El insidioso

«Dadme una máscara y os diré la verdad».

ÓSCAR WILDE

EL INSIDIOSO SE PRESENTA como un buen amigo o compañero. Aunque siempre tiene algo negativo que decirle sobre usted. Pero, eso sí, a diferencia del criticón, el insidioso le dice que lo hace de «buena fe» y «por su bien». Porque a él le gusta ser «honrado» y «sincero». Su voz suena suave, al igual que sus palabras. Y su cara muestra un rictus de preocupación. El insidioso se cree en la obligación moral de decirle a usted, secreta y directamente, las cosas negativas que los demás dicen o piensan de usted. Y trata de hacerlo lo más amablemente posible. Quiere con ello demostrarle la amistad y la confianza que le profesa. No en balde le dedica cumplidos para darle a entender que tiene de usted una opinión mucho más elevada que incluso la que él tiene de sí mismo. Sin embargo, preguntar a alguien que ha tenido que soportar en su vida al insidioso qué opina de este tipo es ¡como preguntar a una farola qué opina de los perros!

Mensajes de amables asechanzas

Los mensajes que transmite el insidioso tienen casi siempre una doble intención. Empiezan con frases que denotan una cariñosa preocupación por ayudarle. Pero son puñales psicológicos para hacerle sentir a usted mal y controlarlo. El insidioso es hipócrita, sibilino, sigiloso, enigmático, cínico y malicioso, pero con apariencia inofensiva. Y nada hiere tanto como descubrir que alguien al que se tiene como buen amigo o compañero, y que encierra supuestas virtudes, se convierte de pronto en alguien odiosamente insoportable. Cuando él, precisamente, se autoproclamaba su mejor amigo. Pero, como afirma Oscar Wilde, ¡con amigos así, usted no necesita enemigos!

Los indicadores de que usted se halla ante la presencia del insidioso son, inequívocamente, del siguiente estilo:

  • NO QUIERO PREOCUPARTE, PERO… (quiere preocuparle).
  • ESPERO QUE NO TE MOLESTE LO QUE VOY A DECIRTE (quiere molestarlo).
  • ¿PROMETES NO ENFADARTE SI TE DIGO ALGO? (quiere enfadarlo).
  • ESPERO QUE NO TE OFENDAS POR ESTO… (quiere ofenderlo).
  • NO QUISIERA QUE LO TOMARAS COMO UN INSULTO (quiere insultarlo).
  • SÉ QUE NO TE GUSTA DISCUTIR, PERO… (quiere discutir).

Después de tan prometedores preámbulos, el insidioso le comenta las acusaciones ajenas contra usted de las que se ha enterado (que contienen «algo de verdad»), bajo el pretexto de que lo hace honradamente. Para tenerlo informado. Porque él es precisamente su amigo. Pero el insidioso elige decirle aquellas cosas sobre las que él sabe que usted es especialmente sensible. Si el insidioso consigue preocuparlo o molestarlo con sus negativas confidencias, él se sentirá superior. Y ¡oh!, curiosamente, el insidioso será el primero en ofrecerle ayuda.

Porque después de haberlo escuchado, usted se sentirá, sin duda, preocupado, molesto, enojado, ofendido o insultado. Pese a que la actitud del insidioso es únicamente «para ayudarle» y «por su bien». Y pese también a que algunas de las cosas desagradables que el insidioso le diga pueden ser ciertas. Porque la intención de este insoportable terapeuta no es, obviamente, ayudarle ni prevenirlo de los maldicientes que tiene usted en su entorno laboral, familiar o amical. Su único objetivo real es manipularlo. Al estar en posesión de esta información y dársela a conocer, el insidioso se ubica en un plano superior. Y a usted le hace sentirse débil ante él (él sabe cosas desagradables de usted). A partir de aquí, su autoestima —que ya ha sufrido un bajón considerable— estará ya bajo el control de este implacable ofidio. ¡Al insidioso le encanta tener amigos con defectos para poder hablar de ellos sin sentirse culpable! Él sólo es un mensajero…

Si usted es de los que también cree que su autoestima depende de la opinión de los demás, será una inexorable víctima del insidioso. Porque éste, como tantos otros especímenes insoportables, tiende a no respetar a quien no se respeta a sí mismo. El insidioso consigue, con su edulcorada estrategia, que usted ya no se preocupe de sí mismo, sino de él. De lo que el insidioso siente, piensa y hace. ¡O sabe! Porque usted también sentirá ansiedad por los nuevos chismes que sobre su persona pueda aquél traerle o llevar a los demás. El insidioso, al igual que el malaleche, ha encontrado sus puntos flacos y juega con ellos para continuar controlándolo y hacerlo sentir vulnerable. Cuando el insidioso le sonría de oreja a oreja, tenga la seguridad de que tal gesto no es activado por ningún buen presagio, sino por su cinismo. ¡El cínico es una persona que cuando huele a flores, mira a su alrededor para encontrar el ataúd!

Trampeando su complejo de inferioridad

¿Por qué actúa así el insidioso?

El insidioso se siente inferior a usted y la táctica que elige —tal vez inconscientemente— para contrarrestar su sentimiento es devaluándolo a usted con críticas que percibe de los demás. Se siente empequeñecido por la angustia que le produce su bienestar y busca destruirlo con esos negativos comentarios. Siente envidia por lo que usted consigue en su trabajo o en su vida personal y necesita compensar la diferencia que les separa entre ambos. El insidioso puede ganar muchas batallas, pero, a la larga, siempre pierde la guerra. Puede controlar a cierta gente durante algún tiempo, pero, tarde o temprano, nadie quiere seguir relacionándose con él.

ESTRATEGIAS DEFENSIVAS

Desenmascare al insidioso: ¡esto no es carnaval!

A veces da la sensación de que el insidioso lo tiene a usted amarrado en un doble juego del que no puede escapar. Después de que usted ha descubierto su doble personalidad, parece colocarlo en una ambigua posición: «Si usted rompe su relación con él, parece una decisión equivocada, y si no la rompe, también parece serlo». Pero, con independencia de su implicación emocional o profesional con el insidioso, lo más recomendable es usar con tacto la técnica del encaro directo.

  1. Averigüe la verdadera intención por la que el insidioso le transmite críticas ofensivas hacia usted, que hacen los demás. Observe su intención, aunque lo que él diga sea verdadero.
  2. Una vez se haya asegurado de que con sus comentarios el insidioso no está tratando de ayudarle honestamente, sino ofenderlo, controlarlo y hacerle sentir mal, decídase a desenmascarar su doble juego.
  3. Lo más probable es que el insidioso una vez descubierto, lo niegue todo diciéndole que «cómo puede pensar eso de él», aunque usted aporte pruebas irrefutables. Desligúese de él y, si no puede hacerlo, ya sabe que no debe volver a picar más su venenoso anzuelo.

Después de que se haya encarado usted al insidioso, éste se apresurará a «salvar su prestigio» ante su común círculo de amistades. Hará correr la especie de que él le dijo o aconsejó algo y usted se puso histérico. ¡Es el momento para empezar a gozar de la inferioridad del insidioso!