CAPÍTULO 21

 

T21 LA IMAGEN INTERIOR

 

T21.1 INTRODUCCIÓN

 

T21.1 1 1 La proyección2495 hace la percepción2496. ² El mundo que ves es lo que tú le diste2497, nada más que eso. ³ Pero si bien no es más que eso, tampoco es menos. 4 Por consiguiente, para ti, ciertamente es importante. 5 Es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. 6 Tal como piense el hombre, así percibirá. 7 Por lo tanto, no trates2498 de cambiar el mundo, 8 sino más bien, opta2499 por cambiar cómo piensas acerca de él. 9 La percepción es un resultado, no una causa. 10 Y por eso, el concepto de grados de dificultad en los milagros no tiene significado2500. ¹¹ Todo lo que se mira a través de la visión se cura2501 y es santo2502. ¹² Nada que se perciba sin ella tiene significado. ¹³ Y donde no hay significado, hay caos2503.

 

T21.1 2 14 La condenación es tu juicio sobre ti mismo, y eso lo vas a proyectar sobre el mundo. 15 Míralo como si estuviese condenado, y lo único que verás es lo que hiciste para herir al Hijo de Dios. 16 Si lo que ves2504 son desastres y catástrofes, es porque has tratado de crucificar al Hijo de Dios. 17 Si ves2505 santidad y esperanza, es porque te has unido a la Voluntad de Dios para liberarlo. 18 No hay otra alternativa fuera de estas dos decisiones2506. 19 Y verás el testigo de la alternativa que escogiste, y aprenderás de él a reconocer cuál de las dos decisiones tomaste. 20 [El mundo que ves2507 tan sólo te muestra cuánta alegría2508 te2509 has permitido ver en ti y aceptar como tuya. ²¹ Y si ése es su significado2510, entonces el poder de dar alegría2511 tiene que encontrarse en ti.]

 

 

 

T21.2 EL MUNDO IMAGINADO

 

T21.2 3 1 Nunca olvides que el mundo que los ciegos "ven" tiene que ser necesariamente imaginario, pues lo que realmente parece ser es desconocido para ellos. ² Tienen que inferir lo que podrían ver basándose en evidencias que siempre son indirectas, y reconstruir sus inferencias a medida que tropiezan y se caen, debido a lo que no reconocieron, o bien pasan sin sufrir daño alguno a través de puertas abiertas que ellos creían cerradas. ³ Lo mismo ocurre contigo. 42512 no ves. 5 Los indicios en los que basas tus inferencias son erróneos y, por eso, tropiezas y caes sobre las piedras que no reconociste como tales, al mismo tiempo que no te has dado cuenta de que puedes atravesar las puertas que creías que estaban cerradas, pero que están abiertas de par en par para los ojos que no ven, esperando para darte la bienvenida.
T21.2 4 6 ¡Qué locura es tratar de juzgar2513 lo que en vez se podría ver2514! 7 No es necesario imaginar2515 el aspecto que debe tener el mundo. 8 Necesariamente hay que verlo2516 primero, antes de que lo puedas reconocer como lo que realmente es2517. 9 Se te puede indicar qué puertas están abiertas para que puedas ver dónde radica la seguridad, qué camino conduce a la oscuridad y cuál a la luz. 10 El juzgar siempre te dará falsas indicaciones, pero la visión te indicará por dónde ir. ¹¹ ¿Para qué ponerte a adivinar?
T21.2 5 12 No hay que sufrir para aprender. ¹³ Las lecciones fáciles de aprender se asimilan alegremente, y se recuerdan con agrado. 14 Lo que te hace feliz quieres aprenderlo y no olvidarlo. 15 Pero no es esto lo que quieres negar. 16 Tu pregunta se refiere a si los medios por los cuales se aprende este Curso te traerán la alegría que promete. 17 Si creyeses que sí, no tendrías ninguna dificultad en aprenderlo. 18 Todavía no son estudiantes alegres porque aún no están seguros de que la visión pueda darles más que el juzgar, y han aprendido que no pueden tener ambos.
T21.2 6 19 Los ciegos2518 se acostumbran a su mundo mediante la adaptación a él. 20 Creen saber cómo desenvolverse en él. ²¹ Han aprendido a hacerlo, no por medio de lecciones divertidas, sino lidiando con la dura necesidad impuesta por las limitaciones que creyeron que no podían superar. ²² Y como todavía lo siguen creyendo, aprecian mucho esas lecciones y se aferran a ellas justamente porque no pueden ver. ²³ No entienden que son precisamente estas lecciones las que los mantienen ciegos. 24 No es eso lo que creen. 25 Y así, conservan el mundo que aprendieron a "ver" en su imaginación, creyendo que sólo pueden escoger entre eso o nada. 26 Odian al mundo que aprendieron a conocer mediante el dolor. 27 Y todo lo que creen que habita en él sólo sirve para recordarles que están incompletos y que han sido amargamente despojados.
T21.2 7 28 Por lo tanto, así definen su vida y donde la viven, adaptándose tal como creen que deben hacerlo, temerosos de perder lo poco que tienen. 29 Y lo mismo ocurre con todos los que consideran que el cuerpo2519 es lo único que tienen y lo único que tienen todos sus hermanos. 30 Tratan de comunicarse entre sí, y fracasan una y otra vez. ³¹ Y se adaptan a la soledad, pues creen que conservar el cuerpo es proteger lo poco que tienen. ³² Presta atención, y mira a ver si te puedes acordar de lo que ahora vamos a hablar.
T21.2 8 33 Escucha... tal vez puedas captar un leve indicio de un estado inmemorial que no has olvidado del todo; tal vez sea un poco nebuloso, pero no te es totalmente desconocido, como una canción cuyo título olvidaste hace mucho tiempo, así como las circunstancias en las que la oíste. 34 No puedes acordarte de toda la canción sino sólo de algunas notas de la melodía, y no puedes asociarla con ninguna persona o lugar, ni con nada en particular. 35 Pero esas pocas notas te bastan para recordar cuán bella era la canción, cuán maravilloso el lugar donde la escuchaste y cuánto querías a los que estaban ahí, escuchándola en tu compañía.
T21.2 9 36 Las notas no son nada. 37 No obstante, las has conservado contigo, no por ellas mismas sino como un memorable recuerdo de lo que te haría llorar si pudieras recordar cuánto apreciabas aquello. 38 Podrías recordar, pero tienes miedo, pues crees que perderías el mundo que desde entonces aprendiste a conocer. 39 Y, no obstante, sabes que nada de lo que aprendiste en este mundo es ni la sombra de esto. 40 Escucha y fíjate a ver si te acuerdas de una canción muy antigua que conociste hace tanto tiempo, y que te era más querida que cualquier otra melodía que aprendiste desde entonces a apreciar.
T21.2 10 41 Más allá del cuerpo, del sol y de las estrellas; más allá de todo lo que ves y, no obstante, que en cierta forma te es familiar, hay un arco de luz dorada que se extiende, cuando lo miras, hasta volverse un enorme círculo luminoso. 42 Y todo el círculo se llena de luz ante tus ojos. 43 Sus bordes desaparecen y, lo que antes había dentro, ya no está. 44 La luz se expande y lo envuelve todo, extendiéndose hasta el infinito, y brillando eternamente sin interrupciones ni límites de ninguna clase. 45 En ella, todo está unido en una perfecta continuidad, 46 siendo imposible imaginar que pueda haber algo fuera de ella, pues realmente no hay ningún lugar del que esta luz esté ausente.

 

T21.2 11 47 Ésta es la visión del Hijo de Dios, al que conoces bien. 48 He aquí lo que ve el que conoce a su Padre. 49 He aquí el recuerdo de lo que tú realmente eres: una parte de eso, con todo eso en ti, y estás unido a todo tan seguramente como todo está unido en ti. 50 Acepta la visión que puede mostrarte esto y no el cuerpo. 51 Tú conoces la canción de antaño, y muy bien. 52 Nada te será nunca tan querido como ese himno antiguo que el Hijo de Dios sigue cantando a su Padre2520.
T21.2 12 53 Y ahora los ciegos pueden ver, pues esa misma canción que entonan en honor de su Creador los alaba a ellos también. 54 La ceguera de la que fueron hacedores no podrá resistir al recuerdo de esta canción. 55 Y verán la visión del Hijo de Dios cuando recuerden a quién realmente están cantando. 56 ¿Qué es un milagro2521, sino recordar esto? 57 ¿Y en quien no se encuentra esta memoria2522? 58 La luz en uno despierta la luz en todos los demás. 59 Y cuando la vean en uno y otro, la estarán recordando por todos.

 

T21.3 SOMOS RESPONSABLES DE LO QUE VEMOS

 

T21.3 13 1 Hemos repetido cuán poco se te pide para que aprendas este Curso. ² Es la misma pequeña dosis de buena voluntad que necesitas para que toda la relación de ustedes se transforme en alegría; el pequeño presente que ofreces al Espíritu Santo2523 a cambio del cual Él les da todo; lo poco sobre lo que se basa la salvación2524; el pequeño cambio de forma de pensar por el que la crucifixión se transforma en resurrección. ³ Y como lo poco que se te pide es verdad, es tan sencillo que es imposible que no se entienda completamente. 4 Puede ser rechazado, pero no es ambiguo. 5 Y si ahora decides oponerte a eso, no será porque es incomprensible, sino más bien porque ese pequeño costo —a tu juicio— parece ser un precio demasiado alto a pagar por la paz.
T21.3 14 6 Lo que sigue más abajo es lo único que tienes que hacer para que se te dé la visión, la felicidad, la liberación del dolor y el escape completo del pecado. 7 Di sólo eso, pero si lo dices, dilo de todo corazón y sin reservas, pues en ello radica el poder de la salvación:
T21.3 15 8 Soy responsable de lo que veo. 9 Escogí los sentimientos que experimento, y decidí cuál es la meta que quiero alcanzar.
10 Y todo lo que parece sucederme,
yo mismo lo pedí, y
se me dio tal como lo había pedido
T21.3 16 11 No te engañes por más tiempo a ti mismo pensando que eres impotente ante lo que se te hace. ¹² Reconoce únicamente que estabas equivocado, y todos los efectos de tus errores desaparecerán.
T21.3 17 13 Es imposible que el Hijo de Dios2525 pueda ser simplemente llevado por sucesos externos a Él. 14 Es imposible que las cosas que le suceden no hubiesen sido decididos por él. 15 Su poder de decisión es lo que determina cada situación en la que parece encontrarse, ya sea por casualidad o accidentalmente. 16 Ni accidentes ni casualidades son posibles en el Universo tal como Dios Lo creó, fuera del Cual no existe nada. 17 Si sufres, es porque decidiste que el pecado era tu meta. 18 Si eres feliz, es porque entregaste tu poder de decisión a Aquel Que tiene necesariamente que decidir a favor de Dios por ti. 19 Éste es el pequeño presente que ofreces al Espíritu Santo y, aun esto, Él te lo dio para que te lo dieras a ti mismo. 20 Pues mediante este presente, se te da el poder de liberar a tu salvador para que él, a su vez, pueda salvarte.
T21.3 18 21 Así, pues, no escatimes esta pequeña ofrenda, ²² pues, si te la guardas, seguirás viendo el mundo tal como ahora lo ves. ²³ Pero si la das, todo lo que ves desaparecerá junto con él. 24 Nunca se ha dado tanto a cambio de tan poco. 25 Es en el instante santo2526 donde este intercambio se efectúa y se mantiene. 26 Ahí, el mundo que no quieres es llevado ante el que quieres. 27 Y ahí, el mundo que quieres te es dado justamente porque lo quieres para ti. 28 Pero, para que esto se dé, primero debes reconocer el poder de lo que quieres. 29 Tienes que aceptar su fuerza, no su debilidad. 30 Debes percibir que lo que es suficientemente poderoso como para hacer un mundo, también lo puede abandonar y, además —si está dispuesto a reconocer que estaba equivocado— es capaz de aceptar que se le corrija.
T21.3 19 31 El mundo que ves no es sino el testigo inútil de que estabas en lo cierto. ³² Este testigo está demente. ³³ Tú le enseñaste cómo atestiguar y, cuando te lo repitió, lo escuchaste y te convenciste de que lo que él vio era verdad. 34 Tú te has causado todo esto a ti mismo. 35 Ve sólo esto, y verás también cuán circular es el razonamiento en el que se basa tu "visión". 36 Eso no fue algo que te haya sido dado. 37 Ése fue el regalo que te hiciste a ti mismo y que hiciste a tu hermano. 38 Accede, entonces, a que se le quite y sea reemplazado por el presente de la Verdad2527. 39 Y, a medida que observes el cambio en él, te será dado verlo en ti mismo.
T21.3 20 40 Tal vez tú no veas la necesidad de dar esta pequeña ofrenda. 41 Si ése es el caso, entonces, examina más detenidamente lo que esta ofrenda realmente representa. 42 Y, en forma muy sencilla, ve en ella el completo intercambio de la separación por la salvación. 43 El ego no es otra cosa que la idea de que es posible que sucedan cosas al Hijo de Dios sin su voluntad y, así, sin la Voluntad de su Creador, Cuya Voluntad no puede estar separada de la suya.
T21.3 21 44 Esta idea reemplaza la voluntad del Hijo de Dios, en lo que constituye una rebelión demente contra lo que necesariamente tiene que ser eterno. 45 Es la declaración de que tiene el poder de privar a Dios del Suyo, quedándoselo para , aunque privándose de lo que Dios ha querido para él. 46 Esta es la alocada idea que ustedes han entronado en sus altares y a la que rinden culto. 47 Y todo lo que supone una amenaza para ella parece atacar la fe de ustedes, pues es en ella donde la depositaron. 48 No piensen que les falta fe, pues su creencia y confianza en esta idea son ciertamente firmes.
T21.3 22 49 El Espíritu Santo les puede dar fe en la santidad y la visión para que la vean con bastante facilidad. 50 Pero no han dejado libre ni despejado el altar donde a estos presentes les corresponde estar. 51 Y donde ellos debieran estar, ustedes han colocado sus ídolos y los han consagrado a otra cosa. 52 A esa otra "voluntad" que parece decirles lo que ha de ocurrir, le confirieron realidad. 53 Y lo que quisiera demostrarles lo contrario tiene necesariamente que parecerles irreal. 54 Lo único que se les pide es que hagan sitio a la Verdad. 55 No se les pide que hagan o que ejecuten lo que está más allá de su entendimiento. 56 Lo único que se les pide es que dejen entrar a la Verdad, que cesen de interferir en lo que ha de acontecer de por sí, y que simplemente vuelvan a reconocer la presencia de lo que pensaron que habían desechado.
T21.3 23 57 Accedan, aunque sólo sea por un instante, a despejar sus altares de lo que habían depositado sobre ellos, y no podrán dejar de ver lo que realmente se encuentra allí. 58 El instante santo no es un instante de creación, sino de reconocimiento. 59 Pues el reconocer les viene de la visión y de la suspensión de todo juicio. 60 Sólo entonces es posible mirar dentro de uno mismo y ver lo que necesariamente tiene que estar allí, claramente a la vista, y completamente independiente de inferencias o juicios. 61 Deshacer no es tarea de ustedes, pero sí depende de ustedes darle la bienvenida o no. 62 La fe y el deseo van de la mano, pues todo el mundo cree en lo que desea.
T21.3 24 63 Ya hemos dicho que hacerse ilusiones es la manera en que el ego lidia con lo que quiere, de manera que se vuelva eso mismo. 64 No hay mejor demostración del poder del deseo y, por consiguiente, de la fe, para hacer que sus metas parezcan reales y posibles. 65 La fe en lo irreal conduce a hacer ajustes a la realidad para amoldarla a la meta de la locura. 66 La meta del pecado induce a la percepción de un mundo temible para justificar su propósito. 67 Verás aquello que desees ver. 68 Y si su realidad es falsa, lo defenderás sin darte cuenta de todos los ajustes que introdujiste para que así fuese.
T21.3 25 69 Cuando se niega la visión, la confusión entre causa y efecto2528 se vuelve inevitable. 70 Ahora, el propósito va a ser el de mantener en la oscuridad la causa del efecto y hacer que el efecto parezca ser la causa. 71 Esta aparente independencia del efecto permite que se le considere como independiente, y capaz de servir de causa a los sucesos y sentimientos que el hacedor del efecto piensa que éste causa. 72 Hace tiempo, hablamos de tu deseo de crear tu propio Creador, y de ser padre y no hijo de Él. 73 Éste es el mismo deseo. 74 El Hijo es el efecto que quiere negar a su Causa. 75 Y así, él parece ser la causa y producir efectos reales. 76 No hay efectos sin causa, y confundir lo uno con lo otro es simplemente no comprender ninguno de los dos.
T21.3 26 77 Es tan esencial que reconozcas que hiciste el mundo que ves, como que reconozcas que no te creaste a ti mismo. 78 Pues se trata del mismo error. 79 Nada que Tu Creador no haya creado tiene ninguna influencia sobre ti. 80 Y si crees que lo que has hecho puede dictarte lo que ves y sientes y, tienes fe en su facultad de hacerlo, estás negando a tu Creador y creyendo que te hiciste a ti mismo. 81 Pues si crees que el mundo que hiciste tiene el poder de hacer de ti lo que se le antoje, estás confundiendo Hijo y Padre, efecto y Fuente.
T21.3 27 82 Las creaciones del Hijo son semejantes a Las de su Padre. 83 Pero, al crearlas, el Hijo no se engaña a sí mismo pensando que él es independiente de su Fuente. 84 Su unión con Ella es la Fuente de su crear2529. 85 Separado de Ella, carece de poder para crear, y lo que hace no significa nada. 86 En efecto, no altera nada en la Creación2530, depende enteramente de la locura de su hacedor y no sirve para justificarla. 87 Tu hermano cree que hizo el mundo contigo. 88 De este modo, niega la Creación. 89 Cree, al igual que tú, que el mundo que hizo, lo hizo a él. 90 De este modo, niega haberlo hecho.
T21.3 28 91 Pero la Verdad es que los dos fueron creados por un Padre amoroso, Que Los creó juntos y como Uno. 92 Si ves2531 lo que "prueba" lo contrario2532, estarás negando toda Tu Realidad2533. 93 En cambio, si aceptas2534 que todo lo que parece interponerse entre ustedes dos, que los mantiene separados uno del otro y del Padre de ustedes, lo hiciste tú en secreto2535, el instante de liberación les habrá llegado. 94 Todos sus efectos habrán desaparecido porque su fuente ha sido puesta al descubierto. 95 La aparente autonomía de ésta es lo que te mantenía prisionero. 96 Ésa es la misma ilusión que te hace pensar que eres independiente de la Fuente por la Cual fuiste creado y, que nunca has abandonado.

 

T21.4 TENER FE, CREER, Y MIRAR CON LA VISIÓN

 

T21.4 29 1 Todas las relaciones especiales2536 tienen como meta el pecado, ² pues son transacciones que se hacen con la realidad, a la cual la unión aparente quiere adaptarse. ³ No olvides esto: hacer transacciones es fijar límites, y vas a odiar a cualquier hermano con el que sostengas una relación limitada. 4 Quizá trates de respetar la transacción en nombre de lo que es "justo", lo cual exigirá a veces que seas tú el que pague, aunque lo más frecuente es que sea el otro el que lo haga. 5 Así, al hacer lo que es "justo", tratas de mitigar la culpa que emana del propósito que aceptaste para la relación. 6 Y, por eso, el Espíritu Santo tiene que cambiar el propósito de la relación, para que ésta sea útil para Él, e inofensiva para ti.
T21.4 30 7 Si aceptas este cambio, habrás aceptado la idea de hacer sitio a la Verdad. 8 La fuente del pecado habrá desaparecido. 9 Puede que imagines que todavía experimentas sus efectos, pero el pecado ha dejado de ser tu propósito, y ya no lo quieres más. 10 Nadie permite que un propósito sea reemplazado mientras todavía lo siga deseando, pues no hay nada que se quiera y se proteja tanto como una meta que la mente ha aceptado. ¹¹ La mente la perseguirá, malhumorada o feliz, pero siempre con fe y con la perseverancia que la fe inevitablemente trae consigo. ¹² El poder de la fe jamás se reconoce si se deposita en el pecado. ¹³ En cambio, siempre se reconoce si se deposita en el Amor.
T21.4 31 14 ¿Por qué te resulta extraño que la fe pueda mover montañas? 15 Ciertamente, constituye una hazaña insignificante para semejante poder. 16 Pues la fe puede mantener al Hijo de Dios encadenado todo el tiempo que él crea estarlo. 17 Y cuando es liberado de esas cadenas será simplemente porque habrá dejado de creer en ellas, al retirar su fe de la idea de que podían mantenerlo preso y, al contrario, depositarla en su libertad. 18 Es imposible tener la misma fe en dos rumbos opuestos. 19 La fe que depositas en el pecado se la estás quitando a la santidad. 20 Y lo que ofreces a la santidad ha sido quitado al pecado.
T21.4 32 21 Tener fe, creer y mirar con la visión, son los medios por los que se alcanza la meta de la santidad. ²² Por medio de ellos, el Espíritu Santo te conduce al mundo real, alejándote de todas las ilusiones en las que habías depositado tu fe. ²³ Ése es Su rumbo, al único que siempre mira. 24 Y cuando te desvías de él, Él te recuerda que sólo hay uno. 25 Su fe, Su creencia, y Su visión, son todos para ti. 26 Y cuando los hayas aceptado totalmente en lugar de los tuyos, no los necesitarás más; 27 pues tener fe, mirar con la visión y creer, tiene sentido únicamente antes de que se alcance el estado de certeza. 28 En el Cielo, no se los conoce. 29 No obstante, el Cielo se alcanza por medio de ellos.
T21.4 33 30 Es imposible que el Hijo de Dios no tenga fe, pero puede decidir dónde quiere depositarla. ³¹ Carecer de fe no es falta de fe, sino no tener fe en nada. ³² La fe que se deposita en las ilusiones no carece de poder, pues, debido a ello, el Hijo de Dios cree ser impotente. ³³ Así, no cree en sí mismo, pero tiene gran fe en sus ilusiones sobre sí mismo. 34 Pues hiciste la fe, la percepción y las creencias como medios para perder la certeza y encontrar el pecado. 35 Tomar este rumbo demente fue tu propia decisión y, al depositar tu fe en lo que habías decidido, hiciste lo que deseabas hacer.
T21.4 34 36 El Espíritu Santo tiene un uso para todos los medios con los que se peca y por medio de los cuales trataste de encontrar el pecado. 37 Pero tal como Él los usa, esos medios alejan del pecado porque Su propósito apunta hacia el rumbo opuesto. 38 Él ve los medios que empleas, pero no el propósito para el cual los hiciste. 39 Su intención no es quitártelos, pues reconoce su valor como un medio de alcanzar lo que Él quiere para ti. 40 Hiciste la percepción a fin de poder escoger entre tus hermanos, e ir con ellos en busca del pecado. 41 El Espíritu Santo ve la percepción como un medio para enseñarte que la visión de una relación santa es todo lo que quieres ver. 42 Luego, depositarás tu fe en la santidad, al desearla y creer en ella debido a tu deseo.
T21.4 35 43 La fe y la creencia se unen a la visión, ahora que todos los medios que una vez sirvieron al pecado son redirigidos hacia la santidad. 44 Pues lo que piensas que es pecado no es sino una limitación y a quien tratas de limitar a un cuerpo, lo odias porque tienes miedo. 45 Al negarte a perdonarlo, lo quieres condenar a ser un cuerpo porque aprecias los medios del pecado. 46 Y así, depositas en el cuerpo tu fe y tus creencias. 47 Pero la santidad quiere liberar a tu hermano eliminando el odio por medio de la eliminación del miedo, no como síntoma, sino como su fuente.
T21.4 36 48 Los que quieren liberar a sus hermanos del cuerpo no pueden tener miedo. 49 Han renunciado a los medios del pecado por medio de la decisión de dejar que todas las limitaciones fuesen eliminadas. 50 A medida que desean ver a sus hermanos inmersos en la santidad, el poder de sus creencias y de su fe mira mucho más allá del cuerpo, apoyando la visión2537, no obstruyéndola. 51 Pero primero decidieron reconocer lo mucho que su fe2538 en el cuerpo había limitado su comprensión del mundo, haciendo que desearan depositar el poder de su fe y sus creencias en otro lugar, si se les ofrecía otro punto de vista. 52 Los milagros que resulten de esta decisión, también van a nacer de la fe. 53 Pues a todos los que deciden apartar su mirada del pecado, se les da la visión y se les conduce a la santidad.
T21.4 37 54 Los que creen en el pecado, tienen necesariamente que pensar que el Espíritu Santo exige sacrificios, pues así es como piensan que puedan lograr su propósito. 55 Hermanos, el Espíritu Santo sabe que el sacrificio no aporta nada. 56 Él no hace transacciones. 57 Y si intentan imponerle límites, Lo odiarán porque tendrán miedo. 58 El presente que les ha hecho es más valioso que cualquier cosa de este lado del Cielo. 59 El instante en el que lo van a reconocer está por llegar. 60 Unan su concienciación a lo que ya ha sido unido. 61 La fe que depositen el uno en el otro lo puede lograr. 62 Pues El que ama el mundo lo está viendo por ustedes, sin una sola mancha de pecado sobre él, y envuelto en una inocencia que lo hace tan bello como el Cielo.
T21.4 38 63 Tu fe en el sacrificio le ha dado un gran poder en cuanto a lo que miras, salvo que no te das cuenta de que, debido a él, no puedes ver. 64 Pues el sacrificio debe exigírsele a un cuerpo, y por otro cuerpo. 65 La mente no podría pedirlo ni recibirlo por sí misma, 66 como tampoco lo podría hacer el cuerpo. 67 La intención está en la mente, que trata de usar el cuerpo para poner en práctica los medios para pecar en los que ella cree. 68 Y así, la unión de la mente y el cuerpo se convierte en una creencia de la que no pueden escapar los que valoran el pecado. 69 Y así, el sacrificio constituye invariablemente un medio para imponer límites y, por consiguiente, para odiar.
T21.4 39 70 ¿Acaso crees que esto preocupa al Espíritu Santo? 71 Él no te va a dar aquello de lo que —de acuerdo con Su propósito— te quiere apartar. 72crees que Él te quiere privar de algo por tu propio bien. 73 Pero los términos "bien" y "privación" son opuestos y, no pueden reconciliarse de ninguna forma que tenga sentido. 74 Es como decir que la Luna y el Sol son uno porque aparecen de noche y de día y, por consiguiente, tienen necesariamente que estar unidos. 75 Pero ver uno de ellos significa que el otro ha desaparecido de la vista. 76 Tampoco es posible que lo que irradia luz dependa de la oscuridad para poder ser visto. 77 Ninguno de los dos exige sacrificios al otro. 78 No obstante, cada uno de ellos depende de la ausencia del otro.
T21.4 40 79 El cuerpo se hizo para que sirviese de sacrificio al pecado y, en la oscuridad, aún se le considera así. 80 No obstante, a la luz2539 de la visión, se le ve de manera muy diferente. 81 Puedes tener fe en que el cuerpo servirá fielmente la meta del Espíritu Santo y, así darle poder para que sirva de instrumento para ayudar a los ciegos a ver. 82 Pero cuando ellos vean, mirarán sin tener en cuenta el cuerpo, igual que tú. 83 La fe y las creencias que le diste son del más allá. 84 Diste percepción, creencia y fe de tu mente al cuerpo. 85 Ahora, permite que éstas sean devueltas a la mente que las produjo y, que todavía las puede usar para salvarse a sí misma de lo que hizo.

 

T21.5 EL MIEDO A MIRAR EN MI FUERO INTERNO

 

T21.5 41 1 El Espíritu Santo nunca te va a enseñar que eres pecador. ² Sí corregirá tus errores, pero eso no le causa miedo a nadie. ³ Pero tú sí que tienes miedo de mirar en tu fuero interno y ver el pecado que crees que se encuentra allí; 4 aunque no tengas miedo de admitirlo. 5 El ego considera muy apropiado que se asocie el miedo con el pecado y, además, sonríe con aprobación. 6 No le importa dejar que te sientas avergonzado. 7 No pone en duda tu creencia y fe en el pecado. 8 Sus templos no se tambalean por eso. 9 Tu fe de que ahí hay pecado no hace sino atestiguar tu deseo de que esté allí para que se pueda ver. 10 Pero esto tan sólo aparenta ser la fuente de tu miedo.
T21.5 42 11 Recuerda que el ego no está solo. ¹² Su mando está atemperado, y su "enemigo" desconocido al Que ni siquiera puede ver, le tiene miedo. ¹³ El ego te pide a plena voz que no mires dentro de ti, pues si lo haces, tus ojos se posarán sobre el pecado y Dios te castigará cegándote. 14 Esto es lo que crees y, por consiguiente, no miras. 15 Pero ese no es el miedo secreto del ego, ni tampoco el tuyo, que eres su siervo. 16 Vociferando de veras, el ego afirma que sí lo es; y lo hace con demasiado escándalo y demasiado a menudo. 17 Pues bajo esa continua gritería y frenética declaración, el ego no está muy seguro de que así sea. 18 Debajo de tu miedo a mirar en tu fuero interno por causa del pecado se oculta todavía otro miedo, uno que hace temblar al ego.
T21.5 43 19 ¿Qué pasaría si miraras en tu fuero interno y no vieses ningún pecado? 20 Esta "temible" pregunta es la que el ego nunca plantea. ²¹ Y tú, que ahora te la haces, estás amenazando demasiado seriamente todo el sistema defensivo del ego, como para que él se moleste en seguir fingiendo que es tu amigo. ²² Los que se han unido a sus hermanos han abandonado la creencia de que su identidad2540 reside en el ego. ²³ Una relación santa es aquella en la que te unes con Lo que en verdad es parte de Ti. 24 Y, por haberte unido, tu creencia en el pecado ya ha sido debilitada, y ahora no eres enteramente reacio a mirar en tu fuero interno y ver que en él no hay ningún pecado.
T21.5 44 25 Tu liberación todavía es solamente parcial, todavía limitada e incompleta, aunque nació en tu fuero interno. 26 Al no estar tú completamente loco, has estado dispuesto a observar gran parte de tu demencia y a reconocer su locura. 27 Tu fe se está interiorizando, ha dejado atrás a la demencia y se está enfilando hacia la Razón2541. 28 Y lo que tu Razón te dice ahora, el ego no lo quiere oír. 29 El propósito del Espíritu Santo fue aceptado por la parte de tu mente que el ego no conoce2542, 30 y que tampoco conocías. ³¹ Y, no obstante, esa parte —con la que ahora te identificas— no teme mirarse a sí misma. ³² No conoce el pecado. ³³ De lo contrario, ¿cómo podría haber estado dispuesta a ver el propósito del Espíritu Santo como suyo?
T21.5 45 34 Esta parte de tu mente ha visto a tu hermano y lo ha reconocido perfectamente desde que el tiempo comenzó. 35 Y ella no ha deseado otra cosa que unirse a él y ser nuevamente libre, tal como era antes. 36 Ha estado esperando el nacimiento de la libertad y que la aceptación de la liberación te llegara. 37 Y ahora, te das cuenta de que no fue el ego el que se unió al propósito del Espíritu Santo y, por consiguiente, que tuvo que haber sido otra cosa. 38 No creas que esto es una locura, 39 pues te lo dice tu Razón y, se deduce perfectamente de lo que ya has aprendido.
T21.5 46 40 No hay incoherencias en lo que enseña el Espíritu Santo. 41 Éste es el razonamiento de los cuerdos. 42 Has percibido la locura del ego, y no te ha dado miedo porque has decidido no compartirla. 43 Pero a veces, te sigue engañando, 44 aunque en los momentos más lúcidos de ustedes2543, sus enfurecimientos no produzcan ningún terror en sus corazones. 45 Pues te has dado cuenta de que todos los regalos que el ego te quitaría con rabia por tu "presuntuoso" deseo de mirar en tu fuero interno, no los quieres. 46 Todavía quedan unas cuantas baratijas que parecen titilar y llamarte la atención. 47 No obstante, ya no "venderías" el Cielo por tenerlas.
T21.5 47 48 Y ahora el ego tiene miedo. 49 Pero lo que él oye aterrorizado, la otra parte de la mente2544 lo oye como la música más agradable que hay; el canto que añoraba oír desde la primera vez que el ego llegó a las mentes de ustedes. 50 La debilidad del ego es su fuerza. 51 El canto de la libertad —que canta las alabanzas de otro mundo— le trae esperanzas de paz. 52 Pues ella recuerda el Cielo, y ahora ve que finalmente el Cielo ha venido a la tierra, de donde el dominio del ego lo2545 había mantenido alejado por tanto tiempo. 53 El Cielo ha llegado porque2546 encontró un hogar en la relación que ustedes mantienen en la tierra. 54 Y la tierra no puede retener por más tiempo lo que se ha dado al Cielo como suyo.
T21.5 48 55 Mírense uno al otro con cariño, y recuerden que la debilidad del ego se pone de manifiesto en la mirada de los dos. 56 Aquellos que el ego quería mantener separados se han encontrado y unido, y ahora miran al ego sin miedo. 57 Niñitos, inocentes que son de todo pecado, sigan con agrado el camino hacia la certeza. 58 No dejen que la insistencia alienante del miedo que les dice que lo seguro es dudar los detenga. 59 Eso no significa nada. 60 ¿Qué les puede importar con cuanto ruido se proclame? 61 Lo que no tiene sentido no lo adquiere porque se repita y se aclame. 62 El camino apacible está despejado. 63 Síganlo felizmente, y no cuestionen lo que necesariamente tiene que ser así.

 

 

 

T21.6 RAZONAR Y PERCIBIR

 

T21.6 49 1 La percepción selecciona y hace el mundo que ves. ² Literalmente va escogiendo en él lo que la mente le instruye. ³ Las leyes del tamaño, forma y luminosidad tendrían validez, tal vez, si otras cosas fuesen iguales. 4 Pero no lo son. 5 Pues es mucho más probable que halles lo que buscas — sin importar su color, forma o tamaño— que lo que prefieres pasar por alto. 6 La pequeña y aquietada voz que habla por Dios no es ahogada por todos los gritos estridentes y arranques insensatos de furia con los que el ego acosa a los que la quieren escuchar. 7 Percibir es una decisión, no un hecho. 8 Pero de esta decisión depende mucho más de lo que hasta ahora te has dado cuenta. 9 Pues de la voz que decidas escuchar y de lo que decidas ver, dependen enteramente todas tus creencias en lo que eres. 10 La percepción da testimonio únicamente de esto y nunca de la Realidad. ¹¹ No obstante, puede mostrarte las condiciones en las cuales es posible concienciar la Realidad, o aquellas en las que eso nunca sería posible.
T21.6 50 12 La Realidad no necesita tu cooperación para ser Ella Misma. ¹³ Pero para concienciar Su reflejo aquí, se necesita tu ayuda, porque concienciarla no es algo que tú decides. 14 Si prestas oídos a los dictados del ego y ves lo que él te indique que mires, es seguro que te verás a ti mismo insignificante, vulnerable y temeroso. 15 Experimentarás depresión, la sensación de no valer nada, y sentimientos de inestabilidad e irrealidad. 16 Creerás que eres una víctima desvalida a merced de fuerzas que están más allá de tu control y que son mucho más poderosas que tú. 17 Y pensarás que el mundo que hiciste rige tu destino. 18 Pues esa será tu fe. 19 Pero nunca vayas a creer que, porque es tu fe, lo que ella haga sea Realidad.
T21.6 51 20 Hay otra visión2547 y otra Voz2548 en las que reside tu libertad, que tan sólo están aguardando tu decisión. ²¹ Y si depositas tu fe en ellas, percibirás otro Yo2549 en ti. ²² Este otro Yo considera que los milagros son algo natural. ²³ Pues para Él son tan sencillos y naturales como respirar lo es para el cuerpo. 24 Constituyen la respuesta obvia a las peticiones de ayuda, que es la única respuesta que Él da. 25 Los milagros parecen antinaturales al ego porque no entiende cómo es posible que mentes separadas puedan influir unas en otras. 26 Claro que, si estuviesen separadas, no lo podrían hacer. 27 Pero las mentes no pueden estar realmente separadas. 28 Este otro Yo es perfectamente consciente de esto. 29 Y así, reconoce que los milagros no afectan a la mente de otro, sino a la Suya propia. 30 Los milagros siempre cambian tu mente, ³¹ pues realmente no hay ninguna otra.
T21.6 52 32 No te das cuenta de hasta qué punto la idea de la separación ha interferido en el ejercicio de la Razón. ³³ La Razón mora en el otro Yo2550que excluiste de tu concienciación. 34 Y nada de lo que has permitido que permanezca en ella es capaz de Razonar. 35 ¿Cómo va a ser posible que aquel segmento de la mente que está desprovisto de Razón pueda comprender lo que ésta realmente es, o captar la información que ella le podría suministrar? 36 Todo tipo de preguntas pueden surgir de ese segmento pero, dado que la pregunta básica sólo puede provenir de la Razón, él no la va a plantear. 37 Al igual que todo lo que proviene de la Razón, la pregunta básica es obvia y sencilla, y sigue sin plantearse. 38 Pero no creas que la Razón no podría contestarla.
T21.6 53 39 El plan de Dios para tu salvación no se habría podido establecer sin tu voluntad y consentimiento. 40 Tuvo que haber sido aceptado por el Hijo de Dios, pues Lo que Dios dispone para Su Hijo, él tiene necesariamente que aceptarlo. 41 Pues Dios realmente no dispone nada sin él, ni Su Voluntad depende del tiempo para realizarse. 42 Por consiguiente, Lo que se unió a la Voluntad de Dios tiene que estar realmente en ti ahora, puesto que es eterno. 43 Tienes que haber establecido un lugar en el que el Espíritu Santo puede morar y, donde Él ya está. 44 Tiene necesariamente que haber estado ahí desde que surgió la necesidad de Su presencia, necesidad que quedó satisfecha en ese mismo instante. 45 Eso es lo que tu Razón te diría, si escuchases. 46 Pero está claro que ése no es el "razonamiento" del ego. 47 El hecho de que la naturaleza de tu razón sea ajena al ego, es prueba de que no hallarás la respuesta en él. 48 No obstante, si eso tiene que ser así, ese plan tiene que existir. 49 Y si existe para ti, y tu libertad es el propósito que le fue dado, tienes que estar libre para encontrarlo.
T21.6 54 50 El plan de Dios es sencillo: nunca es un círculo vicioso y nunca autoderrotista. 51 Dios no tiene otros Pensamientos excepto los que se extienden por sí mismos y, en estos, tu voluntad tiene necesariamente que estar incluida. 52 Por consiguiente, tiene que haber una parte de ti que conoce Su Voluntad y La comparte. 53 No tiene sentido preguntar si lo que tiene necesariamente que ser así, lo es. 54 Pero sí tiene sentido preguntar por qué no conciencias lo que es así, pues para esto debe haber una respuesta, si es que el plan de Dios para tu salvación está completo. 55 Y tiene que estar completo, porque su Fuente no sabe de incompleción. 56 ¿Dónde podría encontrarse la respuesta sino en la Fuente? 57 ¿Y dónde estás tú realmente sino Ahí, Donde se encuentra esa misma Respuesta? 58 Tu verdadera Identidad —Que es un efecto tan verdadero de esa Fuente como lo es la Respuesta— tiene, por consiguiente, que estar unida a la Respuesta y ser lo mismo que Ella.
T21.6 55 59 Por supuesto que sabes esto, y mucho más. 60 Pero cualquier parte del conocimiento amenaza la disociación tan seriamente como todo él. 61 Y todo él vendrá con cualquiera de sus partes. 62 Ésta es la parte que puedes aceptar. 63 Puedes ver lo que la Razón2551 te señala porque los testigos a su favor son inequívocos. 64 Sólo los que son totalmente dementes pueden hacer caso omiso de ellos, y tú ya has dejado atrás esa etapa. 65 La Razón2552 es un medio que —por derecho propio— sirve al propósito del Espíritu Santo. 66 No se la re-interpreta ni re-canaliza a partir de la meta del pecado, como se hace con los demás medios. 67 Pues la Razón está más allá del alcance de los medios del ego.
T21.6 56 68 Fe, percepción y creencias pueden estar mal ubicadas y servir de apoyo, tanto para las necesidades del gran embaucador como para las de la Verdad. 69 Pero la Razón no tiene ninguna cabida en la locura, ni puede adaptarse a los fines de ésta. 70 La fe y la creencia son fuertes en momentos de locura, porque guían la percepción hacia lo que la mente ha considerado valioso. 71 Pero la Razón no participa de esto en absoluto. 72 Pues la percepción desaparecería inmediatamente si se aplicase la Razón. 73 No hay razón en la demencia, pues ésta depende enteramente de la ausencia de Razón. 74 El ego nunca utiliza la Razón porque no se da cuenta de que existe. 75 Los que son parcialmente locos tienen acceso a ella, y sólo ellos la necesitan. 76 El conocimiento no depende de ella y la locura la mantiene alejada.
T21.6 57 77 La parte de la mente donde se encuentra la Razón2553 —de acuerdo con lo que Tú y tu Padre decidieron conjuntamente— se dedicó a deshacer la demencia. 78 En esto, el propósito del Espíritu Santo se aceptó y se realizó simultáneamente. 79 La Razón es ajena a la demencia y, los que La utilizan han adquirido un medio que no puede aplicarse al pecado. 80 El conocimiento está mucho más allá de cualquier logro. 81 Pero la Razón puede servir para abrir las puertas que tú le cerraste.
T21.6 58 82 Ya estás muy cerca de esto. 83 Tu fe y tus creencias han cambiado, y has hecho la pregunta que el ego nunca haría. 84 ¿No te dice tu Razón ahora que la pregunta debe de haber emanado de algo que tú no conoces, pero que, aun así, tiene que ser parte de ti? 85 La fe y la creencia, apoyadas por la Razón, no pueden fallar en conducir a un cambio en tu percepción. 86 Y con este cambio se le hace sitio a la visión. 87 La visión se extiende más allá de sí misma, como lo hace el propósito al que sirve y todos los medios para lograrlo.

 

 

 

T21.7 RAZÓN Y CORRECCIÓN

 

T21.7 59 1 La Razón no puede ver los pecados pero los errores, y lleva a su corrección. ² No los valora, pero sí valora su corrección. ³ La Razón te dirá también que cuando piensas que estás pecando, de hecho estás pidiendo ayuda. 4 Pero si no aceptas la ayuda que pediste, tampoco creerás que es tuya para dar. 5 Y así, no la darás, conservando de esa manera la creencia. 6 Pues cualquier clase de error que no haya sido corregido, te va a engañar con respecto al poder para corregir que está en ti. 7 Si tu poder puede corregir y permites que no lo haga, te estarás negando la corrección a ti y también a tu hermano. 8 Y si él comparte contigo esta misma creencia, los dos pensarán que están condenados. 9 Pero esto se lo podrías evitar tanto a él como a ti, 10 pues la Razón no abriría paso a la corrección sólo en ti.
T21.7 60 11 No puedes aceptar o rechazar la corrección sin incluir a tu hermano. ¹² El pecado te diría que él sí lo puede hacer. ¹³ Pero la Razón te dice que no puedes ver a tu hermano o a ti mismo como pecador, y seguir viendo al otro como inocente. 14 ¿Quién que se ve a sí mismo culpable podría ver un mundo libre de pecado? 15 ¿Y quién podría ver un mundo pecador y verse a sí mismo separado de él? 16 El pecado mantendría que ustedes tienen necesariamente que estar separados. 17 Pero la Razón te dice que esto tiene que ser un error. 18 Pues si están unidos, ¿cómo iban a tener pensamientos individuales? 19 ¿Y cómo podrían los pensamientos que se adentran en lo que parece ser sólo tuyo, no tener ningún efecto en lo que realmente es de ustedes2554? 20 Si las mentes están unidas, eso, sencillamente, es imposible.
T21.7 61 21 Nadie puede realmente pensar únicamente por sí solo, igual que Dios no piensa sin Su Hijo. ²² Eso sólo sería posible si Ellos dos morasen en cuerpos. ²³ Tampoco podría una mente pensar sólo por sí misma a menos que el cuerpo fuese la mente. 24 Pues únicamente los cuerpos pueden estar separados y, por consiguiente, ser irreales. 25 La morada de la locura no puede ser la morada de la Razón. 26 Pero es fácil abandonar la morada de la demencia si ves la razón. 27 No abandonas la demencia trasladándote a otro lugar. 28 La abandonas simplemente aceptando la Razón en el lugar que antes ocupaba la locura. 29 La locura y la Razón ven las mismas cosas, pero no hay duda que las miran de modo diferente.
T21.7 62 30 La locura es un ataque contra la Razón que la saca de la mente y ocupa su lugar. ³¹ La Razón no ataca sino que, tranquilamente, ocupa el lugar de la locura y, la reemplaza, cuando los dementes manifiestan su voluntad de escucharla. ³² Pero los dementes no saben lo que quieren, ³³ pues creen ver el cuerpo, y dejan que su locura les diga que es real. 34 La Razón sería incapaz de hacer eso. 35 Y si tú defiendes el cuerpo en contra de tu Razón, no comprenderás ni lo que es el cuerpo, ni lo que tú realmente eres.
T21.7 63 36 El cuerpo no te separa de tu hermano y, si crees que lo hace, es porque estás demente. 37 Pero la locura tiene un propósito, y cree que también tiene los medios para convertir a su propósito en realidad. 38 Ver el cuerpo como una barrera que separa lo que la Razón te dice que tiene necesariamente que estar unido, tiene que ser demencia. 39 Y tampoco podrías ver la barrera si hubieras escuchado la voz de la Razón. 40 ¿Qué puede interponerse entre lo que es continuo? 41 Y si no hay nada que se interponga, ¿cómo lo que constituye una parte va a mantenerse separada de las demás?
42 Esto es lo que la Razón te diría. 43 Pero piensa en lo que tendrías que reconocer, si eso es así.
T21.7 64 44 Si escoges el pecado en vez de la curación, estarás condenando al Hijo de Dios a lo que jamás puede ser corregido. 45 Con tu decisión, le estás diciendo que está condenado, separado por siempre de ti y de su Padre, y sin esperanza de poder regresar sano y salvo. 46 Enséñale esto, y aprenderás de él exactamente lo que le enseñaste. 47 Pues lo único que le puedes enseñar es que él es lo que tú quieres que sea, y lo que decides que es, no es otra cosa que lo que has decidido ser. 48 Pero no pienses que esto es temible. 49 Que estás unido a él es un hecho, no una interpretación. 50 ¿Cómo puede un hecho ser temible a menos que esté en desacuerdo con lo que tienes en más estima que la Verdad? 51 La Razón te dirá que este hecho constituye tu liberación. 52 Ni tu hermano ni tú pueden ser realmente atacados por separado. 53 Ni tampoco ninguno de los dos puede aceptar un milagro sin que éste bendiga al otro y lo cure del dolor.
T21.7 65 54 La Razón, al igual que el Amor, quiere tranquilizarte, y su intención no es infundirte miedo. 55 El poder de curar al Hijo de Dios se te ha dado porque él tiene necesariamente que ser uno contigo. 56eres responsable de cómo se ve a sí mismo. 57 Y la Razón te dice que posees la facultad para cambiar toda su mente —que es una contigo— en un solo instante. 58 Y cualquier instante sirve para corregir completamente todos sus errores, y que él se complete. 59 En el mismo instante en que permitas que se te cure, se verá que toda su salvación ha sido completada con la tuya. 60 La Razón te ha sido dada para que entiendas que eso es así. 61 Pues la Razón, amable como lo es el propósito2555 al que sirve de medio, te aleja con paso seguro de la locura y te lleva hacia la meta de la Verdad. 62 Y ahí, descargarás el peso de negar la Verdad. 63 ¡Éste es el peso que es terrible, no la Verdad!
T21.7 66 64 En que ustedes estén unidos reside su salvación, que es don del Cielo y no regalo del miedo. 65 ¿Acaso el Cielo les parece una carga? 66 En la locura lo es. 67 Y, no obstante, lo que la locura ve tiene que disiparlo la Razón. 68 La Razón les asegura que el Cielo es lo que realmente quieren y todo lo que quieren. 69 Escuchen al Que les habla con la Razón, y armoniza la razón de ustedes con La de Él. 70 Resuélvanse a permitir que la Razón sea el medio por el cual Él les instruya sobre cómo dejar atrás la demencia. 71 No se oculten tras la demencia a fin de escapar de la Razón. 72 Lo que la locura quiere encubrir, el Espíritu Santo lo pone al descubierto para que todo el mundo lo vea con alegría.

 

T21.7 67 73eres realmente el salvador de tu hermano. 74 Él es el tuyo. 75 A la Razón le es muy grato hablar de esto. 76 Este atractivo plan del Amor2556 fue dado con Amor. 77 Y lo que el Amor planea es semejante a Sí Mismo en esto: al estar ustedes unidos, Él quiere que aprendan lo que ustedes tienen necesariamente que ser. 78 Y al ser ustedes uno con Él, les es necesariamente dado dar lo que Él les ha dado, y les sigue dando. 79 Dedica aunque sólo sea un instante a aceptar con agrado lo que te es dado para que se lo des a tu hermano y aprendas con él lo que les fue dado conjuntamente a ambos. 80 Dar no es más bendito que recibir, 81 pero tampoco es menos.
T21.7 68 82 El Hijo de Dios siempre está bendito cuando es uno contigo. 83 Y a medida que su gratitud te va llegando por haberlo bendecido, la Razón te dirá que no puede ser que te excluyas de la bendición. 84 La gratitud que él te ofrece te recuerda las gracias que tu Padre te da por completarlo. 85 Y la Razón te dice que sólo así puedes comprender lo que tú tienes que ser. 86 Tu Padre está tan cerca de ti como tu hermano. 87 No obstante, ¿qué podría estar más cerca de ti que tu Yo2557?
T21.7 69 88 El poder2558 que tienes sobre el Hijo de Dios no constituye una amenaza para su Realidad2559. 89 Por el contrario, sólo da testimonio de Ella. 90 ¿Dónde —que no fuese en sí mismo— podría radicar su libertad, si él ya es libre? 91 ¿Y quién podría encadenarle —que no sea él mismo— si niega su libertad? 92 De Dios nadie se burla, ni tampoco puede Su Hijo ser prisionero, salvo por su propio deseo. 93 Y es mediante su propio deseo como se libera. 94 En eso radica su fuerza, no su debilidad. 95 Él está a merced de sí mismo. 96 Y ahí donde decide ser misericordioso, se libera. 97 Pero donde decide condenarse, es hecho prisionero, encadenado en espera de que se perdone a sí mismo para poder liberarse.

 

T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS

 

T21.8 70 1 ¿No te das cuenta de que todo tu sufrimiento proviene de la extraña creencia de que eres impotente? ² Ser impotente es el precio del pecado. ³ La impotencia es la condición que impone el pecado, el único requisito que exige para que se pueda creer en él. 4 Sólo los impotentes podrían creer en el pecado. 5 La enormidad no tiene atractivo, excepto para los insignificantes. 6 Y sólo los que primero creen ser insignificantes podrían sentirse atraídos por ella. 7 Traicionar al Hijo de Dios es la defensa de los que no se identifican con él. 8 Y tú, o estás de su parte o contra él, o lo amas o lo atacas, o proteges su unidad o consideras que está hecho añicos y muerto como consecuencia de tu ataque.
T21.8 71 9 Nadie2560 cree que el Hijo de Dios sea impotente. 10 Y los que se ven a sí mismos como impotentes2561 deben creer que no son2562 el Hijo de Dios. ¹¹ En ese caso, ¿qué van a ser excepto su enemigo? ¹² ¿Y qué podrían hacer sino envidiar su poder y, como consecuencia de su envidia, tener miedo2563 a ese poder? ¹³ Éstos —los silenciosos y atemorizados, solos e incomunicados, temerosos de que el poder del Hijo de Dios los aniquile de un golpe— son los que amenazan y levantan su impotencia contra él. 14 Se unen al ejército de los impotentes para librar su guerra de venganza, amargura y rencor contra él, a fin de que se vuelva igual que ellos. 15 Y puesto que no saben que realmente son uno con él, no saben a quién odian. 16 Son en verdad un ejército lamentable —cada uno de ellos tan capaz de atacar a su hermano o volverse contra sí mismo— como de recordar que alguna vez todos creyeron que tenían una causa común.
T21.8 72 17 Frenéticos, vociferantes y fuertes parecen ser los que amenazan. 18 No obstante, no conocen a su enemigo, sino sólo que lo odian. 19 El odio los ha congregado, pero no se han unido unos con otros. 20 Pues si lo hubieran hecho, les sería imposible odiar. ²¹ El ejército de los impotentes tiene que desbandarse en presencia de la fuerza2564. ²² Los que son fuertes nunca traicionan, porque no tienen necesidad de soñar con el poder ni de ejecutar su sueño. ²³ ¿De qué manera actuaría un ejército en sueños? 24 De ninguna manera. 25 Podría vérsele atacando a cualquiera con cualquier cosa. 26 Los sueños no conllevan Razón. 27 En ellos, una flor se convierte en una lanza envenenada, un niño en un gigante y un ratón ruge como un león. 28 Y con esa misma facilidad, se convierte al Amor en odio. 29 Esto no es un ejército, sino una casa de locos. 30 Lo que parece ser un ataque concertado no es más que un manicomio.
T21.8 73 31 El ejército de los impotentes es ciertamente débil. ³² Realmente, no tiene armas ni enemigo2565. ³³ Ciertamente, puede invadir el mundo y buscar un enemigo. 34 Pero nunca podrá encontrar lo que no está ahí. 35 Ciertamente, puede soñar que encontró un enemigo, pero éste va a cambiar, incluso mientras lo está atacando, de modo que corre de inmediato a buscarse otro y nunca logra descansar con la victoria. 36 Y a medida que corre, se vuelve contra sí mismo, pensando que detectó un pequeño indicio del gran enemigo que siempre elude su ataque asesino, convirtiéndose en alguna otra cosa. 37 ¡Cuán traicionero parece ser ese enemigo, que cambia tanto que es imposible siquiera reconocerlo!
T21.8 74 38 No obstante, el odio tiene que tener un blanco. 39 No se puede tener fe en el pecado sin un enemigo. 40 ¿Quién, que crea en el pecado, podría atreverse a creer que no tiene enemigos? 41 ¿Acaso podría admitir que nadie le hizo sentirse impotente? 42 La Razón seguramente le diría que no siguiera buscando lo que no se puede encontrar. 43 Pero primero tiene que estar dispuesto a percibir un mundo donde no hay enemigos. 44 No es necesario que entienda cómo puede ver ese mundo. 45 Ni debería tratar de comprenderlo. 46 Pues si se concentra en lo que no puede comprender, no hará sino enfatizar su sensación de impotencia y dejar que el pecado le diga que su enemigo debe de ser él mismo.
T21.8 75 47 Pero deja sólo que se haga a sí mismo las preguntas que siguen, las cuales tiene necesariamente que contestar para que estas cosas puedan cumplirse para él:

 

48 ¿Deseo un mundo en el que yo gobierno en lugar de uno que me gobierna a mí?
49 ¿Deseo un mundo en el que soy poderoso en lugar de uno en el que soy impotente?
50 ¿Deseo un mundo en el que no tengo enemigos y no puedo pecar?
51 Y, ¿quiero ver lo que negué porque es la Verdad?

 

T21.8 76 52 Ya contestaste las tres primeras preguntas, pero te falta la última. 53 Pues ésta aún parece temible y diferente a las demás. 54 Sin embargo, la Razón te aseguraría que todas son iguales. 55 Dijimos que durante este año se haría hincapié en la igualdad de las cosas que realmente2566 son iguales. 56 Esta última pregunta —que ciertamente es la última sobre la que tienes que tomar una decisión— todavía parece encerrar una amenaza que las otras ya dejaron de tener para ti. 57 Y esta diferencia imaginaria da testimonio de tu creencia de que la Verdad tal vez sea el enemigo que te falta por encontrar. 58 En esto pareciera residir, pues, tu última esperanza de encontrar el pecado y de no aceptar poder.
T21.8 77 59 No olvides que escoger entre Verdad2567 o pecado, o entre poder o impotencia es decidir si atacas o curas. 60 Pues el curar emana del poder y atacar de la impotencia. 61 A quien atacas no puedes querer curarlo. 62 Y el que quieres curar tiene que ser el que escogiste para que estuviese a salvo de ataques. 63 ¿Y qué otra cosa es esta decisión, sino escoger entre verle a través de los ojos del cuerpo, o dejar que te sea revelado por medio de la visión? 64 La manera en que esta decisión lleva a sus efectos no es tu problema. 65 Pero lo que realmente quieres ver tiene que ser lo que tú escojas. 66 Este Curso trata de causas, no de efectos.
T21.8 78 67 Considera detenidamente qué respuesta vas a dar a la última pregunta que todavía no has contestado. 68 Y deja que tu Razón te diga que tiene que ser contestada, y que la respuesta se encuentra en las otras tres. 69 Y así, a medida que vayas observando los efectos del pecado en cualquiera de sus formas, te será evidente que todo lo que tienes que hacer es simplemente hacerte esta pregunta:
T21.8 79 70 ¿Es esto lo que quiero ver? 71 ¿Es esto lo que quiero para mí?
T21.8 80 72 Ésta es la única decisión que tienes que tomar; la condición para que tenga lugar lo que sucede. 73 Es irrelevante para cómo suceda, pero no para el porqué. 74 Pues sobre esto tú tienes control. 75 Y si decides ver un mundo sin enemigos en el que no eres impotente, te serán dados los medios para verlo.
T21.8 81 76 ¿Por qué es tan importante esa última pregunta? 77 La Razón te lo dirá. 78 Es igual que las otras tres, salvo en el tiempo. 79 Las otras son decisiones que se pueden tomar, volverse atrás y luego volverse a tomar. 80 Pero la Verdad es constante, e implica un estado en el que es imposible vacilar. 81 Puedes desear un mundo en el que tú gobiernas y no uno que te gobierna a ti, y luego cambiar de parecer. 82 Puedes desear intercambiar tu impotencia por poder, y luego perder ese mismo deseo cuando te atraiga un ligero destello de pecado. 83 Y puedes querer ver un mundo libre de pecado y, no obstante, permitir que un "enemigo" te tiente a usar los ojos del cuerpo y cambiar lo que deseas.
T21.8 82 84 En cuanto a contenido, todas las preguntas son iguales. 85 Pues cada una pregunta si estás dispuesto a cambiar el mundo del pecado por lo que el Espíritu Santo ve, ya que esto es lo que el mundo del pecado niega. 86 Y, por consiguiente, los que miran de frente el pecado están viendo la negación del mundo real. 87 Pero, además, la última pregunta añade el deseo de constancia en tu anhelo de ver el mundo real, de tal manera que ese deseo se convierta en el único que tienes. 88 Si contestas la última pregunta con un "sí", vas a añadir sinceridad a las decisiones que ya tomaste con respecto a las demás. 89 Pues sólo entonces habrás renunciado a la opción de volver a cambiar de parecer. 90 Cuando esto último sea lo que no quieres, las otras preguntas quedarán totalmente contestadas.
T21.8 83 91 ¿Por qué crees no estar seguro de que las otras preguntas hayan sido contestadas? 92 ¿Sería acaso necesario plantearlas con tanta frecuencia si ya lo hubiesen sido? 93 Hasta no haber tomado la decisión final, la respuesta será a la vez "sí" y "no". 94 Pues has contestado "sí" sin darte cuenta de que "sí" tiene que significar "que no hay lugar para el no". 95 Nadie decide en contra de su propia felicidad, pero puede que lo haga si no se da cuenta de que lo está haciendo. 96 Y si ve que su felicidad cambia constantemente, es decir, ahora es esto, luego aquello, y más tarde, una sombra esquiva sin vinculación a nada, de hecho está decidiendo en contra de ella.
T21.8 84 97 La felicidad esquiva, la que cambia de forma según el tiempo y lugar, es una ilusión que no tiene significado2568. 98 La felicidad tiene necesariamente que ser constante2569, porque se logra mediante el abandono del deseo por lo inconstante. 99 La alegría no puede ser percibida sino por medio de una visión constante. 100 Y la visión constante sólo se da a los que desean ser constantes. 101 El poder del deseo del Hijo de Dios sigue siendo la prueba de que todo aquel que se considera a sí mismo impotente está equivocado. 102 Desea lo que quieras, y eso será lo que verás y pensarás que es real. 103 No existe pensamiento que no tenga el poder de liberar o de matar. 104 Y ningún pensamiento puede abandonar la mente de quien lo pensó, ni dejar de afectarlo.

 

T21.9 CAMBIAR INTERNAMENTE

 

T21.9 85 1 Entonces, ¿son peligrosos los pensamientos? ² Para los cuerpos, ¡! ³ Los pensamientos que parecen matar son los que enseñan al que piensa que a él también lo pueden matar. 4 Y así, "muere" debido a lo que aprendió. 5 Pasa de la vida2570 a la muerte, la prueba final de que valoró lo inconstante más que la constancia. 6 Seguramente, pensó que quería la felicidad. 7 Pero no la deseó porque era la Verdad y, por consiguiente, tiene que ser constante.
T21.9 86 8 Lo que es constante en la alegría2571 es una condición muy ajena a tu entendimiento2572. 9 No obstante, si siquiera pudieses imaginarte cómo tiene que ser, la desearías aun sin comprender lo que es.
T21.9 87 10 La constancia de la felicidad2573 no hace excepciones: no cambia de ninguna manera. ¹¹ Es tan inalterable como el Amor de Dios por Su Creación2574. ¹² Segura de su visión, igual que Su Creador lo está en cuanto a Lo que conoce, la felicidad se fija en todo y ve que realmente todo es igual. ¹³ No ve lo efímero, pues desea que todo sea como ella es, y así lo ve. 14 Nada tiene el poder de alterar su constancia, porque su propio deseo no puede ser puesto en duda. 15 La felicidad llega tan seguramente a los que comprenden que contestar la última pregunta es una necesidad para contestar las demás, como la paz tiene que llegar a los que deciden curar y no juzgar.
T21.9 88 16 La Razón2575 te dirá que no puedes pedir felicidad de una manera inconstante. 17 Pues si recibes lo que deseas y la felicidad es continua, entonces necesitas pedirla sólo una vez para que sea tuya todo el tiempo. 18 Y si no la experimentas todo el tiempo —siendo lo que es2576— es que no la pediste. 19 Pues nadie2577 deja de pedir algo que desea si cree que eso conlleva alguna posibilidad de obtener el poder2578 de darlo a otros. 20 Puede que esté equivocado con respecto a lo que pide, dónde lo pide, y a qué se lo pide. ²¹ No obstante, pedirá porque desear algo constituye una solicitud, una petición, y ha sido hecha por alguien a quien Dios Mismo nunca dejará de contestar. ²² Dios ya le dio todo lo que él realmente quiere. ²³ Pero aquello de lo que no está seguro, Dios no se lo puede dar. 24 Pues mientras siga estando inseguro, es que no lo desea de verdad, y lo que Dios da tendrá necesariamente que permanecer incompleto a menos que se reciba.
T21.9 89 25 Tú, que completas la Voluntad de Dios2579 y que realmente eres Su felicidad; tú cuya voluntad2580 es tan poderosa como La Suya, un poder que no está perdido en tus ilusiones, piensa detenidamente por qué razón no has decidido todavía cómo vas a contestar la última pregunta2581. 26 Tu respuesta a las otras te ha ayudado a estar parcialmente cuerdo. 27 Pero es la última la que realmente pregunta si estás dispuesto a estar completamente cuerdo.
T21.9 90 28 ¿Qué es el instante santo, sino el llamamiento de Dios a que reconozcas Lo que Él te ha dado? 29 He aquí el gran llamamiento2582 a la razón2583; a concienciar lo que siempre está ahí a la vista; a la felicidad que podría ser tuya todo el tiempo. 30 He aquí la paz constante que podrías experimentar para siempre. ³¹ He aquí, revelado ante ti, lo que la negación ha negado. ³² Pues aquí la última pregunta ya está contestada y lo que pides, concedido. ³³ Aquí el futuro es ahora, pues el tiempo es impotente ante tu deseo por Lo que nunca cambiará. 34 Pues has pedido que nada se interponga entre la santidad2584 de tu relación y tu concienciación de esa santidad.