[1] A. Malraux, Les voix du silence, Paris, 1963 (trad. cast.: Las voces del silencio: Vision del arte, Buenos Aires).

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[2] En su Kafka: pour une littérature mineure, Paris, 1975.

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[3] Para una provocativa reconsideración de este momento, véase D. N. Rodowick, The Crisis of Political Modernism, Urbana, 111., 1988.

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[4] R. Evans, «Figures, Doors and Passages»: Architectural Design, (abril, 1978), pp. 267278.

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[5] La ciencia-ficción moderna ha sido a menudo un laboratorio de tales experimentos de lenguaje, como en el modelo de U. LeGuin de la estructura social de una especie hermafrodita (a la que sólo le asigna el género masculino) en The Left Hand of Darkness (Nueva York, 1969), o la minuciosa «réplica» de S. R. Delany en Stars in My Pocket Like Grains of Sand (Nueva York, 1984), donde (respecto a seres sexualmente diferenciados de nuestro mismo tipo) se designa universalmente al sujeto psíquico con el pronombre femenino, mientras que el pronombre masculino se restringe a una persona objeto del deseo (de cualquier sexo físico).

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[6] B. Diamonsrein, American Architecture Now, Nueva York, 1930, p. 46 (trad. cast. Diálogo con la arquitectura USA, Barcelona, 1982).

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[7] Ibid., pp. 43-44.

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[8] G. Macrae-Gibson, Secret Life of Buildings, MIT Press, Cambridge, 1985; véase también el útil compendio de críticas y opiniones sobre la casa en «The Gehry House» de Tod A. Marder, en T. A. Marder (ed.), The Critical Edge, Cambridge, Mass., 1985.

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[9] G. Macrae-Gibson, Secret Life of Buildings, pp. 16-18.

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[10] Ibid p. 2.

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[11] Ibid., p.5.

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[12] Las materias primas son también modos de evocar las herramientas como tales, y los biógrafos de Gehry remiten su fascinación de juventud hacia ambas al trabajo de la ferretería de su abuelo (FG, p. 12). La única otra obra, entre las modernistas o posmodernas, que destaca tan insistentemente las herramientas y los materiales es Leçon de choses de C. Simon, una réplica consciente al «marxismo» que, junto con la casa de Gehry, plantea la cuestión de las capacidades comparativas del realismo y la postmodernidad, respectivamente, para transmitir la realidad y el ser del trabajo y de lo que Heidegger llamó das Gestell (instrumentación).

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[13] Ibid., pp. 12, 14, 16.

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[14] La referencia es a mi análisis de Portman en «Postmodernism, Or, The Cultural Logic of Late Capitalism», en New Left Review, Oxford, 1984; vid. supra, cap. 1 (trad. cast.: El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, Barcelona, 1991).

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[15] Diamonstein, American Architecture Now, pp. 37, 40.

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[16] Ibid., p. 44.

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[17] La referencia es a su novela Now Wait for Last Year, Nueva York, 1966.

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[18] H. Cobb (ed.), The Architecture of Frank Gehry, Nueva York, 1986, p. 12 (trad. cast.: La arquitectura de Frank Gehry, Barcelona, 1988).

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[19] Macrae-Gibson, Secret Life of Buildings, p. 12.

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[20] Ibid., p. 27.

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[21] Véase, respecto a la cartografía cognitiva de todo esto, el bello libro de R. Banham, Los Angeles: The Architecture of Four Ecologies, Harmondsworth, 1973.

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