88
88
—Che, pero si movés así la pierna te voy a clavar la aguja en las costillas —dijo Traveler.
—Seguime contando eso del colorado del amarillo —dijo Oliveira—. Con los ojos tapados es como un calidoscopio.
—El colorado del amarillo —dijo Traveler, frotándole el muslo con un algodón—, está a cargo de la corporación nacional de agentes comisionados en las especies correspondientes.
—Animales de pelaje amarillo, vegetales de flor amarilla y minerales de aspecto amarillo —recitó obedientemente Oliveira—. ¿Por qué no? Al fin y al cabo aquí el jueves es el día de moda, el domingo no se trabaja, las metamorfosis entre la mañana y la tarde del sábado son extraordinarias, y la gente tan tranquila. Me estás haciendo doler que da miedo. ¿Es algún metal de aspecto amarillo, o qué?
—Agua destilada —dijo Traveler—. Para que te creas que es morfina. Tenés mucha razón, el mundo de Ceferino sólo les puede parecer raro a los tipos que creen en sus instituciones con prescindencia de las ajenas. Si se piensa en todo lo que cambia apenas dejás el cordón de la vereda y das tres pasos en la calzada…
—Como pasar del colorado del amarillo al colorado del pampa —dijo Oliveira—. Esto da un poco de sueño, che.
—El agua es soporífera. Si fuera por mí te hubiera inyectado nebiolo y estarías lo más despierto.
—Explicame una cosa antes de que me duerma.
—Dudo de que te duermas, pero dale no más.