Agradecimientos
Este libro no sería una realidad sin mi hermana Jill. Sin su mente libre, racional e inquieta, a menudo me habría quedado atascada en un mundo donde la obediencia y el conformismo resultan actitudes más sencillas que la valentía y la voluntad de cometer errores eficientes. Aunque tienes mucho que hacer, siempre has estado ahí para repasar conmigo mis textos y darme nuevas ideas. Tú me has enseñado a trabajar de manera creativa. Si me siento mal, me acuerdo de que estamos hechas de la misma madera y que cada una de nosotras utiliza su lápiz de distinto modo. Doy las gracias a Ambrosius, que me protege bajo su brazo de un exceso de trabajo. Doy las gracias a mi familia y a mi padrino, porque me rodean como el bosque a un árbol y me atan al suelo incluso cuando sopla el viento. Doy las gracias a Ji-Won, porque mientras he estado trabajando en este libro me ha alimentado muchas veces con su formidable comida. Doy las gracias a Anne-Claire y Anne por su ayuda con las preguntas más complicadas.
Doy las gracias a Michaela y Bettina, con cuyos agudos instintos este proyecto de libro se ha hecho realidad. Sin mis estudios no habría tenido los conocimientos necesarios, por eso doy las gracias a todos los buenos profesores y al Estado alemán, que pagó mi carrera universitaria. A todas las personas que han trabajado en este libro: desde los jefes de prensa, los representantes editoriales, los productores, tipógrafos, el departamento de marketing, los correctores, libreros, carteros, hasta quien lo esté leyendo ahora: ¡muchas gracias!