14. Tarjeta amarilla, tarjeta roja

En el caso de la medida de internamiento, si no se ha celebrado el juicio en seis meses, el menor debe ser puesto en libertad. Desde mi punto de vista, esto es en cualquier caso una garantía y no un problema de la Ley, para evitar precisamente que ocurra en la justicia de menores lo que pasa en la de adultos, que hay muchísima gente en prisión pendiente de juicio. Pienso que no es lógico que una persona, salvo casos muy excepcionales, esté privada de un derecho fundamental como es el de la libertad si no ha sido declarada culpable. O dicho de otro modo, si disponemos de la presunción de inocencia es para aplicarla. Por ello, la solución más equilibrada sería la de aumentar el número de jueces y modificar las leyes para que sea más rápida la Justicia.

Otra medida fundamental es la libertad vigilada, que no es, de hecho, la de poner dos policías a todo el que salga bajo este régimen. La libertad vigilada de un menor está controlada por equipos especializados en la materia (psicólogos, pedagogos, educadores…), y su función es la de controlar toda la actividad del menor: la asistencia al colegio, salidas con las amistades, comportamiento en casa, relaciones con la familia, horarios, que no acuda a determinados sitios prohibidos para él, etc. Lo que realmente es importante aquí es la idea del medio plazo en los objetivos, pues no podemos pretender que un chaval que está acostumbrado a robar diez motos en un mes, por el mero hecho de ponerlo en libertad vigilada vaya a convertirse en un santo.

Hay que tener paciencia, porque el chaval, precisamente por su condición de chaval, es vulnerable para lo bueno y para lo malo. El menor, en muchas ocasiones, se ha visto arrastrado hacia la delincuencia porque ha tenido la desgracia de nacer en una situación complicadísima cuya única salida era la de «ser el más chorizo».

Con esta medida de la libertad vigilada se intenta, sobre todo, cambiar hábitos. Por ejemplo, el cepillado de los dientes, el acostarse y levantarse a una hora prudente, la limitación de horas frente al televisor… Todo eso son detalles indicativos del progreso del menor. En este sentido, muy interesante es la convivencia del chaval en un ambiente familiar distinto al suyo (con alguien de su familia que quiera hacerse cargo un tiempo). Aunque es una medida complicada, que se plantea pocas veces, no debe olvidarse.