I
La forma más habitual de explicarlo era recurriendo a una analogía. Así era como se te presentaba la idea cuando eras niño. Imagina que estás viajando por el espacio y llegas a un planeta muy grande y casi perfectamente plano en el que viven unas criaturas compuestas por una capa de átomos: en la práctica, bidimensionales. Estas criaturas nacerían, vivirían y morirían igual que nosotros y podrían muy bien poseer auténtica inteligencia. Inicialmente no conocerían ni podrían asimilar la idea de la tercera dimensión pero serían capaces de vivir sin problemas en sus dos dimensiones. Para ellas, una línea sería como un muro (o, vista desde un extremo, parecería un punto). Un círculo completo sería como una habitación cerrada.
Puede que, si fueran capaces de construir máquinas que les permitieran viajar a grandes velocidades por la superficie de su planeta –que para ellos sería su universo– pudieran dar la vuelta al planeta y regresar al punto del que habían partido. Pero lo más probable es que la posibilidad se presentara primero en la teoría. En cualquiera de los casos, llegarían a la conclusión de que su universo era tanto cerrado como curvo y que existía una tercera dimensión a la que ellos no tenían acceso. Como estaban familiarizados con la idea del círculo, probablemente bautizaran la forma de este nuevo universo como "hipercírculo" en vez de inventar una nueva palabra. La gente del mundo tridimensional, por supuesto, lo llamaría esfera.
La situación era similar para quienes vivían en tres dimensiones. En un momento dado, toda civilización que estuviera dando los primeros pasos de un desarrollo avanzado descubría que si emprendías un viaje por el espacio en una línea aparentemente recta, pasado algún tiempo acababas por regresar al punto de partida porque tu universo tridimensional era en realidad tetradimensional. Como la gente estaba familiarizada con la idea de la esfera, tendía a bautizar su forma como hiperesfera.
Normalmente, hacia el mismo punto en el desarrollo de una sociedad, se llegaba a la conclusión de que –a diferencia del planeta en el que vivían las criaturas bidimensionales:– el espacio no estaba solo curvado en forma de hiperesfera sino que también estaba en expansión, incrementando gradualmente su tamaño como una pompa de jabón al otro extremo de una pajita en la que alguien estuviera soplando. A un ser tetradimensional situado a una distancia suficiente, las galaxias tridimensionales le parecerían diminutos diseños impresos en la superficie de aquella esfera en expansión, generalmente alejándose unas de otras a causa de la expansión general de la hiperesfera pero –al igual que los cambiantes remolinos y espirales de color que se veían en la pompa de jabón– capaces de deslizarse y moverse por esa superficie.
Por supuesto, en la hiperesfera tetradimensional no había equivalente a la pajita ni nadie que soplara desde el exterior. La hiperesfera se expandía por sí sola, como una explosión tetradimensional, lo que conducía a la idea de que una vez no había sido más que un punto, una diminuta semilla que había hecho explosión. La detonación había creado –o al menos producido– la materia y la energía, el tiempo y las mismas leyes físicas. Más tarde –tras enfriarse, fundirse, cambiar por espacio de períodos inimaginablemente largos y experimentar una inmensa expansión– había dado a luz al universo frío, ordenado y tridimensional que la gente podía ver a su alrededor.
En algún momento del progreso de una sociedad tecnológicamente avanzada, en ocasiones tras haber alcanzado alguna clase de éxito limitado en el acceso al hiperespacio y, más habitualmente después de algún avance teórico, se llegaba a la conclusión de que la esfera no era la única que existía. El universo en expansión se encontraba en el interior de otro más grande, que a su vez estaba completamente sumergido en una burbuja de espacio-tiempo de un diámetro aún mayor. Lo mismo se aplicaba al universo sobre/en el que te encontrabas: había universos más pequeños y jóvenes en su interior, plegados como las capas de un envoltorio de papel alrededor de un regalo esférico.
Había más; complicaciones en siete y más dimensiones que implicaban la existencia de un torus gigante en el que el universo tridimensional podía describirse como un círculo, contenido y continente de otros torus, meta-realidades que alojaban poblaciones enteras... pero por lo general se consideraba que las complicaciones de los universos múltiples, concéntricos y secuenciales eran suficientes por el momento.
Lo que todo el mundo quería saber era si existía alguna forma de viajar de un universo a otro. Entre dos universos cualesquiera había algo más que hiperespacio vacío: había una cosa llamada red de energía. Era muy útil –sus hebras sueltas podían usarse para impulsar las naves y también se habían utilizado como arma– pero también era un obstáculo que –según todo lo que se sabía hasta la fecha– se había mostrado inaccesible a la investigación inteligente. Parecía que determinados agujeros negros estaban ligados a la red y, por consiguiente, puede que lo estuvieran al universo que se extendía más allá, pero nadie había logrado nunca llegar intacto hasta uno de ellos ni había reaparecido en forma reconocible alguna. También existían agujeros blancos: fuentes violentamente furiosas que arrojaban al universo torrentes de energía con la potencia de un millón de estrellas y que parecían también conectados a la red... pero jamás se había captado cuerpo, nave, o información alguna que brotara de sus tumultuosas bocas; ni el equivalente a una bacteria aerobia, ni una sola palabra, ninguna lengua, solo aquel caudal incoherente de energías en cascada y partículas supercargadas.
El sueño que albergaba cada Involucionado, el sueño al que se aferraban casi todas las civilizaciones tecnológicamente avanzadas con fervor casi religioso, era el de que un día sería posible viajar de un universo a otro, atravesar una de aquellas burbujas en expansión para –aparte de todo lo demás– no tener que sufrir nunca el destino final del propio universo. Alcanzar lo que sin duda sería la Sublimación, la auténtica Trascendencia, consumar la definitiva Superación y hacerse con el poder definitivo.
La Unidad General de Contacto de clase Río Destino susceptible de cambio se había detenido en el espacio. Localmente, tomando la Excesión como punto de referencia, estaba estacionaria. La Excesión estaba igualmente estática, tomando como punto de referencia la estrella Esperi. La entidad se encontraba allí, a pocos minutos luz de distancia, un punto sin rasgos distintivos en el tejido del espacio real, con una solitaria hebra de aspecto igualmente monótona conectada con la capa inferior de la red energética... y una segunda unida a la capa superior.
La Excesión estaba haciendo exactamente lo mismo que llevaba haciendo las últimas dos semanas: nada. La Destino susceptible de cambio había llevado a cabo todas las mediciones iniciales y los exámenes preliminares de la entidad pero había recibido la encarecida recomendación de no ir más allá. No debía iniciar contactos directos, ni siquiera por medio de drones, naves menores o sondas. En teoría, podía desobedecer si quería. La nave era su propia dueña. Podía tomar sus propias decisiones... pero en la práctica tenía que seguir el consejo de aquellos que, si no sabían más que ella, eran al menos más sabios.
Responsabilidad colectiva. También conocida como compartir las culpas.
Así que lo único que había hecho después del primer y excitante momento, cuando había sido el centro de atención y todos habían querido saber lo que podía decirles de la cosa que había encontrado, había sido permanecer allí, todavía en el centro de los acontecimientos pero sintiéndose, sin saber muy bien por qué, un poco ignorada.
Informes. Redactaba informes. Hacía tiempo que había dejado de intentar que parecieran diferentes u originales.
La nave se aburría. Y era también consciente de la existencia de una corriente subterránea y continua de miedo. Una emoción real que le provocaba, según el momento y su estado de ánimo, fastidio, vergüenza o indiferencia.
Esperaba. Observaba. Más allá de ella, a su alrededor, la mayor parte de su pequeña flota de módulos y satélites, algunos de sus más capaces drones y gran variedad de artefactos especializados que había construido específicamente para el caso, flotaban también, esperando y observando. En el interior de la nave, la tripulación humana discutía la situación, examinaba los datos que recibían a través de sus sensores y de la pequeña nube de máquinas dispersas que la rodeaban. La nave pasaba parte de su tiempo organizando juegos para entretener a los humanos. Y mientras tanto seguía vigilando la Excesión y el espacio circundante, esperando a que apareciera la primera de las otras naves.
Dieciséis días después de que la nave de la Cultura hubiera tropezado con la Excesión y seis días después de que el descubrimiento se hubiera hecho público, apareció la primera nave y su presencia se manifestó en el sistema sensorial principal de la Destino susceptible de cambio. La UGC ascendió un peldaño en su estado de preparación, envió un informe sobre lo que estaba ocurriendo a la Gradiente ético y la No se inventó aquí, clavó el escáner de rastros a la señal que se le acercaba, inició una reconfiguración experimental de sus plataformas de sensores remotos y empezó a acercarse al recién llegado, rodeando el perímetro de seguridad de la Excesión a una velocidad que confiaba fuera un apropiado intermedio entre una parsimonia educada y una urgencia alarmada. Envió una señal interrogativa estándar a la otra nave.
La embarcación era la Consejo sobrio, una Exploradora de la Quinta Flota del Clan de los Observadores de las Estrellas del Elenco Zetético. La Destino susceptible de cambio respiró aliviada. El Elenco era un amigo.
Completadas las identificaciones, las dos naves se encontraron, localmente estacionarias y a unas decenas de kilómetros, junto al perímetro de seguridad que había establecido la nave de la Cultura alrededor de la Excesión.
~ Bienvenida.
~ Gracias... Santo estatismo. ¿Está esa cosa ligada a la red o me engañan mis sensores?
~ Si tus sensores están engañándote, los míos están haciendo lo mismo conmigo. Impresionante, ¿no? Uno se acostumbra bastante cuando lleva una semana o dos sentado observándolo, puedes creerme. Confío en que estés aquí solo para observar. Es lo que yo estoy haciendo.
~ ¿Esperando a la caballería?
~ Eso es.
~ ¿Cuándo llegarán?
~ Eso es información restringida. ¿Me prometes que esto no saldrá del Elenco?
~ Prometido.
~ Un VS Medio llega dentro de doce días. El primer Vehículo General de Sistemas, dentro de catorce, luego uno cada pocos días durante una semana, después uno al día y luego varios al día, para cuando calculo que empezarán a presentarse algunos de los otros Involucionados. No me preguntes lo que los VGS considerarán el quorum necesario para actuar. ¿Y vosotros?
~ ¿Podemos hablar extraoficialmente, y entre nosotros?
~ Muy bien.
~ Otra de nuestras naves se dirige aquí, pero se encuentra todavía a dos días de distancia. El resto de la flota está indeciso, pero han dejado de alejarse. Perdimos una nave por esta zona, La paz trae plenitud.
~ Ah. ¿De veras? ¿Y cuándo fue eso, aproximadamente?
~ En algún momento entre 28.789 y 805.
~ De modo que la información sigue siendo confidencial.
~ Sí, registramos esta zona lo mejor que pudimos durante dos semanas pero no encontramos nada. ¿Qué te ha traído a ti aquí?
–Una sugerencia de mi VGS natal, la Gradiente ético. En 841. Quería que echase un vistazo en la Nube Superior del Remolino Foliar Superior. No me dio ninguna razón. Topé con esto de camino aquí. Eso es todo lo que sé. –Y la Destino susceptible de cambio pensó fríamente en aquella sugerencia. La zona de la Nube Superior se encontraba muy lejos de allí, pero eso no significaba nada. Lo que importaba era que le habían dado una localización muy precisa y la sutil recomendación de que estuviera atenta por si aparecía algo interesante por el camino. Teniendo en cuenta su posición cuando su VGS natal le hizo la sugerencia, era inevitable que su ruta la llevara cerca de la Excesión... Habían pasado treinta y seis días entre la fecha posible de la desaparición de la nave del Elenco y el momento en que a ella la habían enviado a lo que empezaba a parecer una encerrona... ¿Qué habría ocurrido en ese tiempo? ¿Podía haber informado en secreto a la Cultura alguna nave del Elenco? Pero si ese era el caso, ¿cómo era posible que esta información hubiese resultado tan precisa y una sola nave hubiera topado prácticamente de frente con la maldita Excesión, cuando el Elenco había pasado allí dos semanas con las siete octavas partes de una flota entera sin encontrar nada?– Si quieres, puedes preguntarle a la Gradiente ético qué la indujo a hacer aquella sugerencia.
~ Gracias.
~ De nada.
~ Me gustaría tratar de contactar con la Excesión. Puede que nuestro camarada haya desaparecido aquí. Como mínimo, podría tener información. Y como máximo, por lo que sabemos, nuestra nave podría seguir allí. Estoy pensando en hablar con ella, y puede que en enviar una nave dron si no responde.
~ Es una locura. Esa cosa está unida a las redes, en ambas direcciones. ¿Sabes de algo capaz de hacer tal cosa? Yo tampoco. Ni siquiera empezaré a sentirme segura hasta que haya por aquí una flota entera de VGS. Demonios, me he alegrado mucho al verte aparecer. Por fin un poco de compañía, he pensado. Alguien con quien pasar el tiempo mientras continúo con mi solitaria vigilia. ¿Y ahora quieres empezar a dar golpecitos a esa cosa con un palo? ¿Estás loca?
~ No, pero podría haber una nave en apuros ahí dentro. No puedo quedarme aquí sin hacer nada. ¿Has intentado contactar con la entidad?
~ No. Envié una respuesta estándar a su saludo inicial pero... espera un momento. Mira la señal que envió. (Señal adjunta.)
~ Mira eso. ¿Lo ves? ¡Te lo dije! Probablemente fuera una señal de saludo enviada por una fuente del Elenco.
~ Mierda. Sí, lo veo. Bueno, puede que tu camarada encontrara primero la maldita cosa pero de ser así, probablemente hiciera lo mismo que tú estás proponiendo. Y ha desaparecido. Desaparecido. ¿No te das cuenta de lo que eso significa?
~ Tengo la intención de actuar con cautela.
~ Ah-ha. ¿Es que tu camarada era famoso por su descuido?
~ De hecho, no.
~ Ahí tienes.
~ Aprecio tu preocupación. ¿Había alguna señal de disputa en la zona cuando llegaste? ¿Señales de emergencia o de socorro? ¿Eyectables Móviles de Grabación de Sucesos?
~ Encontré esto (análisis/localización de material adjunto) pero si quieres mencionarlo en tu informe, te agradecería que dijeras que has topado con los restos por casualidad.
~ Gracias. Sí, por supuesto... Parece que uno de nuestros pequeños drones se vio atrapado en algo. Hmmm. Es como si... Tiene como un olor subsidiario, ¿no te parece?
~ Es posible. Ya sé a qué te refieres. Algo falla.
~ ¿Seguimos oficialmente?
~ Está bien.
~ Te informo de que tengo la intención de contactar con la entidad.
~ Te suplico que no lo hagas. Déjame que solicite que se te permita participar en la investigación de la Cultura cuando se lleve a cabo. Estoy seguro de que no tendrán inconveniente en entregarte todos los datos relevantes.
~ Lo siento, tengo razones propias para considerar urgente este asunto.
~ ¿Seguimos en privado?
~ De acuerdo.
~ Mis archivos muestran que eres idéntica, en todos los sentidos y a todos los efectos, a La paz trae plenitud.
~ Sí. ¿Y?
~ ¿Es que no lo ves? Mira, si esa cosa ha podido derrotar a tu camarada sin dejar más rastro que un pequeño dron fugado, ¿qué crees que será capaz de hacer ahora que ha tenido la ocasión de estudiar la estructura y el estado mental de tu nave hermana durante al menos sesenta y seis días?
~ Cuento con la ventaja de estar sobre aviso. Y es posible que la entidad no se haya podido apoderar todavía de La paz trae plenitud. La nave podría estar en su interior, bajo asedio. Puede que todas las energías intelectuales de la entidad estén siendo absorbidas por el mantenimiento de ese bloqueo. De ser así, mi intervención podría provocar el levantamiento del asedio y la liberación de mi camarada.
~ Prima, te estás engañando a ti misma. El hecho de que hayas sido alertada sobre el peligro potencial de la entidad no te proporciona más que un mínimo de seguridad adicional. Difícilmente podía estar La paz trae plenitud menos preparada. Aprecio tus sentimientos hacia tu compañera de Flota pero creer que algo capaz de mantenerse unido a con la red-E en ambas direcciones va a tener dificultades para imponerse a una nave con una capacidad como la nuestra es exceder los límites de lo posible. La Excesión no me ha hecho nada, pero es que yo tampoco le he hecho nada a ella. Hemos intercambiado un saludo, nada más. Lo que estás proponiendo podría considerarse una interferencia, e incluso un acto hostil. Yo me he comprometido a observar y no podré ayudarte si te metes en líos. Por favor, por favor, reconsidéralo.
~ Te comprendo. Trataré de establecer comunicación con la entidad pero no recomendaré una aproximación con drones. Tengo que someter la cuestión a mis humanos, por supuesto, pero normalmente se muestran de acuerdo con mis recomendaciones.
~ Por supuesto. Te animo a oponerte con toda vehemencia al envío de cualquier objeto hacia la Excesión, en caso de que la tripulación humana llegara a sugerirlo.
~ Ya veremos lo que dicen. Puede que la cosa se demore. Les gusta discutir.
~ No tomes ninguna decisión precipitada por mi causa.