Nota de agradecimiento

Los japoneses, hombres y mujeres, que, nacidos o educados en el Japón, vivían en los Estados Unidos durante los años de la Segunda Guerra Mundial pasaron por momentos muy difíciles debido a la desconfianza de los americanos. Por ello, me complace testimoniar aquí que agradezco profundamente su amabilidad y la ayuda que me prestaron en la época en que estaba reuniendo material para este libro.

A todos ellos les doy las gracias, y especialmente a mi colega de entonces Robert Hashima, quien, nacido en Norteamérica y criado en el Japón, optó por volver a los Estados Unidos en 1941. Estuvo en un War Relocation Camp (campo de concentración), y le conocí cuando vino a Washington para trabajar en el departamento de asuntos bélicos del Gobierno americano.

También tengo que dar las gracias a la Oficina de Información de Guerra, que me encomendó el trabajo que constituye este libro, y especialmente al profesor George E. Taylor, subdirector de Asuntos del Lejano Oriente, y al comandante Alex H. Leighton, MC-USNR, quien presidía la sección de Estudio de la Moral Extranjera.

Estoy muy agradecida también a todos aquellos que leyeron el manuscrito, ya sea total o parcialmente; al comandante Leighton, al profesor Clyde Kluckhohn y al doctor Nathan Leites, miembros de la Oficina de Información de Guerra en la época en que yo trabajaba sobre el Japón y quienes me ayudaron de diversas maneras; al profesor Conrad Arensberg, a la doctora Margaret Mead, a Gregory Bateson y a E. H. Norman. Les estoy muy agradecida por sus sugerencias y ayuda.

RUTH BENEDICT