CAPÍTULO 21
T21 LA IMAGEN INTERIOR
T21.1
INTRODUCCIÓN
T21.1
1 1 La proyección2495
hace la percepción2496.
² El mundo que ves es lo que tú le diste2497,
nada más que eso. ³ Pero si bien no es más que eso,
tampoco
es menos. 4 Por consiguiente, para
ti,
ciertamente es importante. 5 Es el testimonio de tu estado mental, la imagen
externa
de una condición interna. 6 Tal
como piense el hombre, así percibirá. 7
Por lo tanto, no trates2498 de cambiar el mundo, 8 sino más bien, opta2499
por cambiar cómo piensas acerca de él. 9 La percepción es un resultado, no una
causa. 10 Y por eso, el concepto
de grados de dificultad en los milagros no tiene
significado2500.
¹¹ Todo
lo que se mira a través de la visión se cura2501
y es santo2502.
¹² Nada
que se perciba sin ella tiene significado. ¹³ Y donde no hay
significado, hay caos2503.
T21.1 2 14 La
condenación es tu juicio sobre ti mismo, y eso lo vas a proyectar sobre
el mundo. 15 Míralo como si
estuviese condenado, y lo único que verás es lo que hiciste para herir al
Hijo de Dios. 16 Si lo que ves2504 son desastres y catástrofes, es porque
has tratado de crucificar al Hijo de Dios. 17 Si ves2505 santidad y esperanza, es porque te has
unido a la Voluntad de Dios para liberarlo. 18 No hay otra alternativa fuera de estas dos
decisiones2506.
19 Y verás el testigo de
la alternativa que escogiste, y aprenderás de él a reconocer cuál de las
dos decisiones tomaste. 20 [El mundo
que ves2507 tan sólo te muestra cuánta
alegría2508 te2509 has permitido ver en ti y
aceptar como tuya. ²¹ Y si ése es su
significado2510,
entonces el poder de dar alegría2511
tiene
que encontrarse en ti.]
T21.2 EL MUNDO
IMAGINADO
T21.2 3 1 Nunca olvides que el mundo que los
ciegos "ven" tiene que ser necesariamente imaginario,
pues lo que realmente parece ser es desconocido para
ellos. ² Tienen que inferir lo que podrían ver basándose
en evidencias que siempre son indirectas, y reconstruir sus
inferencias a medida que tropiezan y se caen, debido a lo que
no
reconocieron, o bien pasan sin sufrir daño alguno a través de
puertas abiertas que ellos creían cerradas. ³ Lo mismo ocurre
contigo. 4 Tú2512
no ves.
5 Los indicios en los que basas tus
inferencias son erróneos y, por eso, tropiezas y caes sobre las
piedras que no reconociste como tales, al mismo tiempo que no te
has dado cuenta de que puedes atravesar las puertas que creías
que estaban cerradas, pero que están abiertas de par en par para
los ojos que no ven, esperando para darte la bienvenida.
T21.2
4 6 ¡Qué locura es tratar de
juzgar2513 lo que
en vez se podría ver2514! 7 No es
necesario imaginar2515 el
aspecto que debe tener el mundo. 8
Necesariamente hay que verlo2516 primero, antes de que lo puedas reconocer
como lo que realmente es2517. 9 Se te
puede indicar qué puertas están abiertas para
que puedas ver dónde radica la seguridad, qué camino
conduce a la oscuridad y cuál a la luz. 10 El juzgar siempre te dará falsas indicaciones, pero
la visión te indicará por dónde ir. ¹¹ ¿Para qué
ponerte a adivinar?
T21.2
5 12 No hay que sufrir
para aprender. ¹³ Las lecciones fáciles de aprender se asimilan
alegremente, y se recuerdan con agrado. 14 Lo que te hace feliz quieres aprenderlo y
no
olvidarlo. 15 Pero no es esto lo que
quieres negar. 16 Tu pregunta se
refiere a si los medios por los cuales se aprende este Curso te traerán la alegría que promete.
17 Si creyeses que sí,
no
tendrías ninguna dificultad en aprenderlo. 18
Todavía no son estudiantes alegres porque aún no están seguros de
que la visión pueda darles más que el juzgar, y han aprendido que
no
pueden tener ambos.
T21.2
6 19 Los ciegos2518
se
acostumbran a su mundo mediante la adaptación
a él.
20 Creen saber cómo desenvolverse en
él. ²¹ Han aprendido a hacerlo, no por medio de lecciones
divertidas, sino lidiando con la dura necesidad impuesta por las
limitaciones que creyeron que no podían superar. ²² Y como
todavía
lo siguen creyendo, aprecian mucho esas lecciones y se aferran a
ellas justamente porque no pueden ver. ²³ No entienden que
son precisamente estas lecciones las que los mantienen ciegos.
24 No es eso lo que creen. 25 Y así, conservan el mundo que aprendieron a
"ver" en su imaginación, creyendo que sólo pueden escoger entre eso
o nada. 26 Odian al mundo que
aprendieron a conocer mediante el dolor. 27 Y todo lo que creen que habita en él sólo sirve
para recordarles que están incompletos y que han sido
amargamente despojados.
T21.2
7 28 Por lo tanto, así
definen su vida y donde la viven, adaptándose tal como
creen que deben hacerlo, temerosos de perder lo poco que tienen.
29 Y lo mismo ocurre con todos los que
consideran que el cuerpo2519
es lo único que tienen y lo único que tienen todos sus hermanos.
30 Tratan de comunicarse entre sí, y
fracasan una y otra vez. ³¹ Y se adaptan a la soledad, pues creen
que conservar el cuerpo es proteger lo poco que
tienen. ³² Presta atención, y mira a ver si te puedes acordar de lo
que ahora vamos a hablar.
T21.2
8 33 Escucha... tal vez
puedas captar un leve indicio de un estado inmemorial que no has
olvidado del todo; tal vez sea un poco nebuloso, pero no te es
totalmente desconocido, como una canción cuyo título olvidaste hace
mucho tiempo, así como las circunstancias en las que la oíste.
34 No puedes acordarte de toda la
canción sino sólo de algunas notas de la melodía, y no puedes
asociarla con ninguna persona o lugar, ni con nada en particular.
35 Pero esas pocas notas te bastan para
recordar cuán bella era la canción, cuán maravilloso el lugar donde
la escuchaste y cuánto querías a los que estaban ahí, escuchándola
en tu compañía.
T21.2
9 36 Las notas no son nada.
37 No obstante, las has conservado
contigo, no por ellas mismas sino como un memorable recuerdo de lo
que te haría llorar si pudieras recordar cuánto apreciabas aquello.
38 Podrías recordar, pero tienes miedo, pues
crees que perderías el mundo que desde entonces aprendiste a
conocer. 39 Y, no obstante, sabes que
nada de lo que aprendiste en este mundo es ni la sombra de esto.
40 Escucha y fíjate a ver si te
acuerdas de una canción muy antigua que conociste hace tanto
tiempo, y que te era más querida que cualquier otra melodía que
aprendiste desde entonces a apreciar.
T21.2 10 41 Más allá del cuerpo, del sol y de
las estrellas; más allá de todo lo que ves y, no obstante, que en
cierta forma te es familiar, hay un arco de luz dorada que se
extiende, cuando lo miras, hasta volverse un enorme círculo
luminoso. 42 Y todo el círculo se llena
de luz ante tus ojos. 43 Sus bordes
desaparecen y, lo que antes había dentro, ya no está. 44 La luz se expande y lo envuelve todo,
extendiéndose hasta el infinito, y brillando eternamente sin
interrupciones ni límites de ninguna clase. 45 En ella, todo está unido en una perfecta
continuidad, 46 siendo imposible
imaginar que pueda haber algo fuera de ella, pues
realmente no hay ningún lugar del que esta luz esté
ausente.
T21.2
11 47 Ésta es la visión del
Hijo de Dios, al que conoces bien. 48
He aquí lo que ve el que conoce a su Padre. 49 He aquí el recuerdo de lo que tú realmente
eres:
una parte de eso, con todo eso en ti, y
estás unido a todo tan seguramente como todo
está unido en ti. 50 Acepta la visión que
puede mostrarte esto y no el cuerpo. 51 Tú conoces la canción de antaño, y muy bien.
52 Nada te será nunca tan querido como
ese himno antiguo que el Hijo de Dios sigue cantando a su
Padre2520.
T21.2
12 53 Y ahora los ciegos
pueden ver, pues esa misma canción que entonan en honor de su
Creador los alaba a ellos también. 54
La ceguera de la que fueron hacedores no podrá resistir al recuerdo
de esta canción. 55 Y verán la visión
del Hijo de Dios cuando recuerden a quién realmente están cantando.
56 ¿Qué es un milagro2521,
sino recordar esto? 57 ¿Y en quien no
se encuentra esta memoria2522?
58 La luz en uno despierta la luz en
todos los demás. 59 Y cuando la vean en
uno y otro, la estarán recordando por todos.
T21.3 SOMOS
RESPONSABLES DE LO QUE VEMOS
T21.3
13 1 Hemos repetido cuán
poco se te pide para que aprendas este Curso. ² Es la misma pequeña dosis de buena
voluntad que necesitas para que toda la relación de ustedes se
transforme en alegría; el pequeño presente que ofreces al Espíritu
Santo2523
a cambio del cual Él les da todo; lo poco sobre lo que se basa la
salvación2524;
el pequeño cambio de forma de pensar por el que la crucifixión se
transforma en resurrección. ³ Y como lo poco que se te pide es
verdad, es tan sencillo que es imposible que no se entienda
completamente. 4 Puede ser rechazado, pero no es ambiguo.
5 Y si ahora decides oponerte a eso,
no será
porque es incomprensible, sino más bien porque ese pequeño costo —a
tu
juicio— parece ser un precio demasiado alto a pagar por la paz.
T21.3
14 6 Lo que sigue más abajo
es lo único que tienes que hacer para que se te
dé la visión, la felicidad, la liberación del dolor y el escape
completo del pecado. 7 Di sólo eso, pero si lo dices, dilo de todo corazón
y sin
reservas, pues en ello radica el poder de la salvación:
T21.3
15 8 Soy responsable de lo que veo. 9 Escogí los
sentimientos que experimento, y decidí
cuál es la meta que quiero alcanzar.
10 Y todo lo que parece
sucederme,
yo mismo lo pedí,
y
se me dio tal como lo
había pedido
T21.3 16 11
No te engañes por más tiempo a ti mismo pensando que eres impotente
ante lo que se te hace. ¹² Reconoce únicamente que
estabas
equivocado, y todos los efectos de tus errores
desaparecerán.
T21.3
17 13 Es imposible que el
Hijo de Dios2525
pueda ser simplemente llevado por sucesos externos a Él.
14 Es imposible que las cosas que le
suceden no hubiesen sido decididos por él.
15 Su poder de decisión es
lo que
determina cada situación en la que parece
encontrarse, ya sea por casualidad o
accidentalmente. 16 Ni accidentes ni
casualidades son posibles en el Universo tal como Dios Lo
creó, fuera del Cual no existe nada. 17 Si sufres, es porque decidiste que el
pecado era tu meta. 18 Si eres feliz,
es porque entregaste tu poder de decisión a Aquel
Que tiene necesariamente que decidir a favor
de Dios por ti. 19 Éste es el pequeño
presente que ofreces al Espíritu Santo y, aun esto, Él te lo dio
para que te lo dieras a ti mismo. 20
Pues mediante este presente, se te da el poder
de liberar a tu salvador para que él, a su vez, pueda
salvarte.
T21.3
18 21 Así, pues, no
escatimes esta pequeña ofrenda, ²² pues, si te la guardas,
seguirás viendo el mundo tal como ahora lo ves. ²³ Pero si la das, todo
lo que ves desaparecerá junto con él. 24 Nunca se ha dado tanto a cambio de tan poco.
25 Es en el instante santo2526
donde este intercambio se efectúa y se mantiene.
26 Ahí, el mundo que no quieres es llevado
ante el que sí quieres. 27
Y ahí, el mundo que quieres te es dado justamente
porque
lo quieres para ti. 28 Pero, para que
esto se dé, primero debes reconocer el poder de lo que
quieres. 29 Tienes que aceptar su
fuerza,
no su debilidad. 30 Debes percibir que lo que es suficientemente
poderoso como para hacer un mundo, también lo puede abandonar
y, además —si está dispuesto a reconocer que estaba equivocado—
es capaz
de aceptar que se le corrija.
T21.3
19 31 El mundo que ves no es
sino el testigo inútil de que estabas en lo cierto. ³² Este
testigo está demente. ³³ Tú le enseñaste cómo atestiguar y, cuando
te lo repitió, lo escuchaste y te convenciste de
que lo que él vio era verdad. 34
Tú te has causado
todo esto a ti mismo. 35
Ve sólo esto, y verás también cuán circular es el razonamiento en
el que se basa tu "visión". 36 Eso
no fue
algo que te haya sido dado. 37 Ése fue
el regalo que te hiciste a ti mismo
y que hiciste a tu
hermano. 38 Accede,
entonces, a que se le
quite y sea reemplazado por el presente de la
Verdad2527.
39 Y, a medida que observes el cambio
en él,
te será dado verlo en ti mismo.
T21.3
20 40 Tal vez tú no veas la
necesidad de dar esta pequeña ofrenda. 41 Si ése es el caso, entonces, examina más
detenidamente lo que esta ofrenda realmente representa.
42 Y, en forma muy sencilla, ve en ella
el completo intercambio de la separación por la salvación.
43 El ego no es otra cosa que la idea
de que es posible que sucedan cosas al Hijo de Dios
sin su
voluntad y, así, sin la Voluntad de su Creador, Cuya Voluntad no
puede estar separada de la suya.
T21.3
21 44 Esta idea
reemplaza la voluntad del Hijo de Dios, en
lo que constituye una rebelión demente contra lo que necesariamente
tiene que ser eterno. 45 Es la
declaración de que tiene el poder de privar a Dios
del
Suyo, quedándoselo para sí, aunque
privándose de lo que Dios ha querido
para
él. 46 Esta es la alocada idea que
ustedes han entronado en sus altares y a la que rinden
culto. 47 Y todo lo que
supone una amenaza para ella parece atacar la fe de
ustedes, pues es en ella donde la depositaron. 48 No piensen que les falta fe, pues su creencia y
confianza en esta
idea son ciertamente firmes.
T21.3
22 49 El Espíritu Santo les
puede dar fe en la santidad y la visión para que
la vean con bastante facilidad. 50 Pero
no han dejado libre ni despejado el altar donde a estos presentes
les corresponde estar. 51 Y donde
ellos
debieran estar, ustedes han colocado sus ídolos y los han
consagrado a otra
cosa. 52 A esa
otra
"voluntad" que parece decirles lo que ha de ocurrir, le
confirieron realidad. 53 Y lo que quisiera demostrarles lo
contrario tiene necesariamente que parecerles irreal. 54 Lo único que se les pide es que hagan sitio a la
Verdad. 55 No se les pide que
hagan o que ejecuten lo que está más allá de su
entendimiento. 56 Lo único que se les
pide es que dejen
entrar a la Verdad, que cesen de interferir en lo que
ha de acontecer de
por sí, y que simplemente vuelvan a reconocer la
presencia de lo que pensaron que habían desechado.
T21.3
23 57 Accedan, aunque sólo
sea por un instante, a despejar sus altares de lo que habían
depositado sobre ellos, y no podrán dejar de ver lo que
realmente se encuentra allí. 58 El instante santo no es un instante de
creación, sino de reconocimiento. 59 Pues el reconocer les viene de la visión y de
la suspensión de todo juicio. 60 Sólo entonces es posible mirar dentro de uno
mismo y ver lo que necesariamente tiene que estar allí,
claramente a la vista, y completamente independiente de
inferencias o juicios. 61 Deshacer no
es tarea de
ustedes, pero sí depende de ustedes darle la bienvenida o
no. 62 La fe y el deseo van de la mano,
pues todo el mundo cree en lo que desea.
T21.3
24 63 Ya hemos dicho que
hacerse ilusiones es la manera en que el ego lidia con lo que
quiere, de manera que se vuelva eso mismo. 64 No hay mejor demostración del poder del deseo
y, por consiguiente, de la fe, para hacer que sus metas parezcan
reales y posibles. 65 La fe en lo
irreal
conduce a hacer
ajustes a la realidad para amoldarla a la meta de la
locura. 66 La meta del pecado induce a
la percepción de un mundo temible para justificar su
propósito. 67 Verás aquello que
desees ver. 68 Y si su realidad es
falsa, lo defenderás
sin darte cuenta de todos los ajustes que
introdujiste para que así fuese.
T21.3
25 69 Cuando se
niega
la visión, la confusión entre causa y efecto2528
se vuelve inevitable. 70 Ahora, el
propósito va a ser el de mantener en la
oscuridad la causa del efecto y hacer que el efecto
parezca ser la
causa. 71 Esta aparente
independencia del efecto permite que se le considere como
independiente, y capaz de servir de
causa a
los sucesos y sentimientos que el hacedor del efecto piensa que
éste
causa. 72 Hace tiempo, hablamos de tu
deseo de crear tu propio Creador, y de ser padre y no hijo de Él.
73 Éste es el mismo deseo. 74 El Hijo es el efecto que quiere negar a su
Causa. 75 Y así, él parece
ser la
causa y producir efectos reales. 76 No hay efectos sin causa, y
confundir lo uno con lo otro es simplemente no comprender ninguno
de los dos.
T21.3
26 77 Es tan esencial que
reconozcas que hiciste el mundo que ves, como que
reconozcas que no te creaste a ti mismo. 78 Pues se trata del mismo error. 79 Nada que Tu Creador no haya creado tiene
ninguna
influencia sobre ti. 80 Y si crees que
lo que tú has hecho puede dictarte lo que ves y
sientes y, tienes fe en su facultad de hacerlo, estás negando a tu
Creador y creyendo que te hiciste a ti mismo.
81 Pues si crees que el mundo que
hiciste tiene el poder de hacer de ti lo que se le antoje,
estás
confundiendo Hijo y Padre, efecto y Fuente.
T21.3
27 82 Las creaciones del
Hijo son semejantes a Las de su Padre.
83 Pero, al crearlas, el Hijo no
se engaña a sí mismo pensando que él es independiente de su
Fuente. 84 Su unión con Ella es la
Fuente
de su crear2529.
85 Separado de Ella, carece de poder para
crear, y lo que hace no significa nada. 86 En efecto, no altera nada en la
Creación2530,
depende enteramente de la locura de su hacedor y
no
sirve para justificarla. 87 Tu hermano
cree que hizo el mundo contigo. 88 De
este modo, niega la Creación. 89 Cree,
al igual que tú, que el mundo que hizo, lo hizo a él. 90 De este modo, niega haberlo
hecho.
T21.3
28 91 Pero la Verdad es que
los dos fueron creados por un Padre amoroso, Que Los creó juntos y
como Uno. 92 Si ves2531
lo que "prueba" lo contrario2532,
estarás
negando toda Tu Realidad2533.
93 En cambio, si aceptas2534 que todo lo que parece interponerse
entre
ustedes dos, que los mantiene separados uno del otro y del Padre de
ustedes, lo hiciste
tú en secreto2535,
el instante de liberación les habrá llegado. 94 Todos sus efectos habrán desaparecido
porque su fuente ha sido puesta al descubierto. 95 La aparente autonomía de ésta es lo que te mantenía
prisionero. 96 Ésa es la misma ilusión
que te hace pensar que eres independiente de la Fuente por la
Cual fuiste creado y, que nunca has
abandonado.
T21.4 TENER FE,
CREER, Y MIRAR CON LA VISIÓN
T21.4
29 1 Todas las relaciones
especiales2536
tienen como meta el pecado, ² pues son transacciones que se
hacen con la realidad, a la cual la unión aparente quiere
adaptarse. ³ No olvides esto: hacer transacciones es fijar límites,
y vas a
odiar a cualquier hermano con el que sostengas una
relación limitada. 4 Quizá trates de
respetar la transacción en nombre de lo
que es "justo", lo cual exigirá a veces que seas tú el que pague,
aunque lo más frecuente es que sea el otro el que lo haga.
5 Así, al hacer lo que es "justo",
tratas de mitigar la culpa que emana del propósito que
aceptaste para la relación. 6 Y, por
eso, el Espíritu Santo tiene que cambiar el propósito de la
relación, para que ésta sea útil para Él, e inofensiva para
ti.
T21.4
30 7 Si aceptas este cambio,
habrás aceptado la idea de hacer sitio a la Verdad.
8 La fuente del pecado
habrá desaparecido. 9 Puede que
imagines que todavía experimentas sus
efectos, pero el pecado ha dejado de ser tu propósito, y ya no lo
quieres
más. 10 Nadie permite que un propósito
sea reemplazado mientras todavía lo
siga
deseando, pues no hay nada que se quiera y se proteja
tanto como una meta que la mente ha aceptado. ¹¹ La mente la
perseguirá, malhumorada o feliz, pero siempre con fe y con la
perseverancia que la fe inevitablemente trae consigo. ¹² El poder
de la fe jamás se reconoce si se deposita en el
pecado. ¹³ En cambio, siempre se reconoce si se deposita en el
Amor.
T21.4 31
14 ¿Por qué te resulta extraño que la fe pueda mover
montañas? 15 Ciertamente, constituye
una hazaña insignificante para semejante poder. 16 Pues la fe puede mantener al Hijo de Dios
encadenado todo el tiempo que él crea estarlo. 17 Y cuando es liberado de esas cadenas será simplemente
porque habrá dejado de creer en ellas, al retirar su fe de
la idea de que podían mantenerlo preso y, al contrario,
depositarla en su libertad. 18 Es
imposible tener la misma fe en dos rumbos opuestos. 19 La fe que depositas en el pecado se la estás quitando
a la santidad. 20 Y lo que ofreces a la
santidad ha sido quitado al pecado.
T21.4 32 21
Tener fe, creer y mirar con la visión, son los medios por los que
se alcanza la meta de la santidad. ²² Por medio de ellos, el
Espíritu Santo te conduce al mundo real, alejándote de todas
las ilusiones en las que habías depositado tu fe. ²³ Ése es
Su
rumbo, al único que siempre mira. 24 Y
cuando te desvías de él, Él te recuerda que sólo hay uno. 25 Su fe, Su creencia, y Su visión, son todos para
ti. 26 Y cuando los hayas aceptado
totalmente en lugar
de los tuyos, no los necesitarás más; 27 pues tener fe, mirar con la visión y creer,
tiene sentido únicamente antes de que se alcance el estado de
certeza. 28 En el Cielo, no se los
conoce. 29 No obstante, el Cielo se
alcanza
por medio de ellos.
T21.4
33 30 Es imposible que el
Hijo de Dios no
tenga fe, pero puede decidir dónde quiere depositarla. ³¹
Carecer de fe no es falta de fe, sino no tener fe
en nada. ³² La fe que se deposita en las
ilusiones no carece de poder, pues, debido a ello,
el Hijo de Dios cree ser impotente. ³³ Así, no cree en
sí
mismo, pero tiene gran fe en sus ilusiones sobre sí mismo.
34 Pues hiciste la fe, la
percepción y las creencias como medios para perder la certeza y
encontrar el pecado. 35 Tomar este
rumbo demente fue tu propia decisión y, al depositar tu fe en lo que habías
decidido, hiciste lo que deseabas hacer.
T21.4 34 36 El Espíritu Santo tiene un uso
para todos los medios con los que se peca y por medio de los cuales
trataste de encontrar el pecado. 37 Pero tal como Él los usa, esos
medios alejan del pecado porque Su propósito apunta
hacia el rumbo opuesto. 38 Él
ve los medios que empleas, pero no el propósito para el
cual los hiciste. 39 Su intención no es
quitártelos, pues reconoce su valor como
un medio de alcanzar lo que Él quiere para ti. 40 Hiciste la percepción a fin de poder escoger
entre tus hermanos, e ir con ellos en busca del pecado. 41 El Espíritu Santo ve la percepción como un
medio para enseñarte que la visión de una relación santa es todo lo que
quieres
ver. 42 Luego, depositarás tu fe en la
santidad, al desearla y creer en ella debido a tu
deseo.
T21.4
35 43 La fe y la creencia
se unen
a la visión, ahora que todos los medios que una vez sirvieron al
pecado son redirigidos hacia la santidad. 44 Pues lo que piensas que es pecado no es sino
una limitación y a quien tratas de limitar a
un cuerpo, lo odias
porque tienes miedo. 45
Al negarte a perdonarlo, lo quieres condenar a ser un
cuerpo porque aprecias los medios del pecado. 46 Y así, depositas en el cuerpo tu fe y tus
creencias. 47 Pero la santidad quiere
liberar a tu hermano eliminando el odio por medio de la eliminación
del miedo, no como síntoma, sino como su
fuente.
T21.4
36 48 Los que quieren
liberar a sus hermanos del cuerpo no pueden tener miedo.
49 Han renunciado a los medios del
pecado por medio de la decisión de dejar que todas las limitaciones
fuesen eliminadas. 50
A medida que desean ver a sus hermanos inmersos en la santidad, el
poder de sus creencias y de su fe mira mucho más allá del cuerpo,
apoyando la visión2537,
no
obstruyéndola. 51 Pero primero
decidieron reconocer lo mucho que su fe2538
en el cuerpo había limitado su comprensión del mundo,
haciendo que
desearan depositar el poder de su fe y sus creencias
en otro lugar, si se les ofrecía otro punto de vista. 52 Los milagros que resulten de esta decisión,
también van a nacer de la fe. 53 Pues a
todos los que deciden apartar su mirada del pecado,
se les
da la visión y se
les conduce a la santidad.
T21.4
37 54 Los que creen en el
pecado, tienen necesariamente que pensar que el
Espíritu Santo exige sacrificios, pues así es como piensan que
puedan lograr su propósito. 55 Hermanos, el Espíritu Santo sabe que el
sacrificio no aporta nada. 56 Él no hace transacciones. 57 Y si intentan imponerle límites, Lo odiarán
porque tendrán
miedo. 58 El presente que
les ha hecho es más valioso que cualquier cosa de este lado del Cielo.
59 El instante en el que lo van a
reconocer está por llegar. 60 Unan su
concienciación a lo que ya ha sido unido. 61 La fe que depositen el uno en el otro lo
puede
lograr. 62 Pues El que ama el mundo lo está
viendo por ustedes, sin una sola mancha de pecado
sobre él, y envuelto en una inocencia que lo hace tan bello como el
Cielo.
T21.4
38 63 Tu fe en el sacrificio
le ha dado un gran poder en cuanto a lo que miras, salvo que no te
das cuenta de que, debido a él, no puedes ver.
64 Pues el sacrificio debe exigírsele
a un
cuerpo, y por otro cuerpo. 65 La mente no podría pedirlo ni recibirlo por sí
misma, 66 como tampoco lo podría hacer
el cuerpo. 67 La intención está en la
mente, que trata de usar el cuerpo para poner en práctica los
medios para pecar en los que ella cree. 68
Y así, la unión de la mente y el cuerpo se convierte
en una creencia de la que no pueden escapar los que valoran el
pecado. 69 Y así, el sacrificio
constituye invariablemente un medio para imponer
límites y, por consiguiente, para odiar.
T21.4
39 70 ¿Acaso crees que
esto
preocupa al Espíritu Santo? 71 Él no te
va a dar aquello de lo que —de acuerdo con Su
propósito— te quiere apartar. 72 Tú
crees
que Él te quiere privar de algo por tu propio bien.
73 Pero los términos "bien" y
"privación" son opuestos y, no pueden reconciliarse de ninguna forma que
tenga sentido. 74 Es como decir que la
Luna y el Sol son uno porque aparecen de noche y de día y, por
consiguiente, tienen necesariamente que estar unidos.
75 Pero ver uno de ellos significa que
el otro ha desaparecido de la vista. 76 Tampoco es posible que lo que irradia luz
dependa
de la oscuridad para poder ser visto. 77 Ninguno de los dos exige sacrificios al otro.
78 No obstante, cada uno de ellos
depende de la ausencia del otro.
T21.4
40 79 El cuerpo se hizo para
que sirviese de sacrificio al pecado y, en la
oscuridad, aún se le considera así. 80
No obstante, a la luz2539
de la visión, se le ve de manera muy diferente. 81 Puedes tener fe en que el cuerpo servirá
fielmente la meta del Espíritu Santo y, así darle poder para que
sirva de instrumento para ayudar a los ciegos a ver. 82 Pero cuando ellos vean, mirarán sin tener en cuenta
el cuerpo, igual que tú. 83 La fe y las
creencias que le diste son del más allá. 84 Diste percepción, creencia y fe de tu mente al
cuerpo. 85 Ahora, permite que éstas
sean devueltas a la mente que las
produjo
y, que todavía las puede usar para salvarse a sí misma
de lo que hizo.
T21.5 EL MIEDO A
MIRAR EN MI FUERO INTERNO
T21.5
41 1 El Espíritu Santo
nunca
te va a enseñar que eres pecador. ² Sí corregirá tus errores, pero eso no
le causa miedo a nadie. ³ Pero tú sí que tienes miedo de mirar en
tu fuero interno y ver el pecado que crees que se
encuentra allí; 4 aunque no tengas miedo de
admitirlo. 5 El ego considera muy
apropiado que se asocie el miedo con el pecado y, además, sonríe
con aprobación. 6 No le importa dejar que
te sientas avergonzado. 7 No pone en
duda tu creencia y fe en el pecado. 8
Sus templos no se tambalean por eso. 9 Tu fe
de que ahí hay pecado no hace sino atestiguar tu deseo de que
esté
allí para que se pueda ver. 10 Pero
esto tan sólo aparenta ser la fuente de tu miedo.
T21.5 42 11 Recuerda que el ego
no está
solo. ¹² Su mando está atemperado, y su "enemigo"
desconocido al Que ni siquiera puede ver, le tiene miedo. ¹³ El
ego te pide a plena voz que no mires dentro de ti, pues si lo haces,
tus ojos se posarán sobre el pecado y Dios te castigará cegándote.
14 Esto es lo que crees y, por
consiguiente, no miras. 15
Pero ese no es el miedo secreto del ego, ni tampoco
el tuyo, que eres su siervo. 16 Vociferando de veras, el ego afirma que sí lo
es; y
lo hace con demasiado
escándalo y demasiado a menudo. 17 Pues bajo esa continua gritería y frenética
declaración, el ego no está muy seguro de que así sea.
18 Debajo de tu miedo a mirar en tu
fuero interno por causa del pecado se oculta todavía otro miedo, uno que
hace temblar al ego.
T21.5
43 19 ¿Qué pasaría si miraras en tu fuero interno y
no
vieses ningún pecado? 20 Esta "temible" pregunta es la que el ego
nunca
plantea. ²¹ Y tú, que ahora te la haces, estás amenazando
demasiado seriamente todo el sistema defensivo del ego, como para
que él se moleste en seguir fingiendo que es tu amigo. ²² Los
que se han unido a sus hermanos han abandonado la creencia de que su
identidad2540
reside en el ego. ²³ Una relación santa es aquella en la que te
unes con Lo que en verdad es parte de Ti. 24 Y, por haberte unido, tu creencia en el pecado
ya ha
sido debilitada, y ahora no eres enteramente reacio a
mirar en tu fuero interno y ver que en él no hay ningún pecado.
T21.5
44 25 Tu liberación todavía
es solamente parcial, todavía limitada e incompleta, aunque nació
en tu fuero
interno. 26 Al no estar
tú completamente loco, has estado dispuesto a observar gran parte
de tu demencia y a reconocer su locura. 27 Tu fe se está interiorizando, ha dejado
atrás a
la demencia y se está enfilando hacia la Razón2541.
28 Y lo que tu Razón te dice ahora, el
ego no lo quiere oír. 29 El propósito
del Espíritu Santo fue aceptado por la parte de tu mente que el ego
no conoce2542,
30 y que tú tampoco conocías.
³¹ Y, no obstante, esa parte —con la que ahora te identificas—
no teme
mirarse a sí
misma. ³² No conoce el pecado. ³³ De lo contrario,
¿cómo podría haber estado dispuesta a ver el
propósito del Espíritu Santo como suyo?
T21.5
45 34 Esta parte de tu mente
ha visto a tu hermano y lo ha reconocido perfectamente desde que el
tiempo comenzó. 35 Y ella no ha deseado
otra cosa que unirse a él y ser nuevamente libre, tal
como era antes. 36 Ha estado esperando
el nacimiento de la libertad y que la aceptación de la
liberación te llegara. 37 Y ahora, te
das cuenta de que no fue el ego el que se unió al propósito
del Espíritu Santo y, por consiguiente, que tuvo que haber sido
otra cosa. 38 No creas que
esto es
una locura, 39 pues te lo dice tu
Razón
y, se deduce perfectamente de lo que ya has
aprendido.
T21.5 46 40 No hay incoherencias
en lo que enseña el Espíritu Santo. 41
Éste es el razonamiento de los cuerdos. 42
Has percibido la locura del ego, y no te ha dado miedo porque has
decidido no compartirla. 43 Pero a veces, te sigue engañando, 44 aunque en los momentos más lúcidos de
ustedes2543, sus enfurecimientos no produzcan ningún
terror en sus corazones. 45 Pues te has
dado cuenta de que todos los regalos que el ego te quitaría con
rabia por tu "presuntuoso" deseo de mirar en tu fuero interno, no
los quieres. 46
Todavía quedan unas cuantas baratijas que parecen titilar y
llamarte la atención. 47 No obstante,
ya no "venderías" el Cielo por tenerlas.
T21.5
47 48 Y ahora el ego
tiene
miedo. 49 Pero lo que él oye
aterrorizado, la otra parte de la mente2544 lo oye
como la música más agradable que hay; el canto que añoraba oír
desde la primera vez que el ego llegó a las mentes de ustedes.
50 La debilidad del ego es
su
fuerza. 51 El canto de la libertad —que
canta las alabanzas de otro mundo— le trae esperanzas de paz.
52 Pues ella recuerda el Cielo, y
ahora ve que finalmente el Cielo ha venido a la
tierra, de donde el dominio del ego lo2545 había mantenido alejado por tanto tiempo.
53 El Cielo ha llegado porque2546
encontró un hogar en la relación que ustedes mantienen en la
tierra. 54 Y la tierra no puede retener
por más tiempo lo que se ha dado al Cielo como suyo.
T21.5
48 55 Mírense uno al otro
con cariño, y recuerden que la debilidad del ego se pone de manifiesto en
la mirada de los
dos. 56 Aquellos que el
ego quería mantener separados se han encontrado y unido, y ahora
miran al ego sin miedo. 57 Niñitos,
inocentes que son de todo pecado, sigan con agrado el camino hacia
la certeza. 58 No dejen que la
insistencia alienante del miedo que les dice que lo seguro es dudar
los detenga. 59 Eso no significa
nada.
60 ¿Qué les puede importar con cuanto
ruido se proclame? 61 Lo que no tiene
sentido no lo adquiere porque se repita y se aclame. 62 El camino apacible está despejado. 63 Síganlo felizmente, y no cuestionen lo que
necesariamente tiene que ser así.
T21.6 RAZONAR Y
PERCIBIR
T21.6
49 1 La percepción
selecciona y hace el mundo que ves. ² Literalmente
va
escogiendo en él lo que la mente le instruye. ³ Las
leyes del tamaño, forma y luminosidad tendrían validez, tal vez, si
otras cosas fuesen iguales. 4 Pero
no lo
son. 5 Pues es mucho más probable que
halles lo que
buscas — sin importar su color, forma o tamaño— que
lo que prefieres pasar por alto. 6 La pequeña y aquietada voz que habla por Dios
no es
ahogada por todos los gritos estridentes y arranques insensatos de
furia con los que el ego acosa a los que la quieren escuchar.
7 Percibir es una decisión, no un hecho. 8
Pero de esta decisión depende mucho más de lo que hasta ahora te
has dado cuenta. 9 Pues de la voz que
decidas escuchar y de lo que decidas ver, dependen enteramente todas tus
creencias en lo que eres. 10 La
percepción da testimonio únicamente de esto y nunca de la Realidad.
¹¹ No obstante, puede mostrarte las condiciones en las cuales es
posible concienciar la Realidad, o aquellas en las
que eso nunca sería posible.
T21.6
50 12 La Realidad no
necesita tu cooperación para ser Ella Misma. ¹³ Pero para
concienciar Su reflejo aquí, se necesita tu ayuda, porque concienciarla no
es algo
que tú decides. 14 Si prestas oídos a
los dictados del ego y ves lo que él te indique que mires, es
seguro que te verás a ti mismo insignificante, vulnerable y
temeroso. 15 Experimentarás depresión,
la sensación de no valer nada, y sentimientos de inestabilidad e
irrealidad. 16 Creerás que eres una
víctima desvalida a merced de fuerzas que están más allá de tu
control y que son mucho más poderosas que tú. 17 Y pensarás que el mundo que hiciste rige tu
destino. 18 Pues esa será tu
fe.
19 Pero nunca vayas a creer que, porque
es tu fe, lo que ella haga sea Realidad.
T21.6
51 20 Hay otra visión2547 y otra Voz2548
en las que reside tu libertad, que tan sólo están aguardando tu
decisión. ²¹ Y si depositas tu fe en ellas, percibirás
otro
Yo2549
en ti.
²² Este otro Yo considera que los milagros son algo natural. ²³
Pues para Él son tan sencillos y naturales como respirar lo es para
el cuerpo. 24 Constituyen la respuesta
obvia a
las peticiones de ayuda, que es la única respuesta que
Él da. 25 Los milagros parecen
antinaturales al ego porque no entiende cómo es posible que mentes
separadas puedan influir unas en otras.
26 Claro que, si estuviesen separadas,
no lo podrían hacer. 27 Pero las mentes no pueden estar realmente
separadas. 28 Este otro Yo es
perfectamente consciente de esto.
29 Y así, reconoce que los milagros
no
afectan a la mente de
otro, sino a la Suya propia. 30 Los milagros siempre cambian tu mente, ³¹ pues
realmente no hay ninguna otra.
T21.6 52 32
No te das cuenta de hasta qué punto la idea de la separación ha
interferido en el ejercicio de la Razón.
³³ La Razón mora en el otro Yo2550que
excluiste de tu concienciación.
34 Y nada de lo que has permitido que
permanezca en ella es capaz de Razonar.
35 ¿Cómo va a ser posible que aquel
segmento de la mente que está desprovisto de Razón pueda comprender lo
que ésta realmente es, o captar la información que ella le
podría suministrar? 36 Todo tipo de
preguntas pueden surgir de ese segmento
pero, dado que la pregunta básica sólo puede provenir de la
Razón,
él no la va a plantear. 37 Al igual que
todo lo
que proviene de la Razón, la pregunta básica es obvia y sencilla, y
sigue sin plantearse. 38 Pero no creas
que la Razón no podría contestarla.
T21.6 53 39 El plan de Dios para tu salvación
no se habría podido establecer sin tu voluntad y consentimiento.
40 Tuvo que haber sido aceptado por el Hijo
de Dios, pues Lo que Dios dispone para Su Hijo, él tiene necesariamente
que aceptarlo. 41 Pues Dios realmente
no dispone nada sin él, ni Su Voluntad depende del tiempo para
realizarse. 42 Por consiguiente, Lo que
se unió
a la Voluntad de Dios tiene que estar realmente en ti
ahora,
puesto que es eterno. 43 Tienes que haber
establecido un lugar en el que el Espíritu Santo puede morar y,
donde Él ya está. 44
Tiene
necesariamente que haber estado ahí desde que surgió la necesidad
de Su presencia, necesidad que quedó satisfecha en ese mismo
instante. 45 Eso es lo que tu Razón te
diría, si escuchases. 46 Pero está
claro que ése no
es el "razonamiento" del ego. 47 El hecho de que la naturaleza de tu razón sea
ajena al
ego, es prueba de que no hallarás la
respuesta en él. 48 No obstante, si eso
tiene
que ser así, ese plan tiene que existir. 49 Y si existe para ti, y tu libertad es el propósito que
le fue dado,
tienes que estar libre para
encontrarlo.
T21.6 54 50 El plan de Dios es sencillo:
nunca
es un círculo vicioso y nunca autoderrotista. 51 Dios no tiene otros Pensamientos excepto los
que se extienden por
sí mismos y, en estos, tu voluntad
tiene
necesariamente que estar incluida. 52
Por consiguiente, tiene que haber una parte de ti que
conoce
Su Voluntad y La comparte. 53
No
tiene sentido preguntar si lo que tiene necesariamente
que ser así, lo es. 54 Pero sí
tiene
sentido preguntar por qué no conciencias lo que es así, pues para
esto debe haber una respuesta, si es que el
plan de Dios para tu salvación está completo. 55 Y tiene que estar completo, porque su Fuente no sabe
de incompleción. 56 ¿Dónde podría
encontrarse la respuesta sino en la
Fuente? 57 ¿Y dónde estás tú realmente
sino Ahí, Donde se encuentra esa misma Respuesta? 58 Tu verdadera Identidad —Que es un
efecto
tan verdadero de esa Fuente como lo es la Respuesta— tiene, por
consiguiente, que estar unida a la Respuesta y ser lo
mismo
que Ella.
T21.6
55 59 Por supuesto que sabes
esto, y mucho más. 60 Pero cualquier
parte del conocimiento amenaza la disociación tan seriamente como
todo
él. 61 Y todo él vendrá con cualquiera
de sus partes. 62 Ésta es la parte que
puedes
aceptar. 63 Puedes ver lo que la
Razón2551 te señala porque los testigos a su favor
son
inequívocos. 64 Sólo los que son
totalmente dementes pueden hacer caso
omiso de ellos, y tú ya has dejado atrás esa etapa. 65 La Razón2552
es un medio que —por derecho propio— sirve al propósito del Espíritu
Santo. 66 No se la re-interpreta ni
re-canaliza a partir de la meta del
pecado, como se hace con los demás medios. 67 Pues la Razón está más allá del alcance
de los medios del ego.
T21.6 56 68 Fe, percepción y creencias pueden
estar mal ubicadas y servir de apoyo, tanto para las necesidades
del gran embaucador como para las de la Verdad. 69 Pero la Razón no tiene ninguna cabida en la
locura, ni puede adaptarse a los fines de ésta. 70 La fe y la creencia son fuertes en momentos
de locura, porque guían la percepción hacia lo que la mente ha
considerado valioso. 71 Pero la Razón
no
participa de esto en
absoluto. 72 Pues la
percepción desaparecería inmediatamente si se aplicase la Razón.
73 No hay razón en la
demencia, pues ésta depende enteramente de la ausencia de Razón.
74 El ego nunca utiliza la
Razón porque no se da cuenta de que existe. 75 Los que son parcialmente locos tienen acceso a ella,
y sólo ellos la necesitan. 76
El conocimiento no depende de ella y la
locura la mantiene alejada.
T21.6 57 77 La parte de la mente donde se
encuentra la Razón2553 —de acuerdo con lo que Tú y tu Padre
decidieron conjuntamente— se dedicó a deshacer la demencia.
78 En esto, el propósito del Espíritu
Santo se aceptó y se realizó simultáneamente. 79 La Razón es ajena a la demencia y, los que La utilizan
han adquirido un medio que no puede aplicarse al pecado. 80 El conocimiento está mucho más allá de
cualquier logro. 81 Pero la Razón puede servir para
abrir las puertas que tú le cerraste.
T21.6 58 82 Ya estás muy cerca de esto.
83 Tu fe y tus creencias han cambiado,
y has
hecho la pregunta que el ego nunca haría. 84 ¿No te dice tu Razón ahora que la pregunta
debe de
haber emanado de algo que tú no conoces, pero que, aun así, tiene que
ser
parte de ti? 85 La fe y
la creencia, apoyadas por la Razón, no pueden fallar en
conducir a un cambio en tu percepción. 86 Y con este cambio se le hace sitio a la visión.
87 La visión se extiende más allá de sí misma,
como lo hace el propósito al que sirve y todos los medios para
lograrlo.
T21.7 RAZÓN Y
CORRECCIÓN
T21.7
59 1 La Razón no puede ver
los pecados pero sí los errores, y lleva a su
corrección. ² No los valora, pero sí valora su
corrección. ³ La Razón te dirá también que
cuando piensas
que estás pecando, de hecho estás pidiendo ayuda.
4 Pero si no aceptas la ayuda que
pediste, tampoco creerás que es tuya para dar. 5 Y así, no la darás, conservando de esa manera la creencia.
6 Pues cualquier clase de
error que no haya sido corregido, te va a engañar con respecto al
poder para corregir que está en ti. 7 Si tu poder puede corregir y tú permites que no lo
haga, te estarás negando la corrección a ti y también a tu
hermano. 8 Y si él
comparte contigo esta misma creencia, los dos pensarán que
están condenados. 9 Pero esto se lo
podrías
evitar tanto a él como a ti, 10 pues
la Razón no abriría paso a la corrección sólo en ti.
T21.7 60 11 No
puedes aceptar o
rechazar la corrección sin incluir a tu
hermano. ¹² El pecado te diría que él sí lo puede hacer.
¹³ Pero la Razón te dice que no puedes ver a tu hermano o a ti mismo como
pecador, y seguir viendo al otro como inocente. 14 ¿Quién que se ve a sí mismo culpable podría ver
un mundo libre de pecado? 15 ¿Y quién
podría ver un mundo pecador y verse a sí mismo separado de él?
16 El pecado mantendría que ustedes
tienen
necesariamente que estar separados. 17 Pero la Razón te dice que esto tiene que ser un
error.
18 Pues si están unidos, ¿cómo
iban a
tener pensamientos individuales? 19 ¿Y
cómo podrían los pensamientos que se adentran
en lo que parece
ser sólo tuyo, no tener ningún efecto en lo que
realmente es de ustedes2554?
20 Si las mentes están unidas, eso,
sencillamente, es imposible.
T21.7
61 21 Nadie puede realmente
pensar únicamente por sí solo, igual que Dios no piensa sin Su
Hijo. ²² Eso sólo sería posible si Ellos dos morasen en cuerpos. ²³
Tampoco podría una mente pensar sólo por sí misma a menos que el
cuerpo fuese la mente. 24 Pues únicamente los cuerpos pueden estar
separados y, por consiguiente, ser irreales. 25 La morada de la locura no puede ser la
morada de la Razón. 26 Pero es fácil
abandonar la morada de la demencia si ves
la razón. 27 No abandonas la demencia
trasladándote a otro lugar. 28 La abandonas simplemente aceptando la Razón en
el lugar que antes
ocupaba la locura. 29 La
locura y la Razón ven las mismas cosas, pero no hay duda que las
miran de modo diferente.
T21.7 62 30 La locura es un ataque contra la
Razón que la saca de la mente y ocupa su lugar. ³¹ La Razón no ataca sino que,
tranquilamente, ocupa el lugar de la locura y, la reemplaza, cuando los
dementes manifiestan su voluntad de escucharla. ³² Pero
los dementes no saben lo que quieren, ³³ pues creen ver el cuerpo,
y dejan
que su locura les diga que es real. 34
La Razón sería incapaz de hacer eso.
35 Y si tú defiendes el cuerpo
en contra
de tu Razón, no comprenderás ni lo que es el cuerpo,
ni lo
que tú realmente eres.
T21.7
63 36 El cuerpo
no te
separa de tu hermano y, si crees que lo hace, es porque
estás
demente. 37 Pero la locura tiene un
propósito, y cree que también tiene los medios para convertir a su
propósito en realidad. 38 Ver el cuerpo
como una barrera que separa lo que la Razón te dice que
tiene
necesariamente que estar unido, tiene que ser demencia. 39 Y tampoco podrías ver la barrera si hubieras
escuchado la voz de la Razón. 40 ¿Qué
puede
interponerse entre lo que es continuo? 41 Y si no hay nada que se interponga, ¿cómo lo que
constituye una parte va a mantenerse separada de las
demás?
42 Esto es lo
que la Razón te diría. 43 Pero piensa
en lo que tendrías que reconocer, si eso es así.
T21.7
64 44 Si escoges el pecado
en vez
de la curación, estarás condenando al Hijo de Dios a lo que
jamás
puede ser corregido. 45 Con tu decisión, le
estás diciendo que está condenado, separado por siempre de ti y de
su Padre, y sin esperanza de poder regresar sano y salvo.
46 Enséñale esto, y aprenderás de él
exactamente lo que le enseñaste.
47 Pues lo único que le puedes enseñar
es que él es lo que tú quieres que sea, y lo
que decides que es, no es otra cosa que lo que tú has decidido ser.
48 Pero no pienses que esto es temible.
49 Que estás unido a él es un
hecho, no una interpretación. 50 ¿Cómo puede un hecho ser temible a menos que
esté en
desacuerdo con lo que tienes en más estima que la
Verdad? 51 La Razón te dirá que este
hecho constituye tu liberación. 52
Ni tu hermano ni tú pueden ser realmente atacados por separado.
53 Ni tampoco ninguno de los dos puede
aceptar un milagro sin que éste bendiga al otro y lo
cure
del dolor.
T21.7
65 54 La Razón, al igual que
el Amor, quiere tranquilizarte, y su intención
no es
infundirte miedo. 55 El poder de
curar
al Hijo de Dios se te ha dado porque él tiene necesariamente
que ser uno contigo. 56 Tú
eres
responsable de cómo se ve a sí mismo. 57 Y la Razón te dice que posees la facultad
para cambiar toda su mente —que es una contigo— en un solo
instante. 58 Y cualquier instante
sirve para corregir completamente todos sus errores, y que él
se complete. 59 En el mismo instante en
que permitas que se te cure, se verá que toda su salvación ha
sido completada con la tuya. 60 La Razón te ha sido dada para que
entiendas que eso es así. 61 Pues la Razón, amable como lo es el
propósito2555
al que sirve de medio, te aleja con paso seguro de la locura y te
lleva hacia la meta de la Verdad. 62 Y
ahí, descargarás el peso de negar la Verdad. 63 ¡Éste es el peso que es terrible,
no la
Verdad!
T21.7
66 64 En que ustedes estén
unidos
reside su salvación, que es don del Cielo y no regalo del miedo.
65 ¿Acaso el Cielo les parece una
carga?
66 En la locura lo es. 67 Y, no obstante, lo que la locura ve
tiene
que disiparlo la Razón. 68 La Razón les
asegura que el Cielo es lo que realmente quieren y
todo lo
que quieren. 69 Escuchen al Que les
habla
con la Razón, y armoniza la razón de ustedes con La de Él.
70 Resuélvanse a permitir que la Razón
sea el medio por el cual Él les instruya sobre cómo dejar atrás la
demencia. 71
No se oculten tras la demencia a fin de escapar de la Razón.
72 Lo que la locura quiere encubrir, el
Espíritu Santo lo pone al descubierto para que todo el mundo lo vea
con alegría.
T21.7
67 73 Tú eres realmente el
salvador de tu hermano. 74 Él es el
tuyo.
75 A la Razón le es muy grato hablar de
esto. 76 Este atractivo plan del
Amor2556
fue dado con Amor. 77 Y lo que el Amor
planea es semejante a Sí Mismo en esto: al estar ustedes unidos, Él
quiere que aprendan lo que ustedes tienen necesariamente que ser.
78 Y al ser ustedes uno con Él, les es
necesariamente dado dar lo que Él les ha dado, y les sigue dando.
79 Dedica aunque sólo sea un instante a
aceptar
con agrado lo que te es dado para que se lo des a tu hermano y
aprendas con él lo que les fue dado conjuntamente a ambos. 80 Dar no es más bendito que recibir, 81 pero tampoco es menos.
T21.7
68 82 El Hijo de Dios
siempre
está bendito cuando es uno contigo. 83
Y a medida que su gratitud te va llegando por haberlo bendecido, la
Razón te dirá que no
puede ser que te excluyas de la bendición. 84 La gratitud que él te ofrece te recuerda las
gracias que tu Padre te da por completarlo. 85 Y la Razón te dice que sólo así puedes
comprender lo que tú tienes que ser. 86 Tu Padre está tan cerca de ti como tu hermano.
87 No obstante, ¿qué podría estar más
cerca de ti que tu Yo2557?
T21.7
69 88 El poder2558
que tienes sobre el Hijo de Dios
no
constituye una amenaza para su Realidad2559.
89 Por el contrario, sólo
da
testimonio de Ella. 90
¿Dónde —que no fuese en sí mismo— podría radicar su
libertad, si él ya es libre? 91 ¿Y quién podría encadenarle —que no sea
él
mismo— si niega su libertad? 92 De Dios nadie se burla, ni tampoco puede Su
Hijo ser prisionero, salvo por su propio deseo.
93 Y es mediante su propio
deseo como se libera. 94 En eso radica
su fuerza,
no su debilidad. 95 Él está a merced de sí mismo. 96 Y ahí donde decide ser misericordioso, se libera.
97 Pero donde decide condenarse, es
hecho prisionero, encadenado en espera de que se perdone a
sí
mismo para poder liberarse.
T21.8 PERCEPCIÓN
Y DESEOS
T21.8
70 1 ¿No te das cuenta de
que todo tu sufrimiento proviene de la extraña creencia de que eres
impotente? ² Ser
impotente es el precio del pecado. ³ La impotencia es
la condición que impone el pecado, el único
requisito que exige para que se pueda creer en él. 4 Sólo los impotentes podrían creer en el
pecado. 5 La enormidad no tiene
atractivo, excepto para los insignificantes. 6 Y sólo los que primero creen
ser
insignificantes podrían sentirse atraídos por ella. 7 Traicionar al Hijo de Dios es la defensa de los
que no
se identifican con él. 8 Y tú, o estás
de su
parte o contra él, o lo amas o lo atacas, o
proteges su unidad o consideras que está hecho añicos y muerto como
consecuencia de tu ataque.
T21.8 71 9
Nadie2560
cree que el Hijo de Dios sea impotente. 10 Y los que se ven a sí mismos como
impotentes2561
deben
creer que no son2562
el Hijo de Dios. ¹¹ En ese caso, ¿qué van a ser excepto su
enemigo? ¹² ¿Y qué podrían hacer sino envidiar su poder y,
como
consecuencia de su envidia, tener miedo2563
a ese poder? ¹³ Éstos —los silenciosos y atemorizados, solos e
incomunicados, temerosos de que el poder del Hijo de Dios los
aniquile de un golpe— son los que amenazan y levantan su impotencia
contra
él. 14 Se unen al ejército de los
impotentes para librar su guerra de venganza, amargura y rencor
contra él, a fin de que se vuelva igual que ellos. 15 Y puesto que no saben que realmente
son uno
con él,
no saben a
quién odian. 16 Son en
verdad un ejército lamentable —cada uno de ellos tan capaz de
atacar a su hermano o volverse contra sí mismo— como de recordar
que alguna vez todos creyeron que tenían una causa común.
T21.8
72 17 Frenéticos,
vociferantes y fuertes parecen ser los que amenazan. 18 No obstante, no conocen a su enemigo,
sino sólo que lo
odian. 19 El odio los
ha
congregado, pero no se han unido unos con otros.
20 Pues si lo hubieran hecho, les sería
imposible odiar. ²¹ El ejército de los impotentes tiene que desbandarse
en presencia de la fuerza2564.
²² Los que son fuertes nunca traicionan, porque no tienen
necesidad de soñar con el poder ni de ejecutar su
sueño. ²³ ¿De qué manera actuaría un ejército en sueños?
24 De ninguna manera. 25 Podría vérsele atacando a cualquiera con
cualquier
cosa. 26 Los sueños no
conllevan Razón. 27 En
ellos, una flor se convierte en una lanza envenenada, un niño en un
gigante y un ratón ruge como un león. 28 Y con esa misma facilidad, se convierte al Amor en
odio. 29 Esto no es un
ejército, sino una casa de locos. 30 Lo
que parece ser un ataque concertado no es más
que un manicomio.
T21.8
73 31 El ejército de los
impotentes es ciertamente débil. ³² Realmente, no tiene armas ni
enemigo2565.
³³ Ciertamente, puede invadir el mundo y buscar un enemigo.
34 Pero nunca podrá encontrar lo que no
está ahí. 35 Ciertamente, puede
soñar
que encontró un enemigo, pero éste va a cambiar, incluso mientras
lo está atacando, de modo que corre de inmediato a buscarse otro y
nunca logra descansar con la victoria. 36 Y a medida que corre, se vuelve contra sí
mismo, pensando que detectó un pequeño indicio del gran enemigo que
siempre elude su ataque asesino, convirtiéndose en alguna otra
cosa. 37 ¡Cuán traicionero parece ser
ese enemigo, que cambia tanto que es imposible siquiera
reconocerlo!
T21.8 74 38 No obstante, el odio
tiene
que tener un blanco. 39 No se puede
tener
fe en el pecado sin un enemigo. 40
¿Quién, que crea en el pecado, podría atreverse a creer que
no
tiene enemigos? 41 ¿Acaso podría admitir
que nadie le hizo sentirse impotente? 42 La Razón seguramente le diría que no siguiera
buscando lo que no se
puede encontrar. 43 Pero
primero tiene que estar dispuesto a percibir un mundo donde
no hay
enemigos. 44 No es necesario que
entienda cómo puede ver ese mundo. 45 Ni debería tratar de comprenderlo. 46 Pues si se concentra en lo que no puede comprender,
no hará sino enfatizar su sensación de impotencia y
dejar que el pecado le diga que su enemigo debe de ser
él
mismo.
T21.8
75 47 Pero deja sólo que se
haga a sí mismo las preguntas que siguen, las cuales tiene
necesariamente que contestar para que estas cosas puedan cumplirse
para
él:
48 ¿Deseo un mundo en el que yo gobierno en lugar de uno que me gobierna a mí?49 ¿Deseo un mundo en el que soy poderoso en lugar de uno en el que soy impotente?50 ¿Deseo un mundo en el que no tengo enemigos y no puedo pecar?51 Y, ¿quiero ver lo que negué porque es la Verdad?
T21.8
76 52 Ya contestaste las
tres primeras preguntas, pero te falta la última. 53 Pues ésta aún parece temible y diferente a las
demás. 54 Sin embargo, la Razón te
aseguraría que todas son iguales. 55
Dijimos que durante este año se haría hincapié en la igualdad de
las cosas que realmente2566
son
iguales. 56 Esta última pregunta —que
ciertamente es la última sobre la que tienes que tomar una
decisión— todavía parece encerrar una amenaza que las otras ya
dejaron de tener para ti. 57 Y esta
diferencia imaginaria da testimonio de tu creencia de que la
Verdad
tal vez sea el enemigo que te falta por encontrar. 58 En esto pareciera residir, pues, tu última
esperanza de encontrar el pecado y de no aceptar
poder.
T21.8
77 59 No olvides que escoger entre Verdad2567
o pecado, o entre poder o impotencia es decidir si atacas
o curas. 60 Pues el curar emana del
poder y
atacar
de la impotencia. 61 A quien atacas
no
puedes querer curarlo. 62
Y el que quieres curar tiene que ser el que escogiste para que
estuviese a
salvo de ataques. 63 ¿Y
qué otra cosa es esta decisión, sino escoger entre verle
a través de los ojos del cuerpo, o dejar que te sea revelado por medio de
la visión? 64 La manera en que
esta
decisión lleva a sus efectos no es tu problema. 65 Pero lo que realmente quieres ver tiene que
ser lo
que tú escojas. 66 Este Curso trata de causas, no de
efectos.
T21.8
78 67 Considera
detenidamente qué respuesta vas a dar a la última pregunta que
todavía no has contestado. 68 Y deja
que tu Razón te diga que tiene que ser contestada, y que
la respuesta se
encuentra en las otras tres. 69 Y así, a medida que vayas observando los
efectos
del pecado en
cualquiera de sus formas, te será evidente que
todo lo que tienes que hacer es simplemente hacerte esta
pregunta:
T21.8
79 70 ¿Es esto lo que quiero
ver? 71 ¿Es esto lo que quiero para
mí?
T21.8 80
72 Ésta es la única decisión que tienes que tomar; la
condición para que tenga lugar lo que
sucede. 73 Es irrelevante para
cómo
suceda, pero no para el porqué.
74 Pues sobre esto tú tienes control.
75 Y si decides ver un mundo
sin
enemigos en el que no eres impotente, te serán dados los
medios
para verlo.
T21.8
81 76 ¿Por qué es tan
importante esa última pregunta? 77 La
Razón te lo dirá. 78 Es igual que las
otras tres, salvo en
el tiempo. 79 Las otras
son decisiones que se pueden tomar, volverse atrás y luego volverse
a tomar. 80 Pero la Verdad es
constante, e implica un estado en el que
es imposible vacilar. 81 Puedes desear
un mundo en el que tú gobiernas y no uno que te gobierna a ti, y
luego cambiar de parecer. 82 Puedes desear intercambiar tu impotencia por
poder, y luego perder ese mismo deseo cuando te atraiga
un ligero destello de pecado. 83 Y
puedes querer ver un mundo libre de pecado y, no obstante, permitir
que un "enemigo" te tiente a usar los ojos del cuerpo y
cambiar
lo que deseas.
T21.8
82 84 En cuanto a
contenido, todas las preguntas
son
iguales. 85 Pues cada una pregunta si
estás dispuesto a cambiar el mundo del pecado por lo que el
Espíritu Santo ve, ya que esto es lo que el mundo del pecado niega.
86 Y, por consiguiente, los que miran
de frente el pecado están viendo la negación del mundo
real. 87 Pero, además, la última
pregunta añade el deseo de constancia en tu anhelo de ver el
mundo real, de tal manera que ese deseo se convierta en el
único
que tienes. 88 Si contestas la última
pregunta con un "sí", vas a añadir sinceridad a las
decisiones que ya tomaste con respecto a las demás.
89 Pues sólo entonces habrás
renunciado a la opción de volver a cambiar de
parecer. 90 Cuando esto último sea lo
que no
quieres, las otras preguntas quedarán totalmente contestadas.
T21.8
83 91 ¿Por qué crees no
estar seguro de que las otras preguntas hayan sido
contestadas? 92 ¿Sería acaso necesario
plantearlas con tanta frecuencia si ya
lo hubiesen
sido? 93 Hasta no haber
tomado la decisión final, la respuesta será a la vez "sí" y
"no". 94 Pues has contestado "sí"
sin darte cuenta de que "sí" tiene que significar "que no hay lugar para el
no". 95 Nadie decide
en
contra de su propia felicidad, pero puede que lo haga
si no se da cuenta de que lo está haciendo. 96 Y si ve que su felicidad cambia constantemente,
es decir, ahora es esto, luego aquello, y más tarde, una sombra
esquiva sin vinculación a nada, de hecho está decidiendo en contra de
ella.
T21.8
84 97 La felicidad esquiva,
la que cambia de forma según el tiempo y lugar, es una ilusión que
no tiene significado2568.
98 La felicidad tiene necesariamente
que ser constante2569,
porque se logra
mediante el abandono del deseo por lo inconstante.
99 La alegría no puede ser percibida
sino
por medio de una visión constante. 100
Y la visión constante sólo se da a los que desean ser
constantes. 101 El poder del deseo del
Hijo de Dios sigue siendo la prueba de que todo aquel que se
considera a sí mismo impotente está equivocado. 102 Desea lo que quieras, y eso será lo que
verás y
pensarás que es real. 103 No existe
pensamiento que no tenga el poder de liberar o de matar.
104 Y ningún pensamiento puede
abandonar la mente de quien lo pensó, ni dejar de afectarlo.
T21.9 CAMBIAR
INTERNAMENTE
T21.9
85 1 Entonces, ¿son
peligrosos los pensamientos? ² Para los cuerpos, ¡sí! ³ Los
pensamientos que parecen matar son los que enseñan al que piensa
que a él también lo pueden matar. 4 Y así, "muere" debido a lo que
aprendió. 5 Pasa de la vida2570
a la muerte, la prueba final de que valoró lo inconstante más que
la constancia. 6 Seguramente,
pensó
que quería la felicidad. 7 Pero
no la
deseó porque era la Verdad y, por consiguiente,
tiene
que ser constante.
T21.9
86 8 Lo que es constante en
la alegría2571 es una condición muy ajena a tu
entendimiento2572. 9 No
obstante, si siquiera pudieses imaginarte cómo tiene que ser,
la
desearías aun sin comprender lo que es.
T21.9
87 10 La constancia de la felicidad2573 no hace excepciones: no cambia de
ninguna
manera. ¹¹ Es tan inalterable como el Amor de Dios por Su
Creación2574. ¹²
Segura de su visión, igual que Su Creador lo está en cuanto a Lo
que conoce, la felicidad se fija en todo y
ve que
realmente todo es igual. ¹³ No ve lo efímero, pues desea que todo sea
como ella es, y así lo ve. 14
Nada
tiene el poder de alterar su constancia, porque su propio deseo no puede
ser
puesto en duda. 15 La felicidad llega
tan seguramente a los que comprenden que contestar la última
pregunta es una necesidad para contestar las demás, como
la paz tiene que llegar a los que deciden curar y
no
juzgar.
T21.9
88 16 La Razón2575
te dirá que no
puedes pedir felicidad de una manera inconstante.
17 Pues si recibes lo que deseas
y la felicidad es continua, entonces necesitas pedirla
sólo una
vez para que sea tuya todo el tiempo.
18 Y si no la experimentas
todo el tiempo —siendo lo que es2576—
es que no la pediste. 19 Pues nadie2577 deja de pedir algo que desea
si cree que eso conlleva alguna posibilidad de obtener el
poder2578
de darlo a otros. 20 Puede que esté equivocado con respecto
a lo
que pide, dónde lo pide, y a qué se lo pide. ²¹
No obstante, pedirá porque desear algo constituye una
solicitud, una petición, y ha sido hecha por alguien a
quien Dios Mismo nunca dejará de contestar. ²² Dios ya le dio todo lo que
él realmente quiere. ²³ Pero aquello de lo
que no está seguro, Dios no se lo puede dar. 24 Pues mientras siga estando
inseguro, es que no lo desea de verdad, y lo que Dios da
tendrá
necesariamente que permanecer incompleto a menos que se
reciba.
T21.9
89 25 Tú, que completas la
Voluntad de Dios2579
y que realmente eres Su felicidad; tú cuya
voluntad2580
es tan poderosa como La Suya, un poder que no está perdido en
tus ilusiones, piensa detenidamente por qué razón no has decidido
todavía cómo vas a contestar la última pregunta2581.
26 Tu respuesta a las otras te ha
ayudado a estar parcialmente cuerdo. 27
Pero es la última la que realmente pregunta si estás dispuesto a
estar completamente cuerdo.
T21.9
90 28 ¿Qué es el instante
santo, sino el llamamiento de Dios a que reconozcas Lo que Él
te ha dado? 29 He aquí el gran
llamamiento2582
a la razón2583;
a concienciar lo que siempre está ahí a la vista; a la
felicidad que podría ser tuya todo el tiempo.
30 He aquí la paz constante que podrías
experimentar para siempre. ³¹ He aquí, revelado ante ti, lo
que la negación ha negado. ³² Pues aquí la última pregunta
ya está
contestada y lo que pides, concedido. ³³ Aquí el futuro es
ahora,
pues el tiempo es impotente ante tu deseo por Lo que nunca cambiará.
34 Pues has pedido que nada
se interponga
entre la santidad2584
de tu relación y tu concienciación de esa santidad.