Reflexión obvia

Del círculo de la Amistad, primera fundación recreativa de la ciudad, al Casino Militar y Mercantil, segunda fundación recreativa y primera cultural de la plaza; del Casino Militar y Mercantil al Tennis Club, tercera fundación recreativa, segunda cultural y primera deportiva de la población; del Tennis Club al Nuevo Club, cuarta fundación recreativa, tercera cultural, segunda deportiva y primera elegante de la urbe. Los empleadillos, las criadas, los obreros especializados y algunas momias del tiempo de la fundación van al Círculo. Los militares y los burgueses al Casino que apelan. Algunos tránsfugas del Casino y los snobs al Tennis Club. Y la crema, la nata, la flor, la sangre gótica y algunos títulos algo desvaídos al Nuevo Club. Y del Nuevo Club se segregan los calaverones nihilistas y dandies, que regresan al Círculo para alternar con la marmota y el chupatintas, con el eléctrico y la momia añorante. Siempre vuelta a empezar.

Así un invierno y otro invierno y otro… Hasta que uno por uno o en grupos, según las circunstancias y las epidemias, todos, al fin, se reúnen en el Círculo, Casino y Club de los Santos Apóstoles, cementerio de la ciudad. Mientras, las contadas u otras vanas ocupaciones.

Y las nubes pasando por las agujas de las torres, pastoreadas del cierzo.

De Los pájaros de Baden-Baden (1965)