HERMANN HESSE
EL JUEGO DE LOS ABALORIOS
Cuando emprendí el estudio del alemán, hacia 1917, descubrí en la antología de Benzmann un breve poema de Hermann Hesse. Un viajero pasa una noche en una posada. En la posada hay una fuente. El viajero se va al otro día y piensa que el agua seguirá corriendo cuando él haya partido y que la recordará en tierras lejanas. Yo recuerdo ahora en Buenos Aires aquella breve pieza de Hesse. Después vendrían sus libros.
Hermann Hesse nació en Württemberg en 1877. Sus padres habían predicado en la India la doctrina pietista. Hesse fue sucesivamente mecánico, librero y anticuario. Repitió, como tantos otros jóvenes, el monólogo dubitativo de Hamlet y estuvo a punto de quitarse la vida. En 1899 publicó su primer libro de versos; en 1904 el relato Peter Camenzind, de carácter autobiográfico. Contemporáneo del realismo, del simbolismo y del expresionismo, no se afilió a ninguna de esas escuelas. Buena parte de su obra corresponde a lo que en alemán se llama Bildungsroman, novelas cuyo tema central es la formación de un espíritu. En 1911 viajó a la India; mejor dicho, volvió, ya que tantas veces había pensado en aquel país. En 1912 fijó su residencia en Suiza, en el cantón de Berna. Durante la guerra fue pacifista, como Romain Rolland y Russell. Ayudó física y moralmente a los prisioneros alemanes internados en la Confederación. El relato El último verano de Klingsor data de 1919; Siddharta, de 1921; El lobo estepario, de 1926. Tres años antes, Hesse ya había adoptado la ciudadanía suiza. Murió en Montagnola, cerca de la ciudad de Lugano, en 1962.
De los muchos volúmenes de Hesse, El juego de los abalorios (Das Glasperlenspil) es el más ambicioso y el más extenso. La crítica ha observado que el juego que da nombre a sus páginas no es otra cosa que una larga metáfora del arte de la música. Es evidente que el autor no ha imaginado bien ese juego; si lo hubiera hecho, quienes leen la novela se habrían interesado más en él que en las palabras y ansiedades de los protagonistas y en el vasto ambiente que los rodea.