CANCIÓN DE LA MUERTE
La vieja Empadronadora,
la mañosa Muerte,
cuando vaya de camino,
mi niño no encuentre.
La que huele a los nacidos
y husmea su leche,
encuentre sales y harinas,
mi leche no encuentre.
La Contra-Madre del Mundo,
la Convida-gentes,
por las playas y las rutas
no halle al inocente.
El nombre de su bautismo
—la flor con que crece—,
lo olvide la memoriosa,
lo pierda la Muerte.
De vientos, de sal y arenas
se vuelva demente,
y trueque, la desvariada,
el Oeste y el Este.
Niño y madre los confunda
lo mismo que peces,
y en el día y en la hora
a mí sola encuentre.