VI

Lo despertó una especie de zumbido, un ruido molesto y extraño que no cesaba y que había terminado por desvelarle.

Bzzzzz… Fiiiiiiiiiiiiiiii… Bzzzz…

No entendía nada. Entonces pensó en la radio-despertador que tenía sobre su mesilla de noche, seguramente se la había dejado encendida y había perdido la sintonía en algún momento.

No sin dificultad se incorporó y encendió la luz. Y el sonido dejó de existir al instante.

«¡Qué diablos…!».

Inspeccionó el aparato, pero el interruptor estaba en la posición de apagado. No quiso darle mayor importancia y, aunque con dificultad, volvió a conciliar el sueño.