ellas las mira, tal cual un godo-bárbaro

contempla una partida de ajedrez.

En este día de calor, el décimo

más caluroso de este verano seco,

los insensatos bichos abandonan

su cálido hormiguero: las guerreras, esclavas,

la reina fuerte y dulce… La tierra es una roca;

las hormigas se mueven sin objeto

con sus antenas frágiles…

Como si esa estrategia les sirviera

para buscar comida o encontrar

estériles terrenos para ser horadados

Las hormigas son muy divertidas

pero nada ejemplares; su ajetreo de colmena

las tiene segregadas del enamoramiento.

Una vez, en un tiempo ya olvidado,

en un día caluroso como éste,

las hormigas con mando se reunieron fuera

del destello ilusorio de su viejo hormiguero

y, con el socialismo como regla,

coronaron a la esclavitud misma.

Fueron las inventoras del Estado

de antes y de después

de la estricta platónica aritmética:

un Estado inmutable, limitado,

muy por encima de nuestros recursos,

decadencia o rechazo…

Su semper eadem de favorable suerte.

Mas no siempre es lo mismo… Cada año

reconstruyen su Estado las hormigas,

igual que los pintores clásicos de la China

que renuevan las flores de los cuadros que pintan:

cada intervención suya modifica

la vieja tradición de los viejos maestros.

Son un caso perdido (las hormigas)

que escapa a la cordura.

Estoy tumbado, miro, bajo un anciano roble

de escaso crecimiento, horadado de hormigas,

feo, que más parece una mopa que un árbol…

Temo que me golpee, si cae, alguna rama.

¿De madera su débil corazón tendrá fuerza

para aguantar mi peso, si trepase,

de muñón en muñón hasta su cima?

¡Qué incómodo estoy yo conmigo mismo!

¡Me pareció en mi infancia el cielo tan cercano!

¿Por qué me vuelvo ahora tan infantil de nuevo

y añoro los días locos en que planeé en Walden’s

leerte por amor, a ti, en voz alta,

la guerra interminable de la hormiga?