ELS INFANTS DEL SUBURBI, AQUESTA ESPERANÇA
Puix que és opinió general que la integració dels immigrants es produeix en això que en diem la segona generació, que deuen ésser els seus fills —els nascuts aquí o els que van arribar amb ells, de molt petits—, he pensat acabar aquest llibre amb una evocació o divagació a l’entorn d’aquests infants, uns infants aguts, observadors, avesats a tot, que tot ho troben bonic encara que visquin entre horrors, amb una personalitat individual destacada —són més eixerits que els seus pares— que després es pansirà, i es transformarà en massa anodina i amorfa —com els seus pares—, i tot això per manca d’una extensa i apropiada base cultural, orientadora i educativa.
Mesos endarrere es va convocar un concurs literari entre els infants de les escoles d’aquesta àmplia zona on jo visc. El tema era «Mi barrio». Hi van participar 183 infants —52 nenes i 131 nens, encara que les nenes van demostrar més agudesa— de vuit a catorze anys d’edat, de les escoles del Polvorí, Can Clos, Port, Estatges Seat, i Can Tunis. No arribaven a deu els fills dels catalans-catalans, diguem-ne. Em van demanar que fos membre del jurat. Confesso que és el concurs o certamen del qual he estat jurat més de bona gana. Em vaig llegir tots 183 treballs, sense cansar-me ni avorrir-me. S’hi deien coses més transcendentals i substancioses que als certàmens literaris corrents. Penso confeccionar aquest darrer capítol amb fragments d’alguns treballs d’aquest concurs, més uns apunts i impressions que hi fan referència.
Diu una nena d’onze anys, del Polvorí:
«En mi barrio no sé cuántas personas hay.
»Tiene una plazoleta no muy grande y en ella hay un transformador de la luz. Detrás de mi bloque —el bloc de cases on ella viu— está la montaña.
»Hay vecinos amables y vecinos buenos y vecinos antipáticos. Cuando salimos del colegio nos ponemos a jugar, a saltar, y al corro, etcétera. Enfrente de mi casa hay una tienda y también hay un bar, otra tienda, una lechería, un kiosko y otra tienda.
»Hay muchos que casi no tienen dinero y tienen televisor.
»Una señora que es medio andaluza —què deu entendre aquesta nena, per medio andaluza?— tiene ventilador, teléfono, nevera, lavadora, una bañera y la casa llena de lámparas, pero a sus hijos los lleva mal vestidos y tiene seis hijos. (La nova misèria a la qual ja hem al·ludit, aquesta pitjor, potser, perquè és misèria, a més de física, moral).
»Delante de mi casa hay otra casa y dentro de ella hay mucha gente y les gusta cantar y bailar.
»Cuando viene alguna fiesta que no sea la Semana Santa sacan el tocadiscos y el altavoz, y empezamos a bailar todo el barrio.
»Y cuando llega San Juan hacen lo mismo.
»Una vez que también era el día de San Juan pusieron una cuerda de un balcón a otro y en el medio de la cuerda pusieron una cazuela llena de agua. Un chico hablaba por el altavoz y decía que al que rompiera la cazuela le caería un chaparrón y una señora rompió la cazuela con los ojos tapados y le cayó un poco de agua en la cabeza, pero después le dieron muchos caramelos.
»A mí me gustaría que en el barrio hubiera un poco más de educación y respeto a las personas mayores. Yo no digo que sea educada, pero respeto a las personas mayores y procuro serlo todo lo que puedo.
»También me gustaría que pusieran un dispensario y un cine».
És tan prodigiosa la retina d’aquests infants i la seva receptivitat, els impressiona tan vivament el criteri dels grans que sempre parlen davant d’ells sense cap prejudici, que copsen amb tot detall l’ambient del barri suburbà: la gresca contínua, menys per Setmana Santa, que és sagrada, pietosa relíquia encara dels seus pobles; la manca de les coses essencials: dispensari —assistència— i cinema —diversió—; la nova misèria-luxe; la manca de respecte i d’educació… Per a fer-se una idea clara d’aquests ambients n’hi ha prou d’observar les observacions d’aquests infants.
Acompanya aquest treball —com la majoria— un dibuix d’una casa del Polvorí, amb la seva antena de televisió, la seva escala per la part de fora, amb la roba estesa, els testos a les finestres. Quina llàstima que no puguem reproduir aquests dibuixos! Quants pintors moderns ens caurien per terra!
Una altra nena, de la mateixa escola i del mateix barri, se sent poetessa i diu, en una de les diverses estrofes:
En el barrio hay una fuente
y yo nunca bebo de ella,
pues en verano está caliente
y en el invierno que hiela.
És de remarcar que l’infant veu el món molt bonic, i li agrada, per sòrdid que sigui. Llegim, per exemple:
«Yo a mi barrio lo quiero mucho y si de mí se tratara no me iría nunca de él».
I una altra nena:
«Yo hace poco que he venido —a viure-hi—, pero estoy muy contenta».
I d’altres:
«Mi barrio es muy bonito y me gusta mucho».
«Me gusta este barrio porque la gente es humilde y bondadosa».
«Yo soy de Barcelona, pero mi barrio es Casa Antúnez. Esta barriada a la que pertenezco es muy sencilla, igual que todos los que la ocupamos;[65] es también muy bonita, con sus casas y algunas barracas». (Aquesta nena viu a les barraques de Jesús i Maria, terrible barri al peu del cementiri. I li agrada).
Seguim:
«Aunque sea un barrio pobre y las personas trabajan, a mí me gusta mucho vivir en él y así es mi barrio».
«Mi barrio es pobre. Las casas son pequeñas. La división de las casas están bien distribuidas. Hay tres habitaciones, un corredor y cocina juntos y un water y ducha juntos». (Els infants són com els pobres: tot ho troben perfecte).
«Mi barrio es bonito; sus calles con flores en los balcones y casas blanqueadas hacen que este barrio sea para mí de los más bonitos de Barcelona».
Hi ha, però, qui fa distincions:
«Bueno, también diré que las personas de mi barrio no están tan bien educadas como las del centro de Barcelona. Pero a pesar de todo me siento orgulloso de vivir en él».
«Mi barrio se llama el Polvorín, es alegre y contento, pues mi barrio no es bonito pero no es feo». (És el primer que no troba el barri bonic, però ja veieu que aclareix que no és lleig).
I segueix aquesta nena, perquè també es tracta d’una nena, dient-nos amb una desimboltura sensacional:
«Yo soy una niña que soy morena. Tengo 13 años. Soy bajita porque soy melliza con un niño. Me dicen que soy baja, pero tengo salero y alegría. Yo no me lo digo. Me lo dicen los vecinos, y yo a veces me lo creo porque me doy cuenta que en seguida que hago algo ya se ríen.
»Yo no soy rubia, pero me lo tiño. Me da vergüenza decirlo, pero tenemos que decir la verdad y por eso lo digo. Somos 6 hermanos y soy la más bajita.
»El otro día pasó una gran desgracia. Da mucha vergüenza que tengamos que decirlo, pero no hay més remedio. Pues pasó que fueron muchos chicos mayores a Montjuit y vieron a un mariquita y jugaron con él y tomaron mucha confianza con él y a la semana siguiente llamaron a más niños de la barriada y fueron todos y le pegaron unos cuantos al mariquita y le quitaron dinero. Pero un señor los vio y en seguida fue a la policía y los cogieron y los llevaron al cuartel. Los mayores están en la cárcel y los pequeños en un correccional hasta mucho tiempo, para que les den un castigo. Y educación».
Són diversos els infants d’aquest barri del Polvorí que fan al·lusió a nois que són a la presó pel alguna cosa que va passar que devia commoure —en el sentit d’agitar-lo— el barri, però només aquesta nena i una altra al·ludeixen francament al mariquita. Ja hem dit que aquestes criatures acostumen a estar al corrent de tot, o s’hi van posant, perquè tot es diu i es ventila davant d’ells sense cap mena de pudor. L’altra nena té nou anys i explica les coses així:
«Mi hermanita, la que la cigüeña le ha traído a mi mamá, cuando sea más mayorcita a lo mejor la llevamos a la guardería. Sólo tiene seis días pues nació en Jueves Santo.
»En mi barrio antes estaba todo plano pero tuvieron que hacer la guardería para guardar a niños y niñas pequeños.
»En la montaña de Montjuich ha pasado una gran desgracia, por allí había un mariquita y jugaban con él pero al día siguiente llamaron a más niños y le querían quitar dinero pero un señor que los vio fue corriendo a llamar a la policía. Y los chicos mayores están en la cárcel y los pequeños están en un correccional.
»Los otros días unos chicos de la barriada del Polvorín habían cometido desde Navidad 15 robos. Están en la cárcel y los pequeños en un corregional, el que lo inventó —deu voler dir el que va planejar els robatoris— ya había estado en la cárcel por haber robado una moto. Este chico dicen que es el capitán de la banda».
L’educació, mot que han esmentat alguns, com ja hem vist, surt tot sovint en aquests treballs.
«En el barrio no hay nada que me desagrade —també és el barri del Polvorí—, excepto algunas personas que hay aquí, porque son muy mal educadas y algunas roban. Pero gracias a Dios ya hay menos gente así».
«Ahora me gusta más mi barrio —també el del Polvorí— porque tenemos vecinas muy educadas, buenas y formales y con buen corazón. No se pelean tanto como antes.
»Mi barrio es también limpio. (En realitat, tots aquests verals són abocadors d’escombraries nauseabunds, plens de rates, per culpa dels mateixos veïns, però potser es refereix a les cases i a la gent, a la seva indumentària).
»Tengo al lado a un niño paralítico y le quiero mucho porque es muy bueno pero de educación tiene poca. Como todos sus hermanos. Son cinco. Cuatro niños y una niña, y el más pequeño es el paralítico.
»Las procesiones son muy bonitas y la de Valladolid también era bonita». (Es veu que aquesta nena és de Valladolid).
«En mi barrio lo que falta es sólo una cosa: educación. (Li ha agafat fort, això de l’educació). En los caballitos que hay donde yo vivo hay un salón de tiro y allí van niños y chicos mayores que algunos tienen poca educación».
Diries que n’hi ha que han adquirit plena consciència de la seva condició social, com aquesta nena que afirma categòricament i amb cert orgull:
«Semos una barriada de Obreros». (Així, en majúscula).
O aquest noi, que després de parlar del floriment industrial del barri de Port, aclareix:
«Tampoco se crean que mi barrio ha prosperado por la industria solamente. Ha prosperado también por las personas que viven en él».
O aquest altre:
«No hay gente que malgaste el dinero entregándose a los vicios, pues no existen los ricos, aunque por desgracia sí los pobres».
Una altra característica remarcada per molts infants és l’alegria que regna en aquests verals, aquesta alegria una mica atordidora i estrepitosa del pobre. També han observat la solidaritat i ajuda que encara hi ha entre la gent, aquesta convivència veïnal en la qual les persones grans, encara que la palpin, no acaben de creure:
«Mi barrio es un poco pequeño, pero la amistad y compañerismo que hay en estas pequeñas casas es grande porque siempre que necesita uno una cosa nos favorecemos unos a otros».
«No nos podemos quejar de nadie —afirma un altre—, porque todas las personas nos ayudan a lo que les decimos y a lo que les pedimos».
I escoltem aquest altre, o llegim-lo, pel que fa a l’alegria.
«El ambiente de éste —barri del Polvorí— es generalmente alegre y divertido, las personas que lo habitan son trabajadores».
«Mi barrio es alegre», testifica un altre nen, també del Polvorí.
«En mi barrio cuando llega el Carnaval nos divertimos mucho, nos pintamos la cara, en fin lo pasamos muy bien», explica un altre.
«Mi barrio es un lugar alegre y apacible —diu un de la Seat; i afegeix— hasta ahora. Gracias a Dios».
«En este barrio —diu un altre, també de la Seat— los chicos ya grandes son un poco presumidos. Pero en el fondo es un barrio compasivo que se lanza a la ayuda de los que lo necesitan».
A través d’aquests escrits ingenus i rudimentaris es poden seguir, veure o ensumar tots els problemes de la immigració. Per exemple, l’arribada de gent de totes bandes d’Espanya.
Diu una nena del Polvorí, tot i que és d’origen immigrant:
«Ahora han venido muchas personas de fuera, y son andaluces y por eso no se habla el catalán sino que cada uno habla el idioma de su tierra».
«La gente —diu un altre— que es de diversas partes de España, tiene varias costumbres que poco a poco vamos conociendo todos».
I un que és dels estatges Seat:
«Muchos balcones están adornados por unas macetas. Así se nota que los habitantes de esta barriada son andaluces».
«Los chicos son de carácter pueblerino pues vienen de varias partes de España».
«La gente no se conoce lo bastante. Simplemente los de una misma escalera. Porque han venido de todas partes de España».
«La mayoría de las personas que poblamos el barrio procedemos de otras regiones —andaluces, gallegos, castellanos, extremeños, etcétera—. Esto realiza el que no todas las personas tengamos una amistad entre nosotros».
Aquestes darreres opinions també han estat de nens dels estatges de la Seat, barri relativament recent on s’han anat amuntegant gent de diverses províncies. Un d’ells arriba a dir, en una breu pinzellada fotogràfica impressionista:
«Mi barrio es más a estilo Andalucía.
»Al mediodía se oye una voz en el balcón:
»—Oye, niño, que ya es la hora de comer.
»El niño se baja de la higuera y se va a su casa. Allí coge un trozo de chorizo y media barra de pan y se va al colegio. Su madre le dice dónde tiene los libros, pero el niño hace tarde y cada cual que viva su vida».
Són detallistes.
«Mi barrio está en la comarca de La Marina».
Llegim això que diu aquesta nena:
«Mi barrio no es muy aburrido porque los domingos no se van al cine casi nadie ni de excursión y me entretengo.
»Yo en mi barrio veo todo el trigo y se ve cómo crecen las amapolas y las espigas para hacer el pan. En mi barrio las casas están juntas y se puede jugar a lechera y otras cosas más.
»En mi barrio vienen muchas golondrinas a vivir».
Detallistes, poètics i concrets:
«Hay muchos niños y niñas y hay nueve bloques de guardias.
»Vienen los caballitos muy a menudo.
»Estamos muy cerca de la playa y vemos y oímos los barcos.
»Vienen muchas veces los pastores con sus ovejas a pasturar». (Es tracta dels pastors de l’Asil de Port que aprofiten per al bestiar l’herba migrada d’aquells voltants).
Això de viure mig a ciutat mig a fora i poder córrer lliurement pels carrers és el que els fa aquesta alegria. Jo he vist criatures que en passar de la barraca al pis s’han enyorat tan profundament que s’han aprimat i han emmalaltit i tot. Diu un nen de les barraques de Jesús i Maria:
«Hay pocas casas, algunos pisos y las más son barracas situadas al pie del Cementerio, hechas de tochos, cemento y el techo de cartón cuero. Son muy soleadas y en una de éstas vivo yo».
Aquest nen et fa pensar en l’home feliç que no tenia camisa i en allò que es diu que qui no es consola és perquè no vol, quan diu això que són molt assolellades. I tant! Sobretot a l’estiu, que s’hi rosteixen.
Diu una nena de Port, aquesta catalana:
«A los lados de mi barrio están las Casas Baratas, yo no sé por qué las llaman Casas Baratas.
»También está el campo de fútbol del Iberia. Es bastante grande pero cuando hay mucha gente no se puede pasar.
»En mi barrio hay muchas casas y tiendas, sobre todo la del SPAR. Cuando llega el verano todo se llena de turistas franceses, ingleses, alemanes, rusos (?) y también americanos. Unos piden por dónde se va a Gerona, otros a Valencia, otros por la Plaza Cataluña. Nadie se entiende».
Aquesta nena parla de les baralles cruentes dels borratxos, als bars, i és de les primeres a observar una nota desagradable i que li repugna.
Hi ha un nen que viu a les Cases Barates, però com que el seu pare treballa a la Seat va a l’escola d’aquesta empresa. Descriu el seu barri i diu que hi ha molts gitanos i que «un día a uno le querían comer —aquests gitanos— el almuerzo y lla comprende usted lo que quiero decir». Continua explicant que hi ha moltes baralles al seu barri, però sembla com si estigués més acostumat a veure’n o si fossin de menys transcendència i no hi dóna tanta importància com la nena d’abans, i que vénen molts «hurvanos» per veure si les criatures juguen a pilota, i els multen. Si van amb bicicleta, multa també. «…Por eso le llamamos —a l’urbà— el murta gorda». Van a caçar ocells —com em recorda la meva infantesa!— i, si els veu l’endiastrat urbà, multa altra vegada. Les dones protesten dels seus jocs. No saben on anar a jugar. A tot arreu fan nosa. Aleshores a aquest nen se li acut de pensar que aquestes dones que tant protesten podrien pagar cinc pessetes cada una i fer-los un camp de joc. Així no les amoïnarien, remarca el minyó.
Diu un del Polvorí:
«Hay también una guardería de niños y niñas. Las madres que se van a trabajar dejan a sus hijos o hijas en la guardería. Ahí les dan de comer por 5 pesetas». (En realitat crec que són 10 pessetes. El municipi n’hi posa 12 més per criatura. És una guarderia del Patronato Municipal de la Vivienda, només per a aquest barri. D’altres veïns de la mateixa àrea o parròquia, però no d’aquests estatges, no poden gaudir d’aquest benefici).
«En la carnicería venden “bombonas de gas butano»” acaba aquest nen, no sabem si justament admirat o com una cosa que no té cap importància i que entra dins la més perfecta lògica.
Un minyó envià també una poesia:
¡Oh, dulce barrio!
¡Qué edificios tan altos!
¡Qué cielo tan despejado!
Tus largas y anchas carreteras…
Mil vehículos van y vienen sin cesar.
¡Tus grandes y lucidos parques infantiles
en los que los niños juegan sin cesar!
¡Y en la noche tan serena,
todos duermen para descansar!
Y un misterioso personaje,
anda sin parar,
es el sereno que vigila
el descanso de los demás.
¡Qué bonito es mi barrio!
Com a bon poeta líric, o potser èpic, tot ho veu meravellós, gran i de somni. Arribarà a guanyar molts Jocs Florals i a treure plaça de poeta oficial, sonor i fàcil.
Un altre ens va sortir kafkià, surrealista en potència:
«Mi barrio es pobre no tiene con quién hablar pero sí todas las personas me pisan.
»Pero yo me tengo que aguantar el pisotón de cada persona. Pero mi madre del cielo es buena.
»Pero yo soy un pobre barrio cada día más triste, pero en mi corazón siento el Señor, dentro de mi corazón. Si yo fuera una niña como las otras también sabría rezar al Señor. (Advertim que es tracta d’un nen).
»Pero ya no me queda nada. Dios ha querido que sea un barrio, no me queda más remedio. A la mañana siguiente fue muy feliz».
No manquen en alguns treballs paràgrafs preciosistes, com aquest:
«Pero cuando llega la rutilante, medrosa y callada noche no se ve a nadie». (Carat!).
Vam estar a punt de premiar un juanramoniano que acabava el seu article amb aquest fragment poètic:
«Casi todos los días cruzan por poniente como culebrillas unas nubecillas que hacen la vida más agradable en la soledad de la tarde cuando unos rapazuelos se disponen a jugar al fútbol…».
Un altre, segons deien els altres membres del jurat, era candelià:
«La gente es sencilla y no de alta aristocracia. Entre ella hay un hombre que llama la atención de todo el que lo ve. De su físico le sacan el apodo de el chato. Es de alta estatura, cuerpo ancho y gordo, cara aplastada y nariz de boxeador.
»Es el guardaespaldas del equipo de fútbol del barrio —estatges Seat—. En el bar, cuando llega él empieza la alegría y el escándalo. Es por decirlo así el matón del barrio. Trabaja de jardinero y se molesta si le pisamos las plantas que él arregla».
Ingènuament posen al descobert la barata religiosa que ja hem comentat en un altre punt d’aquest llibre.
«También todos los domingos viene una señorita y nos dan el catecismo y nos dan puntos y al final de curso nos regalan ropas y juguetes…».
«…y a las doce, cuando termina la última misa vienen unas madres mercedarias y traen varias chicas que nos enseñan el Catecismo y nos dan tres puntos y a los dos o tres meses traen ropas y juguetes y nosotras entregamos los puntos y tenemos que elegir un juguete y ropa y para Reyes también nos dan ropa y juguetes y nos traen discos y todas las niñas nos ponemos muy contentas porque se portan bien con nosotras…».
Val la pena de remarcar que els dels estatges de la Seat s’han adonat de la diguem-ne supremacia del seu barri i se senten superiors entre els altres. A continuació un treball d’un nen de dotze anys que ofereix alguns aspectes de la idiosincràsia d’aquest barri que també és una mica, amb les degudes distàncies, la de tots els altres.
«La situación de mi barrio no es muy buena. Está muy cerca del mar y el clima es húmedo. Además, en verano, por las noches no puedes dormir a causa de los mosquitos que hay.
»Es un barrio un poco tranquilo.
»Digo un poco porque cuando uno tiene ganas de escuchar un disco lo pone a todo taco. O sea que también le tienen que escuchar los demás.
»El barrio parece un hormiguero de chicos. Cuando viene un coche repartiendo propaganda de alguna bebida, todos van detrás de él. El barrio lo ha levantado la empresa Seat. Los habitantes no son ricos. Es decir, hay algunos que sí, pero la mayoría son pobres.
»Pero aquello parece el barrio de unos ricos. Si uno se compra una televisión ya están los vecinos diciendo:
»—¿No sabes que Fulano de Tal se ha comprado una televisión?
»—¡Ah, sí! No lo sabía yo.
»—¿Por qué no podemos comprarla nosotros? Somos lo mismo que ellos.
»Ellos pensando en comprar televisión y sus hijos van como pordioseros. Con los pantalones rotos, la camisa fuera, en fin, unos gitanos.
»Éste es mi barrio donde son todos unos presumidos por querer ser siempre uno más que el prójimo».
I diu un altre, també d’aquest barri:
«…miramos los tejados de las casas y vemos las antenas de televisión, que hay muchas (veritablement, és el que en té més d’aquests verals). Y entonces pensamos que la economía es bastante buena, pero se sabe que son humildes trabajadores que reúnen unos cuantos cuartos y se compran televisiones o tocadiscos o una arradio o un piso».
«Mi barrio es como diríamos nuevo —diu un altre nen dels mateixos estatges—. Hace ocho años que tiene vida. Los bloques son más jóvenes aún. Hace tres años que empezaron a tener vida. Mi barrio es diferente a los demás. Todavía es joven. Hay muchos que tienen ya diez o quince años».
Va augmentant, en aquests nens de l’escola de la Seat, i a través d’aquests treballs literaris, no ja l’orgull del barri, sinó la vanitat de barri. I un fa aquesta afirmació:
«Mi barrio es la Seat. En él hay más de quinientas familias todas ellas productores de la fábrica de coches Seat».
«Como cada tarde —ha explicat el nen que se’n va cap a l’escola— veo a los humildes ancianos tomando su copa de vinillo tinto en una pequeña bodega.
»La mayoría de los habitantes del barrio son católicos como en todo barrio barcelonés o extranjero».
Aquestes colònies que depenen d’un complex industrial són cercles perfectes. Escoles religioses al servei de la gran empresa per a influir en aquests nens, futura carn de fàbrica. Per tal motiu tracten aquests religiosos immillorablement. Tots els infants parlen d’una església més gran que la que tenen ara i que els construiran, per a la qual, així ho diu un altre nen, cobren una quota mensual a totes les famílies. Un nen afegeix, després de parlar de la construcció d’aquesta església, a la qual tots prendran part, aquesta mena de divulgació d’aparença sacrílega:
«Cuando uno está enfermo ba el padre a darle la ostia».
I segueixen dient aquests infants:
«Las madres —deu voler dir les monges, no pas les seves mares— todos los meses hacen una colecta para comprar cualquier cosa de algo de valor para rifarlo y dar a los pobres lo que se recoge». (Sempre la beneïda caritat de la ridícula almoina!).
Són vailets que noten les categories.
«Por este barrio pasa una línea de autobuses, que empieza en la Plaza de España hasta un miserable barrio cerca del cementerio». (Les barraques de Jesús i Maria).
I un altre:
«A la izquierda está la vergüenza de este barrio: las barracas». (Les que aquests blocs no es van acabar de menjar).
De vegades fan riure:
«Las mujeres son muy criticonas. Y los hombres aficionados al deporte.
»Por la tarde al cine Capri a ver películas aptas o no aptas».
I aquest:
«Aunque la mayoría son gente obrera algunos tienen televisión, coche, etc».. (Aquest «aunque» és inculcació capitalista).
Si en poden fer, de mal i de bé les escoles! Quin gran poder persuasiu! N’hi ha un que, després de fer un elogi desmesurat de les institucions d’aquest barri —tot per als seus obrers, diria l’slogan publicitari—, arriba a dir la següent aberració:
«Todo esto contribuye a que llevemos en nuestras venas sangre de Seat. Es decir, que sintamos a esta gran comunidad como algo nuestro que tengamos que defender».
Un altre, sense adonar-se’n gaire, suposo, per inspiració, fa un perfecte retrat de l’abúlia i la indiferència de l’obrer actual:
«Los habitantes de él —del barri— la mayoría sólo se preocupan de ir al trabajo y al volver acostarse.
»Otros, como en todos los barrios, suelen estar siempre, bueno, siempre-siempre no, en el bar echando unas partiditas de dominó u otros juegos. No es porque tengan mucho dinero, sino por afición. Cuando uno mira a lo alto de los edificios se puede dar más o menos una idea de lo que puede ser el barrio. Todo está cubierto de antenas de televisión. “Poca cosa puede interesarle a cualquiera en este barrio”».
Tant com el crític agut, sorgeix el rebel. Un minyó de catorze anys toca obertament la qüestió vital de l’estatge, pel que deu haver sentit a casa seva o pel que sigui. Però val la pena de remarcar-ho, perquè tots els infants d’aquesta escola han lloat el sistema. Aquest, no.
«El barrio lleva el nombre de Viviendas Seat. La empresa construyó todas las casas. A cada trabajador le facilitó un piso. Mientras trabajan en la fábrica pueden vivir en él. Una vez fuera de la fábrica sales del piso. Lo primero me parece muy generoso. Lo segundo no me gusta tanto, pues un trabajador que después de diez o más años por ser viejo y no poder trabajar lo echen de la casa, creo que no está bien. Durante estos años creo que bien se merece el piso. Esto perjudica también a los hijos. Si un hijo no quiere entrar en esa fábrica tiene que entrar en ella para no perder la casa».
No cal dir que a aquest minyó li vam donar un dels premis.
Els infants, de vegades, viuen els problemes dels grans i s’hi veuen embolicats. L’ambient de la casa i el que hi passa no se’ls escapa. Igual que aquest noi, diu una nena del Polvorí:
«Yo soy de los guardias (dels nous blocs per a la policia) y cuando nuestros padres cumplen los 50 años nos echan de casa y a nosotros nos fartan 4 años y yo ya me veo en la calle porque no tenemos ni cinco céntimos».
Va ser una llàstima que no tots els mestres d’aquests verals es preocupessin d’avisar els seus alumnes de la convocatòria d’aquest concurs literari i que no els animessin a participar-hi.
Dels de Can Clos recollim aquestes descripcions:
«Mi barrio está rodeado de montañas, por eso le llaman el barrio escondido».
Gairebé tots el infants d’aquest altre barri esmenten la font, una font que deu ser una cosa vital per a ells.
«También hay una fuente donde cogen agua para lavar».
«En la plaza hay una fuente en la que las mujeres lavan la ropa y beben».
Vegem aquest model de sobrietat, perquè el treball consistia exclusivament en això:
«En mi barrio hay montañas y hay tres tiendas y hay una escuela y en las montañas hay un camino y hay un bar y hay un hogar y se ve Montjuich».
«Hay tres tiendas —informa un altre—, una es de la Esperanza, otra es de la Nicolasa y otra es del Frasquito. También hay 10 bloques de casas blanqueadas muy bonitas y un bar del Sr. Florencio y una barbería del Sr. Pepe y un centro».
És curiós això del tractament de senyor per a uns i per a altres no. Totes les criatures que esmenten aquests establiments fan aquesta distinció. El barber o «Sr. Pepe» és també el president del Centre Social, o el secretari. Són persones importants, a la seva manera, i d’aquí ve el tractament.
«Hay mucho sol donde se ponen a hacer lana y a coser las mujeres», diu un altre, com si les dones fossin ovelles.
«Hace unos once años que mi barrio era todo campo, en él había una casa que se llamaba Can Clos y por eso cuando hicieron el barrio le pusieron el nombre de Can Clos».
Em sabria greu de fer-me pesat recarregant aquest darrer capítol, i em deixo diverses i saboroses anècdotes, expressions i explicacions que tenia anotades per tal de copiar-les.
En alguns d’aquests infants es nota una fe cega en els seus professors. Si fos possible d’assolir un sistema perfecte d’àmplia i orientadora ensenyança i que tots poguessin anar a escola —encara que les aules estan plenes de gom a gom, moltes de les criatures no hi van, sobretot perquè per aquest motiu no els admeten i els col·legis particulars resulten molt cars— el país estaria salvat. Perquè part d’aquesta generació —aquests infants de catorze anys que l’any que ve s’incorporen ja al món del treball— encara es farà malbé. I si la cosa no s’adoba, tots els qui vénen al darrere, igual.
Un hom recorda aquell: «¡Niños, sois la esperanza!», la frase de Vicente Medina, el poeta dels aires murcians, un home que també va haver d’emigrar —aquest a Amèrica— en cerca d’una terra que li fos més acollidora. I a propòsit d’aquests fills del suburbi, per als quals tenim una autèntica debilitat, pensem: quins cadells més esplèndids serien, si els poguessin alletar!
Perquè desbordats els genuïns catalans —és una manera de dir-ho, això de genuïns— per imperatius de tipus econòmic, afeblits potser per un excés d’interès materialista, la majoria s’ha eximit no encarant-se, a la pràctica, amb els greus problemes politicosocials que han sorgit a Catalunya. Bé podria ésser, comento amb un gran amic, que en el curs de les dues generacions venidores —potser en caldran més— la catalanitat passés a mans d’aquests «altres catalans». D’aquesta terra forta, noble i renovadora que és Catalunya dimana una saba tremenda de llibertat, i, alhora, una formidable atracció que es torna fanàtica afecció envers ella. Aquests altres catalans, ben polits ja exteriorment, alletats com hem dit abans pel país, es veuran cridats a una curiosa tasca: la [singularització] de la novíssima Catalunya.
I Catalunya, [a desgrat dels uns i dels altres o potser per això mateix], s’haurà salvat un cop més.
El meu amic té raó.
Barcelona, barri de Can Tunis,
15 de febrer-22 d’octubre de 1963