LA LEYENDA:

Una vez, en el cruce de Nilhalla, había una anciana tonta que tenía tantas niñas que las mantenía en una madriguera subterránea como si fueran conejos o ratones. Nadie sabía que las niñas se encontraban allí, ni siquiera lo sospechaban, ya que la mujer era más fea que la primavera temprana y dos veces más tempestuosa.

Un día la anciana murió. De una enfermedad, dijeron algunos; de pura mezquindad, dijeron otros. Cuando los centinelas fueron en busca de su cuerpo para el funeral, hallaron la entrada de la madriguera y alzaron la gran puerta de madera que la ocultaba.

Treinta y siete niñas famélicas de todas las edades salieron de dentro, pero habían vivido tanto tiempo bajo la tierra, como animales, que estaban todas ciegas. Y sus largos cabellos desgreñados se habían tornado blancos. Desde entonces, el cruce de Nilhalla ha sido conocido como el Hogar de las Niñas Blancas.

Ésta es una historia verdadera. Fue contada por Salla Wilmasdarter, cuyo bisabuelo había sido centinela en el cruce hacia la época en que fue descubierta la madriguera.