Notas
[1] Por desgracia, los libros en que Polibio narró la Tercera Guerra Púnica se han perdido, y apenas conservamos fragmentos. Tenemos que conformarnos con Diodoro, con textos sueltos de Livio, Plutarco y otros autores y, sobre todo, con Apiano, cuya narración de esta guerra se basa fundamentalmente en Polibio, un historiador de mucha más calidad.<<
[2] War and Imperialism in Republican Rome, p. 238. Hay edición española, pero esta es mi propia traducción sobre el original en inglés.<<
[3] Existen incoherencias en el texto de Apiano que hacen pensar que quizá Serviliano se encontraba en Roma y que fue un legado suyo, posiblemente Máximo Emiliano, quien sufrió la derrota y aceptó la rendición.<<
[4] Las bellas artes que implican un trabajo manual no gozaban ni de lejos del prestigio que tienen ahora. Un noble podía dedicarse a la literatura, pero pintar, esculpir o incluso tener demasiada habilidad tocando un instrumento musical eran actividades propias de gentes de baja condición. En el caso de un rey, como este Átalo o como el padre de la célebre Cleopatra, que se enorgullecía de su virtuosismo con la flauta, se atribuían estas conductas a una extravagancia exagerada o directamente a un trastorno mental.<<
[5] ¿Qué viene antes, la oferta o la demanda? Esto dice Estrabón sobre el asunto: «Causa de ello es que los romanos, que se hicieron ricos tras la destrucción de Cartago y de Corinto, usaban muchos esclavos y los piratas, percatándose de la facilidad de la ganancia, florecieron en masa dedicándose ellos mismos a la piratería y además comerciando con los esclavos» (Geografía, 14.5.2). Así que era la economía romana la que fomentaba la piratería que luego se convirtió en una amenaza para esa misma economía, en un círculo que, con toda justicia, puede calificarse de vicioso.<<
[6] Hay una historia parecida que habla de dos serpientes y un sacrificio, relacionada con otro Tiberio Sempronio Graco, tío del marido de Cornelia, que fue cónsul en el año 213. Este tipo de anécdotas corrían como las leyendas urbanas de hoy y cambiaban fácilmente de protagonistas.<<
[7] Lo curioso es que precisamente en esa zona se han realizado prospecciones arqueológicas con resultados sorprendentes: según sus autores, a finales de la República había una gran densidad de población en el sur de Etruria y la mayoría de las propiedades eran granjas de pequeña extensión. ¿Fue errónea o exagerada la percepción de Tiberio durante su viaje? Podría ocurrir. Los humanos tendemos a generalizar con muy pocos datos, sobre todo si lo que vemos nos impacta de forma primaria y emocional. Por supuesto, cabe otra posibilidad: que Tiberio estuviera en lo cierto y los científicos que han hecho las prospecciones se equivoquen. Los datos arqueológicos siempre son muy discutibles. Como señala Keaveney: «Deberíamos tener en cuenta que la arqueología es tan vulnerable al revisionismo como la historia» (The Army in the Roman Revolution, p. 21).<<
[8] La mayoría de los muertos eran jóvenes, a menudo adolescentes, que todavía no se habían casado (los ciudadanos podían ser reclutados a partir de los diecisiete). Los varones romanos solían contraer matrimonio al acercarse a la treintena, cuando la mayoría de ellos ya no tenían, teóricamente, que volver a alistarse. En cuanto a las mujeres, como promedio tenían diez años menos que sus maridos en su primer matrimonio (muchas viudas volvían a casarse).<<
[9] Si la cifra suena exagerada, hay que tener en cuenta que las nubes de langostas pueden llegar a tener un tamaño que resulta casi inconcebible. La mayor nube atestiguada en tiempos históricos sobrevoló Nebraska en 1875. Según varios testigos, tardó cinco días en pasar, por lo que se calcula que medía casi tres mil kilómetros de longitud y que superaba los veintisiete millones de toneladas. Con esa biomasa, podemos imaginar cómo dejaría los cultivos que atravesaba.<<
[10] Probablemente el reparto no hizo más que confirmar una división que ya existía en la práctica, pues da la impresión de que Yugurta poseía mucha más influencia entre las tribus situadas en la parte occidental de Numidia. Su campo natural de acción debía de hallarse orientado hacia el oeste: así lo demuestra que se casara con una hija de Boco, rey de Mauritania.<<
[11] Hay que señalar que algunos manuscritos cambian el nominativo singular armatus por un dativo plural armatis, lo que se traduciría por «todos […] los que salieron al paso de los hombres armados [de Yugurta]». Como se ve, a veces la interpretación de un texto puede cambiar por una sola letra.<<
[12] The Crisis of Rome.<<
[13] El comentario de Salustio implica que era algo inusual, y que los ciudadanos que tenían que trabajar para ganarse la vida rara vez participaban en las votaciones, lo que dejaba la política en manos de las clases acomodadas que tenían tiempo libre y recursos y podían permitirse asistir a los comicios. Se trata de una cuestión clave que diferenciaba a Roma de una auténtica democracia como Atenas, donde los ciudadanos que asistían a las asambleas y tribunales recibían una paga diaria a cuenta del Estado.<<
[14] Hay fuentes que relacionan el nombre de los cimbrios con el de los cimerios, un pueblo de habla indoeuropea que habitaba al norte del mar Negro y que, expulsado por los escitas en el siglo VIII, emigró a Asia Menor y poco después desapareció de los registros históricos. Convertir la doble m del griego Kimmérioi en la br de Kímbroi no sería un cambio fonético imposible. Cfr. una evolución similar desde el latín al español: hominem > homne > homre > hombre, o feminam > femna > femra > hembra. Por lo demás, no hay apenas pruebas que relacionen a cimbrios y cimerios. Como me imagino que a muchos lectores el nombre «cimerio» les evocará a Conan el Bárbaro, recordaré aquí que su creador, Robert E. Howard, utilizó para su geografía imaginaria nombres de procedencias y épocas variadas que a él le sonaban exóticos; lo cual no deja de resultar gracioso para nosotros considerando que uno de los topónimos que eligió fue el de Zamora.<<
[15] Todo este relato es muy conjetural, pues las fuentes sobre la batalla son confusas y contradictorias.<<
[16] «La evolución de la panoplia y de las tácticas galas», en Desperta Ferro, 2, 2.ª edición, p. 23.<<
[17] En cuanto a los tigurinos, que no habían llegado a entrar en combate, al conocer el destino de sus aliados cimbrios regresaron prudentemente a sus tierras de Helvecia. No volverían a enfrentarse contra los romanos hasta el año 58, cuando César los combatió.<<
[18] Es posible que esta ley se presentara no en 103 sino en el año 100, durante el segundo tribunado de Saturnino. En tal caso, podríamos pensar que Cepión hijo actuó contra Saturnino por venganza, y no al contrario. Por otra parte, es curioso cómo denomina Cicerón a esos seguidores armados de Cepión: viris bonis, «hombres buenos», esto es, miembros de la aristocracia. El otro término que usaban para referirse a sí mismos, optimates, «los mejores», es prácticamente una traducción del áristoi que usaba la élite griega.<<
[19] Y también, obviamente, entre los dueños anteriores de esas tierras, que se habían visto obligados a abandonarlas por la invasión de los cimbrios.<<
[20] En época imperial, varios médicos aseguraban conocer la fórmula secreta del mitridato, hasta el punto de que Juvenal satirizó sobre el tema: «Tu larga senectud de ciervo empieza a torturar a tu joven hijo. Ya estás tardando en buscar a Arquígenes para comprarle la fórmula que compuso Mitrídates. Si quieres recoger otros higos y acariciar otras rosas, has de tener el medicamento que tanto los padres como los reyes deben beber antes de las comidas» (14.250 y ss.). Autores como Celso o Galeno ofrecían fórmulas que incluían decenas de ingredientes con los que se preparaban píldoras del tamaño de una almendra que después se tomaban con vino.<<
[21] Llamado así por las Vísperas sicilianas, una matanza de franceses que se produjo el 30 de marzo de 1282 en la isla de Sicilia. También aquí fue la población la que actuó contra quienes consideraba ocupadores, pero la diferencia es que solo —entre comillas— murieron tres mil franceses.<<
[22] Para este relato de la batalla he reunido los testimonios de Apiano y Plutarco con informaciones aisladas que brinda Frontino. Hay autores que atribuyen la historia de los carros y las estacas a la batalla de Queronea. Sin embargo, considerando las operaciones de caballería que se desarrollaron allí de un extremo a otro del campo de batalla, no creo que este estuviera delimitado por zanjas como en Orcómeno.<<
[23] En cualquier caso, nunca se vio a tantos legionarios combatiendo unidos en un solo escenario y como un único ejército. La dificultad para estos ejércitos gigantescos que a menudo aparecen en las fuentes antiguas no consistía tanto en conseguir suficientes hombres como en mantenerlos en el mismo sitio. Los problemas eran de índole práctica, como encontrar lugares con suficiente agua potable y establecer líneas de suministro para tantos soldados y animales de carga. También había que tener en cuenta las condiciones sanitarias, pues a mayor aglomeración de hombres y bestias más posibilidades había de que se propagaran epidemias.<<
[24] Norbano, Escipión, Mario el Joven y Carbón. El único de ellos que se salvó fue Escipión, exiliado en Masalia. Seguramente Sila no se empeñó en perseguirlo porque había estado a punto de llegar a un acuerdo con él durante la guerra.<<
[25] Hay que añadir que sobre esta historia existen dudas, ya que la fuente principal es Cicerón, enemigo mortal de Catilina. En la obra de Salustio La conjuración de Catilina, donde no se dice ni una cosa buena del personaje, no se mencionan sin embargo estos crímenes.<<
[26] No ocurrió lo mismo en el Samnio, pero por otra razón: aquellos parajes montañosos eran más apropiados para la ganadería que para la agricultura. Sila deseaba convertir a sus veteranos en campesinos sedentarios, no en pastores nómadas con su tendencia ancestral a bajar de los montes para saquear a sus vecinos de las llanuras.<<
[27] Las excavaciones en Valencia han proporcionado pruebas del brutal tratamiento al que sometían los romanos a las poblaciones conquistadas. Entre ruinas quemadas que se corresponden a la toma de la ciudad por Pompeyo, se han encontrado restos humanos con señales de haber sido torturados. Un cadáver, por ejemplo, tenía las piernas cercenadas y un pilum que le habían introducido por el recto.<<
[28] «Un hombre muerto era visto por los romanos como una sombra desprovista de su sustancia, un “vacío”. Era mediante el derramamiento de sangre humana, el mismísimo fluido de la vida, como se propiciaba a los muertos devolviéndoles una realidad transitoria». Alan Baker, The Gladiator, p. 13.<<
[29] Algunos editores del texto griego cambian eutukhès, «buena suerte», por atukhès, que significa lo contrario, corrección que probablemente se debe a que conocen el desenlace de la historia.<<
[30] Sobre cómo llevó a cabo la medida Craso existen discrepancias entre Plutarco y Apiano, las dos fuentes principales.<<
[31] Lo que está claro es que el mismo César no nació de esta manera. La cesárea solo se llevaba a cabo cuando la mujer parturienta estaba muerta o se esperaba que no sobreviviera. Se cuenta que Escipión Africano nació de este modo. Pero en el caso de César sería imposible, puesto que su madre vivió cuarenta y seis años después de dar a luz a su hijo.<<
[32] Esta es la teoría más extendida, aunque justo es decir que algunos autores hacen nacer a César en el 101 o el 102.<<
[33] El nombre de Júpiter provenía de una raíz indoeuropea con tres vocalismos posibles, *Dieu-/Diou-/Diu-, que en cada idioma dieron resultados fonéticos muy distintos. Por ejemplo, en griego *Dieu-s se convirtió en Zeus, pero el acusativo era Dia. En latín, la forma de dirigirse a él como padre, *(D)Iús-pater, evolucionó a Iuppiter, que ha dado nuestro Júpiter. Aunque probablemente los romanos no eran conscientes de la etimología, el adjetivo dialis deriva de esta raíz. Curiosamente, es posible que el término flamen, «sacerdote», tenga el mismo origen que el sánscrito brahman.<<
[34] Nam Caesari multos Marios inesse: literalmente, «pues en César hay muchos Marios».<<
[35] La conjuración de Catilina, 25.<<
[36] Sobre esto hay discusiones entre los estudiosos, ya que teóricamente había que tener cuarenta y dos años para presentarse a cónsul, mientras que César lo hizo con cuarenta. Algunos opinan que los patricios como César gozaban de dispensa para hacerlo dos años antes y otros que en realidad no nació en el año 100, sino en el 102. Personalmente, me inclino por la primera postura.<<
[37] Por supuesto, hay muchas discusiones sobre el aquitano y el origen del vasco. Al faltar documentos escritos, la principal prueba a la que recurren los expertos es la toponimia. Los lectores interesados pueden consultar Vascos, celtas e indoeuropeos. Genes y lenguas, de Fco. Villar y Blanca Prosper, especialmente a partir de la página 512.<<
[38] La guerra de las Galias, 2.19-28.<<
[39] Aunque era de familia patricia, Clodio se pudo presentar gracias a que en el año 59 se había hecho adoptar por un plebeyo llamado Publio Fonteyo que, curiosamente, era más joven que él. Fue una especie de farsa bendecida por César y Pompeyo como pontifex maximus y augur, respectivamente. Clodio debería haber tomado el nombre de su «padre» adoptivo, pero lo único que hizo fue cambiar su propio apellido, Claudio, por otra forma más popular y propia del latín coloquial, monoptongando el diptongo au en la o de Clodio.<<
[40] En Roma no existió nada parecido a una fuerza de policía hasta los vigiles de época imperial. El orden público era responsabilidad de tres magistrados de rango inferior a los cuestores, los tresviri capitales, a los que por la noche sustituían los quinqueviri cis Tiberim, «los cinco hombres a este lado del Tíber». Pero apenas disponían de medios para imponer su autoridad. El orden se mantenía, en general, por la ayuda mutua entre los ciudadanos y gracias a los grupos de clientes de la élite. Sin embargo, a veces dichos grupos no se movilizaban para evitar la violencia, sino para ejercerla, como ocurrió en el asesinato de Cayo Graco. Normalmente, existía mucha más violencia en la sociedad romana (como en cualquier sociedad del pasado) que en la nuestra. Para la percepción errónea que tenemos de nuestra época como especialmente violenta, recomiendo vivamente leer Los ángeles que llevamos dentro o La tabla rasa, ambas escritas por el psicólogo cognitivo Steven Pinker.<<
[41] Sobre el poco valor económico que se le concedía a Britania, es reveladora esta carta de Cicerón escrita a su amigo Ático en la época en que se llevaba mejor con César: «Se espera el resultado de la guerra en Britania. Se sabe que los accesos a dicha isla están amurallados por asombrosos acantilados. También se sabe que en esa isla no hay una sola pepita de plata ni esperanza alguna de botín salvo esclavos; ¡y ninguno de estos, como te puedes imaginar, será experto en literatura o en música!» (lo que los haría más valiosos en el mercado). (Ad Att., 4.16).<<
[42] Dión Casio añade que el mensaje estaba cifrado (40.9), sustituyendo cada letra por la que iba tres puestos por delante en el alfabeto —por ejemplo, escribiendo deltas en lugar de alfas—. Según Suetonio en su biografía de César (56.6), este solía recurrir al mismo procedimiento cuando quería comunicar un mensaje secreto. Sospecho, sin embargo, que César cambiaría de clave de vez en cuando.<<
[43] El mismo Casio que luego colaboraría con Bruto en los idus de marzo.<<
[44] Curiosamente, mientras todo esto ocurría, esas mismas calles se veían más espléndidas que nunca. Sobre todo en la zona del Foro y del Campo de Marte, gracias a las fastuosas obras públicas pagadas con los botines de guerra de Pompeyo y César, que incluso en esto rivalizaban; todavía de forma amistosa, cierto es.<<
[45] En ocasiones, algunas legiones avanzaban sin apenas impedimenta, con raciones para dos o tres días que cargaban ellos mismos, pero sabiendo siempre que por detrás venía el convoy de suministros protegido por unidades de reserva.<<
[46] Al principio del libro octavo, Hircio afirma: «Todos saben con qué perfección y estilo están escritos [los Comentarios], pero nosotros sabemos además con cuánta rapidez y soltura lo hizo. César poseía no solo facilidad y elegancia para escribir, sino también auténtica habilidad para explicar sus planes». Un comentario que no puedo sino suscribir, mientras hago votos por que se vuelva a traducir a César en los institutos.<<
[47] Según Veleyo Patérculo (2.47.1), los muertos en sus campañas fueron cuatrocientos mil. Plinio, en cambio, habla de casi un millón doscientos mil (7.92). La cifra de Veleyo parece más verosímil, aunque eso no quiere decir que la obtuviera de una fuente fiable.<<
[48] Las sesiones a las que asistía Pompeyo se celebraban fuera del recinto sagrado del pomerio, ya que él, como procónsul, no podía traspasarlo.<<
[49] Según Suetonio, Iacta alea est, «Los dados han sido arrojados» (César, 32), aunque suele citarse en otro orden, Alea iacta est.<<
[50] También podía haberlo leído en Heródoto, que contaba cómo se utilizaban esas embarcaciones en el Éufrates: eran tan redondas como un escudo y fabricadas con cuadernas de madera de sauce recubiertas de pieles bien tensas y rellenas de paja. Con ellas bajaban a Babilonia, manejándolas entre dos hombres y llevando a un asno de pasajero. Allí vendían la carga que transportaban, la paja y las cuadernas, y después regresaban a pie a su país con las pieles a lomos del asno.<<
[51] En este caso, César solo habla de los ciento veinte impactos. El relato de la aristeia, el momento de furor guerrero de Esceva, aparece en Valerio Máximo y más hiperbólico en la Farsalia de Lucano.<<
[52] Aquí hay que aclarar posibles ambigüedades. Cuando se dice que las legiones romanas solían formar en triplex acies o línea triple, no implica que esas líneas fueran hileras con un solo hombre de fondo. En realidad, cada acies o línea, que estaba compuesta por varias cohortes, podía tener entre cuatro y diez filas de profundidad.<<
[53] «The Civil War», en The Ancient Cambridge History, volumen 7, parte 2, edición de 1927.<<
[54] La antigua Alejandría es una ciudad prácticamente perdida por los terremotos, la destrucción causada por el hombre y la subida del nivel del mar en aquella zona. No se sabe exactamente dónde se hallaban ni cómo eran exactamente muchos edificios importantes, como los palacios reales, la Biblioteca o la tumba de Alejandro. Del Faro apenas quedan restos y ni siquiera hay consenso sobre si estaba construido al extremo de la isla de Faros o en un islote muy cercano, que es la hipótesis que utilizo en el texto. Sin embargo, poco a poco, gracias sobre todo a la arqueología submarina, se va conociendo más sobre Alejandría, y es posible que en el futuro se puedan precisar más detalles.<<
[55] Auletes tuvo otra hija mayor que Cleopatra, llamada Berenice; pero él mismo la hizo ejecutar por intentar usurparle el trono durante su exilio. Por lo visto, nacer en la familia real de Alejandría tenía más peligro que atravesar la Suburra a medianoche.<<
[56] Para informarse más sobre las cisternas de Alejandría y ver fotografías de estas auténticas «catedrales subterráneas», como han sido definidas, recomiendo visitar la página http://www.touregypt.net/featurestories/alexandriacisterns.htm.<<
[57] En Roma victoriosa, hablando de la batalla del lago Trasimeno, escribí sobre los legionarios que sufrieron la emboscada de Aníbal: «Pero quienes tenían armas más pesadas se hundían y se ahogaban». No he llegado a hacer la prueba de nadar con una cota de malla, pero pensando sobre esa cuestión me di cuenta de que uno no tiene por qué hundirse automáticamente como un plomo, aunque evidentemente nadar con diez o quince kilos de peso extra debe de ser mucho más difícil. De hecho, muchos buceadores utilizan trajes enteros de cota de malla para protegerse de los mordiscos de los tiburones. Mi conclusión es que en trechos cortos un buen nadador podría salvarse.<<
[58] Richard Billows, Julio César. El coloso de Roma, p. 367.<<
[59] Una excepción fue el erudito Varrón, acaso por el respeto intelectual que César sentía por él.<<
[60] A algunos ciudadanos les molestó que mientras los gladiadores combatían César se dedicara a leer y contestar correspondencia, pues lo interpretaban como una muestra de altivez. Esta anécdota, transmitida por Suetonio, da lugar a un jugoso diálogo entre Augusto y Livia en la magnífica serie Yo, Claudio.<<