SALTO DEL LAJA
A Radomiro Tomio.
Salto del Laja, viejo tumulto,
hervor de las flechas indias,
despeño de belfos vivos,
majador de tus orillas.
Escupes las rocas, rompes
tu tesoro, te avientas tú mismo,
y por morir o más vivir,
agua india, te precipitas.
Cae y de caer no acaba
la cegada maravilla:
cae el viejo fervor terrestre,
la tremenda Araucanía.
Juegas cuerpo y juegas alma
enteros, agua suicida.
Caen contigo los tiempos,
caen gozos y agonías;
cae la mártir indiada
y cae también mi vida.
Las bestias cubres de espumas;
ciega a las liebres tu neblina,
y hieren cohetes blancos
mis brazos y mis rodillas.
Te oyen rodar los que talan,
los que hacen pan o caminan,
y los que duermen o están muertos,
o dan su alma o cavan minas,
o en pastales o en lagunas
hallan el coipo y la chinchilla.
Baja el ancho amor vencido,
medio-dolor, medio-dicha,
en un ímpetu de madre
que a sus hijos hallaría…
Y te entiendo y no te entiendo,
Salto del Laja, vocería,
vaina de antiguos sollozos
y aleluya nunca rendida.
Me voy por el río Laja,
me voy con las locas víboras,
me voy por el cuerpo de Chile,
doy vida y voluntad mías.
Juego sangre, juego sentidos
y me entrego, ganada y perdida…