Capítulo 13

Da sentido a tu vida con una misión

 

En este capítulo

triangle.png   Qué es tu misión personal

triangle.png   Por qué es tan importante que tengas clara tu misión

triangle.png   Descubre tu misión

triangle.png   Escribe tu declaración de misión personal

 

Este capítulo te adentra en el sendero de tu conexión con la felicidad. Si has leído y puesto en práctica las partes III y IV de este libro, seguro que ya sabes dónde se originan los principales obstáculos que te separan de la felicidad, los cuales eliminan hábitos incorrectos y siembran nuevos hábitos positivos. Seguro que ya has empezado a desintoxicar tu mente. Si aún no lo has hecho, te lo recomiendo (no es necesario que sea antes de leer y aplicar este capítulo).

Pero lo anterior no te hará feliz automáticamente ni te otorgará éxitos de forma milagrosa. Te encontrarás en las mejores condiciones para conectar con la felicidad, y probablemente ya habrás experimentado destellos de la misma. Pero eso no significa que tengas claro hacia dónde vas, ni que tu vida tenga sentido, dos aspectos esenciales para tener éxito y ser feliz. Para alcanzar el éxito, el elemento clave que necesitas es una visión. Si quieres que tu camino hacia el éxito transcurra por un sendero de conexión con la felicidad, necesitas una misión. En este capítulo conocerás la misión, mientras que el capítulo 15 te acercará hacia la visión. Dotar a tu vida de una misión es esencial. ¡Veamos por qué!

Distingue el éxito de la felicidad

Muchas personas confunden el éxito con la felicidad. Piensan que el día que alcancen el éxito en determinados proyectos serán felices. «Cuando conduzca el coche de mis sueños, seré feliz». «Cuando viva en una mansión en Beverly Hills, seré feliz». ¿Te suena ese tipo de frases? Seguro que sí. A mí también. Y es normal, somos humanos.

Pero debes saber que esas afirmaciones son tan ciertas como decir que dos y dos son cinco... El 99 por ciento de las veces esa historia no acaba con un final feliz. Al alcanzar los éxitos pretendidos, uno ya está pensando en los siguientes éxitos necesarios para ser feliz, con lo cual, la felicidad dura poco (o nada). Desde luego, no parece que el éxito equivalga a la felicidad.

Puedes también planteártelo de otro modo: seguro que conoces a más de una persona que tiene éxito pero no es feliz. Basta encender el televisor para encontrar numerosos ejemplos. Si gente con tanto dinero y posesiones, y que tiene recursos para hacer realidad sus deseos no es feliz, quizá sea cierto que el éxito no equivale a la felicidad...

Queda claro que se puede tener éxito y no ser feliz. Pero también es posible ser feliz y tener éxito, las dos cosas a la vez. Para lograrlo, como mínimo necesitarás una misión y una visión. La visión (sobre la que puedes aprender en el capítulo 15) tiene que ver con el éxito, mientras que la misión se relaciona con la felicidad.

 

Ser, hacer, tener...

 

El éxito tiene que ver con alcanzar. La felicidad no quiere saber nada de eso más bien tiene que ver con ser. Los verbos «hacer» y «tener» tienen mucho que ver con el éxito. Sin embargo, a la felicidad le gusta más el verbo «ser». No se puede tener ni hacer la felicidad. Pero se puede ser feliz.

Cuál es tu misión personal

Tu misión personal te ayuda a comprender para qué estás en el mundo. Todos venimos al mundo con un propósito. Todos nacemos con talentos únicos y algo que aportar. Queramos o no aceptarlo, es así. En el fondo, para ser felices necesitamos saber cuál es ese propósito. Si quieres verlo de otro modo, si no lo conoces, llegará un momento en el que sufrirás por ello.

Un ejemplo de misión podría ser «Erradicar el hambre en el mundo». Una persona con esa misión sabe cuál es su finalidad. Se levanta cada día con infinidad de ideas para lograrlo. Emprende proyectos en ese sentido. Toma decisiones teniendo en cuenta su misión. Sabe separar las cosas importantes de las que no lo son gracias a esa misión. Cuando se va a dormir cada día, evalúa si ha hecho bien su trabajo siguiendo unos parámetros. Se pregunta: «¿He cumplido con mi cometido?».

 

Historias de búsqueda de la misión

 

Seguro que has visto infinidad de películas en las que una persona vive una vida normal y rutinaria, feliz con lo que hace y convencida de cuál es su sitio, y un día sucede algo que le hace darse cuenta de que esa no es su vida... De que está en el mundo para algo distinto... Lo deja todo y emprende una aventura para encontrar su misión.

También puedes encontrar ejemplos en infinidad de libros. Superhéroes que quieren descubrir quiénes son y qué aportarán con sus poderes, personas que viven con los más grandes lujos y se dan cuenta de que están aquí para ayudar a quienes tienen menos, etc. La lista es inacabable. Unas historias serán ficticias y otras no, pero tras ellas se esconde la búsqueda de la misión.

También encontrarás infinidad de personajes históricos que han dejado huella en la historia. Todos ellos han encontrado su misión y han vivido en sintonía con ella, a veces tras una larga búsqueda. En otros casos encontrarás historias sobre personas que hacen cosas maravillosas y saben cuál es su misión, que recuerdan una y otra vez.

Un ejemplo de ficción lo encontramos en la película El hombre de acero, donde vemos a un joven Superman consciente de sus poderes y que sabe que está en la Tierra por una razón que debe descubrir: su misión.

Otra bonita historia (esta real) es la de Siddharta Gautama (Buda), que nació y vivió como un príncipe durante años. Desde pequeño, su padre descubrió en él su inclinación hacia los aspectos espirituales, algo que no le gustaba demasiado. Para evitar que Siddharta se sintiera atraído hacia una vida espiritual, lo rodeó de los mayores lujos, de manera que nunca sintiera la necesidad de salir del palacio. Pero un día logró que le llevaran al exterior. Allí se topó cara a cara con el sufrimiento. Vio de cerca la muerte, la pobreza, el hambre, la vejez y la enfermedad, aspectos totalmente nuevos para alguien que tenía salud, juventud y todo lo que pidiera dentro de aquel palacio, y a quien se le había mantenido alejado de esas realidades. A partir de ahí, se dio cuenta de que su misión en la vida era encontrar una solución para el sufrimiento humano, y emprendió un largo viaje (en el que llegó al extremo opuesto, el del ascetismo), alcanzó la liberación del sufrimiento y después difundió las grandes verdades que había descubierto y el camino para liberarse del sufrimiento humano.

¿Y qué me dices de películas de animación tan antiguas y bonitas como Dumbo? Nos recuerda que todos nacemos con talentos únicos, y aunque puedan ser motivo de burla ajena, si somos conscientes de ellos, sabremos cómo utilizarlos positivamente para contribuir a este mundo. Dumbo nace con grandes orejas, y por eso se ríen de él. Participa en diferentes números de circo sin éxito ni satisfacción alguna.

Finalmente se da cuenta de que aquellas grandes orejas de las que tanto se burlaron los demás animales del circo no son un defecto que le hace único, sino lo contrario... ¡Son un talento único que le permite volar, disfrutar haciéndolo, y convertirse en una estrella que aporta al circo algo único!

Un gran ejemplo de persona con una misión clara es la madre Teresa de Calcuta. Ella descubrió su misión desde temprana edad, orientada a ayudar a las personas más pobres e indefensas, y se entregó a ella de por vida.

Te invito a reflexionar sobre personajes, películas, libros y otros medios en los que has conocido historias de personas que encuentran su misión y que viven en sintonía con ella. Esto te ayudará a comprender cuán importante es tener una misión que le dé sentido a tu vida. Te resultará inspirador y te motivarás para encontrar tu propósito. Si ya lo tienes, te animará a seguir reforzando tu conexión con el mismo. En este capítulo puedes encontrar las claves.

¿Por qué hacemos lo que hacemos?

Los seres humanos necesitamos saber por qué hacemos todo lo que hacemos. Resulta esencial para mantener la motivación. Cuando no tenemos respuesta ante esa pregunta, más pronto o más tarde terminamos desanimados. Una persona con un claro sentido de la misión encuentra respuesta a esa pregunta y no pierde su entusiasmo. En los momentos en los que pierdas la conexión con la motivación, la misión te ayudará a reconectar. No lo dudes: tener clara tu misión te protegerá contra el desánimo, y lo que es más, te mantendrá entusiasmado con lo que haces.

 

Mantén la motivación gracias a tu misión

 

Seguramente, alguna vez has tenido que hacer un trabajo que aborrecías y te ha mantenido ocupado durante muchas horas, y además de exigirte un esfuerzo importante. En esos casos llega un punto en el que (aunque solo sea con la voz de tu mente) te preguntas por qué lo estás haciendo, cuando podrías estar haciendo otras cosas que te llenasen mucho más. Si no tienes respuesta, surgirá el desánimo, y esa pregunta retumbará en tu mente una y otra vez, haciendo cada vez más duro el desarrollo de la actividad. Ahí tienes un caso muy claro de pérdida de la motivación por no saber por qué hacemos lo que hacemos.

Si tienes clara tu misión, tendrás una respuesta inmediata a tu pregunta (te la da tu misión) y recuperarás la motivación. O quizá te sirva para darte cuenta de que estás invirtiendo mucho tiempo y energía en algo que entra en conflicto con tu misión, lo que representa una alarma temprana de que no estás conduciendo tu vida correctamente y es importante que la endereces, poco a poco y dentro de las posibilidades de cada caso. Lo mires como lo mires, la misión te ayudará, y mucho.

También resulta oportuno que recuerdes casos en los que has realizado tareas muy aburridas y que te consumieron mucha energía pero las realizaste con el máximo entusiasmo. ¿Verdad que sabías perfectamente por qué hacías lo que estabas haciendo?

Logra que tu visión, objetivos y metas estén bien encaminados

El correcto establecimiento de metas y objetivos, en línea con una visión de tu futuro a largo plazo, es esencial para cultivar el éxito. Tener clara tu misión te ayuda a establecer tu visión correctamente (sobre la visión puedes aprender mucho más en el capítulo 14), y de ahí derivar metas y objetivos que te lleven por el camino correcto, logrando el éxito y ser feliz.

Emprende cada paso con confianza

Tu misión te ayuda a comprender para qué estás en este mundo y qué aportas. Como tienes una motivación para todo lo que haces, caminas por la vida con confianza. Das cada paso con mayor firmeza y seguridad, puesto que sabes que haces lo correcto al cumplir con tu misión. Disfrutas más de cada paso, y eso refuerza tu conexión con la felicidad.

 

Misión y presente

 

Cuando hablamos de visión, objetivos y metas, nos referimos a elementos que se pueden alcanzar. Ante una meta, sabemos lo que queremos lograr, lo lejos que nos encontramos de conseguirlo, e incluso podemos prever cuándo la alcanzaremos. Y cuando la alcanzamos, lo sabemos.

Sin embargo, tu misión personal es de otra pasta. La misión no se puede alcanzar. Pero puedes cumplirla cuando tú quieras (a poder ser, en cada instante).

Imagina que eres una persona cuya misión es sembrar la paz en su país, y has conseguido culminar con éxito varios proyectos, convirtiendo tu ciudad en un lugar más pacífico. ¡Eso no quiere decir que la historia acabe ahí! En tu país hay más ciudades en las que podrás sembrar la paz, así como infinidad de nuevos proyectos en los que podrás embarcarte, en línea con tu misión.

Toma decisiones acertadas (o huye de las desacertadas)

Tomar decisiones suele ser muy difícil para cualquier ser humano. ¡Qué te voy a contar! Sin duda, más de una vez te habrás enfrentado a decisiones difíciles, en las que no resulta (ni de lejos) evidente decidir entre las opciones que barajas. La buena noticia es que una misión puede ayudarte. Quizá no sea suficiente para decidir cuál es la opción correcta pero, como mínimo, te ayudará a reducir el número de opciones, lo cual es de agradecer.

¿Cómo hacerlo? Es sencillo. Analiza cada opción, una a una. Las que entren en conflicto con tu misión, ¡elimínalas!

Permíteme ponerte un ejemplo extremo y ficticio. Imagina que eres ingeniero de profesión y tu misión consiste en cuidar la Tierra. Ahora imagina que te encuentras ante tres ofertas de trabajo (sí, ya sé que en las circunstancias de crisis que existen en el momento de escribir estas líneas cuesta de creer, pero merece la pena ser positivos). Una de las ofertas tiene un sueldo astronómico, pero consiste en diseñar unos circuitos que se usarán para desarrollar una bomba nuclear. Obviamente, ese trabajo choca de frente con tu misión, y lo correcto es rechazar la opción. De otro modo, cobrarás mucho, pero algún día comenzarás a sufrir un conflicto interior, y empezarás a preguntarte por qué estás haciendo lo que haces. No podrás ser feliz, pues tu trabajo cotidiano se opone totalmente a tu misión. Como te decía, el ejemplo es extremo, pero si la misión puede ayudar a eliminar opciones en un caso como este, ¡seguro que puede ser muy útil en los casos más comunes de la vida cotidiana!

Genera ideas con facilidad

Cuando tienes una misión personal, las ideas fluyen como nunca. La misión inspira infinidad de ideas, proyectos, soluciones creativas a problemas determinados, etc. Y lo mejor de todo, asegura que todas esas ideas, proyectos y soluciones responden a tu propósito en la vida, por lo cual serás feliz al realizarlas, llevar a cabo tus proyectos y resolver problemas. ¿No es maravilloso?

Levántate cada día con entusiasmo

Tener una misión es inyectar felicidad en tu vida. Cuando tienes clara tu misión, te levantas repleto de entusiasmo, nuevas ideas y proyectos en armonía con ella. ¡Es posible que muchas de esas ideas se generen mientras duermes!

Y no solo generas ideas, sino también acciones concretas para comenzar a moverte o seguir progresando con esos proyectos. Y no únicamente acciones, sino algo igual de importante: entusiasmo y motivación para ponerte en marcha de inmediato, disfrutando de cada paso que des. Sentirse entusiasmado por un proyecto es una de las sensaciones más gratificantes que hay y (en mayor o menor medida) se siente la conexión con la felicidad. ¡Es grandioso! La forma de llegar a experimentar ese júbilo comienza por definir una misión.

Cómo encontrar tu misión personal

Con lo explicado anteriormente, es probable que te sientas muy animado a encontrar tu misión. Fíjate que digo «encontrar» y no «buscar», ni «crear». Y es que una misión no se busca, se encuentra. Por supuesto, para encontrar, tendrás que buscar. Dicho esto, te preguntarás dónde... La respuesta está en tu interior.

Encontrar tu misión es un proceso de autodescubrimiento. Debes conocerte a ti mismo mejor de lo que lo has hecho jamás. No en vano, intentas descubrir para qué has venido a este mundo. ¡Es algo muy profundo!

consejo.pngCon lo dicho, seguramente ya te has hecho a la idea de que encontrar tu misión es algo muy complejo. Y te doy la razón. No la encontrarás en cinco minutos, ni siquiera en un día. Probablemente necesites un mes... Hay quien ha necesitado un año... Y muchas personas han necesitado toda una vida. Pero no dejes que esto te desespere. No tendrás que trabajar durante años hasta tener bien definida tu misión y empezar a experimentar sus beneficios. Se trata de un proceso gradual que te cambiará la vida desde el principio, e irá a más a medida que avances con tu misión. Se trata de comenzar por algo imperfecto (una especie de borrador) que madurará con el tiempo. No te llevará más de cinco minutos al día, y conforme avances, aún será menos.

Para encontrar tu misión tienes que buscar respuestas en lo más profundo de tu mente. Si intentas hacerlo de forma consciente, te darás cuenta de que es imposible lograrlo por esa vía. En algún momento deberás dejar espacio a tu subconsciente para que te ayude.

En particular, se trata de responder a tres preguntas clave, que te presentaré en los siguientes apartados. Comienza por planteártelas, encontrar respuestas y anotar en una libreta todo lo que se te ocurra. A medida que avance el capítulo descubrirás qué debes hacer después con esa información.

¿Cuáles son tus talentos?

Todos los seres humanos tenemos talentos únicos con los que aportar algo a este mundo. Cuando los ponemos en práctica, nos sentimos felices. ¿Cuáles son los tuyos? Si crees que no los tienes, recuerda que existen, aunque quizá no seas consciente de ellos. Toma la determinación de observarte para detectarlos. Hay quienes han nacido para la música, otros para las matemáticas, algunos para guiar a otras personas, otros para el deporte... Cada persona es un mundo. Tú eres un mundo. ¡Descubre qué te hace único! En el recuadro «Descubre tus talentos» encontrarás un ejercicio práctico que te ayudará a conseguirlo.

El objetivo de esta primera pregunta es garantizar que tu misión esté conectada con tu pasión (y me refiero a su significado de entusiasmo, determinación y emociones positivas por una tarea, tema o idea concreta). Cuando tengas una misión conectada con tus talentos, la convertirás en fuente de pasión por todo lo que hagas. En efecto, todo lo que hagas en línea con tu misión manifestará esos talentos naturales, y generará entusiasmo por lo que llevas a cabo. De esta forma, crearás las bases para que tu vida transcurra por el sendero de la felicidad, a través del disfrute de todo lo que haces. ¿No es maravilloso saber que haces lo correcto cada día, contribuyendo a tu propósito, y además disfrutas de lo que realizas?

Hablar de pasión y talentos suele llevar a equívocos. Es importante que recuerdes que puedes generar pasión por determinadas tareas o temas, sin necesidad de que ello esté conectado con tus talentos. Un buen ejemplo son las aficiones. No se nace con ellas, sino que se desarrollan mediante el hábito (es decir, la repetición), y su objetivo es el entretenimiento y la satisfacción. Por ejemplo, quizá hoy no te guste el fútbol, pero si empiezas a ir con tus amigos cada fin de semana a ver los partidos del equipo de primera división de tu ciudad, es posible que, con el tiempo, desarrolles una gran afición por el fútbol, que podría convertirse en auténtica pasión. Sin embargo, eso no necesariamente quiere decir que hayas nacido con dotes para el fútbol ni vayas a convertir tan apasionante deporte en el eje sobre el que gira el propósito de tu vida.

En otras palabras, pueden apasionarte muchas cosas, y eso no tiene nada de malo. ¡Es maravilloso! Pero, al margen de ello, es importante que tu misión personal derive en auténtica pasión por todo lo que haces cuando la cumples y, para ello, es imprescindible que la conectes con tus talentos únicos.

Además, permíteme poner también el acento sobre otro matiz importante. Cuando te hablo de talentos, no me refiero a habilidades. Como explicaba el gran Stephen R. Covey, se pueden tener habilidades en áreas donde uno no tiene talento. Es posible que en diversas ocasiones decidas asumir el esfuerzo necesario para desarrollar determinada habilidad, por ejemplo, porque lo requiera tu trabajo. ¡Y si pones empeño, disciplina y perseverancia, seguro que lo consigues! Pero eso no quiere decir que cuando pongas en marcha esa habilidad, te apasione. Tus talentos únicos son algo muy diferente. No tienes que desarrollarlos como una habilidad, puesto que has nacido con ellos. Y cuando los manifiestas en una actividad, siempre sientes pasión.

En resumen, las habilidades son muy importantes y te animo a adquirir las que consideres necesarias. Pero a través de tus habilidades no necesariamente encontrarás la pasión y el entusiasmo. Sin embargo, a través de tus talentos únicos entrarás en contacto con la pasión por todo lo que haces.

Como mínimo, lo que te acabo de proponer resulta tentador... ¿Te animas a encontrar tus talentos?

ejercicio.pngDescubre tus talentos

¡Encuentra tus talentos y logra que tu misión vaya bien encaminada! ¿Qué es eso que, cuando lo haces, parece que el tiempo se congele y que lo demás deje de existir? Eso que a otras personas parece agotarles mientras que tú disfrutas al máximo y no te cuesta esfuerzo... Esas cosas que, cuando hablas de ellas, otras personas suelen decirte que te cambia la cara... ¿Te suena? Esas pistas te ayudarán a descubrir tus talentos únicos.

El siguiente ejercicio te ayudará a conseguirlo:

1.   Haz una lista (lo más extensa posible) de todas las ideas que se te ocurran sobre cuál podría ser tu talento (o talentos). Hazte todas las preguntas que se te ocurran, incluyendo las siguientes:

visto.png   ¿En qué temas piensas la mayor parte del día y disfrutas realmente con ello?

visto.png   ¿En qué tipo de temas te resulta sumamente fácil generar nuevas ideas?

visto.png   ¿Qué es aquello que, cuando lo haces, te parece como si el tiempo se hubiera parado?

visto.png   ¿Qué cosas te apasionan tanto que serías capaz de hacerlas gratis?

visto.png   ¿Qué cosas puedes hacer o hablar sobre ellas durante horas sin costarte el menor esfuerzo?

visto.png   ¿Qué temas logran que te cambie la cara (por ejemplo, que sonrías o te quedes boquiabierto) e incluso otras personas te lo han dicho más de una vez?

visto.png   ¿Qué temas te capturan de inmediato tan pronto como ves, oyes hablar o lees sobre ellos?

visto.png   ¿Qué cosas haces con muy poco esfuerzo y otras personas no dan crédito?

2.   Toma la primera idea de tu lista e imagina que te obligan a no volver a hacerlo jamás. ¿Cómo te sientes? Si te sientes realmente mal, deja la idea. Si te da igual, o te sientes bien, tacha la idea de tu lista (seguro que no es uno de tus talentos).

3.   Continúa haciendo lo mismo con todas las ideas de tu lista.

4.   Coge la primera idea de tu lista que no esté tachada. Imagina que dedicas tu vida exclusivamente a lo que indica esa idea, y a nada más. ¿Cómo te sientes? ¿Te alegra? Si te sientes bien (o no te sientes mal) deja la tarea (se trata de un posible talento). Si no te sientes bien, tacha la tarea.

5.   Repite el proceso con las demás ideas de tu lista que aún no estén tachadas.

6.   El resultado será una lista más reducida. Entre las ideas que contiene, probablemente se encuentran tus talentos únicos. Analiza la lista en profundidad. Si es preciso, repite el proceso tomando esa lista como punto de partida.

¿Qué harás con tus talentos?

Cuando sepas cuáles son tus talentos únicos, es preciso comprender qué vas a hacer con ellos. ¿Cómo vas a contribuir con esos talentos? No se trata de fijar un objetivo, sino de algo que guiará el resto de tu vida, y de lo cual se derivarán infinidad de ideas y proyectos. Por ejemplo, imagina a una persona que se dedica a la ingeniería y cuyos talentos son la creatividad y sus conocimientos en materia de tecnología. Una posible respuesta a la pregunta que nos ocupa sería utilizar esos talentos para desarrollar nuevas invenciones tecnológicas.

¿A quién dirigirás tus acciones?

Ahora que sabes cuáles son tus talentos y cómo deseas contribuir con ellos, debes decidir hacia quién o quiénes deseas orientarlos. ¿Tu comunidad? ¿Tu país? ¿El mundo? ¿Una comunidad específica de personas?

Retomando el ejemplo del apartado anterior, esa persona podría tener una especial sensibilidad hacia los discapacitados y podría orientar sus acciones hacia ellos.

recuerda.pngLa misión tiene unos hermanos sin los que no sabe vivir: la pasión, la visión y los valores. Debe llevarse estupendamente bien con ellos, como una hermana ejemplar. Con respecto a la pasión, el proceso que has aprendido te garantiza que existe armonía, pero para que todo funcione, debe estar en armonía con la visión y los valores (dos temas sobre los que puedes aprender mucho más en los capítulos 14 y 15).

 

Cómo trabajar las tres preguntas correctamente

 

A la hora de responder a las tres preguntas para hallar tu misión, te recomiendo que empieces anotándolas en una hoja, y que dejes espacio suficiente para escribir tus respuestas. Anota todo lo que se te ocurra, en cuanto llegue a tu mente. No es necesario que respondas a las preguntas en orden. Dedica diez minutos. Tras ese tiempo, tanto si has anotado muchas ideas como si no has escrito ni una, detén el ejercicio. Vuelve a tu vida cotidiana y olvida el ejercicio hasta mañana. Pero lleva tu hoja contigo, por si acaso... Si en algún momento llega alguna idea a tu mente (y es probable que ocurra), anótala lo antes posible en tu hoja. Estás en una fase de recolección de datos, por lo que es esencial que le dediques el tiempo suficiente. Tanto si necesitas una semana como tres, sigue recabando información hasta que creas que tienes suficiente.

Escribe una declaración de misión

Ahora que ya has pasado la fase de recogida de datos (respondiendo a las tres preguntas clave), es hora de poner tu misión por escrito. El resultado es lo que se define como «declaración de misión». Inténtalo. Tómalo como un primer borrador. Aunque necesites toda una hoja para escribirlo, ya es un éxito.

anecdota.pngHe impartido infinidad de talleres para ayudar a otras personas a encontrar su misión y su visión, y te garantizo que el mero hecho de formularse las tres preguntas que has aprendido y esforzarse para responderlas cambia a las personas. Algo empieza a transformarse desde lo más profundo de su ser. Y cuando esas personas han puesto por escrito su primer borrador de misión, el cambio ha sido increíble. ¡Te animo a intentarlo! Cada fracción de esfuerzo que pongas en ello te reportará resultados que te impresionarán antes de lo que puedas imaginar.

No dejes de mejorar tu misión

Ahora que tienes un borrador de tu declaración de misión, debes pulirlo y depurarlo poco a poco. Para lograrlo no es necesario (ni recomendable) que inviertas un esfuerzo enorme de una sola sentada. Todo lo contrario, se trata de un proceso gradual, que requiere menos de cinco minutos al día.

Normalmente, el punto de partida es un borrador un tanto extenso, y no hay problema con ello. ¡Es un buen punto de partida! Ahora, para mejorar el resultado, debes abreviar tu declaración de misión.

Todos los días dedica un par de minutos a leer tu declaración de misión, y pregúntate cómo podrías acortarla un poco más. Si se te ocurre algo, ¡perfecto! No tardes en aplicarlo. En caso contrario, no te preocupes y déjalo hasta mañana. Si durante el día se te ocurre alguna idea, anótala de inmediato y, cuando tengas un momento, acorta tu misión.

Paso a paso, tu misión se irá comprimiendo, y eso es señal de que va madurando. Con esa evolución de tu misión, experimentarás un desarrollo paulatino en tu crecimiento personal.

recuerda.pngTu misión debe ser flexible y más bien general. Si es demasiado específica, correrás el riesgo de convertirla en una visión o un objetivo, con lo que perderá su utilidad. Por ejemplo, «Transmitir la paz a través de mi música» es una buena declaración de misión, capaz de dar sentido a los pasos de una persona durante su vida, si se entrega a tal propósito. Sin embargo, «Crear una asociación musical» es más un objetivo (y, además, mal formulado, pues no tiene asociado un plazo de cumplimiento).

recuerda.pngPuedes tener varias misiones. Cuando explico la misión personal, una pregunta que recibo con frecuencia es si solo se puede tener una misión o se pueden tener más. Puedes tener tantas declaraciones de misión como desees. Normalmente, cada una corresponderá a un aspecto importante de tu vida. Por ejemplo, puedes tener una declaración de misión profesional, otra familiar (compartida con tu familia), etc. Por ejemplo, si tu ocupación comprende dos grandes dominios (no necesariamente relacionados), resulta lógico que dispongas de una misión asociada a cada uno de ellos.

Lo principal es que todas las misiones que tengas no choquen jamás entre sí. Para evitar conflictos, es aconsejable que limites el número de misiones a las realmente necesarias. Además, es posible evitar conflictos desde el primer momento. Para ello, comienza por definir tu misión personal. Si quieres, llámala «misión de vida». Es la más general y más importante, la que da sentido a tu vida. Después, puedes definir otras misiones, pero asegúrate siempre de que sean compatibles con esa misión de vida. De otro modo, surgirán conflictos que antes o después te harán sufrir. De alguna manera, es como si existiera una jerarquía, en la que tu misión de vida se sitúa en el nivel superior.

truco.pngEn el caso de una misión de carácter profesional, es interesante complementar tu misión con una versión extensa, que te permita comprenderla mejor. Es muy útil para mostrarla en la web de una empresa, asociación, etc.

Todas las semanas (o mejor, todos los días), refresca tu mente con tu misión

No olvides que, al hablar de misión, te descubres a ti mismo. Te adentras en lo más profundo de tu mente, donde se hallan las respuestas que buscas. Con todo lo que has aprendido en este capítulo, tu subconsciente se pondrá a trabajar. Pero no olvides un elemento esencial para obtener buenos resultados: la repetición.

Construye el hábito de leer tu declaración de misión cada día. Si crees que es demasiado pedir, hazlo una vez a la semana. Es una forma de asegurarte de que grabas esa misión en tu mente, y pedirle a tu subconsciente que te ayude a orientarte con ella.

Es probable que, antes de lo que te imaginas, te encuentres actuando y tomando decisiones en línea con tu misión sin apenas esfuerzo.

 

Ejemplos de declaración de misión que puedes inspirarte...

 

A continuación encontrarás algunos ejemplos de declaración de misión (tanto a nivel personal como profesional):

visto.png   Crear tecnología para ayudar a personas discapacitadas.

visto.png   Formar a los mejores líderes.

visto.png   Difundir la cultura española por Europa.

visto.png   Tender puentes de fraternidad entre los pueblos del mundo.

visto.png   Acercar las mejores obras literarias a los lectores vía internet.

visto.png   Concienciar al mundo de la importancia de cuidar nuestro planeta.

visto.png   Difundir la historia de España de una forma divertida y amena.

visto.png   Inspirar una transformación positiva en otras personas.

Todas ellas son misiones maravillosas. ¿Te inspira alguna de ellas? En cualquier caso, como te contaba anteriormente en este capítulo, cada persona es única, así que, de cualquier forma, tu misión también lo será.