Capítulo 12

Aplica la ley de la atracción

 

En este capítulo

triangle.png   Qué es la ley de la atracción

triangle.png   Cómo utilizar la ley de la atracción

triangle.png   Conocer y evitar los principales errores de uso de la ley de la atracción

triangle.png   Las falsas creencias más extendidas sobre la ley de la atracción

 

Sobre la ley de la atracción se ha hablado mucho en los últimos años. Esto ha dado lugar a una mayor conciencia de tan importante ley universal, lo cual es una buena noticia, puesto que puede ayudar a un mayor número de personas a alcanzar el éxito. Sin embargo, y por desgracia, también se han extendido varias falsas creencias al respecto.

Ser consciente de la ley de la atracción y saber emplearla positivamente (a tu favor) te puede reportar increíbles beneficios. En particular, podrás alcanzar tus metas por una vía mucho más rápida. Si quieres verlo desde otro enfoque, generalmente tomamos el camino más largo para alcanzar nuestras metas, por no ser conscientes de dicha ley universal.

En este capítulo aprenderás qué es la ley de la atracción, y sabrás cómo usarla correctamente y no caer en falsas creencias o errores de uso. ¿Verdad que suena bien? Cuando empieces a utilizar la ley de la atracción y la hagas funcionar a tu favor, te darás cuenta de que no solo suena bien sino que, además, ¡funciona mejor de lo que suena!

¿Qué es la ley de la atracción?

Antes de utilizar la ley de la atracción, es importante que sepas qué es. Como se trata de un tema que se presta a falsas creencias, es esencial que la comprendas con la mayor claridad posible. Las siguientes secciones te guiarán por ese sendero.

Lo que te dice la ley de la atracción

Sobre la ley de la atracción podrás encontrar diversas definiciones. Algunas rozan lo mágico, otras lo esotérico y muchas de ellas lo pseudocientífico. Una de las definiciones que he encontrado en más de un texto (y que me ha llamado la atención) dice que, en el universo, todas las cosas se atraen.

En esa definición se echa de menos la presencia de un observador. Como dice un koan zen, si un árbol cae en mitad de un bosque pero nadie lo presencia, ¿hace ruido? Se necesita una mente que observe.

Por ello, me gusta más otra definición, también extendida, que dice que nuestros pensamientos atraen cosas. Ahí ya se vislumbra un observador. Pero esta definición todavía no es lo suficientemente clara. Tú sabes que si piensas en un coche, no aparecerá de inmediato ante tu puerta, aunque si tomamos esa definición al pie de la letra, ¡parece sugerir que tendría que ser así!

Podemos dar un paso más mediante otra definición (también extendida) que dice que nuestros pensamientos se convierten en cosas. Esta definición ya es más accesible, aunque falta especificar que es así a través de la repetición.

Teniendo en cuenta todas esas limitaciones, te confieso que ninguna de las anteriores definiciones me gusta... Mi definición favorita (a la par que antigua) es la que dice que nos convertimos en aquello en lo que pensamos la mayor parte del tiempo. Es muy completa, porque nos indica que nuestros pensamientos se pueden convertir en hechos si formamos hábitos. A través de la repetición, nuestros pensamientos se programan en nuestro subconsciente, que nos ayuda con todo su potencial para alcanzarlos por la vía más rápida.

¿Verdad que ahora parece mucho más sensato esto de la ley de la atracción?

Es una ley universal

Una ley universal se cumple siempre, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia. Por ejemplo, dos cargas eléctricas positivas siempre se repelen. Dos cuerpos con masa siempre experimentan una fuerza de atracción mutua. Son dos ejemplos de leyes universales de carácter científico (como aprenderás más adelante, también existen las leyes universales no científicas). Dichas leyes se cumplirán tanto si estás en la playa, como en la montaña, a cualquier hora del día, tanto si estás feliz como si lloras. ¡Por eso son leyes universales!

Lo mismo ocurre con la ley de la atracción. Se cumple siempre, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia.

Se trata del poder de tu mente subconsciente

Una forma de comprender la ley de la atracción es pensar en tu subconsciente, y el gran poder que encierra. Al subconsciente no le gustan los razonamientos, los juicios, los argumentos, etc. Cuando consigues que le llegue una orden, no la cuestiona ni intenta comprenderla. Sencillamente, se pone a trabajar en ella de inmediato, desplegando todo su potencial (incluso mientras duermes). ¡Y es mucho potencial!

La ley de la atracción consiste precisamente en eso... Tienes que lograr que tus deseos lleguen a tu subconsciente, para que te ayude a alcanzarlos por la vía más rápida.

 

Para lo bueno, y para lo malo

 

El subconsciente no juzga. Cuando consigues que le llegue una orden, la ejecuta sin más. Si lo que le haces llegar te ayuda a avanzar hacia tus deseos, te ayudará (y mucho). Sin embargo, si lo que le transmites va en contra de tus intenciones, será tu peor oponente. Desde tu interior, y con un potencial que supera al de tu mente consciente, se opondrá a tu avance hacia el éxito.

Por eso se suele decir: «Cuidado con lo que piensas, porque se puede hacer realidad». La verdad es que no es necesario llevarlo a ese extremo. No se trata de tener miedo a tu propia mente, ni mucho menos. Se trata de que seas consciente de que aquello que alcanzas por la vía más rápida se corresponde con lo que has ordenado a tu subconsciente. Por otra parte, la cuestión es ser consciente de que, cuando no logras lo que deseas (e incluso parece que todo se opone a que lo consigas), no sucede por casualidad... Es una orden incorrecta que has conseguido instalar en tu subconsciente.

Lo que no es la ley de la atracción

No es una ley científica

La ley de la atracción es una ley universal. Cuando la pongas en práctica, lo admitirás sin lugar a dudas.

Pero no se trata de una ley científica. Así que no es compatible con el método científico. Entre otras cosas, lo anterior quiere decir que no puedes realizar un mismo experimento hoy, mañana y pasado mañana y obtener los mismos resultados, ni tampoco verás resultados de forma instantánea. La ley de la atracción (como verás más adelante) funciona de modo distinto.

 

Evita la pseudociencia, pero con sentido común

 

Si investigas en internet, no es raro que antes o después te encuentres algún texto en el que se sugiere que la ley de la atracción es ciencia. Debes saber que esa afirmación es de carácter pseudocientífico (en otras palabras, falsa ciencia).

La ley de la atracción no es compatible con el método científico. Como mínimo, porque no puedes realizar un experimento reproducible y repetible con dicha ley universal. Así que no es ciencia, no hay duda de eso. Pero eso no quiere decir que la ley de la atracción deje de ser cierta.

Recuerda las palabras de Albert Einstein: ni todo lo que existe se puede demostrar, ni existe todo lo que se puede demostrar. Si solo crees en lo que puede demostrar la ciencia, te perderás muchas cosas reales como la vida misma. Y, quién sabe, quizá algún día se produzca una de esas revoluciones científicas donde el paradigma cambia por completo, y las teorías que toda la comunidad científica aceptaba como ciertas (y en las que creías ciegamente) se dejan de lado, y se cambian por otras...

La ciencia es una forma muy rigurosa de adquirir conocimiento, y proporciona una gran credibilidad. Pero existen otras formas de conocer. Una de ellas es a través de la experiencia. Hay cosas que no se pueden demostrar mediante un experimento científico pero que tú puedes experimentar y son más ciertas que la vida misma. Por ejemplo, la ciencia te puede decir que, cuando eres feliz, se producen determinadas reacciones en tu cerebro, o se liberan ciertas sustancias, etc. Pero eso no es la felicidad... Son efectos derivados de la felicidad. La causa (la felicidad en sí) solo puedes conocerla mediante tu propia experiencia.

Algo parecido ocurre con la ley de la atracción. No la puedes probar a través de ningún experimento científico, pero puedes experimentarla en el mejor laboratorio que conoces: el de tu experiencia. ¿Qué mejor prueba podrías pedir?

Siempre funciona

Si investigas en internet, encontrarás más de un testimonio que dice algo así como «la ley de la atracción no me ha funcionado». En realidad, es una afirmación que no se sostiene.

Puesto que la ley de la atracción es una ley universal, funciona siempre. Ahora bien, otra cosa muy diferente son los resultados que proporciona. Si la utilizas correctamente, te aportará los resultados que esperas (al menos no te disgustarán). Sin embargo, si la utilizas de forma incorrecta, obtendrás lo que no deseas y, de algún modo, utilizarás su potencial para ir contra tu propio avance.

Para entenderlo mejor, toma el ejemplo de las leyes de la electricidad. Siempre funcionan, la uses como las uses. Si lo haces bien, puedes encender una lámpara o desarrollar un circuito eléctrico que impulse tareas útiles. Sin embargo, si las utilizas incorrectamente, podrías recibir una descarga. Otro ejemplo es la ley de la gravedad. Puedes tenerla en cuenta para diseñar un ascensor que haga la vida más fácil al subir y bajar por el interior de un edificio. Sin embargo, también podría servirte para caerte desde un árbol y propinarte un buen batacazo si la usas incorrectamente.

Por favor, al usar la ley de la atracción (como cualquier otra ley universal) presta especial atención a su uso. En el caso de la ley de la atracción, ten presente que se trata de conseguir lo que deseas y no lo que realmente no anhelas.

 

Tomar la responsabilidad

 

Como le decía el tío Ben a Peter Parker en Spiderman: «Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad». Lo mismo puedes achacar al conocimiento y aplicación de las leyes universales, y eso incluye la ley de la atracción.

Tienes en tu mano un gran poder. Pero la responsabilidad de utilizarlo correctamente es tuya. Debes aceptar la responsabilidad, y eso incluye hacerte cargo de los resultados. Si utilizas incorrectamente la ley de la atracción, obtendrás resultados no deseados. Si eso te ocurre, ¡acepta tu responsabilidad! Haz los cambios necesarios para subsanar el error y evitar que vuelva a pasar.

Si lo deseas, ignóralo (aunque no es lo más recomendable). Pero, ante todo y sobre todo, no culpes a nada ni a nadie, ya sea real (otra persona) o irreal (una entidad imaginaria como la suerte). Si tienes que buscar un culpable, no mires hacia fuera...

No importa lo que creas

La ley de la atracción no es un tema de creencias. No te costará encontrar algún que otro texto que te invite a creer ciegamente en la ley de la atracción. Básicamente, lo que sugieren es que debes creer con toda tu fe en dicha ley, y entonces tus deseos se harán realidad, llegando hacia ti sin que hagas esfuerzo alguno.

En realidad, no es así. Como te decía en la sección anterior, la ley de la atracción funciona siempre, incluso aunque no creas en su existencia. Lo que ocurre es que conviene confiar de alguna manera en dicha ley (pero sin pasarse), y tener mucha seguridad en ti mismo. Por confianza me refiero a no cerrarle la puerta. Si partes de la base de que la ley de la atracción no funciona, entonces lograrás que no te ofrezca los resultados deseados, y de un modo u otro, la harás trabajar en tu contra. Como decía Henry Ford, tanto si crees que puedes lograr algo como si crees que no puedes, en ambos casos tienes razón.

Una falsa creencia (lamentablemente bastante extendida) consiste en pensar que tenemos que pedir lo que deseamos y tener fe en el universo, logrando que esos deseos se hagan realidad y un día vengan hacia nosotros. Se suele decir que el universo nos entrega lo que pedimos.

Si lo piensas, lo anterior no puede ser cierto... Si el universo nos concede nuestros deseos, estamos creando otra nueva fracción. Por un lado estamos nosotros, los receptores del deseo; por otro está el deseo (tangible o no), y, finalmente, tenemos algo a lo que llamamos universo. Pero en un universo donde reina la unidad y no hay fracciones, esa situación es imposible. ¿Acaso nosotros no somos parte del universo? Si nos separamos como receptores de un deseo, y la otra parte es el universo, no somos parte del universo...

En el crecimiento personal, el culpable que se esconde tras todo fraccionamiento (irreal, por supuesto) es el ego. Y aquí tienes un caso muy claro basado en la ley de la atracción.

No cierres la puerta a la ley de la atracción. Tampoco creas ciegamente en ella ni esperes que por ello tus deseos se hagan realidad. Confía en que existe esa ley universal y pon de tu parte para que sus resultados te ayuden a alcanzar tus metas. Solo necesitas confiar en ti mismo y saber que esa ley universal está ahí y funciona siempre, siendo tú responsable de usarla de forma apropiada.

No verás resultados si no pones de tu parte

La ley de la atracción funciona siempre, pero requiere que estés alerta y preparado para entrar en acción. De otro modo, difícilmente avanzarás hacia tus metas. La ley de la atracción no es una solución cómoda para obtener el éxito sin esforzarse. ¡Eso no existe!

recuerda.pngLa ley de la atracción no atrae tu deseo, lo que atrae es un camino hacia tu deseo. Deberás estar atento para ver ese camino o te lo perderás. Incluso si lo ves, no avanzarás salvo que te pongas en marcha. Tus deseos no vendrán hacia ti por sí mismos; debes ir a su encuentro, y eso implica actuar.

No proporciona resultados inmediatos

La ley de la atracción te ayudará a alcanzar tus metas, pero no conseguirás nada si te quedas quieto. Tus deseos no vendrán hacia ti. Debes avanzar hacia ellos. El valor añadido de utilizar la ley de la atracción correctamente es que acelerarás tu avance hacia los mismos. Dicho de otro modo, alcanzarás tus metas más rápidamente. De alguna forma, será como si tu meta y tú acudierais uno al encuentro del otro...

No es magia ni esoterismo

Con todo lo que te he explicado en este capítulo, te resultará fácil comprender que hay poca magia en la ley de la atracción. Lo que consigas, lo conseguirás tú mismo. Lo único es que aprovecharás las leyes del universo para lograrlo por el camino más rápido.

Tampoco hay componentes esotéricos. No necesitas acceder a un conocimiento secreto, accesible a unos pocos. De hecho, la ley de la atracción no es un secreto. Hay referencias a la misma desde hace siglos, e infinidad de libros y otros materiales publicados al respecto.

Utiliza la ley de la atracción

Ahora ya debes tener claro (al menos, un poco más) que la ley de la atracción es algo más sensato y razonable de lo que comúnmente se piensa. Como ya le has abierto la puerta (al menos un poco), es probable que una pregunta se manifieste en tus pensamientos: ¿qué hago para utilizar la ley de la atracción?

Tienes mucha razón en preguntártelo. Te invito a descubrirlo a continuación.

Visualiza tu deseo

El primer paso para utilizar la ley de la atracción consiste en desplegar el potencial de la visualización creativa. Se trata de crear una imagen mental muy clara de tu deseo hecho realidad. Y tan importante como eso es que te sientas tan sumamente bien como desearías si tu deseo ya fuera real. Para obtener un resultado todavía más poderoso, repite en tu mente una afirmación positiva que refleje la meta que tanto anhelas.

En el capítulo 6 aprenderás cómo poner en marcha la visualización creativa y crear afirmaciones positivas.

Este paso inicia la ley de la atracción y, por ello, es el primero. Los demás (aunque te los explico siguiendo un orden lógico) se aplican en paralelo, sin seguir orden alguno. Cada paso ayuda a que los demás avancen. Vamos a conocerlos mejor.

Detecta la sincronicidad

Cuando lo hayas visualizado, el universo responderá de alguna forma. Alguna vez quizá tu deseo se encuentre ante ti de inmediato. Si es así, ¡enhorabuena! Aunque debo decirte que no es lo habitual.

En el universo se producen cambios. Ante ti aparecerán señales que te ayudarán a ver el camino a seguir. Esas señales se llaman «sincronicidades». Son como casualidades aparentes, pero de casualidad no tienen nada (pues en el universo todo es causal, no casual).

Imagina varios sucesos que no guardan relación causal alguna entre sí. Con lo anterior quiero decir que ninguno de los sucesos ha dado lugar a los otros, y a su vez, ninguno de los sucesos es resultante de los otros. Son independientes. No hay relación causa-efecto entre ellos.

Ahora, imagina que esos sucesos entran en relación entre sí a través de su significado, y el tejido de fondo que proporciona ese significado es un pensamiento (o varios). En esa situación, se ha producido una sincronicidad.

Veámoslo con un ejemplo: imagina que piensas en un amigo al que hace mucho tiempo que no ves, y esa tarde te cruzas con él por la calle. Esos dos sucesos no guardan una relación de causa y efecto. Tú no estás en esa calle porque hayas pensado en tu amigo, estás allí porque has decidido caminar hacia esa zona. La otra persona está allí por la misma razón. Sin embargo, ambos sucesos están unidos por un pensamiento, se ha producido una sincronicidad. Por cierto, te diré que a través de los años dando charlas y escribiendo sobre la ley de la atracción, he tenido la oportunidad de adquirir la firme convicción de que el ejemplo que acabo de ponerte es más común de lo que parece. ¿Te ha ocurrido alguna vez?

Lo importante es que te mantengas alerta ante las sincronicidades. Cuando seas consciente de alguna, ¡no la desperdicies! Las desperdicias si buscas su explicación. A veces te verás tentado, pues algunas sincronicidades son sumamente asombrosas. Pero no merece la pena, porque buscar la explicación significa buscar una relación de causa y efecto, y eso no es posible, pues se trata de eventos relacionados de forma acausal. Si quieres aprovechar una sincronicidad, no busques su explicación sino su mensaje. ¿Qué te transmite esa sincronicidad? Eres cocreador de la misma, así que nadie mejor que tú podrá hallar la respuesta.

Si no consigues respuesta alguna, toma nota y sigue adelante. Probablemente, en el futuro aparezcan otras sincronicidades que irán relacionándose entre sí y se unirán a la que acabas de encontrar, transmitiendo un mensaje que serás capaz de comprender.

Entra en acción

Las sincronicidades te permitirán ver el camino a seguir, o al menos, el siguiente paso que debes dar. Pero de nada te servirá ver un camino si no lo recorres. Resulta esencial que pases a la acción. Pregúntate qué pasos podrías dar para avanzar sobre ese camino, crea un plan de acción y ponte en marcha cuanto antes.

Es más, te recomiendo adoptar una actitud proactiva. En lugar de esperar a que las sincronicidades aparezcan para actuar, pregúntate cada día qué paso podrías dar para avanzar hacia tus metas y, en cuanto tengas una idea, ponte en marcha de inmediato. Puedes aprender mucho más sobre la proactividad en el capítulo 11.

Quita el freno de las resistencias mentales

Por muy bien que lleves a cabo los pasos anteriores, no avanzarás mucho si «frenas desde dentro». En tu mente encontrarás las razones por las que has llegado tan lejos.

De igual forma, en tu mente se encuentran las razones por las que te cuesta tanto alcanzar determinadas metas (e incluso parece que te alejes cada vez más de ellas). Ese freno interior son las resistencias o toxinas mentales. Esas resistencias frenan tu avance desde dentro. Utilizan el gran potencial de tu mente subconsciente para trabajar en tu contra.

«Yo no valgo para esto...», «No voy a ser capaz», «No tengo tiempo...», «No he nacido para esto...» son algunos ejemplos de frases que, a través de nuestro diálogo interior y mucha repetición, convertimos en auténticas resistencias instaladas en nuestro subconsciente, que al final las toma como órdenes y trabaja en esa dirección (la opuesta a la que nos conviene).

Como podrás apreciar en este libro, la ecología mental tiene mucho que ver con combatir y derribar dichas resistencias, ¡así que has encontrado el libro correcto! En el capítulo 6 podrás aprender una técnica muy poderosa y de aplicación general para trabajar tus resistencias. Te recomiendo que te ocupes de este aspecto lo máximo que puedas, pues se trata de la parte más compleja de la puesta en práctica de la ley de la atracción.

Cualquier pequeño avance que realices hacia la eliminación de tus resistencias se convertirá en un gran paso en tu crecimiento personal y en la consecución de tus metas.

No impongas el «cómo»

Como ya sabes, el universo te ayuda a ver el camino. Tú pides claramente el «qué», el universo te responde ayudándote a ver el «cómo», y después entras en acción y eliminas tus propias barreras interiores.

Por ello, no debes jugar a ser el universo... ¡No impongas el cómo! ¡No restes grados de libertad al poder de tu subconsciente! Deja que el universo se encargue de eso. Cuánta gente tiene ante sus ojos la respuesta a lo que pide y no la ve, porque impone desde el principio la forma de conseguirlo.

anecdota.pngUna vez me contactó una señora pidiéndome ayuda para usar la ley de la atracción. Quería atraer 6.000 euros para arreglarse la boca. Yo le pregunté qué era exactamente lo que quería. Me dijo que 6.000 euros. Le respondí que no era cierto... En realidad quería lucir una bella sonrisa, y 6.000 euros eran un interesante medio para conseguirlo. ¡Pero hay muchos más! Cuando cambió ese punto de vista, se dio cuenta de que una vecina suya estaba casada con un buen dentista, y consiguió el tratamiento deseado por un precio y condiciones privilegiadas, que sí podía aceptar. ¡Tenía la solución en la puerta de al lado, y no fue capaz de verla porque en su mente solo veía 6.000 euros!

Por supuesto, el dinero es capaz de solucionar muchas cosas, pero ni siempre puede hacerlo, ni suele ser la única forma... ¡No cierres la puerta a otras posibilidades!

No te pases con la visualización

La visualización creativa (que puedes aprender en el capítulo 6) es un componente esencial para poner en marcha la ley de la atracción. Pero le ocurre como a todo en la vida: las cosas en exceso no son buenas. Si te pasas el tiempo visualizando, te perderás lo que está ocurriendo en cada instante. Pasarás demasiado tiempo en el reino interior de la mente y te perderás lo que ocurre fuera. Será muy difícil que puedas ver las sincronicidades y emprender el camino.

 

Enciende los motores

 

Te propongo una divertida analogía entre la ley de la atracción y las partes de un coche:

visto.png   El volante te permite indicar hacia dónde quieres ir. Posibilita que definas la dirección que quieres seguir para tomar la autopista correcta. Equivale a la visualización de tus metas.

visto.png   Las señales de la autopista te ayudan a ver el camino. Cuando estás en la carretera adecuada, no es necesario que conozcas de memoria cada milímetro de la misma. Basta con que avances, y permanezcas atento a las señales, que te permitirán tomar las salidas correctas y llegar a tu destino. Esas señales equivalen a las sincronicidades. Eso sí, si pasas el tiempo pensando en lo que hiciste el fin de semana, quizá te saltes alguna de las señales y te pierdas. Es muy importante que te mantengas alerta ante las señales para no perderte. ¡Lo mismo ocurre con la ley de la atracción! Es fundamental que te mantengas conectado con el presente, alerta a las sincronicidades. Si siempre tienes la mente en otra parte, te las perderás y andarás perdido, sin ver el camino a seguir.

visto.png   El acelerador te permite avanzar. Por mucho que sepas dónde vas y estés atento a las señales, si no aprietas el acelerador, el vehículo no se moverá. El acelerador equivale a entrar en acción.

visto.png   El freno de mano. Aunque todo lo anterior está muy bien, si tienes puesto el freno de mano, el coche no avanzará. Equivale a las resistencias mentales, aquellas que te frenan desde dentro.

visto.png   Si bebes no conduzcas. ¡Y si estás lleno de toxinas mentales aún menos! En general, las toxinas mentales no solo pueden frenar tu avance, sino que también pueden confundirte y hacer que tomes la dirección equivocada, o incluso que te saltes las señales o confundas su mensaje.

visto.png   La marcha atrás. Si pones esa marcha, te alejarás de tu destino en lugar de acercarte. Las resistencias mentales pueden llegar a instalarse profundamente en tu subconsciente y conseguir que te alejes de tu objetivo. Son muchas las personas que invierten una notable energía en su crecimiento personal, y aun así algunas cosas les salen siempre al revés. Si te ocurre, ¡no lo dudes! Has puesto la marcha atrás. Encuentra esas toxinas mentales, y cámbialas por hábitos positivos; así pondrás la primera y empezarás a avanzar.

 

No es necesario que dediques más de quince o veinte minutos al día. Los momentos ideales son después de despertarte y justo antes de dormirte, ya que tu cerebro está en un estado propicio. Antes de dormir estás a punto de abrir las puertas del subconsciente. Al despertar, aún tienes un pie ahí dentro. Así pues, tu mensaje llegará mucho mejor al subconsciente.

Conecta con el presente

Para ser consciente de las sincronicidades, es necesario que conectes con lo que sucede en cada instante. No resulta fácil mantenerse en el presente, y más con las ajetreadas vidas que llevamos. Por ello, es necesario entrenarse para conectar con el ahora, y el gimnasio al que debes acudir es la meditación. Puedes aprender más sobre meditación en los capítulos 4 y 5.

 

Mindfulness, concentración y la ley de la atracción

 

El mindfulness (que conocerás y aprenderás a practicar en los capítulos 4 y 5) te permite extraer el máximo potencial de los pasos clave para aplicar la ley de la atracción. Con ella podrás alcanzar tus objetivos más soñados por la vía rápida. Veamos cómo interviene en cada uno de ellos:

visto.png   Visualización creativa. La concentración te permite centrarte en lo que estás visualizando, y logra que muy pocas distracciones puedan arrastrarte fuera de ello. Además, el mindfulness (como añade la ecuanimidad) te permite darte cuenta de que te has distraído, pudiendo retornar cuanto antes a tu objeto de visualización.

visto.png   Alerta ante la sincronicidad. Mantente alerta ante esas señales del universo que son sincronicidades, que te dejan ver un camino a seguir o un siguiente paso a emprender. Siempre tienen lugar en el presente. Gracias al mindfulness vivirás tu vida cotidiana en el aquí y el ahora, y eso permitirá que te des cuenta de las sincronicidades y te beneficies de ellas. A veces, te sorprenderás aprovechando una sincronicidad de forma casi automática. En esos casos, ¡no dudes de que estás fluyendo!

visto.png   Entrar en acción. El mindfulness te permite darte cuenta de la mejor forma de entrar en acción en cada momento, y logra que la enfoques hacia tus objetivos. Te ayuda a adoptar una actitud proactiva, sinónimo de éxito, y resulta imprescindible para alcanzar tus metas y objetivos. Además, cuando tu conducta sea reactiva (lo contrario de proactiva), te darás cuenta mucho más rápido y podrás enderezar tus acciones. Puedes aprender mucho más sobre la proactividad en el capítulo 11.

visto.png   Eliminar resistencias. Esta parte tiene mucho que ver con la higiene mental, y el mindfulness juega un papel clave. Te permitirá ser consciente de la aparición de resistencias mentales y decidir cuál es la acción necesaria para invertirlas. Al utilizar la ley de la atracción, la mejor forma de avanzar es quitar el freno (las resistencias) que nos imponemos nosotros mismos desde el interior. En esos casos, el mindfulness tiene mucho que ofrecerte.