ARTHUR MACHEN
LOS TRES IMPOSTORES
A principios de lo que un historiador holandés llamó, indefinidamente, la Edad Moderna, cundió por toda Europa el nombre de un libro, De tribus impostoribus, cuyos protagonistas eran Moisés, Jesucristo y Mahoma, y que las alarmadas autoridades querían descubrir y destruir. Nunca dieron con él, por la suficiente razón de que no existía. Ese libro quimérico ejerció un influjo considerable, ya que su virtud residía en el nombre y en lo que involucraba ese nombre, no en las ausentes páginas.
Como aquel otro escándalo, este libro se llama Los tres impostores. Arthur Machen lo escribió a la sombra de Stevenson, en un estilo que parece fluir, digno de su declarado maestro. La acción transcurre en aquel Londres de posibilidades mágicas y terribles que por primera vez nos fue revelado en las New Arabian Nights y que Chesterton exploraría mucho después en las crónicas del Padre Brown. El hecho de saber que los relatos de los tres personajes son imposturas no disminuye el buen horror que sus fábulas comunican. Por lo demás toda ficción es una impostura; lo que importa es sentir que ha sido soñada sinceramente. En otros libros —The House of Souls, The Shinning Pyramid, Things Near and Far— sospechamos que Machen no cree del todo en lo que nos cuenta; no así en las páginas que siguen en el melancólico The Hill of Dreams. En casi todas ellas, como en ciertos textos y en el Quijote, hay sueños adentro de sueños, que forman un juego de espejos. A veces condesciende al aquelarre; la corrupción del espíritu se manifiesta por la corrupción de la carne. Machen inventó la leyenda de los Ángeles de Mons, que en cierto duro trance de la Primera Guerra Mundial salvaron a las fuerzas británicas. Esa leyenda es ahora parte de la mitología popular y anda en boca de gente humilde que nada sabe de él. Perdurar más allá de su mero nombre le hubiera complacido.
Tradujo del francés los doce tomos de las no siempre verídicas y no siempre licenciosas Memorias del veneciano Casanova.
Arthur Machen (1863-1947) nació en las serranías de Gales, fuente de la matière de Bretagne, que pobló de sueños la tierra.
Las literaturas encierran breves y casi secretas obras maestras; Los tres impostores es una de ellas.