10

Así fue el bautizo del hijo de Negro Massu. Complicado y difícil, lleno de problemas, pero a todos encontraron solución, primero Galo Doido, hombre de mucha sabiduría, luego madre Doninha y, por fin, el propio Ogum.

La fiesta fue de las mayores, en casa del negro y en toda Bahia.

En cualquier lugar donde hubiera una hija de Ogum hubo danzas aquel día hasta la madrugada. Sólo en plaza del Pelourinho, cuando salía de la iglesia, Galo Doido reconoció más de cincuenta Ogum danzando victoriosos. Sin hablar de otros orixás. Todos habían bajado, sin excepción, para festejar el bautizo del hijo de Massu y Benedita.

Escondido en el altar de san Benedito, Exu aún estuvo riéndose un buen rato recordando sus tropelías. Después se quedó dormido, y durmiendo parecía un niño igual que los demás. Quien lo viera así, no imaginaría jamás que aquél era Exu de los caminos, el orixá del movimiento, tan revoltoso y travieso que hay quien le confunde con el diablo.

Así es pues como Negro Massu se hizo de compadre de Ogum, y obtuvo gran prestigio e importancia. Pero él continuó siendo el mismo de siempre, el buen negro, ahora con su abuela centenaria y su pequeño.

Mucha gente invitó después de este suceso a diversos orixás para que fuesen padrinos o madrinas de sus hijos. Oxalá, Xangô, Oxóssi, Omolu son muy solicitados para padrinos. Iemanjá, Oxum, Iansã, Euá lo son para madrinas, y Oxumaré, que es al mismo tiempo macho y hembra, para una y otra cosa. Pero hasta ahora ningún orixá ha aceptado, tal vez por miedo a las travesuras de Exu. Compadre de orixá sólo hay uno: Negro Massu, compadre de Ogum.