XVIII

Decidió hacer un pequeño viaje. Se marchó al norte, a un pueblecito cerca del mar. Allí pudo pasear, allí pudo despejar su mente. Durante tres días pareció recobrar la razón.

«Todo es un mal sueño. En cualquier momento despertaré».

No le había contado nada de los últimos acontecimientos a su padre, no deseaba preocuparlo. En cualquier caso, no era el momento para darle ninguna clase de disgustos. Aunque era un hombre fuerte, ya había perdido a su mujer… Y ahora…

Por la mañana salía a pasear por la playa y, aunque los días eran grises, aquel mar del norte presentaba un aspecto hermoso y relajante. De algún modo, le recordaba su infancia, le recordaba el mercurio que se derramaba cuando un termómetro se rompía.